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martes, 13 de marzo de 2007

La nación española explicada para torpes

Cuando se habla de la nación española, siempre se alude a la conquista de Granada en 1492 por los Reyes Católicos, aunque realmente habría que incluir alguna otra cuestión, pero para el tema que nos ocupa no resulta imprescindible. Aunque pocos saben que el concepto de España es posterior y el de nación mucho más. Los Reyes Católicos unificaron sus reinos, no España, porque nadie hablaba de España por entonces.

El problema de la nación española como cuestión política que determina conflicto, proviene de una época más reciente, las Cortes de Cádiz y la promulgación de la primera Constitución Española en 1812, por haber sido aprobada el día de San José, recibió el nombre popular de “La Pepa”, no se confunda con el PP.

La nación española como concepto político, surge en ese contexto gracias a Francia, tanto de forma negativa, porque había invadido España, como de forma positiva, porque gracias a la Revolución Francesa de 1789 se establecieron los derechos ciudadanos y el fin del absolutismo monárquico, conocido como Antiguo Régimen.

La nación, como unión del pueblo español, frente al poder absoluto del Rey, proviene de la iniciativa liberal. Pero al mismo tiempo, y de forma concomitante, la Constitución de 1812, aunque sea de forma implícita, transforma al pueblo español en una nación de ciudadanos con derechos y deberes, aunque esto sea un producto del jacobinismo, que convierte la libertad en derechos, para quedarse el Estado con lo que falte y sobre. Los jacobinos, antecesores de los socialistas, nunca quisieron hacer soberano al Pueblo, sino al Estado, que no es lo mismo.

Los ciudadanos españoles son tributarios de una soberanía nacional, que se contrapone por la iniciativa de Flórez Estrada, a la soberanía del Rey Fernando VII, superando así las condiciones de partida establecidas por el Antiguo Régimen.

Al contrario que en otras naciones europeas como Francia, Reino Unido, Alemania o Italia, la nación no brota de la ciudadanía, o mejor dicho, brota al mismo tiempo que la ciudadanía. La nación española es la superación del poder absoluto del monarca que desde entonces debe someterse a la Constitución.

Hasta el triunfo del pronunciamiento del General Riego, que permitió la ratificación de la Constitución y su asunción inicial por los absolutistas, pasaron varios años, hasta llegar a la época conocida como el trienio liberal, que dejó las cosas más claras.

Sin embargo el siglo XIX se caracteriza por numerosos conflictos internos, que van desde pronunciamientos militares, hasta las distintas guerras carlistas porque el hermano del Rey, Carlos María Isidro, no acepta la revisión de la Ley Sálica que Fernando VII realiza, para dejar como heredera a su hija Isabel II. Aquí se originan muchos de los problemas que posteriormente derivaron en posiciones nacionalistas.


Y de aquellos polvos...

El artículo 1.2 de la Constitución Española de 1978, dice lo siguiente

2. La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado.

Quiere decir que la soberanía nacional reside en el pueblo español, pero no dice que pertenezca al pueblo español, ni que proceda del pueblo español, más bien se encuentra en el pueblo español, y el pueblo español, aunque sea la suma de vascos, catalanes, gallegos, etc, es la suma de todos los españoles, y no admite fraccionamientos, al igual que tampoco los admite la soberanía nacional, porque es un todo en coherencia con el todo, que la acoge, el pueblo español en su conjunto.

Si nos fijamos en el segundo párrafo del artículo, dice que los poderes del Estado emanan del pueblo español, pero no dice que la soberanía emane del pueblo español en ningún sitio; evidentemente, los poderes del Estado permiten cambiar la condición de soberanía, pero para ello debería de votarse una nueva Constitución, con la actual, resulta imposible aceptar algo diferente a lo que hay.

La soberanía nacional en nuestro país, es la representación de la soberanía popular, pero no exactamente la soberanía popular. Y no es lo mismo representar que ser lo mismo o equivalente, para nada. El único caso en que podría establecerse un paralelismo con el concepto de nación sería con los Estados Unidos, pero al ser una república federal resultaría harto complicado. Pero las naciones europeas no tienen un concepto parecido en lo que se refiere a nuestra organización política.

España en las Cortes de Cádiz se hace nación, el pueblo español decide hacerse nación, esta es la principal diferencia con otros países. Este aspecto se conserva en la Constitución de 1978 y en todas las anteriores.

El pueblo se hace nación, se constituye en nación, se determina en nación, contra el invasor francés, contra el Rey absolutista, contra su fragmentación territorial y política, y contra todo lo que sea.

Pero al mismo tiempo, se hace Estado, no se hace Estado para hacerse Nación, sino que se hace las dos cosas al mismo tiempo de forma concurrente y separada, por eso en el caso español la soberanía nacional no puede ser considerada como soberanía popular, no deriva del Estado, por mucho que algunos constitucionalistas traten de reinventar las propiedades del lenguaje

Dos cosas que surgen al mismo tiempo de ninguna forma pueden ser una causa de la otra, por simple y evidente lógica racional. Tal vez repitiendo ahora el artículo 1.2 de nuestra Constitución vigente se puedan entender mejor las cosas. La soberanía nacional reside en el pueblo español, el pueblo español establece los poderes del Estado.

Esta es la auténtica realidad, y no se ha cambiado desde hace casi 200 años, y esa es la cuestión que nunca han querido comprender los nacionalistas.

La defensa de la nación española, es el instrumento que los españoles tenemos, como pueblo convertido en ciudadanos, para defender tanto nuestra cohesión intrínseca, como nuestros derechos y deberes civiles puesto que los derechos civiles brotan precisamente de la constitución del pueblo español como nación, y no exclusivamente de nuestra conversión en ciudadanos que nos hemos dotado de una Constitución, lo que hubiera derivado en un concepto diferente, el de soberanía popular.

Antes de que me salten al cuello los nacionalistas, diré, que evidentemente los "ciudadanos españoles" (no los catalanes, vascos, gallegos, madrileños, etc por separado), podremos dejar de ser nación cuando nos venga en gana, pero como la Constitución de 1978 está vigente, por ahora seguimos siendo nación española, y para ser otra cosa debería establecerse una nueva Constitución, no es suficiente con los nuevos Estatutos.

Todas estas cosas no han ocurrido por casualidad, eso es lo que quieren hacernos ver los nacionalistas y los condescendientes, como el PSOE o IU, poco interesados desde hace prácticamente dos siglos en esta cuestión de la nación como fuente de derecho, y más orientados al pragmatismo político que se establece desde el Estado, que resulta más cómodo a los partidos políticos de izquierdas y a los nacionalistas, para sus intereses y propósitos políticos, aunque posiblemente no ocurra lo mismo con sus votantes

Los españoles somos ciudadanos por ser soberanos, por ser españoles, no somos españoles por ser ciudadanos. Es la soberanía la que nos hace ser lo que somos, la que delimita nuestra condición política, no la ciudadanía. Mañana seguramente seremos ciudadanos europeos, pero el pueblo español siempre será el único soberano de España.


Dedicado a DENAES (Asociación para la defensa de la nación española)



Biante de Priena

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