“España fue devuelta a los españoles hacia 1976 (...) Nos
hemos encontrado con que el pueblo español estaba vivo, activo, en
disponibilidad: ni enfermo ni envilecido ni lleno de odio. Esto ha sido posible
porque no ha faltado la levadura o, si se prefiere otra imagen, la sal de la
tierra, que ha evitado la corrupción. Y esta sal histórica es una combinación
de verdad y libertad.” Julián Marías
Majestad:
Me gusta ir contra corriente, soy particular, lo reconozco, pero
me siento bien en España, porque en ningún país del mundo se ha reunido más particularidades a comienzos del siglo XXI, cada uno en la república de su casa, en una cohesión que parece imposible.
Tanta modernidad con talante nos ha creado un estropicio en
las buenas costumbres, y ahora, lo que destaca son las malas costumbres, la de
robar, la de fingir, la de engañar, la de señalar con el dedo al otro, la de
difamar, la de mandar y no gobernar. Menos mal que todo lo que se ve es un
magnífico espectáculo, en el que todo el mundo quiere ser actor principal, nada
de comparsa, sirva o no para la cosa, eso es lo de menos.
Felipe de Borbón y Grecia sé que nunca leerás esta carta, ni
falta que te hará, pero aunque voy a hablar de ti, más bien a quien me dirijo
es a los españoles, en especial a los más jóvenes, que han sido cultivados con
esmero en la LOGSE o en la inmersión correspondiente, para que griten en la
calle reclamando lo que les han dicho que es bueno, sin contarles lo malo que
trae con ello. Eso de distinguir el mundo en lo bueno y lo malo, es un atavismo
del cristianismo, que han heredado los colectivistas de todos los partidos,
todos ellos enemigos de la libertad.
Querido Rey, (¿por qué no ibas a serlo?), te he visto crecer, desde tus primeras palabras
en los Premios Príncipe de Asturias, cuando tendrías que estar jugando a la
pelota en el Parque San Francisco de Oviedo, ya tenías atribuidas funciones
institucionales; en todos los años que
llevas siendo Príncipe de Asturias jamás ha dado algún cante digno de reseña,
salvo algún escarceo amoroso, como todo el mundo, y por supuesto, muchos menos
que tus antepasados o tus familiares.
Tu comportamiento ha sido intachable, te has casado con una
plebeya, Letizia, por cierto asturiana, y has tenido hijas que a partir de
ahora serán de Borbón, Grecia (y Asturias). La próxima Princesa de Asturias se
llama Leonor, como Leonor de Guzmán, la madre de Enrique II de Trastamara, el
de las Mercedes, que tuvo diez hijos bastardos con Alfonso XI y que en realidad era
tataranieta de Alfonso IX de León, lo que evitó conflictos entre leoneses y
castellanos a partir del reinado de su hijo. Si me lo permites, te recomiendo que vuelvas a leer su biografía, sobretodo cuando huyó a Asturias, con un destierro como el de El Cid, y al final logró librarnos de su hermano, Pedro I "el cruel" y el reinado de terror que había creado en Castilla. Así que la Princesa Leonor, traerá
sangre de todos los reinos de Europa y será reconocida como Princesa en
Asturias, la comunidad más rebelde de España cuando hay imposturas y la más
noble, cuando es necesario controlar las desmesuras. En Girona, ya sabes que los del ayuntamiento han dicho que tu principado no les representa, como si unos cuantos advenedizos pudieran truncar la historia que proviene desde el siglo XIV.
Sin duda tu reinado, que comienza hoy, no estará libre de
conflictos, entre otras cosas porque la casta que ha acompañado a tu padre en
su andadura ha degenerado en apoteosis de estupidez en los últimos tiempos,
como alguien dijo, se ha producido una selección inversa, elevando a los más
memos a las más altas dignidades, conformando la casta que nos desconsuela cada
día, que ha dejado España y a los españoles como un erial, sólo por ambición,
vanidad y soberbia, y mucha, muchísima memez. Los partidos políticos españoles
tienen tanto que ver con la democracia como las cofradías de la Semana Santa
con el culto a Osiris. Y Felipe, esos son los que deciden firmar tu
proclamación, líbrate de ellos cuanto antes, que te hunden el reino y a tus
compatriotas , que no tus súbditos, contigo y con él.
Providencial ha sido la llegada de ese emperador mediático y
asiático con coleta que al grito de podemos que trata de subvertir cualquier ley y orden en
prodigio de adanismo y simulacro, menos las de cobrar como cualquier
representante público. Se sospecha que tiene un apoyo importante detrás, como conjeturaba ayer, posiblemente del marido de Carme Chacón en reunión de los
grupos mediáticos creados al albur de Zapatero, están dispuestos a cambiar de
régimen para exterminar lo que quede de España, como exterminaron buena parte
de las Cajas de Ahorros. Estos venden
España por un plato de lentejas como tu antepasado Fernando VII y nos crean una
República Bolivariana de los Pueblos de Hispania, con Ministerio de la Felicidad Social Suprema a poco que
los dejes.
Lo de la bronca en las redes y en todas partes, se explica
rápido, amor al puesto de trabajo de todos los colocaos por la casta durante
los últimos años, de sus hijos y familiares, a comer del pesebre público,
porque no puede ser que en los últimos 30 años en España hayan crecido hasta el
250 % los empleados públicos (cuando en número de funcionarios somos el cuarto
país de Europa por la cola), mientras que la tasa de actividad española sólo lo
haya hecho en el 150 %. No puede ser que mientras el paro haya crecido en un 25
% durante los últimos diez años, los empleos en el sector público hayan crecido
también en un 25 % (en su mayoría no funcionarios, adheridos a las administraciones
autonómicas y municipales). No tiene sentido que en este país todos los
sectores pierdan puestos de trabajo y el sector público los incremente, con
lacitos, quieren acabar con todo y los sindicatos de los EREs de procesión. En
este país hay mucho mangante y mucho aristócrata laboral en el sector público,
colocado por algún pariente, amigo o sinvergüenza de turno. Eso explica mejor
que cualquier otro factor el ambiente de gresca en este país, el podemos seguir
trincando, porque el Gobierno no se atreve a echarnos a la puta calle, aunque
ya se lo han dicho en Bruselas, el Gobernador del Banco de España, la mayoría de economistas de prestigio de este país y hasta Felipe González.
Lo curioso es que esos son los que reclaman la República,
desprecian la Constitución y la democracia, y a los españoles que les hemos
adoptado como nueva aristocracia que nos jode cada día, porque como no tienen
trabajo se dedican a crear problemas para que se vea que su puesto de trabajo
es necesario y broncas en el tiempo libre, para caldear el ambiente y simular
que si en este país se toca lo público, es decir, a ellos, se arma la de Troya.
Son ellos, precisamente, los que más embisten por negar tus derechos dinásticos
constitucionales, cuando gobierno tras gobierno se van pasando los puestos de
trabajo de padres a hijos y de hijos a nietos, colándolos por la puerta de
atrás, como se hacía en el franquismo. Son los que exclaman que no puede haber
seis millones de parados, cuando un 58 % de parados jóvenes, explican, a la luz
de los hechos que hay un tapón de lameculos en este país, viviendo del pesebre
público, que ni en el Antiguo Régimen. En este país hay mucho sinvergüenza, que
juega a redentor, cuando en realidad es verdugo.
Sobre lo de Cataluña y el País Vasco, no añadir nada más que
lo que ya dije en otras ocasiones, ni catalanes ni vascos tienen ningún
problema con los demás españoles, nunca ha ocurrido tal cosa, por mucho que a
las castas feudales de estos territorios se les haya ocurrido esta especie. Todos
los nacionalismos, incluido el español tienen mucho más que ver con la mitología
que con la realidad, y los conflictos entre Euskadi y Catalunya con España no
son más que los restos de las aventuras de tus antepasados, luchando por el
poder entre unos y otros.
Soy liberal, de los liberales que crearon la nación en este
país, la soberanía nacional que reside en el pueblo español y legitima las
constituciones, y que decidieron en su día, hacia 1812, crear una Constitución
para hacer libre al pueblo y soberano, ante el absolutismo de tu antecesor
Fernando VII y la invasión de España por Napoleón. Y todo ello en una Cádiz
libre, amparada por los ingleses desde Gibraltar que fueron nuestros aliados
para expulsar al francés, si D. Agustín Argüelles hubiera decidido crear una
República, hoy, posiblemente en España hablaríamos francés. Los liberales que
fueron exterminados por Fernando VII, y que sin embargo apoyaron a Isabel II,
su hija para mantener este país unido, los que gobernaron como se pudo la
decadencia de finales del siglo XIX, los que se enfrentaron a las dictaduras de
Primo de Rivera y Franco, los que se agruparon tras la espalda de Adolfo Suárez
mientras todos los que le acompañaban servían a otros amos y los que han
desaparecido de la escena política hasta hoy, otra vez exterminados, en esta
ocasión, por la casta, heredera de Fernando VII, y de Franco.
De los liberales que
algún día, cuando corresponda, reclamarán que el pueblo español pueda decidir
por primera vez en su historia su forma de gobierno entre Monarquía y República, de
forma legítima y legal, pero también de los que dicen ¡Viva el Rey! cuando hay
que decirlo, porque consideramos que es lo mejor para España, aunque nuestros
sentimientos y emociones estén puestos en el horizonte de una República Liberal, porque a fuer de liberal también soy humanista, como Erasmo de Rotterdam, el que escribió el Elogio de
la Locura para poner al Vaticano de vuelta y media, al que no le complacía
España y era hombre aparte, es decir, sin partido, pero que no escuchó los
cantos de sirena de Lutero, porque sabía que había que distinguir las
instituciones de sus degenerados ocupantes.
Contigo se abre una nueva era en España, los españoles
estamos hartos de todas las representaciones del poder que han destrozado la
convivencia en este país pos sus
miserables intereses partidarios, creando un desfalco en el Estado que vamos a
tardar veinte años en salir de él, sin que reconozcan su responsabilidad en el
asunto. Cuídate de las dos Españas, porque ninguna es buena y ama a los
españoles, para que ellos también te amen, tienes una gran oportunidad
histórica en uno de los momentos más difíciles que atraviesa la nación para
explicar a los que educaron contra la monarquía para que sirve un Rey.
Te deseo lo mejor y mucha suerte, Felipe VI, ahora tienes ocasión de mostrar que eres uno de los
nuestros: un español más; cuenta con la gente de bien, que en este país es la
inmensa mayoría. Cuídate de todos los que te van a rodear, no permitas que te
asedien, ni te conviertan en su títere, ni te amordacen, y reflexiona siempre antes de volver a reflexionar y expresar lo que realmente quieres decirnos.
Como empecé, concluyo: ¡VIVA EL REY!
Enrique Suárez