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martes, 9 de abril de 2013

Democrápulas



Los de la casta político-financiera española no se han enterado todavía: en una democracia no puede haber ni amos, ni siervos, ni esclavos.

¡Abajo el franquismo!

Este era el grito mudo que los españoles contenían cuando el 20 de noviembre de 1975, Francisco Franco, se murió en la cama de un hospital madrileño tras cuarenta años de dictadura. El Presidente Arias Navarro,  entre lágrimas, compungido, con la voz quebrada por la emoción, comunicaba a los españoles el funesto suceso y el fatal desenlace en una comparecencia televisiva, aunque la tele, por entonces, era en blanco y negro, recuerda a lo que hoy hace Mariano Rajoy, al dar ruedas de prensa desde La Moncloa, sin embargo, en esta ocasión, la pantalla es de plasma en alta definición y a todo color, alguna ventaja tenía que ofrecernos el progreso y 35 años de supuesta democracia. 

Sin saber muy bien como ocurrió el milagro, el 21 de noviembre España se inundó de supuestos demócratas de toda la vida que el día anterior cantaban, frenéticos y obedientes, el Cara al Sol alzando el brazo ante la imagen del caudillo. Los supuestos demócratas, siempre aleccionados desde el poder franquista, decidieron convocar un comité de notables, elegidos por el poder a espaldas de un pueblo políticamente analfabeto, para elaborar una Constitución. Lo del pueblo políticamente analfabeto no es licencia literaria, tan formado para la democracia como los afganos, en este país la gente consideraba que con acudir a las urnas ya se era demócrata, independientemente de lo que se votara. Se presentó una Constitución aliñada y demagógica, para satisfacer las veleidades de los partidarios de la tiranía política de todos los partidos, ante el gran festín que sabían que se avecinaba. 

La patria de ayer se quedó en el Estado de hoy. La nación, se desvaneció en fragmentos autonómicos y hechos diferenciales. La soberanía, se usurpó al pueblo español, que como borregos – que  el desconocer también se instruye- acudieron a las urnas, exultantes, creyendo que con sus votos convertirían en democracia una vulgar demagogia al servicio de un franquismo sin Franco.

Un pueblo aturdido, anestesiado y embaucado, asumió de esa forma, que el régimen sobrevenido con un Rey impuesto por Franco, con unos partidos dispuestos a hacer su bicoca, con unos delincuentes  con corbata de Hermés y trajes de Armani y unas “delincuentas” vestidas de Prada y Louis Vutton, a cargo del erario público, se repartieron el solar patrio en suculentas fracciones territoriales, sociales y espirituales.

En 1978 se hizo un referendum y nos comunicaron, otra vez desde la tele, que la voluntad del pueblo se había manifestado, así que de la noche a la mañana, quedamos convertidos por esa liturgia que concede la creencia en la magia de los votos, en demócratas, eso sí, por decreto de los detentadores del poder que habían impuesto una Constitución que les permitiera la corrupción y el latrocinio sin fin. Fuimos demócratas sobrevenidos, una concesión del poder, que a partir de entonces nos denominaría ciudadanos, sociedad, pueblo, cuando en realidad, seguíamos siendo sus siervos y vasallos, igual que lo fuimos de Fernando VII. Pero los españoles aceptamos pulpo depredador como el mejor mundo político de los posibles y dejamos que las cosas siguieran adelante sin prestar demasiada atención al contubernio que se estaban montando los herederos del dictador.

Demagogia sostenible

A partir de entonces se crearon problemas inexistentes para justificar la presencia del entramado corrupto que se estaba adueñando del poder: la desigualdad social, los cantos a la libertad, la lucha de los trabajadores, los hechos diferenciales, la resistencia a los poderes fácticos, convergiendo todas las aspiraciones de los depredadores en el fallido Golpe de Estado del 23- F, que fue la consolidación del engaño. 

Nos dijeron, otra vez desde la tele y los medios de comunicación al servicio del poder, que a partir de entonces había que salvar a la democracia del fascismo, ese fue el lema compartido por todos los “demócratas”, lo que se podía traducir como conceder a los fascistas sectarios de izquierdas la confianza que nunca se habían merecido y saber perdonar a los fascistas de derechas su pasado inefable. Estábamos a punto de conocer a lo más granado de la representación pública, los “democrápulas”,  los crápulas de la casta que viven del pueblo como si fueran sus proxenetas

Sigo pensando que algo debió tener que ver el PSOE en el asunto del 23-F, como también tuvo que ver en la dictadura de Primo de Rivera, la semana trágica, la revolución de octubre o el preludio de la guerra civil.  Los golpes de Estado nunca ocurren por casualidad, con el tiempo hemos comprobado que los socialistas son auténticos expertos en armar trifulcas y crear quimeras, para más tarde echarle la culpa a los demás,  hacerse necesarios, ocultando de esa forma sus crímenes. A partir del 23-F, el PSOE  se hizo definitivamente fascista bajo el lema del cambio, decidió unirse a los fascistas de los demás partidos existentes e integrarse en la facción que detentaría el poder: la casta, los “democrápulas”, que impondrían su siniestra dictadura a los españoles de forma desapercibida y contundente. 

Todavía nos queda a los españoles saber que ocurrió exactamente el 11-M, que nos trajo un horripilante  bodrio como el que nos brindó Zapatero gracias a la yihad y las legiones de subvencionados entonando el pásalo, y también, quien fue el Mister X que protagonizó el terrorismo de Estado desde el poder en el asunto de los GAL. ¡Nos quedan tantas cosas por conocer a los españoles de lo que han hecho los políticos en este país!

Ahora se ven las cosas con más claridad, en el esperpento de la indigencia  humana y desvergüenza natural de los mandatarios y representantes públicos de este país; ahora, los españoles estamos viendo el esplendor del franquismo sin Franco, el nudo gordiano del “atado y bien atado” ha tardado 35 años en comenzar a “desfacerse”. La crisis económica ha actuado como una espada alejandrina, abriendo a la realidad el armario en el que habíamos sido introducidos los españoles por los reaccionarios fascistas, usurpadores de la democracia, detentadores del poder, que conforman la casta política y financiera que ejerce la tiranía en este país. No quito ni una coma, ni siquiera un espacio.

No obstante, afortunadamente para España, la dictadura partidaria ha entrado en su fase terminal, porque una democracia no es más que un método para que algunos accedan al poder en representación de otros gracias a su apoyo en urnas, pero única y exclusivamente para cumplir la ley; si los que acceden al poder incumplen la ley, como han hecho todos los partidarios que nos representan, no hay democracia que pueda sostener tal engendro demagógico. Y sencillamente es la situación a la que estamos asistiendo atónitos, al apocalipsis de un régimen fraudulento que organizó una farsa para estafar a los españoles en nombre de la democracia y a su pesar.

Desde el Rey hasta el último concejal de este país viven en la impostura más demagógica, sirviendo a sus propios intereses fascistas y los de sus partidos, acumulando poder y privilegios, contra los intereses generales de los españoles. En estos momentos, los principales enemigos de los españoles están ocupando el poder y la oposición, ejerciendo la tiranía de forma opresiva y demagógica

El PSOE y PP, nacionalistas de todas las tribus, IU, UPyD, sindicatos y empresarios (agentes sociales, dicen), banqueros públicos y privados, monárquicos y republicanos, empleados públicos y funcionarios pringados, jueces y fiscales al servicio del amo que manda, empresarios de comunicación que se hicieron de oro gracias al patrimonio público enajenado,  cientos de miles de ignorantes españoles partidarios de este régimen, unos que trincan desde el poder y otros que toman la calle pensando en trincar en el futuro, ejercen el fascismo en su plenitud, porque fascismo es la imposición desde el poder de una tiranía ajena a lo que opinen y hayan decidido los ciudadanos, exactamente igual que en la época de Franco se ejercía el franquismo. No hay diferencia.

Todos ellos son franquistas sin Franco, sus legítimos sucesores y herederos, nada tienen que ver con la democracia, porque si así fuera abandonarían la opresión contra el pueblo en la que se han instalado desde hace treinta y cinco años. Rendirían cuentas y se dejarían de cuentos, pero reclaman a los demás lo que ellos no fueron capaces de evitar, ni hacer, sacrificios para sostenerlos a ellos arriba. Es hora de desengañarse para siempre, nunca van a resolver nuestros problemas, porque son ellos, precisamente, nuestro mayor problema y cualquier solución pasa por la pérdida de poder, privilegios y beneficios de la casta de la que forman parte, a los que no renunciarán fácilmente.

¿Y qué va a pasar?

Si los españoles queremos una democracia debemos exterminar políticamente a la casta política-financiera que ha acotado el poder para ejercer la corrupción de forma impune en este país, no queda otra; con fascistas no puede haber democracia, da igual que sean de los que levantan la mano abierta o el puño cerrado, en nombre de España, en contra de España, o por el imperio de los carritos, para seguir levantándose los beneficios a costa de los demás que jamás podrían soñar si estuvieran viviendo de sus trabajos fuera de la política.

La hoja de ruta ya está en marcha, a partir de ahora todo el mundo podrá  ir constatando la ineludible marcha de la libertad de los españoles que luchan por la democracia contra la opresión de los franquistas de todos los partidos políticos.

El primer paso será pasar a ser españoles “no representados” por ningún partido político, algo que está ocurriendo actualmente y se manifiesta en las encuestas, no sólo por el exterminio del bipartidismo tirano del PSOE y el PP que ya no alcanzan ni el 50 % de los votos de los que acudirán a las urnas, sino de todos los partidarios de todos los partidos que serán por primera vez minoría no alcanzando el 50 % de participación en los convocados a las urnas. La espeluznante demagogia de la casta política-financiera que ocupa el poder está dando sus últimos estertores, la desafección de los españoles al engaño partidario es inmensa, no hay ninguna posibilidad de regresión para los reaccionarios que se han aprovechado de los españoles.

El segundo paso será la acción de la justicia, porque los funcionarios de la justicia española harán frente a los colocados por el poder. En la última huelga de jueces hubo un 40 % hizo seguimiento, todo cambiará, cuando tres o cuatro jueces o fiscales independientes salgan en las pantallas de televisión diciendo que el poder político y financiero está impidiendo ejercer la justicia y que se cumpla la Constitución en España, se abrirá un Fuenteovejuna judicial que acabará con todos los cabestros con toga que se han impuesto desde el poder.

El tercer paso vendrá dado por los concejales de los partidos políticos españoles, algunos alcaldes y también diputados autonómicos y nacionales. Hay muchos representantes políticos honestos que no aprueban lo que está ocurriendo en sus partidos, que están dispuestos a romper la baraja y darse de baja. Durante este año habrá dimisiones numerosas de concejales que no están dispuestos a mantener una farsa como la representada, para engañar a los ciudadanos, entre otras cosas, hacer de carne de cañón política para que los gerifaltes de las cúpulas de sus partidos jueguen a ser representantes del cielo, siendo en su mayoría unos degenerados tarugos. La desafección política dentro de los partidos será el combustible para el cambio. 

En cuarto lugar los medios de comunicación que han servido al poder para imponer su dictadura entrarán en quiebra definitiva. Si hoy se mantienen algunos medios es por las subvenciones que reciben y las concesiones que se les ofrecen desde el poder, por leyes injustas que favorecen los monopolios y la imposibilidad de un periodismo libre en este país. Menos mal que internet está supliendo los canales de información habituales para una mayoría de los españoles que ya no compran prensa, ni escuchan radio, ni ven televisión cuando se trata de política.

Por último, se producirá una desafección fiscal, ¿pagar impuestos para qué?, ¿para mantener mangantes en el poder? Los españoles aprenden rápido la moral del poder, así que actuarán en consecuencia. La recaudación del IVA se irá al carajo, España alcanzará las cotas más elevadas de su historia en fraude fiscal y economía sumergida. En esta lucha del poder contra los demócratas, el dinero transferido desde el pueblo al Estado es un arma poderosa, y los españoles no están dispuestos a seguir alimentando a los opresores. 

Siguiente tema

Los españoles se preguntan cómo acabar con la casta política-financiera en este país, sin darse cuenta de que la casta política-financiera ya está muerta y sólo espera sus exequias en el cementerio del olvido. La casta política es evanescente porque se mantiene de los motivos para creer y de todo lo logrado, se ha visto lo que han hecho y ya no quedan motivos para seguir creyendo. La casta política está deslegitimada para siempre, es hora de pasar de las ideas a los hechos, de la mitología de la bondad de los representantes públicos a la reflexión sobre sus crímenes, de la gran farsa altruista a la verdad de su auténtica depravación.

El único problema que tenemos es que al no quedar poder alguno sin contaminar por la corrupciónla última encuesta del CIS ya lo considera el segundo problema para los españoles tras el paro y por delante de la economía- se debe esperar a que la propia demolición de la casta política venga desde dentro del sistema, con la descomposición de todo lo que ha tocado y contaminado. Si desde el poder no hay autoridad, la autoridad tendrá que venir desde el pueblo hastiado, vendrá de forma tranquila o violenta, dependiendo de quién lidere la reacción y a que intereses sirva. 

Con la excepción de unos miles de liberales y demócratas, moderados, radicales o  exaltados, que siempre aparecen cuando el fascismo trata de imponerse en España, haciéndolo en nombre de Franco o de los partidos políticos demagógicos franquistas o antifranquistas, algo que viene ocurriendo desde 1812 hasta hoy, los españoles siguen volcados en la vendimia que les ofrecen, es decir, a uvas. Por la memoria del General Riego, que no hay más de diez mil demócratas enfrentándose  abiertamente en este país a los opresores franquistas de todos los partidos, pero posiblemente antes de que acabe el año seremos millones.

Viene un nuevo régimen, una nueva Constitución, en esta ocasión no pergeñada desde el poder para acotar sus privilegios a la casta, sino desde el pueblo, como está ocurriendo en Islandia y otros países, para limitar a la casta en su poder. A partir de ahora, cada español se representará a sí mismo, no como ciudadanos anónimos que es lo que le interesa a la casta que detenta el poder, sino como soberanos identificados que es lo que corresponde a la libertad de una nación. Se acabaron las coacciones, las coerciones y las conversiones. 

No hay lugar ni tiempo para más imposiciones, ni estafas, ni para más fraudes y farsas. Ha llegado la hora de la realidad, mientras la casta no se rinda, deponiendo su actitud tirana, los españoles no dejaremos de luchar por conquista la libertad política, la democracia y la justicia que nos merecemos, que nos han usurpado y que en esta ocasión, nadie va a impedirnos que alcancemos, para eso somos soberanos y ellos, los de la casta, unos empleados públicos a nuestro servicio y a nuestras órdenes. 
 
Enrique Suárez Retuerta

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