La entrevista realizada por Gloria Lomana a José María Aznar
el pasado martes en Antena 3, ha levantado ampollas entre las huestes
estatalistas y estacionarias de Mariano Rajoy, que sigue empeñado en un acto de
soberbia que raya con la estupidez, en que su política es la única posible para
sacar a este país de la crisis. Será la única posible que se le ocurre a él y
su legión de edecanes, que habiendo llegado al poder prometiendo bajar
impuestos han logrado implantar una política socialista que ni siquiera
Zapatero se hubiera atrevido a imponer.
Los hechos están a la vista, si con Zapatero nos endeudamos
en su último año de Gobierno en 120.000 millones de euros, con Rajoy llevamos
dos años endeudándonos al mismo ritmo, mientras en el PP presumen de haber
contenido el descalabro, cuando en realidad seguimos descalabrándonos al mismo
ritmo que con el PSOE.
Mariano Rajoy ha convertido su partido en algo parecido a una
socialdemocracia de derechas, donde las estructuras del Estado y las
administraciones públicas resultan intocables en su configuración, prefiriendo
esquilmar a todos los españoles antes que reducir el Estado que nos sobra, la
paz social que está consiguiendo, posiblemente pactada en secreto con
sindicatos y PSOE, nos está saliendo a los españoles por un empobrecimiento del
20 %, un millón de parados más, un déficit que no se reduce, una deuda que no
deja de crecer y además con más impuestos, tasas, recortes y encarecimiento
de los servicios prestados por el Estado y las administraciones públicas, y la reducción de su calidad.
Subir los impuestos, precisamente lo contrario de lo que
prometió en su campaña electoral para triunfar en las elecciones, no es
precisamente una política liberal, sino socialdemócrata. También es
socialdemócrata hacer que el Estado acumule más poder, nacionalizar bancos
quebrados, y renunciar a la defensa de la Nación como elemento de cohesión
entre los españoles. Las únicas medidas de derechas que trata de imponer el PP
son una ley de educación más dogmática y una ley del aborto que restringe las
posibilidades existentes en la época de Aznar.
Hasta ahora no se ha encauzado ninguno de los problemas que
realmente interesan a los españoles y que se resumen en cinco: instituciones,
corrupción, deuda, déficit y paro, ni se espera que se resuelvan.
Por eso no es de extrañar que desde los sectores más
liberales del PP surjan voces discrepantes de alto nivel, Esperanza Aguirre
hace unos días y José María Aznar ayer mismo, (aunque su programa político ya lo manifestó en 2008, sin que nadie en el PP se haya enterado todavía de su existencia) para recordar que de la crisis se
saldrá cuando se bajen impuestos y no cuando se suban que es lo que no ha
dejado de hacer el Gobierno de Mariano Rajoy.
Tal parece que al Presidente del Gobierno le han diseñado el
programa de acción desde lejanos lugares y que gobierna al dictado de los
acreedores del BCE a los que adeudamos 400.000 millones de euros. La
trayectoria de Mariano Rajoy ha pasado de Tancredo expectante en la oposición a
Rodríguez Zapatero, a títere europeo bajo las faldas de Ángela Merkel.
Realmente cabe hacerse una pregunta, ¿está cualificado un
presidente ausente como Mariano Rajoy para lograr que los españoles salgamos de
la crisis algún día? Parece ser que ese ha sido el mensaje último de José María
Aznar, al contemplar como su sucesor en la presidencia del PP puede dejarnos aún
peor de lo que hizo su sucesor en la presidencia del Gobierno.
Lo que
ha venido a decir el expresidente, es que Mariano Rajoy no tiene su confianza, para sacar de la crisis este país con las acciones políticas que ha elegido, que es exactamente lo mismo que
pensamos la inmensa mayoría de los españoles, y que está dispuesto a regresar a
la política activa antes de que el “heredero” que él mismo eligió, traspase con
sus erráticas políticas, devastadoras y acomplejadas, la delgada línea roja que hundiría a este
país, a sus habitantes y por supuesto, a su propio partido, para siempre.
La cuestión que está sobre la mesa ya no es si hay o no hay crisis
en el PP, sino cuándo acontecerá la noche de los cuchillos largos en el partido
de la gaviota transformada en pingüino.
Enrique Suárez