En esa sutil relación simbiótica que se mantiene habitualmente entre todos los ciudadanos que hemos abandonado el letargo de la anomia política, hay una peculiar interacción entre los partidarios del proyecto-realidad que lidera Rosa Díez, la UPyD, y que no hace mucho me permití definir como "Partido Unionista", y los colaboradores de Ciudadanos en la Red, que desde la pluralidad que nos caracteriza, lo mismo hemos apoyado el proyecto que hemos ido contra él, sin ánimo de fomentar la esquizofrenia en nuestros lectores, sino imbuidos de que es necesario fortalecer la única esperanza política con la que contamos, porque somos muchos los que queremos que esta realidad política salga adelante, mientras que otros seguirán manteniendo su escepticismo hasta que los hechos les demuestren que se equivocan.
Sabemos que defender una opción plural es difícil, penoso y complicado, pero también sabemos que la fuerza de la pluralidad es difícil de detener, porque aúna un amplio abanico de recursos en su capital humano, que descollan ante la monotonía a que nos ha acostumbrado el sectarismo político que caracteriza la mayoría de proyectos anquilosados en el enfrentamiento entre opciones rivales, en el maniqueísmo ancestral, y no en lograr que el futuro sea mejor. Porque realmente el enemigo de nuestro bienestar no está en la historia vivida, sino en el porvenir inmediato, en lo que nos queda por vivir.
Hace tan solo unos años, la vida real era mimetizada por la virtualidad, sin embargo, con el desarrollo de las nuevas tecnologías y su influencia en la información y la comunicación, la virtualidad ha expandido la realidad confundiéndose los límites de lo creado y lo existente. Asistimos a una auténtica revolución en la que resulta más fácil en numerosas ocasiones, organizar una acción con gente que está a miles de kilómetros que con nuestros vecinos de piso.
Sin duda, esto va a cambiar nuestra forma de interaccionar, porque en definitiva es una nueva dimensión en la división del trabajo, pero también un exponente desconocido en la mezcla humana en el ámbito psicológico y social. La mayoría de los que dedicamos algún tiempo a la "conexión" contamos con amigos que apenas conocemos físicamente, y con los que hemos logrado establecer vínculos sólidos y permanentes. Confío en que la técnica cibernética nos devuelva la humanidad que nos ha arrebatado la ingeniería política.
Y este largo preámbulo viene a colación de lo que quiero exponer sobre UPyD, el partido de Rosa Díez, aunque creo que a Rosa ya le va hartando un poquito tanto protagonismo, que resultó imprescindible para alcanzar la representación política de UPyD en el Congreso de Diputados. A veces pienso en Rosa, esa mujer que ha sido capaz de lograr que más de 300.000 españoles hayan confiado en ella, con un "partido de chiste" como definió el escritor Álvaro Pombo, en un alarde político de solemne ingenuidad e inocente ternura, con un Savater al que se la sopla la idea de España que defiende el laicismo y la Educación para la Ciudadanía, con un Gorriarán que arremetió contra el concepto de España que defendía Santiago Abascal, presidente de Denaes, es la mejor representación de la esperanza política que tendremos.
Contra viento y marea, la palabra de Rosa Díez ha prevalecido, que ha sido capaz de hablar de la unidad de España en Galicia, País Vasco y Cataluña, sin complejos, con gallardía, como la máxima garantía de la libertad y la igualdad entre los españoles, junto con nuestra Constitución. También en UPyD han ido depurando el discurso de imprecisiones y definiendo una línea de coherencia argumental en relación al concepto de España.
Les ha pasado como a los colaboradores de Ciudadanos en la Red con el significado de UPyD, no en vano, en nuestro blog, hemos procurado dar respuesta a cada argumento o discurso que veíamos que se apartaba de lo que en buena lid creíamos que esperaban los ciudadanos de este partido. Hemos procurado ser el "alter ego" del "Pepito Grillo" en que se va a convertir UPyD en el Parlamento.
Pero aún tenemos un contencioso inaplazable con el tema de UPyD en Cataluña, que esperamos que se sepa resolver cuanto antes. Y más allá de las personas que representan el proyecto en Barcelona, lo que deseamos es que UPyD ocupe el lugar que le corresponde en la estructura política catalana, especialmente entre los ciudadanos. La sociedad catalana es una de las que mejor se pueden organizar en la lucha contra el regreso al feudalismo que nos quieren imponer los nacionalistas, pero necesita liderazgo y coherencia, de los que carece actualmente. UPyD no puede tener un proyecto nacional sin Cataluña, o con la deferencia de consentir un "hecho diferencial" catalán.
Ahora, pasado el fragor de la batalla, es hora de resolver los errores cometidos, antes de que se conviertan en brechas insalvables. Es periodo de autocrítica y reflexión, para establecer la organización que permita afrontar el futuro de la mejor forma posible.
Es hora de que Max Weber, al que tanto celebra Rosa Díez, triunfe sobre Wilfredo Pareto y Gaetano Mosca. Y por qué no, que Durkheim y Mauss, precursores del socialismo, se impongan al cinturón de hierro de las oligarquías. Es hora de que el hecho diferencial catalán se disuelva en el hecho social español del que solo puede ser un matiz, y no un elemento nuclear. Es hora de abandonar la inercia política de Tomaso di Lampedusa, y que el cambio, signifique algo más que la repetición de los mismos errores en un renovado enmascaramiento.
España hoy en día se ha convertido en un proyecto, como Indalecio Prieto dijo en su día: "España está por hacer" y hay que decirlo sin miedo, ahora mismo estamos construyendo la España del futuro, la que ha quedado de las ruinas del franquismo, los experimentos de Zapatero y los despiadados ataques de los nacionalismos, y el terrorismo. Esa España que vamos a construir, no puede fundamentarse ni en los privilegios, ni en la opresión, ni en la injusticia.
España solo puede hacerse con los deseos de los españoles, un reconocimiento a nuestra historia y cultura plurales, un presente sin patologías políticas, y un futuro prometedor en que el progreso de todos sea posible. Somos muchos los españoles dispuestos a ayudarte en esta proeza, Rosa Díez, porque el proyecto de España se hará con nuestras vidas.
Biante de Priena
Sabemos que defender una opción plural es difícil, penoso y complicado, pero también sabemos que la fuerza de la pluralidad es difícil de detener, porque aúna un amplio abanico de recursos en su capital humano, que descollan ante la monotonía a que nos ha acostumbrado el sectarismo político que caracteriza la mayoría de proyectos anquilosados en el enfrentamiento entre opciones rivales, en el maniqueísmo ancestral, y no en lograr que el futuro sea mejor. Porque realmente el enemigo de nuestro bienestar no está en la historia vivida, sino en el porvenir inmediato, en lo que nos queda por vivir.
Hace tan solo unos años, la vida real era mimetizada por la virtualidad, sin embargo, con el desarrollo de las nuevas tecnologías y su influencia en la información y la comunicación, la virtualidad ha expandido la realidad confundiéndose los límites de lo creado y lo existente. Asistimos a una auténtica revolución en la que resulta más fácil en numerosas ocasiones, organizar una acción con gente que está a miles de kilómetros que con nuestros vecinos de piso.
Sin duda, esto va a cambiar nuestra forma de interaccionar, porque en definitiva es una nueva dimensión en la división del trabajo, pero también un exponente desconocido en la mezcla humana en el ámbito psicológico y social. La mayoría de los que dedicamos algún tiempo a la "conexión" contamos con amigos que apenas conocemos físicamente, y con los que hemos logrado establecer vínculos sólidos y permanentes. Confío en que la técnica cibernética nos devuelva la humanidad que nos ha arrebatado la ingeniería política.
Y este largo preámbulo viene a colación de lo que quiero exponer sobre UPyD, el partido de Rosa Díez, aunque creo que a Rosa ya le va hartando un poquito tanto protagonismo, que resultó imprescindible para alcanzar la representación política de UPyD en el Congreso de Diputados. A veces pienso en Rosa, esa mujer que ha sido capaz de lograr que más de 300.000 españoles hayan confiado en ella, con un "partido de chiste" como definió el escritor Álvaro Pombo, en un alarde político de solemne ingenuidad e inocente ternura, con un Savater al que se la sopla la idea de España que defiende el laicismo y la Educación para la Ciudadanía, con un Gorriarán que arremetió contra el concepto de España que defendía Santiago Abascal, presidente de Denaes, es la mejor representación de la esperanza política que tendremos.
Contra viento y marea, la palabra de Rosa Díez ha prevalecido, que ha sido capaz de hablar de la unidad de España en Galicia, País Vasco y Cataluña, sin complejos, con gallardía, como la máxima garantía de la libertad y la igualdad entre los españoles, junto con nuestra Constitución. También en UPyD han ido depurando el discurso de imprecisiones y definiendo una línea de coherencia argumental en relación al concepto de España.
Les ha pasado como a los colaboradores de Ciudadanos en la Red con el significado de UPyD, no en vano, en nuestro blog, hemos procurado dar respuesta a cada argumento o discurso que veíamos que se apartaba de lo que en buena lid creíamos que esperaban los ciudadanos de este partido. Hemos procurado ser el "alter ego" del "Pepito Grillo" en que se va a convertir UPyD en el Parlamento.
Pero aún tenemos un contencioso inaplazable con el tema de UPyD en Cataluña, que esperamos que se sepa resolver cuanto antes. Y más allá de las personas que representan el proyecto en Barcelona, lo que deseamos es que UPyD ocupe el lugar que le corresponde en la estructura política catalana, especialmente entre los ciudadanos. La sociedad catalana es una de las que mejor se pueden organizar en la lucha contra el regreso al feudalismo que nos quieren imponer los nacionalistas, pero necesita liderazgo y coherencia, de los que carece actualmente. UPyD no puede tener un proyecto nacional sin Cataluña, o con la deferencia de consentir un "hecho diferencial" catalán.
Ahora, pasado el fragor de la batalla, es hora de resolver los errores cometidos, antes de que se conviertan en brechas insalvables. Es periodo de autocrítica y reflexión, para establecer la organización que permita afrontar el futuro de la mejor forma posible.
Es hora de que Max Weber, al que tanto celebra Rosa Díez, triunfe sobre Wilfredo Pareto y Gaetano Mosca. Y por qué no, que Durkheim y Mauss, precursores del socialismo, se impongan al cinturón de hierro de las oligarquías. Es hora de que el hecho diferencial catalán se disuelva en el hecho social español del que solo puede ser un matiz, y no un elemento nuclear. Es hora de abandonar la inercia política de Tomaso di Lampedusa, y que el cambio, signifique algo más que la repetición de los mismos errores en un renovado enmascaramiento.
España hoy en día se ha convertido en un proyecto, como Indalecio Prieto dijo en su día: "España está por hacer" y hay que decirlo sin miedo, ahora mismo estamos construyendo la España del futuro, la que ha quedado de las ruinas del franquismo, los experimentos de Zapatero y los despiadados ataques de los nacionalismos, y el terrorismo. Esa España que vamos a construir, no puede fundamentarse ni en los privilegios, ni en la opresión, ni en la injusticia.
España solo puede hacerse con los deseos de los españoles, un reconocimiento a nuestra historia y cultura plurales, un presente sin patologías políticas, y un futuro prometedor en que el progreso de todos sea posible. Somos muchos los españoles dispuestos a ayudarte en esta proeza, Rosa Díez, porque el proyecto de España se hará con nuestras vidas.
Biante de Priena