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lunes, 8 de octubre de 2007

Escucha, pequeño hombrecito


Carta abierta a Albert Rivera

"Te distingues de los hombres realmente grandes, sólo por un rasgo. El gran hombre ha sido como tú un pequeño hombrecito, pero ha desarrollado una cualidad importante: ha aprendido a ver dónde era pequeño en su pensamiento y en sus acciones. En la realización de una tarea escogida por él mismo ha aprendido a darse cuenta de la amenaza que representaba su pequeñez y su mezquindad. Entonces el gran hombre sabe cuándo y en qué es pequeño. El Pequeño Hombrecito no sabe que es pequeño y tiene miedo de saberlo. Cubre su pequeñez y debilidad con fantasías de fuerza y grandeza -la fuerza y la grandeza de otros hombres-. Está orgulloso de sus grandes generales, pero no de sí mismo. Admira las ideas que no tuvo y no las que sí pensó. Cree mucho más en las cosas que no comprende, y no cree en la veracidad de las ideas que entiende más fácilmente".

¡Escucha pequeño hombrecito!
Wilhelm Reich (1947)


Ni siquiera habíamos nacido, Albert, cuando el autor del opúsculo que he elegido para titular esta carta que te dedico, abandonaba discretamente la vida tan querida para él, en una siniestra cárcel norteamericana, posiblemente ayudado por una “mano amiga”. Un infarto de miocardio se puede inducir fácilmente.

Wilhelm Reich, fue precisamente el interprete más curioso del psicoanálisis freudiano, pues mientras sus colegas (con la excepción de Jung), comprendían que la libido debía interpretarse de forma simbólica, el se propuso entenderla literalmente. Y dirás tú, que puedes continuar tu vida sin saber estas cosas, ya, ya se que no son de tu interés, pero es bueno saber de todo, Albert, aunque no procure beneficio material inmediato. Más tarde seguiremos hablando de Wilhelm Reich.

Pronto será 1 de noviembre y se cumplirá un año de tu llegada al parlamento catalán como representante de Ciutadans, junto a Antonio Robles y Pepe Domingo. Pero lamento decirte que ya no estaré entre vosotros para celebrarlo juntos, y no por que piense abandonar este mundo, sino porque me voy del partido.

Y me voy del partido por que me siento decepcionado con todo lo que ha ocurrido y no ha ocurrido durante este tiempo, apenas un año, no voy a suavizarlo en estos momentos; sencillamente seguiré los pasos de otros muchos que me han precedido en la desafiliación, pero que no lo han hecho por que ya no se sientan Ciutadans, sino más bien por lo contrario, porque Ciutadans ya no les siente a ellos como suyos con sus principios, valores, e intereses.

Hay coincidencias interesantes en la vida Albert, por ejemplo en tu caso, llegaste a la política desnudo, con aquel extraordinario cartel en el que sólo ocultabas tus atributos con las manos. Hermosa alegoría de lo que ha sido tu vida política hasta ahora: un cartel con un muchacho desnudo.

Nadie se atreve a decirte que sigues desnudo Albert, en esta corte de admiradores en que se ha convertido nuestro partido, y nadie se atreve a decirte que el traje a la medida que te ha hecho tu querido mentor, el profesor de Carreras, catedrático de Derecho Constitucional por cuota catalana, era realmente una sutil manera de cargarse nuestra formación política contigo como cabeza de turco. El traje nuevo del emperador nunca ha existido, más que en tus ambiciosos sueños, y en las insidiosas palabras del sastre.

Cuando Arcadi Espada exclamó con su atribulada ironía, que la victoria de Albert Rivera en el II congreso de Ciutadans no era una buena noticia, sentenció el futuro de este partido. Y días más tarde, cuando le preguntaron a Albert Boadella por Ciutadans, su hijo putativo más querido, se dejó decir que lamentablemente este partido se había corrompido mucho más deprisa de lo que se esperaba, extendiendo en ese mismo instante su certificado de defunción política. Luego vino el ominoso silencio de UPD, la indiferencia de Rosa Díez, Savater y Gorriarán, para dejarlo aún más claro, durante la presentación de esta nueva formación política la pasada semana en Madrid.

Realmente solo queda remar hasta el final de la legislatura, haciendo valer la cohesión y la fuerza de los que se han quedado en el partido, algunos de ellos porque temen pasar a ser “homeless políticos”, otros porque siguen pensando que ahora será más fácil alcanzar sus objetivos, y otros porque piensan que al final surgirá “el milagro” y la UPD y Ciutadans irán juntos a las elecciones generales.

Será cuestión de pocos meses saber la deriva de Ciutadans, la gran esperanza política de España hoy tiene competidores, y lo que antes pudo ser un proyecto común transversal y nacional, se ha convertido en un duelo al sol, no solo por el futuro, sino por la propia supervivencia política.

El problema Albert, es que parece ser que Ciutadans sí cuenta en el proyecto de UPD, junto con la mayoría de sus militantes, pero no está en la cabeza del triunvirato que tú desnudez les arrebate. Así que parece más un problema de personas que de ideas, en el que no hay tantos problemas con la nave, como con el capitán y sus asesores. Cuestión de confianza y de libertad.

Se te podrían haber disculpado muchas cosas por tu edad y tu inexperiencia, de hecho se hizo cuando medios afines al PP y al PSOE publicaron tus ambiciones políticas y tu coqueteo con la derecha catalana. ¿Habrá sido Piqué el que se fue de la lengua?. Nunca lo sabremos, pero da igual.

Lo que no admite excusas Albert, es el coste de oportunidad que tu ambición ha supuesto para la lucha contra el nacionalismo opresor y por la regeneración democrática de este país, objetivos que todos los que acudimos a Ciutadans compartíamos.

Tenías a tu disposición el mayor capital humano que ha tenido nadie después de los comienzos de la transición democrática española, y lo has dilapidado inicuamente. Eso no admite disculpas Albert, has cometido el mismo error que Adolfo Suárez cuando el CDS se deshizo en Torremolinos, porque un presidente de un partido, lo es inexcusablemente de todos los militantes que lo conforman, y no exclusivamente de los que le apoyan y le admiran. La vanidad es mala consejera en política, pero aún es peor influencia la soberbia, aunque sea juvenil.

Y volviendo a Wilhelm Reich, te sorprendería saber Albert, que uno de los más conspicuos delatores de tu inconsecuencia, el sevillano Mario Acosta, fue precisamente uno de los editores de su obra por primera vez en España. Sorprendente, ¿verdad?.

Wilhelm Reich fue un provocador (*), como nuestro querido Albert Boadella; cuando el enfant terrible del psicoanálisis escribió este libro, ¡Escucha pequeño hombrecito!, dedicó su discurso a esa persona mediocre que todos llevamos dentro, y que cuando resulta elegido por los dioses (o los intelectuales), para representar a sus congéneres, se acaba convirtiendo en un pequeño tirano, por el gran miedo que tiene a defraudarles y a defraudarse a sí mismo.

Tanto espera de sí mismo, tan grande es su ambición, que el camino hacia la gloria le deslumbra y termina irrevocablemente expulsado de la historia. En eso me recuerdas al presidente Rodríguez Zapatero, otro gran actor.

Creo que debes leer esta breve pero intensa obra del “loco” Wilhelm, antes de que sea demasiado tarde; aquí te dejo un enlace para que puedas hacerlo sin demora, en Textos Ciudadanos, una de las cabeceras de Ciudadanos en la Red, que junto con Ciudadano Ubú y la corriente zanahoria, la gente de Cerdanyola, Regeneración Democrática, Alternativa Ciudadana Progresista, y los dirigentes de algunas grandes agrupaciones como Madrid, Sevilla, o Valencia, así como varios de los “padres fundadores” de este proyecto, han sido tus peores pesadillas. ¿No son demasiadas voces en contra, y demasiado diversas, para estar todos ellos equivocados?

Y volviendo contigo, lo que te ha ocurrido Albert, mal aconsejado por los que sólo saben halagarte, es que no has sabido escuchar a tus críticos y en su discrepancia estaba precisamente lo que necesitabas para alcanzar la autenticidad imprescindible, para conseguir hacer de Ciutadans un proyecto consolidado con un gran porvenir. No has querido, no has sabido, o no has podido hacerlo, pero ahora ya no importa cual haya sido la razón de tu incompetencia, el daño está hecho, y ya no lleva remedio.

Tus asesores no te han informado bien, Albert, porque en Ciutadans, por primera vez desde hace muchos años, se había agrupado la resistencia más heroica de este país contra la opresión del nacionalismo, la complacencia del socialismo, y la ineptitud de los conservadores en sus respuestas a los problemas políticos que tenemos los españoles, en el actual estado de degeneración democrática y caos político que estamos viviendo. Tenías el mejor ejército, y ni siquiera fuiste capaz de comenzar la batalla contra nuestros rivales, en un largo y pesaroso año de incoherencias y descomposición interna.

No solo éramos un colectivo transversal, sino que también lo éramos sagital, porque la mezcla social, cultural y política de nuestro partido era absolutamente explosiva, tal vez por eso se haya destrozado el proyecto, posiblemente con la inestimable ayuda de algún profesional de la demolición controlada que se haya infiltrado entre nosotros.

Habrá que aprender de los errores cometidos y reflexionar de cara al futuro. España está mal, y peor que se va a poner; para la batalla política que se nos viene encima por la defensa de nuestros derechos constitucionales, necesitamos gente con coraje, y sin complejos, como Rosa Díez y Albert Boadella. Ellos no tienen ningún problema de conciencia, ni siquiera una pequeña duda, cuando se refieren a algo tan “intangible” como puede ser la idea de España, y sigues equivocándote una vez más, el simbolismo no es la causa de nada, es, sencillamente, la consecuencia de todo.

Espero que volvamos a encontrarnos en el camino, y que sea luchando contra los mismos adversarios. Sé feliz.
Enrique Suárez Retuerta

¿Una partidita?


Web oficial
España en Llamas (Wikipedia)

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