Amigs da Ciudatans, daseplas da la ductrina Nibey Se y altrus, buss·ssu ascriq aquesta brev nota par daçir-bus an duló al curaçò ca:
MA BACH DA CIUDATANS.
Tod a Ciudatans a sit mol vunic, tod:
Assistir a la axpariençia dal II Cungres da Centra-Asquerda dal Partit da la Ciudatania dal Hutel Asperia da 6 eurus al curtad ha sit tambè mol vunic.
Assistir gratuitamen a les carreras per al puder ca sulament bol llagà a la rivera del Ebre ha sit tambiè mol gratifican.
Rivera es un nen mol macu y Carreras un gran catadratic tambiè mol macu y inteliyen.
Al fidels Nibey Se alsi cumunicu ca proximamen s'u-brirá un santuari da paragrinaçió Nibey Se a la Ciutat Santa da Gimenells çerca da la rivera del Ebre y vertix suparior piramidal da las carreras en la axpansió ciutadana en al univers sidaral...
Daspues da 2 añs da trebay an al partid da la Ciudatania, Gimenells raprasenta al Icona da “La Feina Ben feta no te Frunteras”, cunagut rudulì mol nostra ca Carreras y Rivera sh' a·n ancarragat da reafirmar-nus·lu y racurdarnus-lu an al II Cungres da Centra-Asquerda dal Partit da la Ciudatania dal Hutel Asperia
El exit dals diriyents, absulut y çença paliatius, dal Partid da lus Ciudatans daspues da mesus da trebay gratuit da 4000 militans y am un defiçit da 200,000 € a 31-12-06 es mol clar y rutund: Gimenells.
Alguns ciudatans, pusivlament faltus dal cunechamen y amor cupitien par antendra les nobes tacnuluchies, han malinterpretad la Ductrina Nibey Se y la han assussiada a la darecha axtrema y fánatica, a la COP , al rob da webs y damès dadas incurrectas.
Buss·ssu_lu turnarè a rapatì: sulamen la Ductrina Nibey Se y al sum hass·ssadò Cupit guian la meba vida.
A alguns miembrs da la flaman Agrupaçió Diyital me parmateichu recumandar-lus alguns cunsejs:
1er curs da infurmatica par aspirants a la Agrupaçio Diyital
Astrategias par la Agrupaçio Diyital
parca les sebes cunachenças an intarnet siguin un poc mes solides.
Astudian mol, am dilillençia y asfuers pudran triunfà a la Diyital da la mateicha manera ca bachiller Muntiya, o jardinè Banac han triunfat. Pero racurdan sempra ca sa te ca padì parmis als liders aspirituals partinents
(saluds mol curdials a Yuquin, Çaraçals, Pretext y cumpañia bária da la Diyital).
En aquest mumens tristus da daspedida bul ratumar les palabres dal pueta Nando-Nan Gomez y dadicar a tota la "Ciudatania No Ciudatana dal Partit da la Ciudatania" les sebes famoses palabres
an tod curaçò
Prufasò Nibey Se
Pusivlamen saguirá,.....
.
desde 2.006 en Internet
jueves, 12 de julio de 2007
ERMUA
Hace diez años, estaba yo dictando unos cursos de universidad de verano en Le Mans. Volviendo al hotel, me esperaba un mensaje telefónico de mi padre, anotado por el señor de la recepción. “Ils l’ont tué”, ponía.
Subí a mi habitación y no lloré. Escribí un texto, lo terminé después del entierro. Me alegra haberlo perdido, pues me las daba de antropólogo social en un soliloquio rayando en lo cínico, acerca de los aplausos al paso del ataúd y la ibérica fiesta en torno a la muerte. Durante muchos años he recordado ese ignominioso escrito con un sentimiento de vergüenza que me quemaba el estómago y apretaba el corazón. No puedo evitar relacionarlo con la reacción inmediata e insólita de los soldados británicos cuando llegaron a un campo de concentración en 1.945: se reían, al ver aquellos cuerpos escuálidos y absurdos, enracimados a las alambradas y mirándolos como sólo miran los locos y Jack Nicholson.
Ahora me he perdonado. Aquel escrito, así lo entiendo por fin, no era fruto de la rabia ni del dolor, sino de la autodefensa y del espíritu de supervivencia. Era una fotografía felizmente desaparecida de mi debilidad ante lo indecible, de mi flaqueza ante lo inconcebible.
Como con la Shoah, la tristeza, la desolación y el martirio no ceden ante el paso del tiempo, sino que al contrario crecen entre la gente de buena voluntad, aquella que mantiene la conciencia intacta entre tanto espectador distanciado, indiferente, ausente, amnésico, miope, ciego, entregado, rendido.
Sigo sin llorar, y cuanto más pasa el tiempo, más presente tengo a Miguel Ángel Blanco. Y a Goyo. Y a Múgica. Y a Buesa. Y a la muñeca de aquella fotografía en Zaragoza que hubiera querido no ver jamás. Mil muertos inocentes, mil familias rotas, veinte mil familias heridas, cien mil familias atemorizadas. Un millón de vascos silenciados. 40 millones de españoles agredidos.
Más allá de las manos blancas y del sentimiento, de quienes gritaban al unísono Basta Ya y ahora le niegan el saludo a la hermana y a los concejales del PP, lo urgente es recordar. Girauta encontró las palabras, y las hago mías: “Persiste la cabeza atravesada del hijo de un albañil. Los boquetes por donde se marcharon el músico y el economista. Viviendo iba a redimir a una familia modesta. Muriendo redimió a España. ¿O no?"
Antonio Casas Aragón
Subí a mi habitación y no lloré. Escribí un texto, lo terminé después del entierro. Me alegra haberlo perdido, pues me las daba de antropólogo social en un soliloquio rayando en lo cínico, acerca de los aplausos al paso del ataúd y la ibérica fiesta en torno a la muerte. Durante muchos años he recordado ese ignominioso escrito con un sentimiento de vergüenza que me quemaba el estómago y apretaba el corazón. No puedo evitar relacionarlo con la reacción inmediata e insólita de los soldados británicos cuando llegaron a un campo de concentración en 1.945: se reían, al ver aquellos cuerpos escuálidos y absurdos, enracimados a las alambradas y mirándolos como sólo miran los locos y Jack Nicholson.
Ahora me he perdonado. Aquel escrito, así lo entiendo por fin, no era fruto de la rabia ni del dolor, sino de la autodefensa y del espíritu de supervivencia. Era una fotografía felizmente desaparecida de mi debilidad ante lo indecible, de mi flaqueza ante lo inconcebible.
Como con la Shoah, la tristeza, la desolación y el martirio no ceden ante el paso del tiempo, sino que al contrario crecen entre la gente de buena voluntad, aquella que mantiene la conciencia intacta entre tanto espectador distanciado, indiferente, ausente, amnésico, miope, ciego, entregado, rendido.
Sigo sin llorar, y cuanto más pasa el tiempo, más presente tengo a Miguel Ángel Blanco. Y a Goyo. Y a Múgica. Y a Buesa. Y a la muñeca de aquella fotografía en Zaragoza que hubiera querido no ver jamás. Mil muertos inocentes, mil familias rotas, veinte mil familias heridas, cien mil familias atemorizadas. Un millón de vascos silenciados. 40 millones de españoles agredidos.
Más allá de las manos blancas y del sentimiento, de quienes gritaban al unísono Basta Ya y ahora le niegan el saludo a la hermana y a los concejales del PP, lo urgente es recordar. Girauta encontró las palabras, y las hago mías: “Persiste la cabeza atravesada del hijo de un albañil. Los boquetes por donde se marcharon el músico y el economista. Viviendo iba a redimir a una familia modesta. Muriendo redimió a España. ¿O no?"
Antonio Casas Aragón
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