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viernes, 17 de noviembre de 2006
La guerra que no cesa
Soy un ciudadano del mundo, y del mundo quiero tratar, ancho y no tan ajeno.
Alain-Gérard Slama, mente clarividente y rebelde, escribía hace escasas semanas que era vano e inútil cerrar los ojos y apretarlos para que se desvaneciera la realidad, Dentro y fuera, en la patria chica, en la grande y en el desierto lejano, crece el peligro. Olvidémonos un instante de la ignominia del nacionalismo provinciano y mezquino.
Os quiero hablar de la guerra.
España y sus medios, incluídos sus mejores periodistas y pensadores de la actualidad, se miran a sí mismos, ombligados en una neurosis neoyorkina de los 70, pero con pinta de Alfredo Landa aburguesado, audi metalizado, bigote de la seva y patillas de pachinadie. Pobre Woody Allen, el de antes, antes de ser ese clarinetista absurdo y senil, si levantase la cabeza y la mirada chirriante de aquel agarrar la pasta y correr.
La guerra acecha, y no me refiero precisamente al conflicto iraquí, cómodo y vetado, casi inofensivo.
Ahmadinejad, secuestrador de aviones reconvertido en presidente de Persia, se asignó una misión, no sólo retórica: destruir Israel. Israel sabe que los demás saben que para preservar su supervivencia, no es descartable la inminente escalada que sólo podrían frenar las democracias, más precisamente la blanda Europa, ante vacilaciones chinas, cavilaciones rusas y lealtades estadounidenses. La benevolencia de la Unión Europea con Irán, simétricamente contrapuesta a su intransigencia hacia la callada Siria, alimenta a la hidra de Al-Qaida, con sus movimientos implantados en Europa a modo de oficinas de reclutamiento para nuevas redes de contiendas santas y tecnológicas.
Me dirijo a ti, Zapatero, y a tus progres reciclados en el verde urbano con nostalgia de verde oliva. Me dirijo a ti, Rajoy, Merlín rodeado de cobardes encorbatados y flequillo tendance, persuadido que tu retahíla paulista hará entrar en razón a periféricos desquiciados y sin rumbo:
Contra el terrorismo, el del tiro en la nuca, de la barretina dominguera o del “¡boadella feixista!”, la obligación, la prioridad y el honor de una democracia es reforzar el estado de derecho y restaurar el imperio de la ley.
No miréis hacia Europa y los cretinos de Estrasburgo, dando el sí a la rendición mientras Rosa Díez sollozaba en su despacho y Vidal-Quadras, con su voz rota pero su alma entera, gritaba como un mudo ante una horda de carcajadas sordas.
Contra el terrorismo, el del árbol, de las nueces y de los que se conformarían con seguir viviendo (¡por favor, no matéis a mi marido!, recuerdo que imploraba aquella esposa de socialista a batasunos primos suyos en un pueblo del oasis RH anterior a la tregua victoriosa), la única lucha posible es decirle que no al repliegue y no a la vulnerabilidad consentida frente a los fanatismos que se han apoderado, por efecto de vacío, de la nación sin respuestas frente a los desórdenes planetarios y los abusos del maulet vecino.
Si en Francia, por ejemplo, la extrema derecha antieuropea y la “gauche de la gauche” repercuten, a su manera, la ola nacionalista que corroe y descompone la unión continental como una gangrena, nosotros lo hacemos mejor todavía: combinamos la crisis internacional que no entendemos ni nos interesa con el abandono de aquello que nunca asimilamos realmente, pues las Cortes de Cádiz sólo fueron un fuego fatuo que recorrió el cementerio patrio.
Por eso aquí la brecha es amplia y hermosa, fruto de la renuncia prematura al legado individualista y laico de las Luces, y abierta de piernas al retorno triunfante, como en las operetas de Luis Mariano, de las pasiones comunitarias.
Nunca res pública fuere más necesaria, y no me refiero precisamente a la segunda ignominiosa.
El Espíritu Ciudadano
Quisiera disponer del lenguaje lírico de los poetas para escribir estas palabras, por que las epopeyas necesitan de la estrofa, como el trigo del tiempo y el agua; la historia de una vida vivida no me lo permite, demasiado barro en el camino, muchos años de silencio, y la pertinaz realidad, han vaciado mi mochila de versos.
“A galopar, a galopar...hasta enterrarnos en el mar”, ¿qué fue del jinete cuatralbo?, ¿del abuelito que me hablaba del pirata?, ¿qué ocurrió con nuestros sueños?.
Paco Ibáñez se quedó vació de cantarlos al viento, sus semillas no llegaron nunca a la tierra, o si lo hicieron, fue para ser pisoteadas por los mismos de siempre, por que la tierra se hizo yerma para ser vendida en parcelas recalificadas por los especuladores.
Quisiera saber relataros lo ocurrido en nuestra historia reciente, más allá de la alienación propuesta por Marx o la abducción ofrecida por Mulder.La acusación es la siguiente: alguien ha asesinado lo mejor de nosotros, condenándonos al adocenamiento, a la dictadura de la mediocridad, a navegar errantes en el más de lo mismo.
Las ilusiones del pueblo se han transformado en patrimonio del olvido, nuestros sueños en intereses hipotecarios, y el orgullo de Pericles en ominoso silencio. La mezquindad ha gobernado nuestras vidas y haciendas desde el feudalismo más infame de la democracia menor que nos han proporcionado los secuaces del presente.
Durante estos años, hemos asistido, inertes, a la lenta agonía del espíritu ciudadano, que había rebrotado tras la muerte de aquel otro dictador y su fascismo.
¡Marat, loco Marat!, tu juzgarías de forma implacable, sin lenidad alguna, a los asesinos del espíritu ciudadano. Pero estás muerto, y enterrado en la tumba de la amnesia, como todos los demás precursores de las esencias ciudadanas, por que no tienen cabida en la tragicomedia de las élites rosadas que nos gobiernan.
¿Quiénes han sido los culpables?.
Yo, ciudadano, reconozco y delato.
Los culpables han sido:
-La política de los políticos que han preferido que el pueblo se forme con electores indiferenciados y transigentes, y no con ciudadano libres e independientes.
-Las miserias del mercado y sus manos invisibles, que han convertido a los ciudadanos en insaciables consumidores atrapados en un único bienestar posible, de consumir hasta consumirse; mientras que facilitaba el enriquecimiento de muchos desde la tolerancia a lo intolerable.
-El Estado y su hacienda pública, que ha transformado a los ciudadanos en meros contribuyentes, productores de tributos.
-La cultura de la apariencia y la deslegitimación, que ha permitido la organización del desprecio y el elogio de la decadencia. ¿Qué ciudadanos pueden surgir del mestizaje de la nada con la insidia?
-De la justicia no diré nada, por que sigue y seguirá colapsada, como siempre.
-Todos nosotros, ciudadanos, que hemos asistido al desenlace delegando nuestra representación más allá de lo imprescindible, de una forma dependiente, pasota y absurda.
Todos tenemos responsabilidad en el exterminio del espíritu ciudadano, ellos por ejecutarlo y nosotros por haberlo permitido, por haber mirado a otro lado mientras agonizaba.
Ha llegado la hora de la verdad, de continuar la obra de tantos predecesores en la construcción de la ciudadanía, de todos los que lucharon antes que nosotros por la libertad, la democracia y la justicia para el pueblo, desde el pueblo y con el pueblo.
Desde Atenas a la Comuna de París, desde Filadelfia a Tiananmen, desde Berlín a Sudáfrica, se oye un rumor. Algunos dicen que son los elefantes de Anibal que caen sobre Roma, otros mencionan a las masas agitadas que vienen a asediar la Bastilla, otros, entre los que se cuentan los detentadores del poder, solo oyen un ruido ensordecedor que les hace temblar.
Ha llegado la hora de que los ciudadanos se representen a sí mismos, y para ello hay que expulsar una vez más, (se ha hecho muchas veces a lo largo de la historia) a los intermediarios y representantes aferrados a sus poltronas de poder, y eliminar la mediocridad política de nuestra vida de una vez para siempre.
El espíritu ciudadano es el alma de los pueblos que no se someten, y como los héroes de las leyendas, siempre regresa cuando los justos lo reclaman.
Adelante Ciudadanos!!!
La monopolización nacionalista de la vida política española con su aburrido y pertinaz discurso identitario más el acaparamiento de la palabra por parte de los políticos que colapsan los medios de comunicación más allá de lo pertinente tanto en expresión política del todo baladí como en cualquier otro aspecto de nuestro - ya sea social, cultural o pseudo cultural - espacio de comunicación (por no decir espacio vital, que ese procuramos ocuparlo cada uno por su cuenta) han dejado a la ciudadanía "sin canal para expresarse".
La irrupción de Ciudadanos Partido de la ciudadanía en el parlamento catalán, además de abrir el espectro del pensamiento único que tanta falta hacía, ha desatado la pasión "contenida" por hablar en libertad, es decir, por disentir, por debatir, por salir al aire de la comunicación sin barreras lingüísticas y sin achantarse ante la presión mediática y política que el nacionalismo con su "llave para la gobernabilidad del Estado"mantenía cerrada a cal y canto dejando "sin canal de expresión" a la tan necesaria y deseada pluralidad de pensamiento.
Carmen C.
Bienvenido ciudadano:
Atrás dejamos los lamentos, los desengaños políticos, el agotamiento de una democracia incompleta y el secuestro de las libertades básicas. Atrás se queda el pasado de corrupción, la cultura de la opresión y el silencio, y la sinrazón de los que nos han representado.
Queremos recuperar desde la ciudadanía activa, la autenticidad de los conceptos que sostienen nuestra convivencia: democracia, paz, libertad, justicia, honestidad, igualdad real de oportunidades, solidaridad, y esperanza de hacerlo mejor cada día.
Nuestro objetivo prioritario es procurar desde la armonía, el máximo bienestar colectivo posible. Vamos a acelerar el progreso con vuestra confianza y colaboración. Legar a los que vengan, algo mejor de lo que hemos recibido.
Ha llegado el momento de que los ciudadanos se representen a sí mismos, de renunciar a los intermediaros políticos que nos han defraudado. Estamos preparados para recobrar la soberanía ciudadana, y para asumir desde la responsabilidad, las riendas de nuestro destino.
¡Adelante ciudadanos!
Enrique Suárez Retuerta
Ciudadanos en la Red
Aquí nace una bitácora política con la intención de que acompañe a los ciudadanos en una nueva y apasionante etapa que acaba de empezar.
Esperamos contar con vuestra presencia para recorrer juntos un camino que nos ha de llevar a un lugar carente de sombras, donde nosotros y nuestros hijos podamos vivir en paz, en armonía y en libertad.
Somos Ciudadanos, y estamos en la red. Gracias por vuestra compañía.