Un día nos despertamos y descubrimos que un señor que tenía
las cejas inolvidables se había gastado el futuro de nuestros hijos en las
gilipolleces que se le ocurrieron para vanagloria de su ego. Otro día descubrimos
que su sustituto había mentido a todo el mundo para sustituirle. Ahora, estamos
descubriendo que hemos retrocedido dos décadas en nuestras vidas para que una
casta de infames pueda seguir cobrando todos los meses por representarnos.
De lo ocurrido en España, parece que no hay responsables en
el poder, ni en los partidos políticos, ni siquiera con la estafa de las Cajas
de Ahorros organizada por todos los impresentables que se han aprovechado. La
justicia española es lenta, no está bien dotada, más bien está castrada por el
poder político y los fiscales y magistrados españoles son en realidad
auténticos jugadores de oca, de oca a oca, y tiro por qué me toca. No tienen
vergüenza, ¿cómo después de lo ocurrido en España todavía no hay cientos de
políticos sentenciados, condenados y encarcelados?
Los medios de comunicación se dedican a vivir al filo de la
anécdota, han aprendido a sobrevivir contándonos los pedos que se ha tirado un
gorila en un zoo de Arkansas y la consistencia química de las heces de los
dromedarios, pero no son capaces de hacernos una fotografía de lo sucedido, de
la corrupción, de las prevaricaciones, de los desfalcos, de las miserias del
poder, porque también viven del poder. Los ciudadanos ya no compran periódicos,
cada día escuchan menos la radio y ven menos informativos en la televisión.
Ante la ceguera que les imponen los medios de comunicación prefieren informarse
por internet y hacen bien.
La cara oculta del Estado es un billón de euros que ha
cambiado de manos en la oscuridad para lograr seis millones de parados y un
billón de euros de deuda pública, sin tocar siquiera un asesor de un
ayuntamiento, un liberado sindical o empresarial.
Desgraciada España en la que mientras los ciudadanos alcanzan
el 26 % de paro, los empleados públicos han crecido un 25 % en los últimos diez
años ¿para hacer qué? ¿para deshacer qué?. Para nada, bueno para servir a la
casta, la casta necesita más siervos pagados por todos para seguir creciendo un
Estado imposible en que los socialistas de todos los partidos vayan devorando
el futuro a sus víctimas.
Sí, queridos lectores, hemos conocido la cara oculta del
Estado y ha estado bien, vamos a perder 20 años por el camino, pero ha merecido
la pena, porque los españoles jamás volverán a confiar en lo que queda de siglo
en toda esta caterva de chorizos que se han acantonado en el poder.
En los próximos meses vamos a conocer la cara oculta de la
sociedad, alguno va a tener que hacer las maletas para exiliarse, porque no
es justo que los españoles tengan que emigrar mientras en España se quedan los
chulos del poder con todo. Es de justicia apartarlos del poder para siempre, ya
va siendo hora, es la hora de despertar.
La democracia consiste en que el pueblo gobierne, no en que sea siervo de la miseria de los caciques de la casta.
Enrique Suárez