Ofrezco una idea por si alguien la acoge en su cartera de propuestas parlamentarias de algún partido político, creo que es una exigencia justa que nos merecemos los españoles. El proyecto se puede establecer en pocos meses.
Dado que en Cataluña se adoctrina a los niños exclusivamente en lengua catalana, historia catalana, cultura catalana, y gastronomía catalana; dado también que se multa por rotular en español a los comercios; que sólo se favorecen actos culturales en catalán y todo, absolutamente todo en catalán, sería de rigor, en consecuencia que también los productos que se venden en toda España expusieran sus características, contenidos, marcas e informaciones, exclusivamente en catalán.
Considero que con una bandera cuatribarrada chiquitita en un sitio bien visible del producto, en el que se ponga: “made in catalonia”, sería suficiente. Así los ciudadanos españoles sabríamos de forma inmediata que vamos a ELEGIR un producto de la comunidad catalana, en la que está prohibido educarse en español.
Además, como la lengua catalana es una lengua propia del Estado, no es necesario que se haga traducción al español. La lengua es lo primero y de esa forma todos los españoles tendríamos la oportunidad de aprender esa magnífica forma de expresarse mientras desayunamos, leyendo los escritos de la caja de cereales o galletas.
Como ciudadano español, solicito que todos los productos catalanes, vascos o gallegos que se comercialicen en España, se rotulen en los envases correspondientes en sus respectivas lenguas, para que vean los nacionalistas si estamos por la labor de asumir su “hecho diferencial”.
Por supuesto, una vez que esta ley haya sido aprobada en las distintas comunidades, ayuntamientos, o en el propio Parlamento, todos los productos provenientes de Cataluña, País Vasco o Galicia que se expresen en español, recibirán la sanción correspondiente por rotular sus mercancías en una lengua que detestan.
En la siguiente entrega de la ley, se solicitará que todos los productos que se exporten desde estas comunidades al resto del mundo, se rotulen en lengua autóctona, o si prefieren hacerlo en castellano, paguen un royalty al Estado español por uso de una lengua que aborrecen. Los consumidores queremos saber que es lo que pagamos con nuestro dinero. Es de justicia.
Biante de Priena
Dado que en Cataluña se adoctrina a los niños exclusivamente en lengua catalana, historia catalana, cultura catalana, y gastronomía catalana; dado también que se multa por rotular en español a los comercios; que sólo se favorecen actos culturales en catalán y todo, absolutamente todo en catalán, sería de rigor, en consecuencia que también los productos que se venden en toda España expusieran sus características, contenidos, marcas e informaciones, exclusivamente en catalán.
Considero que con una bandera cuatribarrada chiquitita en un sitio bien visible del producto, en el que se ponga: “made in catalonia”, sería suficiente. Así los ciudadanos españoles sabríamos de forma inmediata que vamos a ELEGIR un producto de la comunidad catalana, en la que está prohibido educarse en español.
Además, como la lengua catalana es una lengua propia del Estado, no es necesario que se haga traducción al español. La lengua es lo primero y de esa forma todos los españoles tendríamos la oportunidad de aprender esa magnífica forma de expresarse mientras desayunamos, leyendo los escritos de la caja de cereales o galletas.
Como ciudadano español, solicito que todos los productos catalanes, vascos o gallegos que se comercialicen en España, se rotulen en los envases correspondientes en sus respectivas lenguas, para que vean los nacionalistas si estamos por la labor de asumir su “hecho diferencial”.
Por supuesto, una vez que esta ley haya sido aprobada en las distintas comunidades, ayuntamientos, o en el propio Parlamento, todos los productos provenientes de Cataluña, País Vasco o Galicia que se expresen en español, recibirán la sanción correspondiente por rotular sus mercancías en una lengua que detestan.
En la siguiente entrega de la ley, se solicitará que todos los productos que se exporten desde estas comunidades al resto del mundo, se rotulen en lengua autóctona, o si prefieren hacerlo en castellano, paguen un royalty al Estado español por uso de una lengua que aborrecen. Los consumidores queremos saber que es lo que pagamos con nuestro dinero. Es de justicia.
Biante de Priena