Si tuviera que destacar
una frase lapidaria como epitafio de este régimen de corrupción y desmesura, no
dudaría un instante, elegiría esta frase pronunciada por el actual Secretario
General del PSOE, porque entraña en sí misma, toda la inquina e insidia de la
política en España, toda la malevolencia, toda la sevicia, toda la corrupción y
toda la desvergüenza, en un lema
inolvidable e insoportable, digno de su mentor.
Nos había advertido Jean
François Revel hace tiempo: “La primera de todas las fuerzas que dirigen el
mundo es la mentira” y debe ser cierto, porque aquellos que detentan el poder
se ha instalado confortablemente en sus páramos con chulería, sin importarles
lo más mínimo su impostura, en una lucha kamikaze por su supervivencia propia,
a costa del embaucamiento extravagante de aquellos que les apoyan para que
continúen en el poder.
La gente no tiene memoria,
últimamente la amnesia es una enfermedad común de la casta política española,
lo estamos viendo en las declaraciones de la plana mayor del PP en el caso
Bárcenas, en el PP no recuerdan que cometieron delitos en la concesión de
proyectos a empresas que les alimentaban desde la corrupción, como en el PSOE y
los sindicatos, no recuerdan que trincaron más de 1.000 millones quitándoselos
a los parados andaluces. La casta ha entrado en una especie de Alzheimer, no
recuerda el daño que le ha causado a los españoles y vive en un mundo que se
inventa, tras la profética deriva de su máximo representante: José Luis
Rodríguez Zapatero, aquel Presidente de Gobierno que endeudó este país en medio
billón de euros para que no se notara su desastre y el desfalco que habían
cometido a su alrededor.
Pero quería ocuparme de
Rubalcaba en esta ocasión, porque es cierto que todos mienten, pero él lo hace
con una maldad desbordante, fíjense ustedes esta frase pronunciada por alguien
en estos momentos, puede llevarnos a pensar que su sinceridad es meridiana, que
este hombre que exige a los demás la verdad, es lo más parecido a un santo
varón impoluto. ¿Pero es así?, no, desgraciadamente no lo es, porque Rubalcaba
es el mayor farsante de la política española, el que más ha mentido a los
españoles y lo ha hecho durante más tiempo y de forma impune.
Si Zapatero nos recordó a Napoleón por sus veleidades innovadoras (no
por sus proezas); Rubalcaba se asemeja al Duque de Otranto, Fouché, que
también fue su ministro de interior, el único personaje que intimidaba al
emperador, según sus propias palabras. Él lo sabe y se aprovecha de esa
proyección para imponer su voluntad con destreza en las decisiones que se
adoptan por el Gobierno, porque la única ideología de Rubalcaba, como la del
carnicero de Lyon, es su perpetuación en el poder.
“Las mentiras no pueden
quedar impunes” dicho por alguien que ha vivido en la impunidad de la mentira
permanente, es por ello un retrato del instante, en un país en el que todo vale
para mantenerse en el poder.
¿Y sus mentiras, sr.
Rubalcaba?, ¿esas sí pueden quedar impunes?, vamos a hacer un pequeño resumen
de algunas que le han tenido a usted por protagonista:
- Señor Alfredo Pérez, ¿qué opina usted de la trayectoria del ministro Rubalcaba, en concreto de aquel que
consideró que Cataluña debía ser una nación, el genio que logró salir indemne
del GAL (desmintiendo que existiera), el que provocó la llegada de Zapatero en
2004 aliándose implícitamente con el acto terrorista del 11-M y expresando
aquello de: “queremos un gobierno que no nos mienta”, el erradicador de las
víctimas del terrorismo, el promotor de Garzón “el imputado”, el artífice de
las escuchas del PP, el provocador del Gürtell (y silenciador del Pretoria,
Palau, Mercasevilla y los ERE de Andalucía), el estratega del nunca mais, el
del chivatazo del Faisán, el urdidor del Malaya, el negociador imperecedero con
ETA y factotum del pacto con el PNV y Bildu, el promotor del gran hermano del
SITEL. La más clara representación de la tiranía del poder con apariencia de
democracia. El alquimista capaz de convertir el vano metal de las propuestas
políticas socialistas en el oro que el Gobierno reparte entre los suyos, pero
además dejando siempre de culpable a la derecha, por el mismo precio.
El sr. Rubalcaba ha espiado a este país sin
interrupción como el aspirante a tirano que es y sigue sin expiar sus culpas.
¿Hasta cuándo vamos a parmitírselo? ¿quién se cree qué es para vivir en la impunidad de la mentira exigiendo a los demás que no mientan? ¿este farsante impostor vive en un delirio de poder? ¿ha perdido la vergüenza por completo?
No es lo que ocurra, ni lo que te cuenten, es lo
que te crees lo que hace que su poder crezca y tu libertad, mengüe.
Enrique Suárez