La Democracia Restringida
Dicho lo dicho, lo demás se resume rápido. La “apropiación debida” se generaliza, se expande como el aceite derramado, las colas para acceder a la fortuna pasan inexorablemente por el partido (o sus filiales sindicales o “colectivos”), y por la familia, claro, como toda la vida; “el cuñado de mi prima es director de servicios, a ver si puede colocarme”; “¡qué suerte!, aquel compañero de escuela ha sido nombrado gerente de gestiones, tengo que llamarle a ver si encuentra algo para mí hija”; “si me conceden ese paquete de obras, voy a hacerle un regalo al “servidor público” que no lo va a olvidar en su vida”. Y mucha gente, tan buena y noble que venera en su infinita misericordia a esta panda de desalmados –que en realidad son como su propio reflejo- son los que se echan las manos a la cabeza cuando ven que en el PP de Valencia y Madrid, por ahora, se han hecho más trajes de la cuenta y alguna que otra cuenta en Suiza, a la medida.
No me extraña que Ricardo Costa, el primer chivo expiatorio de la noche de los cuchillos largos que se avecina en el PP, se haya quejado de cómo pueden hacerle lo que le están haciendo si él, lo único que ha hecho es obedecer a su Partido. Ricardito, si fueras liberal, que no lo eres, sabrías que la lealtad siempre ha de ser a los principios, no a las personas, ni a los partidos, que te ha elegido el pueblo, y a él te debes, aunque te haya designado tu partido. Con “El Gürtel” y ese inefable Rajoy abducido por la inoperancia, ya se han asegurado los de la “apropiación debida” una o dos legislaturas más tras el “No a la guerra de Irak” (pero “Sí a la operación pacificadora de Afganistán”), aunque si las cosas se ponen tibias tengan que cambiar a Zapatero por Rosa Díez, por aquello de que la renovación prolonga la existencia del engaño.
Y para colofón del asunto, la semana pasada –cumpliendo la ley de forma exquisita- nos presentan la declaración fiscal de los miembros del Gobierno, para que veamos los españoles que su apropiación sigue siendo “debida”, restitutoria, ajustada, frugal, compensatoria de sus grandes esfuerzos y desvelos, porque Zapatero, el Presidente del Gobierno de España durante los últimos cinco inolvidables años, tiene unas posesiones valoradas en 200.000 euros de los que debe 80.000 euros, (la mitad de lo que gana Aznar en un año, que también se ha publicado, por pura coincidencia). Más o menos como el 60 % de los buenos y nobles ciudadanos, de lo que se deduce que es indudablemente “uno de los nuestros”, pero además, hacen la declaración de propiedades, precisamente “in extremis”, tras todos los maquillajes que puede admitir la postmodernidad del diseño, para coincidir con la destitución de Ricardo Costa, que es el acto de reconocimiento del PP de que la presa de Génova ya no puede contener toda la mierda que amenaza dejar su partido como un lodazal. Entre los conservadores de la “apropiación indebida” , los socialistas de la “apropiación debida”, más los nacionalistas de la “apropiación restitutoria” nos van a dejar a los españoles en cueros, que es lo que nos corresponde, por haber entregado nuestra vieja piel de toro, “democráticamente”, a las largas manos de todos estos mangantes.
Sí, he puesto democráticamente entre comillas, porque la democracia en España se ha reducido exclusivamente a que los buenos y nobles ciudadanos, acudan a las urnas una vez cada cuatro años, con la idea incrustada en sus cabezas de que con esa eyaculación democrática, buena y noble, ya han cumplido como ciudadanos y eso va a permitir lograr un país mejor en un mundo mejor, y “el plus pal salón”, porque desconocen que la democracia es –nadie se lo ha dicho, también es verdad- precisamente, lo que debería ocurrir y no ocurre, antes y después de que depositen su papeleta en las urnas, en su vida cotidiana, cada día, cada instante, porque los apropiadores diversos les han dicho que con votar es suficiente, y ellos, buenos y nobles ciudadanos, muy obedientes y respetuosos, no tienen ninguna razón para dejar de creerles, aunque el paro vaya camino de los cinco millones de ciudadanos y la recesión económica española sea la que tiene peor pronóstico en el ámbito de los países occidentales.
Esa perversión que supone la restricción de la democracia, se puede contemplar en su máximo esplendor en el partido de Rosa Díez, que tras dos años de latencia desde su fundación para celebrar su primer congreso, ha recurrido a artificios tan extravagantes como expurgar el partido de críticos antes de las elecciones provinciales, elaborar censos irreales, utilizar su reglamento para diezmar las discrepancias y premiar a los seguidores oficiales, vulnerar la Constitución y la Ley de Partidos, y construir un partido que tiene tanto que ve con la democracia como las autocracias de los faraones del antiguo Egipto. Tanto es así que algunos militantes han denunciado ante la justicia las prácticas no democráticas que se emprendieron contra ellos, siendo admitida la querella por el juez.
Y el partido de Rosa Díez, tiene entre sus principales objetivos declarados el de la Regeneración Democrática de este país, desde la restricción de la democracia en su propia casa. Demostrando el insoportable falso respeto a los ciudadanos, tanto por los argumentos falaces, como por las propagandas demagógicas, que buscan el aplauso populista y los votos en un auténtico lodazal provocado por la demolición de nuestra Constitución y nuestro Estado de Derecho.
Continuará...
Enrique Suárez Retuerta
Dicho lo dicho, lo demás se resume rápido. La “apropiación debida” se generaliza, se expande como el aceite derramado, las colas para acceder a la fortuna pasan inexorablemente por el partido (o sus filiales sindicales o “colectivos”), y por la familia, claro, como toda la vida; “el cuñado de mi prima es director de servicios, a ver si puede colocarme”; “¡qué suerte!, aquel compañero de escuela ha sido nombrado gerente de gestiones, tengo que llamarle a ver si encuentra algo para mí hija”; “si me conceden ese paquete de obras, voy a hacerle un regalo al “servidor público” que no lo va a olvidar en su vida”. Y mucha gente, tan buena y noble que venera en su infinita misericordia a esta panda de desalmados –que en realidad son como su propio reflejo- son los que se echan las manos a la cabeza cuando ven que en el PP de Valencia y Madrid, por ahora, se han hecho más trajes de la cuenta y alguna que otra cuenta en Suiza, a la medida.
No me extraña que Ricardo Costa, el primer chivo expiatorio de la noche de los cuchillos largos que se avecina en el PP, se haya quejado de cómo pueden hacerle lo que le están haciendo si él, lo único que ha hecho es obedecer a su Partido. Ricardito, si fueras liberal, que no lo eres, sabrías que la lealtad siempre ha de ser a los principios, no a las personas, ni a los partidos, que te ha elegido el pueblo, y a él te debes, aunque te haya designado tu partido. Con “El Gürtel” y ese inefable Rajoy abducido por la inoperancia, ya se han asegurado los de la “apropiación debida” una o dos legislaturas más tras el “No a la guerra de Irak” (pero “Sí a la operación pacificadora de Afganistán”), aunque si las cosas se ponen tibias tengan que cambiar a Zapatero por Rosa Díez, por aquello de que la renovación prolonga la existencia del engaño.
Y para colofón del asunto, la semana pasada –cumpliendo la ley de forma exquisita- nos presentan la declaración fiscal de los miembros del Gobierno, para que veamos los españoles que su apropiación sigue siendo “debida”, restitutoria, ajustada, frugal, compensatoria de sus grandes esfuerzos y desvelos, porque Zapatero, el Presidente del Gobierno de España durante los últimos cinco inolvidables años, tiene unas posesiones valoradas en 200.000 euros de los que debe 80.000 euros, (la mitad de lo que gana Aznar en un año, que también se ha publicado, por pura coincidencia). Más o menos como el 60 % de los buenos y nobles ciudadanos, de lo que se deduce que es indudablemente “uno de los nuestros”, pero además, hacen la declaración de propiedades, precisamente “in extremis”, tras todos los maquillajes que puede admitir la postmodernidad del diseño, para coincidir con la destitución de Ricardo Costa, que es el acto de reconocimiento del PP de que la presa de Génova ya no puede contener toda la mierda que amenaza dejar su partido como un lodazal. Entre los conservadores de la “apropiación indebida” , los socialistas de la “apropiación debida”, más los nacionalistas de la “apropiación restitutoria” nos van a dejar a los españoles en cueros, que es lo que nos corresponde, por haber entregado nuestra vieja piel de toro, “democráticamente”, a las largas manos de todos estos mangantes.
Sí, he puesto democráticamente entre comillas, porque la democracia en España se ha reducido exclusivamente a que los buenos y nobles ciudadanos, acudan a las urnas una vez cada cuatro años, con la idea incrustada en sus cabezas de que con esa eyaculación democrática, buena y noble, ya han cumplido como ciudadanos y eso va a permitir lograr un país mejor en un mundo mejor, y “el plus pal salón”, porque desconocen que la democracia es –nadie se lo ha dicho, también es verdad- precisamente, lo que debería ocurrir y no ocurre, antes y después de que depositen su papeleta en las urnas, en su vida cotidiana, cada día, cada instante, porque los apropiadores diversos les han dicho que con votar es suficiente, y ellos, buenos y nobles ciudadanos, muy obedientes y respetuosos, no tienen ninguna razón para dejar de creerles, aunque el paro vaya camino de los cinco millones de ciudadanos y la recesión económica española sea la que tiene peor pronóstico en el ámbito de los países occidentales.
Esa perversión que supone la restricción de la democracia, se puede contemplar en su máximo esplendor en el partido de Rosa Díez, que tras dos años de latencia desde su fundación para celebrar su primer congreso, ha recurrido a artificios tan extravagantes como expurgar el partido de críticos antes de las elecciones provinciales, elaborar censos irreales, utilizar su reglamento para diezmar las discrepancias y premiar a los seguidores oficiales, vulnerar la Constitución y la Ley de Partidos, y construir un partido que tiene tanto que ve con la democracia como las autocracias de los faraones del antiguo Egipto. Tanto es así que algunos militantes han denunciado ante la justicia las prácticas no democráticas que se emprendieron contra ellos, siendo admitida la querella por el juez.
Continuará...
Enrique Suárez Retuerta