"Cambiemos algo para que todo siga igual" Príncipe de Salina (El Gatopardo) Tomaso di Lampedusa
Mientras la casta tradicional formada por los partidos de
poder que han masacrado la democracia española durante los últimos 40 años: PP,
PSOE, IU, PNV, CIU, CC, UPyD, Foro, UPN, ERC, BNG, AMAIUR se sigue desmoronando al ritmo previsto tras
las corrupciones, fraudes e ilegalidades que han cometido y piensan seguir
ocultando, como si los responsables de las mismas fueran algunos de sus
miembros y no todos sus miembros cómplices, surge una nueva congregación de
partidos a los que bien se puede denominar neocasta.
Algunos creyentes, con algunos intereses ocultos, muy
prolijos en las redes sociales, entonarán el himno del momento: “hay que darles
una oportunidad”, ¿para qué?, ¿para qué
sigan haciendo lo mismo y sustituyan a los anteriores en el trinque, el
despilfarro, la memez y el estropicio?
Es asombro prodigioso contemplar como algunos españoles, que hacen de la fe dogma, piensan que por
cambiar el discurso, los mensajes, la propaganda, el color de las siglas, las
caras y los culos, de los personajes, las cosas de la política pueden cambiar algún día en este
país, cuando las estructuras de reclutamiento de los genocidas sociales, enemigos de la libertad y la democracia, sigue
siendo la misma que ha permitido a los anteriores cometer sus delitos, sin cambiar
un ápice, ni una mota en su impostura representativa.
Si alguien piensa que Ciudadanos o Podemos van a suponer
alguna novedad en la forma de expolio se engañan, en primer lugar porque ni
Podemos, ni Ciudadanos podrán gobernar en ningún lugar y juntos no creo que
vayan ni a por alfalfa, así que siempre tendrán que ensamblarse con la casta
vieja para poder extraer beneficios propios y crear estropicios ajenos. La
neocasta sigue el mismo patrón que la paleocasta en el reclutamiento y
aprobación de sus representantes políticos, eso sí, con propaganda 2.0
inyectada en vena, gracias a los medios de comunicación que han encontrado un
filón en el entretenimiento del personal, mientras este país se sigue yendo a
la mierda.
Albert Rivera y Pablo Iglesias son tan déspotas como Mariano
Rajoy o Pedro Sánchez, tan burdos como Artur Mas, el octavo hijo de Pujol, o
Rosa Díez, la divina progresista. Son políticos y eso lo dice todo de ellos, la
única diferencia de los líderes de la neocasta con respecto a los de la
paleocasta es que son jóvenes y están mejor formados, al menos saben inglés,
pero ambos ocultan su oscuro pasado, con el mismo desparpajo. Pablo Iglesias
que es un comunista avalado por regímenes tiranos como Irán o Venezuela, que ha
sido formado en la inquina de la izquierda totalitaria, que nunca ha hecho nada
para defender a los ciudadanos, sino alzarse sobre ellos para imponer su
voluntad de tiranía discreta y sus ideologías trasnochadas.
De Albert Rivera, se podría hacer una enciclopedia sobre su
ambición, sus alianzas ocultas con grupos de presión organizados, las numerosas
traiciones que ha cometido con sus seguidores, casi tantas como las de Rosa
Díez, los cambios de programa, de ideología, de propuestas, pero sobretodo el
gran papel que ha jugado para que en Cataluña haya sido posible la fraudulenta
representación teatral del secesionismo, creando una oposición menor que ha
permitido –junto con la ausencia del PP- el triunfo del nacionalismo
independentista.
Albert Rivera es un trepa profesional desde que llegó a la
política, es capaz de vender a cualquiera con tal de medrar, ni siquiera Pablo
Iglesias, que es un auténtico iluminado, es tan mezquino en sus intereses. ¿Y
se creen ustedes de verdad que el triunfo de estos ilustrados majaderos va a
cambiar la realidad política de este país?
Lo único que buscan es la cuota de poder necesaria para
renovar la paleocasta con la neocasta, cambiar los viejos perros con jóvenes
cachorros, que nos sigan devorando la libertad, la democracia, los recursos públicos y la justicia en
esta pantomima que se representan y que pagamos todos.
Que sean felices con lo
que les dejen estos petrimetres en su lucha por vivir a su costa. El engaño está servido, procuren consumirlo en las próximas elecciones, no sean ustedes fachas, carcas, o acomplejados, es hora de cambiar el voto, para que permanezca la tiranía y no se les ocurra apagar la televisión que les educa para seguir siendo buenos demócratas en los programas para descerebrados.
Enrique Suárez