La inmutabilidad en el poder
de Andalucía puede llevarnos a pensar que el tiempo se ha detenido, el
socialismo andaluz ha logrado que nada cambie, que todo siga igual, cambiando
sólo algo, el cártel. En el culmen de sus propósitos, una mujer heredera de
todas las corrupciones ha sido elegida para ser la nueva presidenta de
Andalucía, la Reina de Saba, que dirigirá el califato hegemónico.
Y esta buena mujer ha
designado un talibán como emir, es decir, como Presidente del Parlamento
Andaluz, un personaje pletórico de buen talante, posiblemente analfabeto,
sectario y corrupto, para que no pueda hacerle sombra, un talibán a la medida
del poema épico que va a vivir Andalucía en la próxima legislatura: Juan Pablo
Durán Sánchez, un hombre de partido, senador por la gracia de Dios, que ha
ocupado todos los cargos del PSOE posibles y del que no se conoce otro oficio
que el trinque partidario, desde hace 20 años.
El emir del califato del gran
subsidio, allá por 2013. se manifestó de la siguiente forma, a raíz de de ser
detenida una de sus compañeras por corrupción, alcaldesa de un municipio
cordobés, por la operación Rokkit, el mayor pelotazo que se recuerda en
Córdoba.
"La
derecha ni hace prisioneros ni deja heridos. Solamente sabe matar, a ser
posible en las cunetas, que es donde siempre nos han dejado a los socialistas.
Y eso es lo que quieren, y eso es lo que pretenden,
estamos en un estado de excepción encubierto en el que se está haciendo uso
indebido de los cuerpos y fuerzas de seguridad y de la Justicia"
Da
que pensar que alguien así, con semejante talante y despropósito, pueda ocupar
un cargo público, aunque sea el de bedel de un basurero, pues ahí lo tienen
ustedes, de Presidente del Parlamento Andaluz, alguien así nos va a ofrecer
buenos momentos para reírnos cada vez que abra la boca, pero va a destrozar
cualquier posibilidad de que las cosas puedan funcionar algún día en Andalucía.
Esto
nos lleva a la segunda cuestión, fundamentada en aquel cuento de Bastiat sobre
el cristalero inmoral, imagínense ustedes que el PSOE en Andalucía sepa que su
perpetuación en el poder dependa de que las cosas no se hagan bien, ¡pero que
dice usted!, pues eso mismo que han leído.
Para que
las cosas nunca vayan bien es necesario e que se robe todo lo que se pueda
desde el poder, de gestionar mal a propósito, enchufar a los inútiles en los mejores puestos
para que nada funcione, dar subvenciones para todo y no dejar de crear pobreza,
paro y miseria. Que las cosas jamás funcionen crea muchos puestos de trabajo,
igual que si funcionan mal, así que hacerlo mal se convierte en el único
proyecto del califato ubérrimo de la miseria.
También
hay que quejarse mucho, al Estado y a la Unión Europea, para que manden ayudas
para “resolver la situación” como han hecho en Grecia, pero que a nadie se le
ocurra hacer bien las cosas porque pondría en peligro el modus vivendi del
millón de socialistas de Andalucía que viven a la sombra del poder.
Es una
conjetura, ya lo sé, pero a veces me da por pensar que las cosas no se pueden
hacer tan mal si no es a propósito, queriendo que salgan mal, tras cuarenta
años de gobierno del PSOE, el paro sigue en el 35 %, por culpa del "gran
capital" y las políticas "neoliberales" y se necesitan al menos
otros 40 años, para lograr una auténtica "igualdad" y una
"justicia social" definitiva, porque fundamentalmente los que están
jodiendo Andalucía son los de “la derecha” (que nunca han gobernado Andalucía).
Todo lo
demás son consecuencias que dejo a su imaginación, porque como bien saben los
andaluces son unos vagos, sin iniciativa alguna que sólo piensan en vivir bien
a costa de los demás, pero ¡que ha dicho!, pues eso que han leído, no se
incomoden que lo explico a continuación.
El
estereotipo de los vagos andaluces, es simplemente supervivencia, porque es
cierto que los andaluces tardan en hacer lo mismo el doble de tiempo,
fundamentalmente en “los contratos sociales”, simplemente porque si tardan la
mitad igual no les llega para cobrar el paro e ir tirando hasta la próxima
campaña. Lo mismo ocurre con las iniciativas privadas empresariales, en
Andalucía no crece nada en lo que no tenga metida la mano alguien próximo al
poder como se ha visto en los EREs, y si lo intenta, ahí están los miles de
funcionarios orquestados para que nada funcione, dispuestos a impedirlo con legislaciones
e inquisiciones, recientemente ha sido patético contemplar como una madre sin
recursos que ocupa una vivienda en una comuna de nombre “las luchadoras”, ha
sido multada a la puerta de un colegio, por vender pastelitos que le compraba
al pastelero del barrio.
Mis
amigos andaluces no son vagos, son prudentes, saben que con el califato mejor
no meterse, que te puede hacer la vida imposible, y prueba de que no lo son, es
que Cataluña ha crecido fundamentalmente a costa del trabajo de los andaluces.
Curioso, los andaluces que viven en Cataluña son posiblemente los más
trabajadores de España y los que viven en Andalucía los más vagos, viene a pasar
lo mismo que con los cubanos, en Florida producen más que nadie y en Cuba no
producen nada.
¡Ay! ¡Cuánto
daño hace la política a la vida de las personas! Y que la gente no se dé cuenta
de lo que ocurre, baja la moral a los mismos infiernos.
Y lo que digo para Andalucía, también sirve para Asturias y Grecia, y sirvió hasta época reciente para Castilla La Mancha y Extremadura
Enrique
Suárez
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