El problema no es que Zapatero confunda atentado con accidente, eso le puede ocurrir a cualquiera; lo realmente dramático de este país nuestro, es que haya gente que realmente piense que los actos terroristas puedan ser considerados como accidentes.
Es la nueva razón de Estado y la dimensión ética de los seguidores inquebrantables del heroico ZP. Un lapsus puede transformarse en criterio por pura pleitesía y defensa de los intereses políticos del socialismo español.
Ayer leía en un foro, que había muchos más muertos por accidentes de carretera que por actos terroristas, y que siendo coherentes con la realidad, habría que preocuparse más de resolver los problemas del tráfico que los del terrorismo. Absorto me quedé.
Posteriormente acudí a otro foro, en el que la mayoría de participantes defiende el proceloso “proceso de paz” de nuestro ilustre presidente, y para probar conciencias, subí un artículo que iba absolutamente contra ETA, mientras mantenía indiferencia hacia la política de Zapatero.
El mencionado artículo aparece en la sección de colaboraciones de Basta Ya. Extrañamente, la noticia fue valorada de forma negativa y excluida por los participantes en menos de 20 minutos. Esto es lo que dura la libertad de expresión en algunos “opinaderos” de la red, participados por socialistas y afines.
La gente no se equivoca en estas cosas, lo hace con plena conciencia de sus actos. Si juzgan negativamente una noticia sobre el terrorismo de ETA cuando hay dos desaparecidos por desenterrar; pero al mismo tiempo, consideran que todo lo que ha ocurrido el 11-M está perfectamente explicado, sin haberse iniciado siquiera el juicio sobre la mayor barbaridad ocurrida en España en los últimos años, algo inefable está ocurriendo en el criterio de algunas personas.
No quiero pensar que sean capaces de restar las víctimas de la democracia, con tal de seguir sosteniendo a su ídolo pacificador en la Moncloa, al precio que sea, aunque sea el del error o el del terror. Esto no es ofuscación, es sevicia. De todo ésto se puede inferir una maldad inexplicable.
Y entonces surge la pregunta: ¿cual es el límite de aceptación que tienen los seguidores de Zapatero con el terrorismo de ETA?. No puedo pensar que estos ciudadanos ejemplares, se sientan más molestos por la actitud hostil del PP hacia las propuestas del presidente, que por los crímenes de ETA.
Pero el apoyo incondicional que hacen muchos seguidores al secretario general del PSOE, asumiendo todas las consecuencias de sus errores, parece indicar que prefieren que continúe el “proceso de paz”, en el que su líder se la ha jugado y ha perdido. ¿Cómo pueden preferir hablar con Otegui que con Rajoy?, no puedo comprenderlo, me cuesta mucho trabajo creerlo.
Todo esto recuerda a las prácticas estalinistas más procaces, a la demagogia más espúrea, a la sinrazón más distorsionada, al “todo vale” con tal de mantenerse en el poder. Es lamentable, pero en este país parece que hay gente que descuenta los muertos del terrorismo, como víctimas de su lucha política, para proseguir su proyecto social y mantenerse en los abrevaderos administrativos.
Hay demasiada bruma, mezclada con el humo de la última bomba de Barajas; todo esto dificulta la percepción y distorsiona el criterio. Tal vez me equivoque, pero cuando se dispersen, creo que vamos a encontrarnos en el panorama político español con algo inadmisible: la quiebra política de nuestra democracia, lo que sin duda puede provocar consecuencias impredecibles.
Es una presunción que establezco desde el temor a que la estupidez de unos y otros, de todos nosotros, pueda arrasar con la estructura democrática que nos ha costado tanto trabajo consolidar a lo largo de la transición. Eta habría ganado la partida, y eso es lo que hay que evitar a toda costa.
No quiero ser agorero, pero en estos momentos el sistema político español está en peligro como consecuencia de los errores cometidos; espero y deseo que el tiempo refute lo que he expresado, por el bien de los ciudadanos de este país. Con este atentado, Eta ha hecho saltar por los aires, algo mucho más importante que la esperanza de paz de ZP.
Erasmo de Salinas
Ayer leía en un foro, que había muchos más muertos por accidentes de carretera que por actos terroristas, y que siendo coherentes con la realidad, habría que preocuparse más de resolver los problemas del tráfico que los del terrorismo. Absorto me quedé.
Posteriormente acudí a otro foro, en el que la mayoría de participantes defiende el proceloso “proceso de paz” de nuestro ilustre presidente, y para probar conciencias, subí un artículo que iba absolutamente contra ETA, mientras mantenía indiferencia hacia la política de Zapatero.
El mencionado artículo aparece en la sección de colaboraciones de Basta Ya. Extrañamente, la noticia fue valorada de forma negativa y excluida por los participantes en menos de 20 minutos. Esto es lo que dura la libertad de expresión en algunos “opinaderos” de la red, participados por socialistas y afines.
La gente no se equivoca en estas cosas, lo hace con plena conciencia de sus actos. Si juzgan negativamente una noticia sobre el terrorismo de ETA cuando hay dos desaparecidos por desenterrar; pero al mismo tiempo, consideran que todo lo que ha ocurrido el 11-M está perfectamente explicado, sin haberse iniciado siquiera el juicio sobre la mayor barbaridad ocurrida en España en los últimos años, algo inefable está ocurriendo en el criterio de algunas personas.
No quiero pensar que sean capaces de restar las víctimas de la democracia, con tal de seguir sosteniendo a su ídolo pacificador en la Moncloa, al precio que sea, aunque sea el del error o el del terror. Esto no es ofuscación, es sevicia. De todo ésto se puede inferir una maldad inexplicable.
Y entonces surge la pregunta: ¿cual es el límite de aceptación que tienen los seguidores de Zapatero con el terrorismo de ETA?. No puedo pensar que estos ciudadanos ejemplares, se sientan más molestos por la actitud hostil del PP hacia las propuestas del presidente, que por los crímenes de ETA.
Pero el apoyo incondicional que hacen muchos seguidores al secretario general del PSOE, asumiendo todas las consecuencias de sus errores, parece indicar que prefieren que continúe el “proceso de paz”, en el que su líder se la ha jugado y ha perdido. ¿Cómo pueden preferir hablar con Otegui que con Rajoy?, no puedo comprenderlo, me cuesta mucho trabajo creerlo.
Todo esto recuerda a las prácticas estalinistas más procaces, a la demagogia más espúrea, a la sinrazón más distorsionada, al “todo vale” con tal de mantenerse en el poder. Es lamentable, pero en este país parece que hay gente que descuenta los muertos del terrorismo, como víctimas de su lucha política, para proseguir su proyecto social y mantenerse en los abrevaderos administrativos.
Hay demasiada bruma, mezclada con el humo de la última bomba de Barajas; todo esto dificulta la percepción y distorsiona el criterio. Tal vez me equivoque, pero cuando se dispersen, creo que vamos a encontrarnos en el panorama político español con algo inadmisible: la quiebra política de nuestra democracia, lo que sin duda puede provocar consecuencias impredecibles.
Es una presunción que establezco desde el temor a que la estupidez de unos y otros, de todos nosotros, pueda arrasar con la estructura democrática que nos ha costado tanto trabajo consolidar a lo largo de la transición. Eta habría ganado la partida, y eso es lo que hay que evitar a toda costa.
No quiero ser agorero, pero en estos momentos el sistema político español está en peligro como consecuencia de los errores cometidos; espero y deseo que el tiempo refute lo que he expresado, por el bien de los ciudadanos de este país. Con este atentado, Eta ha hecho saltar por los aires, algo mucho más importante que la esperanza de paz de ZP.
Erasmo de Salinas