Según información de Datos Macro, que ofrece los IPC de los
países con las economías más relevantes (65), España es el país en el que más han
bajado los precios a lo largo de 2014, con – 1,2, el siguiente es Grecia con
-1,1 que lleva todo el año en deflación.
Los precios tienen dos componentes, el costo real y los
impuestos, desde hace dos años en España no han dejado de subir los impuestos y
al mismo tiempo tampoco han dejado de bajar los precios. Cierto es que en el
último mes España ha crecido un 0,6 %, pero con una carga impositiva muy
superior a la que existían cuando el gobierno de Mariano Rajoy llegó a La
Moncloa.
Crecer bajando los precios, en realidad no es crecer, es
devaluar el precio de los productos y servicios, a pesar de que los impuestos
se han elevado. En realidad, el crecimiento de España es una gran operación de
maquillaje, un crecimiento espúreo, que no proviene del crecimiento de la
demanda externa sobre nuestros productos, que también ha disminuido en los
últimos meses, ni tampoco del crecimiento del consumo o demanda interna que no
deja de menguar.
Vender más a menor precio reduce los ingresos que reciben los
productores de bienes y servicios, pero también los impuestos que reciben las
entidades gubernamentales.
España camina directamente hacia la deflación y el gobierno
sigue de vacaciones, menos mal que la oposición hace lo mismo y los medios de
comunicación también. En septiembre nos enteraremos de que este país ha entrado
en deflación, eso con un poco de suerte
Enrique Suárez