Espectáculo patético el de Rivera y sus compañeros de la ejecutiva de Ciutadans: después del ridículo electoral de las municipales y de las suspensiones de militantes críticos que están provocando varias denuncias ante los tribunales por violar la Ley de partidos y atentar contra la libertad de expresión, el estado de descomposición avanzada del antaño proyecto de Boadella y Espada deja atónitos a varios intelectuales que firmaron el Primer Manifiesto por una regeneración política. Muchos de ellos se han alejado desde hace algún tiempo de un partido inmerso en una crisis profunda, y la rebelión así como la disidencia crecen cada día.
La deriva de Ciutadans no es nueva. Existe información abundante al respecto en Ciudadanos en la Prensa.
La deriva de Ciutadans no es nueva. Existe información abundante al respecto en Ciudadanos en la Prensa.
Ciudadanos en la Red se identifica con el proyecto original, parido en el Taxidermista por quince intelectuales entre quienes ya cuajaban desacuerdos significativos, pero que supieron ponerse de acuerdo en torno a varias prioridades: desconfiar de las ideologías identitarias y totalitarias, como son los nacionalismos; reclamar el regreso al principio de realidad en la política; exigir regeneración democrática y respeto por el orden constitucional español; defender el bilingüismo en Cataluña, donde, desde las autoridades nacionalistas y socialistas, se discrimina la lengua española en los espacios oficiales y se desprecian los derechos de las familias castellanohablantes que desean que sus hijos estudien en su idioma materno.
Tal y como se podía prever después del bochornoso congreso fundacional en julio 2006, con el paso al costado del grupo promotor y la elección caótica de unos responsables que no han sabido estar a la altura, y que se refugian en una huida hacia adelante, la degradación de la situación se ha acelerado, con divisiones internas, procedimientos disciplinarios y dimisiones masivas.
Lo más lamentable es observar cómo un partido nacido para la libertad se ha convertido en uno de los más autoritarios en su funcionamiento interno, intentando amordazar a afiliados que por definición no se van a callar porque no saben hacerlo: son Ciudadanos.
Jorge Harrison