Sin duda el paladín de todos los “NO A LA GUERRA” es el más
indicado para acudir al califato del ISIS de reciente creación en Siria e Irak para
negociar con los terroristas islámicos. No hay cabeza en occidente más
privilegiada para hablar de paz con los yijadistas. El abandono de la guerra de
Irak, pero no de la de Afganistán que era de los de Al Qaeda, los pagos en
Africa por los rescates de los que se fueron de vacaciones en una ONG que se
dedicaba a crear viajes de placer para los que tuvieran carnet de lo que fuera,
forman parte de la financiación que todos estos grupos terroristas que hoy se
unen en el ISIS han ido acumulando.
El alto comisionado de la Alianza de las Civilizaciones,
aquel invento creado con Erdogan, el Presidente turco, no debe tener la más
mínima duda a la hora de decidir quién debe ser el enviado para negociar con
los de la bandera negra una solución pacífica.
Zapatero siempre ha demostrado los más altos y nobles
principios a la hora de negociar con los musulmanes cualquier rendición de
occidente, apoyando a Hamas en Gaza frente a Israel, robándole la idea de la
Alianza de Civilizaciones al iraní Alí Jamenei, mirando para otro lado cuando
en los países musulmanes se cometían auténticas tropelías y considerando que
Occidente era el enemigo de los buenos musulmanes, a los que dejó las puertas
abiertas de nuestro país.
Es lo menos que puede hacer, en agradecimiento con los mártires
de Leganés con los que se alió para derrocar al PP, tras haberse cometido el
mayor atentado terrorista de la historia de España. Él y sólo él, ha demostrado
que no tiene ningún complejo ante los imperialistas yankes ni cuando se quedó
sentado sin levantarse ante la bandera de Estados Unidos que desfilaba en un
acto de cordialidad con España, ni tras haber acudido a los desayunos de
oración convocado por Obama, para mostrarle al mundo la nueva fe laica de
Zapatero.
Tengo la absoluta certeza de que si alguien puede detener las
decapitaciones televisivas del ISIS, ese personaje es José Luis Rodríguez
Zapatero y si por un casual perdiera la cabeza en la operación, siempre sería
recordado por haberla perdido por una buena causa, recibiría homenaje de todo el planeta por el
coraje y la coherencia de defender sus principios y valores hasta el final. Y
estaría bien, que cuando lo estuvieran degollando hiciera el signo de la ceja,
para inmortalizar su hazaña.
Los héroes deben abandonarnos para residir en los nobles
corazones de aquellos que les conocieron. Creo que sería impactante ver a
Zapatero por televisión en compañía de los terroristas del ISIS tomándose un te
tan tranquilo, mientras discuten amablemente la incorporación de España al
califato de Levante. Inolvidable escena, absolutamente inolvidable.
Enrique Suárez