A la vista de los últimos acontecimientos se puede realizar una nueva lectura del peor atentado terrorista que ha sufrido nuestro país en su historia. Los hechos han sido juzgados, las sentencias dictadas, y las condenas se están cumpliendo.
Sin embargo hay algo que no se ha juzgado por los ciudadanos de este país, algo que raya en la bajeza moral y la falta de escrúpulos. Hagamos memoria.
Hoy se puede leer en una información de El País que la última encuesta del CIS realizada en febrero de 2004 concedía la victoria al PP por más de 7 puntos porcentuales. El vuelco que se produjo el 14-M de 2004 solo tiene como antecedente inmediato el atentado terrorista de Madrid que costó la vida a 192 personas, dejando más de dos mil heridos muchos de ellos con secuelas para toda la vida.
¿Qué ocurrió entonces?. ¿Se acuerdan ustedes del famoso “pásalo”?. Es importante que se recuerde ahora, cuatro años después, porque fue el homenaje póstumo que la gente de la izquierda española rindió a las víctimas de aquel atentado, el acto de solidaridad con que los partidos progresistas compartieron el dolor que todos los españoles sentíamos en aquellos momentos, heridos, hundidos y destrozados.
La demagogia de Rodríguez Zapatero, el hombre del talante tenso, ha llegado a crispar a más ciudadanos de este país que cualquier otro presidente de Gobierno en su reciente historia democrática. Alguien que se atreve a pedir lealtad al PP, cuando ha utilizado un atentado terrorista para acceder al gobierno, vicio de origen y estigma que no ha sido capaz de quitarse en toda la legislatura, y posiblemente no sea capaz de eludir en lo que le quede de vida.
El PSOE, el gobierno del PSOE, los partidos nacionalistas que se han aliado con el PSOE, IU, las asociaciones de titiriteros, los beneficiarios de la SGAE, los aficionados a la Alianza de las Civilizaciones, ETA, los islamistas yihadistas que hay en nuestro país, los homosexuales organizados políticamente, las plataformas tipo “nunca mais”, las feministas radicales, los ecologistas de salón, diversos medios de comunicación sectarios, algunos ilustres operadores financieros, los acallados sindicatos de clase, y los que viven bien exclusivamente porque gobierna el PSOE, porque con otro gobierno su lugar en la sociedad no sería el mismo ya que sus méritos personales no lo permiten, todos ellos son cómplices sobrevenidos de un acto execrable.
En fin, toda esta legión de beneficiarios deben su bienestar a un atentado terrorista que costó la vida a 192 residentes en nuestro país, de los que un buen porcentaje además no eran siquiera españoles y dejaron su vida en nuestro país, hay que recordarlo cuando a algún mequetrefe catalán se le ocurre hablar en términos racistas como precisamente hoy se denuncia en el blog de Martha Colmenares y hace unos días en Argenlibre.
Es interesante recordarlo a tres semanas de las próximas elecciones, porque la gente del PP se vuelve a equivocar una vez más, no es necesario seguir sospechando y buscar nuevas pruebas de autorías desconocidas. Es suficiente con poner encima de la mesa que hay un gran número de españoles que han utilizado políticamente el sufrimiento, el dolor, y la muerte de sus compatriotas para acceder al poder, está demostrado que han rentabilizado la agresión a nuestro país en su beneficio sectario, con eso es suficiente.
La doble moral de quien predica el talante y promueve la presión social, ha quedado explícita en la continuación de la entrevista que Iñaki Gabilondo le ha hecho al Presidente del Gobierno
Toda la política del PSOE ha sido de floritura y arabesco, y ha tenido como único objetivo ocultar su “implicación moral” como principal heredero de la mayor catástrofe terrorista que ha ocurrido en España.
Desde el matrimonio homosexual, hasta la crispación de los católicos con la Educación para la ciudadanía, desde el diálogo con ETA hasta la exclusión del PP de cualquier tema de Estado, desde la Alianza de las Civilizaciones hasta la absoluta sumisión del idioma español en Cataluña, desde la Ley de Memoria Histórica hasta la llegada masiva de inmigrantes, todo, absolutamente todo, ha sido un cordón sanitario, una máscara, un engaño, para distraer a los ciudadanos del auténtico fenómeno de esta legislatura, que por muy insólito que parezca no ha sido Zapatero y su política desmesurada y díscola, sino la utilización por un partido político de un atentado terrorista para acceder al poder, lo que supone un absoluto desinterés por el dolor, el sufrimiento, la alegría, o la misma vida de los españoles.
Es la demostración de la ambiciosa sevicia que ningún gobernante democrático había escrito todavía en las páginas de la historia de la Europa democrática, aunque en regímenes dictatoriales se pueden recordar algunos momentos estelares con los nazis en la segunda guerra mundial, lo ocurrido tras el muro en el régimen soviético y la reciente crisis de los balcanes; ésto es lo que saben fuera de nuestras fronteras, y tratan de que nos olvidemos dentro de ellas, que la ignominia de un delito no solo hace culpables a sus autores, sino a los que instrumentalmente lo utilizan para obtener algún beneficio. No es el azar, sino la utilización intencionada del azar la que requiere motivos para creer.
Por eso es hora de hablar del 11-M, porque realmente hay algunas cosas que solo pueden juzgarse por el pueblo. En ese sentido, las próximas elecciones del 9 de marzo no son unas elecciones normales, son un juicio popular con todo un pueblo como jurado.
Si Zapatero triunfa, no solo volverá a residir en La Moncloa, también significará que los españoles le hemos absuelto de utilizar nuestro dolor para hacerse con el poder; si eso ocurre, el próximo juicio será el de todos nosotros como corresponsables de la concesión de indulto a los comportamientos insidiosos de nuestros gobernantes. Dicho de otra forma, si le absolvemos, aceptamos sus acciones sin sanción alguna. En cierta forma, eso le confiere inmunidad pero a nosotros nos deja al pairo de próximas acciones lesivas por parte de quienes nos gobiernan.
¿Seremos capaces de juzgarnos a nosotros mismos o nos declararemos inocentes de cualquier responsabilidad en la elección libre de los políticos que nos gobiernan?. Debería colocarse un espejo al lado de las urnas, no resulta tan fácil votar en conciencia.
Biante de Priena
Sin embargo hay algo que no se ha juzgado por los ciudadanos de este país, algo que raya en la bajeza moral y la falta de escrúpulos. Hagamos memoria.
Hoy se puede leer en una información de El País que la última encuesta del CIS realizada en febrero de 2004 concedía la victoria al PP por más de 7 puntos porcentuales. El vuelco que se produjo el 14-M de 2004 solo tiene como antecedente inmediato el atentado terrorista de Madrid que costó la vida a 192 personas, dejando más de dos mil heridos muchos de ellos con secuelas para toda la vida.
¿Qué ocurrió entonces?. ¿Se acuerdan ustedes del famoso “pásalo”?. Es importante que se recuerde ahora, cuatro años después, porque fue el homenaje póstumo que la gente de la izquierda española rindió a las víctimas de aquel atentado, el acto de solidaridad con que los partidos progresistas compartieron el dolor que todos los españoles sentíamos en aquellos momentos, heridos, hundidos y destrozados.
La demagogia de Rodríguez Zapatero, el hombre del talante tenso, ha llegado a crispar a más ciudadanos de este país que cualquier otro presidente de Gobierno en su reciente historia democrática. Alguien que se atreve a pedir lealtad al PP, cuando ha utilizado un atentado terrorista para acceder al gobierno, vicio de origen y estigma que no ha sido capaz de quitarse en toda la legislatura, y posiblemente no sea capaz de eludir en lo que le quede de vida.
El PSOE, el gobierno del PSOE, los partidos nacionalistas que se han aliado con el PSOE, IU, las asociaciones de titiriteros, los beneficiarios de la SGAE, los aficionados a la Alianza de las Civilizaciones, ETA, los islamistas yihadistas que hay en nuestro país, los homosexuales organizados políticamente, las plataformas tipo “nunca mais”, las feministas radicales, los ecologistas de salón, diversos medios de comunicación sectarios, algunos ilustres operadores financieros, los acallados sindicatos de clase, y los que viven bien exclusivamente porque gobierna el PSOE, porque con otro gobierno su lugar en la sociedad no sería el mismo ya que sus méritos personales no lo permiten, todos ellos son cómplices sobrevenidos de un acto execrable.
En fin, toda esta legión de beneficiarios deben su bienestar a un atentado terrorista que costó la vida a 192 residentes en nuestro país, de los que un buen porcentaje además no eran siquiera españoles y dejaron su vida en nuestro país, hay que recordarlo cuando a algún mequetrefe catalán se le ocurre hablar en términos racistas como precisamente hoy se denuncia en el blog de Martha Colmenares y hace unos días en Argenlibre.
Es interesante recordarlo a tres semanas de las próximas elecciones, porque la gente del PP se vuelve a equivocar una vez más, no es necesario seguir sospechando y buscar nuevas pruebas de autorías desconocidas. Es suficiente con poner encima de la mesa que hay un gran número de españoles que han utilizado políticamente el sufrimiento, el dolor, y la muerte de sus compatriotas para acceder al poder, está demostrado que han rentabilizado la agresión a nuestro país en su beneficio sectario, con eso es suficiente.
La doble moral de quien predica el talante y promueve la presión social, ha quedado explícita en la continuación de la entrevista que Iñaki Gabilondo le ha hecho al Presidente del Gobierno
Toda la política del PSOE ha sido de floritura y arabesco, y ha tenido como único objetivo ocultar su “implicación moral” como principal heredero de la mayor catástrofe terrorista que ha ocurrido en España.
Desde el matrimonio homosexual, hasta la crispación de los católicos con la Educación para la ciudadanía, desde el diálogo con ETA hasta la exclusión del PP de cualquier tema de Estado, desde la Alianza de las Civilizaciones hasta la absoluta sumisión del idioma español en Cataluña, desde la Ley de Memoria Histórica hasta la llegada masiva de inmigrantes, todo, absolutamente todo, ha sido un cordón sanitario, una máscara, un engaño, para distraer a los ciudadanos del auténtico fenómeno de esta legislatura, que por muy insólito que parezca no ha sido Zapatero y su política desmesurada y díscola, sino la utilización por un partido político de un atentado terrorista para acceder al poder, lo que supone un absoluto desinterés por el dolor, el sufrimiento, la alegría, o la misma vida de los españoles.
Es la demostración de la ambiciosa sevicia que ningún gobernante democrático había escrito todavía en las páginas de la historia de la Europa democrática, aunque en regímenes dictatoriales se pueden recordar algunos momentos estelares con los nazis en la segunda guerra mundial, lo ocurrido tras el muro en el régimen soviético y la reciente crisis de los balcanes; ésto es lo que saben fuera de nuestras fronteras, y tratan de que nos olvidemos dentro de ellas, que la ignominia de un delito no solo hace culpables a sus autores, sino a los que instrumentalmente lo utilizan para obtener algún beneficio. No es el azar, sino la utilización intencionada del azar la que requiere motivos para creer.
Por eso es hora de hablar del 11-M, porque realmente hay algunas cosas que solo pueden juzgarse por el pueblo. En ese sentido, las próximas elecciones del 9 de marzo no son unas elecciones normales, son un juicio popular con todo un pueblo como jurado.
Si Zapatero triunfa, no solo volverá a residir en La Moncloa, también significará que los españoles le hemos absuelto de utilizar nuestro dolor para hacerse con el poder; si eso ocurre, el próximo juicio será el de todos nosotros como corresponsables de la concesión de indulto a los comportamientos insidiosos de nuestros gobernantes. Dicho de otra forma, si le absolvemos, aceptamos sus acciones sin sanción alguna. En cierta forma, eso le confiere inmunidad pero a nosotros nos deja al pairo de próximas acciones lesivas por parte de quienes nos gobiernan.
¿Seremos capaces de juzgarnos a nosotros mismos o nos declararemos inocentes de cualquier responsabilidad en la elección libre de los políticos que nos gobiernan?. Debería colocarse un espejo al lado de las urnas, no resulta tan fácil votar en conciencia.
Biante de Priena