Los de la casta político-financiera española no
se han enterado todavía: en una democracia no puede haber ni amos, ni
siervos, ni esclavos.
¡Abajo el franquismo!
Este era el grito mudo que los españoles contenían cuando el 20 de noviembre
de 1975, Francisco Franco, se murió en la cama de un hospital madrileño tras
cuarenta años de dictadura. El Presidente Arias Navarro, entre lágrimas, compungido, con la voz
quebrada por la emoción, comunicaba a los españoles el funesto suceso y el fatal
desenlace en una comparecencia televisiva, aunque la tele, por entonces, era en
blanco y negro, recuerda a lo que hoy hace Mariano Rajoy, al dar ruedas de
prensa desde La Moncloa, sin embargo, en esta ocasión, la pantalla es de plasma
en alta definición y a todo color, alguna ventaja tenía que ofrecernos el
progreso y 35 años de supuesta democracia.
Sin saber muy bien como ocurrió el milagro, el 21 de noviembre España se
inundó de supuestos demócratas de toda la vida que el día anterior cantaban, frenéticos
y obedientes, el Cara al Sol alzando el brazo ante la imagen del caudillo. Los
supuestos demócratas, siempre aleccionados desde el poder franquista,
decidieron convocar un comité de notables, elegidos por el poder a espaldas de
un pueblo políticamente analfabeto, para elaborar una Constitución. Lo del
pueblo políticamente analfabeto no es licencia literaria, tan formado para la
democracia como los afganos, en este país la gente consideraba que con acudir a
las urnas ya se era demócrata, independientemente de lo que se votara. Se
presentó una Constitución aliñada y demagógica, para satisfacer las veleidades
de los partidarios de la tiranía política de todos los partidos, ante el gran
festín que sabían que se avecinaba.
La patria de ayer se quedó en el Estado de hoy. La nación, se desvaneció
en fragmentos autonómicos y hechos diferenciales. La soberanía, se usurpó al
pueblo español, que como borregos – que
el desconocer también se instruye- acudieron a las urnas, exultantes,
creyendo que con sus votos convertirían en democracia una vulgar demagogia al
servicio de un franquismo sin Franco.
Un pueblo aturdido, anestesiado y embaucado, asumió de esa forma, que el
régimen sobrevenido con un Rey impuesto por Franco, con unos partidos
dispuestos a hacer su bicoca, con unos delincuentes con corbata de Hermés y trajes de Armani y
unas “delincuentas” vestidas de Prada y Louis Vutton, a cargo del erario
público, se repartieron el solar patrio en suculentas fracciones territoriales,
sociales y espirituales.
En 1978 se hizo un referendum y nos comunicaron, otra vez desde la tele,
que la voluntad del pueblo se había manifestado, así que de la noche a la
mañana, quedamos convertidos por esa liturgia que concede la creencia en la magia
de los votos, en demócratas, eso sí, por decreto de los detentadores del poder
que habían impuesto una Constitución que les permitiera la corrupción y el
latrocinio sin fin. Fuimos demócratas sobrevenidos, una concesión del poder,
que a partir de entonces nos denominaría ciudadanos, sociedad, pueblo, cuando
en realidad, seguíamos siendo sus siervos y vasallos, igual que lo fuimos de
Fernando VII. Pero los españoles aceptamos pulpo depredador como el mejor mundo
político de los posibles y dejamos que las cosas siguieran adelante sin prestar
demasiada atención al contubernio que se estaban montando los herederos del
dictador.
Demagogia sostenible
A partir de entonces se crearon problemas inexistentes para justificar la
presencia del entramado corrupto que se estaba adueñando del poder: la
desigualdad social, los cantos a la libertad, la lucha de los trabajadores, los
hechos diferenciales, la resistencia a los poderes fácticos, convergiendo todas
las aspiraciones de los depredadores en el fallido Golpe de Estado del 23- F,
que fue la consolidación del engaño.
Nos dijeron, otra vez desde la tele y los medios de comunicación al
servicio del poder, que a partir de entonces había que salvar a la democracia
del fascismo, ese fue el lema compartido por todos los “demócratas”, lo que se
podía traducir como conceder a los fascistas sectarios de izquierdas la
confianza que nunca se habían merecido y saber perdonar a los fascistas de
derechas su pasado inefable. Estábamos a punto de conocer a lo más granado de
la representación pública, los “democrápulas”, los crápulas de la casta que viven del pueblo
como si fueran sus proxenetas
Sigo pensando que algo debió tener que ver el PSOE en el asunto del 23-F,
como también tuvo que ver en la dictadura de Primo de Rivera, la semana
trágica, la revolución de octubre o el preludio de la guerra civil. Los golpes de Estado nunca ocurren por
casualidad, con el tiempo hemos comprobado que los socialistas son auténticos
expertos en armar trifulcas y crear quimeras, para más tarde echarle la culpa a
los demás, hacerse necesarios, ocultando
de esa forma sus crímenes. A partir del 23-F, el PSOE se hizo definitivamente fascista bajo el lema
del cambio, decidió unirse a los fascistas de los demás partidos existentes e
integrarse en la facción que detentaría el poder: la casta, los “democrápulas”,
que impondrían su siniestra dictadura a los españoles de forma desapercibida y
contundente.
Todavía nos queda a los españoles saber que ocurrió exactamente el 11-M,
que nos trajo un horripilante bodrio
como el que nos brindó Zapatero gracias a la yihad y las legiones de
subvencionados entonando el pásalo, y también, quien fue el Mister X que
protagonizó el terrorismo de Estado desde el poder en el asunto de los GAL.
¡Nos quedan tantas cosas por conocer a los españoles de lo que han hecho los
políticos en este país!
Ahora se ven las cosas con más claridad, en el esperpento de la
indigencia humana y desvergüenza natural
de los mandatarios y representantes públicos de este país; ahora, los españoles
estamos viendo el esplendor del franquismo sin Franco, el nudo gordiano del
“atado y bien atado” ha tardado 35 años en comenzar a “desfacerse”. La crisis
económica ha actuado como una espada alejandrina, abriendo a la realidad el
armario en el que habíamos sido introducidos los españoles por los
reaccionarios fascistas, usurpadores de la democracia, detentadores del poder,
que conforman la casta política y financiera que ejerce la tiranía en este
país. No quito ni una coma, ni siquiera un espacio.
No obstante, afortunadamente para España, la dictadura partidaria ha
entrado en su fase terminal, porque una democracia no es más que un método para
que algunos accedan al poder en representación de otros gracias a su apoyo en
urnas, pero única y exclusivamente para cumplir la ley; si los que acceden al
poder incumplen la ley, como han hecho todos los partidarios que nos
representan, no hay democracia que pueda sostener tal engendro demagógico. Y
sencillamente es la situación a la que estamos asistiendo atónitos, al
apocalipsis de un régimen fraudulento que organizó una farsa para estafar a los
españoles en nombre de la democracia y a su pesar.
Desde el Rey hasta el último concejal de este país viven en la impostura
más demagógica, sirviendo a sus propios intereses fascistas y los de sus
partidos, acumulando poder y privilegios, contra los intereses generales de los
españoles. En estos momentos, los principales enemigos de los
españoles están ocupando el poder y la oposición, ejerciendo la tiranía de
forma opresiva y demagógica
El PSOE y PP, nacionalistas de todas las tribus, IU, UPyD, sindicatos y
empresarios (agentes sociales, dicen), banqueros públicos y privados,
monárquicos y republicanos, empleados públicos y funcionarios pringados, jueces
y fiscales al servicio del amo que manda, empresarios de comunicación que se
hicieron de oro gracias al patrimonio público enajenado, cientos de miles de ignorantes españoles
partidarios de este régimen, unos que trincan desde el poder y otros que toman
la calle pensando en trincar en el futuro, ejercen el fascismo en su plenitud,
porque fascismo es la imposición desde el poder de una tiranía ajena a lo que opinen y hayan decidido los ciudadanos,
exactamente igual que en la época de Franco se ejercía el franquismo. No hay
diferencia.
Todos ellos son franquistas sin Franco, sus
legítimos sucesores y herederos, nada tienen que ver con la democracia, porque
si así fuera abandonarían la opresión contra el pueblo en la que se han
instalado desde hace treinta y cinco años. Rendirían cuentas y se dejarían de
cuentos, pero reclaman a los demás lo que ellos no fueron capaces de evitar, ni
hacer, sacrificios para sostenerlos a ellos arriba. Es hora de desengañarse
para siempre, nunca van a resolver nuestros problemas, porque son ellos, precisamente,
nuestro mayor problema y cualquier solución pasa por la pérdida de poder,
privilegios y beneficios de la casta de la que forman parte, a los que no
renunciarán fácilmente.
¿Y qué va a pasar?
Si los españoles queremos una democracia debemos exterminar políticamente
a la casta política-financiera que ha acotado el poder para ejercer la
corrupción de forma impune en este país, no queda otra; con fascistas no puede
haber democracia, da igual que sean de los que levantan la mano abierta o el
puño cerrado, en nombre de España, en contra de España, o por el imperio de los
carritos, para seguir levantándose los beneficios a costa de los demás que
jamás podrían soñar si estuvieran viviendo de sus trabajos fuera de la
política.
La hoja de ruta ya está en marcha, a partir de ahora
todo el mundo podrá ir constatando la
ineludible marcha de la libertad de los españoles que luchan por la democracia
contra la opresión de los franquistas de todos los partidos políticos.
El primer paso será pasar a ser españoles “no representados” por ningún
partido político, algo que está ocurriendo actualmente y se manifiesta en
las encuestas, no sólo por el exterminio del bipartidismo tirano del PSOE y el
PP que ya no alcanzan ni el 50 % de los votos de los que acudirán a las urnas,
sino de todos los partidarios de todos los partidos que serán por primera vez
minoría no alcanzando el 50 % de participación en los convocados a las urnas.
La espeluznante demagogia de la casta política-financiera que ocupa el poder
está dando sus últimos estertores, la desafección de los españoles al engaño
partidario es inmensa, no hay ninguna posibilidad de regresión para los
reaccionarios que se han aprovechado de los españoles.
El segundo paso será la acción de la justicia, porque los funcionarios
de la justicia española harán frente a los colocados por el poder. En la última
huelga de jueces hubo un 40 % hizo seguimiento, todo cambiará, cuando tres o
cuatro jueces o fiscales independientes salgan en las pantallas de televisión
diciendo que el poder político y financiero está impidiendo ejercer la justicia
y que se cumpla la Constitución en España, se abrirá un Fuenteovejuna judicial
que acabará con todos los cabestros con toga que se han impuesto desde el
poder.
El tercer paso vendrá dado por los concejales de los partidos políticos
españoles, algunos alcaldes y también diputados autonómicos y nacionales.
Hay muchos representantes políticos honestos que no aprueban lo que está
ocurriendo en sus partidos, que están dispuestos a romper la baraja y darse de
baja. Durante este año habrá dimisiones numerosas de concejales que no están
dispuestos a mantener una farsa como la representada, para engañar a los
ciudadanos, entre otras cosas, hacer de carne de cañón política para que los
gerifaltes de las cúpulas de sus partidos jueguen a ser representantes del
cielo, siendo en su mayoría unos degenerados tarugos. La desafección política
dentro de los partidos será el combustible para el cambio.
En cuarto lugar los medios de comunicación que han servido al poder
para imponer su dictadura entrarán en quiebra definitiva. Si hoy se
mantienen algunos medios es por las subvenciones que reciben y las concesiones
que se les ofrecen desde el poder, por leyes injustas que favorecen los
monopolios y la imposibilidad de un periodismo libre en este país. Menos mal
que internet está supliendo los canales de información habituales para una
mayoría de los españoles que ya no compran prensa, ni escuchan radio, ni ven
televisión cuando se trata de política.
Por último, se producirá una desafección fiscal, ¿pagar impuestos para
qué?, ¿para mantener mangantes en el poder? Los españoles aprenden rápido
la moral del poder, así que actuarán en consecuencia. La recaudación del IVA se
irá al carajo, España alcanzará las cotas más elevadas de su historia en fraude
fiscal y economía sumergida. En esta lucha del poder contra los demócratas, el
dinero transferido desde el pueblo al Estado es un arma poderosa, y los
españoles no están dispuestos a seguir alimentando a los opresores.
Siguiente tema
Los españoles se preguntan cómo acabar con la casta política-financiera en
este país, sin darse cuenta de que la casta política-financiera ya está muerta
y sólo espera sus exequias en el cementerio del olvido. La casta política es
evanescente porque se mantiene de los motivos para creer y de todo lo logrado,
se ha visto lo que han hecho y ya no quedan motivos para seguir creyendo. La
casta política está deslegitimada para siempre, es hora de pasar de las ideas a
los hechos, de la mitología de la bondad de los representantes públicos a la
reflexión sobre sus crímenes, de la gran farsa altruista a la verdad de su
auténtica depravación.
El único problema que tenemos es que al no quedar poder alguno sin
contaminar por la corrupción – la última encuesta del CIS ya lo
considera el segundo problema para los españoles tras el paro y por delante de
la economía- se debe esperar a que la propia demolición de la casta
política venga desde dentro del sistema, con la descomposición de todo lo que
ha tocado y contaminado. Si desde el poder no hay autoridad, la autoridad
tendrá que venir desde el pueblo hastiado, vendrá de forma tranquila o
violenta, dependiendo de quién lidere la reacción y a que intereses
sirva.
Con la excepción de unos miles de liberales y demócratas, moderados,
radicales o exaltados, que siempre
aparecen cuando el fascismo trata de imponerse en España, haciéndolo en nombre
de Franco o de los partidos políticos demagógicos franquistas o
antifranquistas, algo que viene ocurriendo desde 1812 hasta hoy, los españoles
siguen volcados en la vendimia que les ofrecen, es decir, a uvas. Por la
memoria del General Riego, que no hay más de diez mil demócratas
enfrentándose abiertamente en este país
a los opresores franquistas de todos los partidos, pero posiblemente antes
de que acabe el año seremos millones.
Viene un nuevo régimen, una nueva Constitución, en esta ocasión no
pergeñada desde el poder para acotar sus privilegios a la casta, sino desde el
pueblo, como está ocurriendo en Islandia y otros países, para limitar a la
casta en su poder. A partir de ahora, cada español se representará a sí mismo,
no como ciudadanos anónimos que es lo que le interesa a la casta que detenta el
poder, sino como soberanos identificados que es lo que corresponde a la
libertad de una nación. Se acabaron las coacciones, las coerciones y las
conversiones.
No hay lugar ni tiempo para más imposiciones, ni estafas, ni para más
fraudes y farsas. Ha llegado la hora de la realidad, mientras la casta no se rinda, deponiendo su actitud tirana, los españoles no dejaremos de luchar por conquista la
libertad política, la democracia y la justicia que nos merecemos, que nos han usurpado y
que en esta ocasión, nadie va a impedirnos que alcancemos, para eso somos
soberanos y ellos, los de la casta, unos empleados públicos a nuestro servicio
y a nuestras órdenes.
Enrique Suárez Retuerta