El problema no es si ha vuelto el
PSOE, ni de dónde ha vuelto, sino hacia dónde va, señor Rubalcaba, con usted. No creo que
ni usted mismo lo sepa, ni tampoco ninguno de los que le acompañan; por cierto, me encanta
su última representación de la pasión por España a lo Rosa Díez, ya le veo con sombrero
cordobés cantando por soleares como a El Cabrero.
El problema, señor Rubalcaba, es
que el PSOE ya no tiene a donde ir, porque se está quedando huérfano de
electores, de ideología, de cargos y colocaos, de tanto no ir a ningún sitio y
querer ir a todos. Eso de inventar la España socialista con Zapatero les salió
mal y a los españoles peor, con los 400.000 millones de euros que nos dejaron
de deuda y el déficit por las nubes que contaba el ilustre, que discutía la existencia de España, pero no la conveniencia histórica de sí mismo, en el papanatismo más adanista que se recuerda en estos predios.
El problema, señor Rubalcaba es
que ustedes son los principales rivales de la identidad de los ciudadanos de
este país, porque a usted España se la trae al pairo y les queda hasta feo,
sino ridículo, decir que les apasiona, al tiempo que defienden el federalismo republicano
con una Constitución que hace de la nación española la fuente de legitimación y a la Corona garante de derechos y libertades, aunque ni está, ni se espera tal cosa.
Sin duda, sus problemas, los de
socialistas son de incoherencia e incongruencia, desde hace muchas décadas,
porque ustedes nos venden siempre el paraíso y nos conducen directamente al
infierno, con Felipe González a las
cloacas políticas de la razón de Estado y con Zapatero a convertir a los
terroristas en hombres de paz.
¿Sabía usted, señor Rubalcaba, que
el PSOE prometió con Zapatero pleno empleo y consiguió en los últimos cuatro
años de gobierno 3,5 millones más de parados, entre otras cosas por admitir a 7
millones de emigrantes entre 2009-2010, modo barra libre, porque aquí los sindicatos habían
tomado las riendas del futuro, para poder seguir trincando como agentes
sociales de los EREs o de donde haya algo que trincar?
Su problema y el de los suyos, no
es otro que la soberbia, algo inconcebible en alguien que presume de
socialista, la altanería cobarde de defender las lentejas de los que mandan a
costa del hambre y la miseria de los que les votan. Si usted tuviera la
decencia y el coraje de los que carece, hubiera cerrado la conferencia de este
fin de semana, pidiendo solemnemente perdón a los españoles por los errores de
Zapatero, que han llenado este país de delincuentes institucionales. Hubiera
sido tan sencillo, reconocer que se equivocaron y que hicieron las cosas mal,
interpretando que los españoles no queremos ser socialista para siempre en el
país de nunca jamás, sino seguir siendo españoles, que eso de atacar nuestra
soberanía, siempre tiene malas consecuencias.
Aunque soy liberal declarado y
orgulloso de serlo, que jamás votaría a este socialismo de componendas y
trinques, no he de olvidar que uno de mis bisabuelos, de nombre Justo, fue uno
aquellos precursores de aquel invento que organizó Pablo Iglesias, pues en su
memoria, y para que sus restos no se sigan removiendo en la tumba le diré que
es lo que le ocurre al socialismo en este país, en estos momentos, a ver si lo pueden
resolver.
El socialismo español siempre
defendió la libertad, recuerde usted señor Rubalcaba el encuentro de Fernando
de los Ríos con Lenin y la espantada que dio su partido en la tercera
internacional en la que se creó el Partido Comunista de España, porque los
socialistas no quisieron separarse de la libertad y de ser españoles.
El socialismo español nunca fue
marxista, sino krausista y si me apura “afrancesado”, nunca fue materialista hasta
ahora en que los crápulas que lo dirigen se forran a costa del malestar de sus
votantes, sino humanista. El socialismo español siempre había sido español, hasta que Maragall
se inventó el nacional-socialismo en Cataluña, para contribuir al aplastamiento
de la cultura española en aquellos lares, por una cuestión mezquina. Ni tampoco
fue connivente con el terrorismo hasta que Zapatero y Patxi López negociaron
con ETA, contra las víctimas de sus crímenes, dejando la dignidad de los
españoles por felpudo.
El socialismo nunca fue
progresista, señor mío, progresista fue Salustiano de Olózaga, liberal, que
yace en la misma tumba que Agustín Argüelles, aquel que se empeñó en
concedernos una nación a los españoles para enfrentarnos a todos los poderes
absolutos, el del Rey, el del Estado, el de las castas financieras y políticas y el de todos los sinvergüenzas que
acceden al poder para esquilmar España, y a los españoles. Ni el himno de Riego
que usurparon en la República, era otra cosa que liberal e himno de España de
1820-1823.
España, tierra de largas siestas,
va despertando y descubriendo la realidad en la que la han dejado ustedes,
advenedizos de la casta y la están dejando los que siempre fueron casta, se lo
digo como lo pienso, o el PSOE pega un giro copernicano hacia la defensa de
España sin “peros”, de lo común frente a lo diferente, de la libertad, de la
igualdad y de la justicia, o tiene los días contados, y verá usted, señor
Rubalcaba, eso con usted es imposible, porque usted representa lo peor del
socialismo, medrar y trincar a costa de los ciudadanos. Así que hágale un favor
a su partido y váyase, pero no para dejar que lo tomen los jóvenes castores de
Tomás Gómez y Carme Chacón, que aún lo destrozarían más que Zapatero, sino las
bases que sí son socialistas, antes de que abandonen el barco.
Sea usted
demócrata, hombre, que ya ha vivido bastante y bastante bien de no serlo, y deje que su partido recobre la coherencia y la congruencia.
¡Que cruz tenemos con usted! No, no hace falta que me dé las gracias; de nada, ha sido un placer.
¡Que cruz tenemos con usted! No, no hace falta que me dé las gracias; de nada, ha sido un placer.
Enrique Suárez