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jueves, 23 de mayo de 2013

El PP antiliberal de Mariano Rajoy




La entrevista realizada por Gloria Lomana a José María Aznar el pasado martes en Antena 3, ha levantado ampollas entre las huestes estatalistas y estacionarias de Mariano Rajoy, que sigue empeñado en un acto de soberbia que raya con la estupidez, en que su política es la única posible para sacar a este país de la crisis. Será la única posible que se le ocurre a él y su legión de edecanes, que habiendo llegado al poder prometiendo bajar impuestos han logrado implantar una política socialista que ni siquiera Zapatero se hubiera atrevido a imponer. 

Los hechos están a la vista, si con Zapatero nos endeudamos en su último año de Gobierno en 120.000 millones de euros, con Rajoy llevamos dos años endeudándonos al mismo ritmo, mientras en el PP presumen de haber contenido el descalabro, cuando en realidad seguimos descalabrándonos al mismo ritmo que con el PSOE.

Mariano Rajoy ha convertido su partido en algo parecido a una socialdemocracia de derechas, donde las estructuras del Estado y las administraciones públicas resultan intocables en su configuración, prefiriendo esquilmar a todos los españoles antes que reducir el Estado que nos sobra, la paz social que está consiguiendo, posiblemente pactada en secreto con sindicatos y PSOE, nos está saliendo a los españoles por un empobrecimiento del 20 %, un millón de parados más, un déficit que no se reduce, una deuda que no deja de crecer y además con más impuestos, tasas, recortes y encarecimiento de los servicios prestados por el Estado y las administraciones públicas, y la reducción de su calidad.

Subir los impuestos, precisamente lo contrario de lo que prometió en su campaña electoral para triunfar en las elecciones, no es precisamente una política liberal, sino socialdemócrata. También es socialdemócrata hacer que el Estado acumule más poder, nacionalizar bancos quebrados, y renunciar a la defensa de la Nación como elemento de cohesión entre los españoles. Las únicas medidas de derechas que trata de imponer el PP son una ley de educación más dogmática y una ley del aborto que restringe las posibilidades existentes en la época de Aznar.

Hasta ahora no se ha encauzado ninguno de los problemas que realmente interesan a los españoles y que se resumen en cinco: instituciones, corrupción, deuda, déficit y paro, ni se espera que se resuelvan.

Por eso no es de extrañar que desde los sectores más liberales del PP surjan voces discrepantes de alto nivel, Esperanza Aguirre hace unos días y José María Aznar ayer mismo, (aunque su programa político ya lo manifestó en 2008, sin que nadie en el PP se haya enterado todavía de su existencia)  para recordar que de la crisis se saldrá cuando se bajen impuestos y no cuando se suban que es lo que no ha dejado de hacer el Gobierno de Mariano Rajoy.

Tal parece que al Presidente del Gobierno le han diseñado el programa de acción desde lejanos lugares y que gobierna al dictado de los acreedores del BCE a los que adeudamos 400.000 millones de euros. La trayectoria de Mariano Rajoy ha pasado de Tancredo expectante en la oposición a Rodríguez Zapatero, a títere europeo bajo las faldas de Ángela Merkel.

Realmente cabe hacerse una pregunta, ¿está cualificado un presidente ausente como Mariano Rajoy para lograr que los españoles salgamos de la crisis algún día? Parece ser que ese ha sido el mensaje último de José María Aznar, al contemplar como su sucesor en la presidencia del PP puede dejarnos aún peor de lo que hizo su sucesor en la presidencia del Gobierno. 

Lo que ha venido a decir el expresidente, es que Mariano Rajoy no tiene su confianza, para sacar de la crisis este país con las acciones políticas que ha elegido, que es exactamente lo mismo que pensamos la inmensa mayoría de los españoles, y que está dispuesto a regresar a la política activa antes de que el “heredero” que él mismo eligió, traspase con sus erráticas políticas, devastadoras y acomplejadas, la delgada línea roja que hundiría a este país, a sus habitantes y por supuesto, a su propio partido, para siempre.

La cuestión que está sobre la mesa ya no es si hay o no hay crisis en el PP, sino cuándo acontecerá la noche de los cuchillos largos en el partido de la gaviota transformada en pingüino.

Enrique Suárez

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