· Una “garganta profunda”, genuina militante del proyecto encarnado por UPyD pero no por los “cerdos orwellianos” encaramados y confabulados en la cúpula del partido, mal llamado de Rosa Díez, me acaba de enviar un comunicado, dirigido a los afiliados de Cataluña y firmado por el Responsable de Desorganización, un tal Juan Luis Fabo Ordóñez. En dicho comunicado se informa del nombramiento de una Comisión Gestora con dos objetivos claros: 1. gestionar la participación de UPyD en las próximas elecciones municipales; y 2. preparar las elecciones de un nuevo Consejo Territorial. En efecto, después del fracaso estrepitoso en las elecciones del pasado 28 de noviembre de 2010, dimitieron más de la mitad de los componentes electos. Y éstos fueron reemplazados por los designados unilateral y digitalmente por Mari Cruz Hernández, pasándose por el arco de triunfo las previsiones estatutarias, al tiempo que hacía oídos sordos a los requerimientos reiterados de los “cerdos orwellianos” de la “Granja Madrileña de UPyD”, negándose a convocar una asamblea de militantes y proceder a la elección de los reemplazantes de los dimitidos.
· Este comunicado, según cómo se mire, esconde o delata una realidad muy orwelliana en la “granjita” franquiciada catalana de UPyD. Y provoca en mis meninges una cascada de preguntas y reflexiones, que paso a verbalizar (sólo algunas), por el bien del proyecto encarnado por UPyD y por el mal de esos “cerdos orwellianos” de Madrid y de Cataluña, que tienen secuestrado (y creo que inutilizado y ya es inservible) dicho proyecto.
1. Según el comunicado, se nombró una “Comisión Gestora”, en aplicación de los estatutos de UPyD. Y yo me pregunto, ¿y ahora se acuerdan esos “cerdos orwellianos” del Consejo de Dirección de aplicar los Estatutos? ¿O es que ahora les conviene aplicarlos para desplazar y eliminar a Mari Cruz Hernández, a su valedor y representado (Antonio Robles) y a sus peones de brega, alumnos aventajados en los comportamientos orwellianos de la Granja de UPyD? ¡¡¡Qué hipocresía muestran con esta apelación a la aplicación de los estatutos!!! ¿Qué hicieron los “cerdos madrileños” (en sentido orwelliano, por supuesto) con aquellos genuinos militantes y afiliados catalanes de UPyD, que tenían criterio propio y un bagaje cultural y ético, y que no eran sobornables ni manipulables? Los marginaron, los ningunearon o simplemente los expulsaron del partido, sin expediente previo, sin ni siquiera comunicárselo (simplemente dejaron de cobrarles las cuotas, que tenían domiciliadas), sin respetar las previsiones de los estatutos de UPyD, ni de la Ley de Partidos Políticos, ni la letra ni el espíritu de la Constitución española. Cuando veo u oigo o leo a estos “cerdos orwellianos” en los medios de comunicación afirmando (verba) lo contrario de lo que hacen (facta), me dan arcadas y pienso, tristemente, en todos aquellos que han depositado su esperanza en UPyD y que ha sido y continúan siendo utilizados por ellos para satisfacer sus apetitos personales e inconfesables.
2. Tras las elecciones del 28 de noviembre de 2010, en las que Carmen de Mairena dio sopas con onda, como diría Luis María Anson, a una de “esas viejas rameras que hacen la calle por los pasillos del Congreso y a los que todos llamamos políticos” (me refiero a esa Madame Claude de la política, llamada Antonio Robles), más de la mitad de los miembros del Consejo Territorial presentó su dimisión. Ante este hecho, los militantes y votantes de UPyD, si es que aún quedan algunos, tienen derecho a saber, en aras de la transparencia y otra forma de hacer política, qué motivos tuvieron para abandonar sus funciones. ¿Acaso A. Robles y su vicaria, Mari Cruz Hernández, curtidos y experimentados “cerdos” (en sentido orwelliano, por supuesto) en otras granjas orwellianas, quisieron crear su chiringuito particular, al que son tan dados; y, por lo tanto, marginaron y ningunearon a los dimisionarios y nombraron a otros, pero de su cuerda?
3. Este comunicado denota y connota que el Consejo Territorial de UPyD-Cataluña —una vez guillotinadas las cabezas más amuebladas, como diría M. de Montaigne, de la militancia— quedó en manos de A. Robles y de su “femme à tout faire”, Mari Cruz Hernández. Y éstos, siguiendo sus instintos más profundos y el ejemplo de sus patrocinadores en Madrid (Rosa Díez y su muchachada), se les subieron a las barbas e implantaron como moneda de curso legal la discrecionalidad, la arbitrariedad, las diferentes varas de medir y la ley de la selva. Ahora bien, no se dieron cuenta que su forma de actuar era un desafío, en toda regla, al rey de la piara (orwelliana, por supuesto), que no es otro que Rosa Díez y su corte de entregados. Por eso, la eliminación de A. Robles y de su vasalla, Mari Cruz Hernández, era una crónica de “otra” muerte anunciada.
4. Lo que ha pasado en la Granja Orwelliana de UPyD, y esto desde un principio —como escribió, hace unos días, A.M. Beaumont— es que “la lealtad (a un proyecto político) es una virtud escasa en el curiículum de los políticos”. Lo que prima en ellos son los intereses personales y, por éstos —como le gusta decir a la Princesa del Pueblo, La Belén Estaban— los políticos “matan”. Esta aseveración está en consonancia con las constataciones del CIS, en sus barómetros mensuales: los políticos no son la solución de ningún problema; forman, más bien, parte del problema, como lo dejó dicho para posteridad José Saramago: “Sin política no se puede organizar una sociedad. El problema es que la sociedad está en manos de políticos profesionales”. En efecto, como afirmó, hace poco, el diputado del PSOE, J.L. Rascón, “los aparatos de los partidos no eligen a los mejores”. Y de estos polvos aquellos lodos, según palabras de J.L. Cebrián: “hay diputados de peor calidad intelectual o personal que Belén Esteban”. El futuro de UPyD es la crónica de “otra” muerte anunciada. ¿Para cuándo el óbito y su posterior incineración o inhumación?
Manuel I. Cabezas
Seguidor y practicante de la doctrina de la “Honestidad Radical” y de “lo políticamente incorrecto”, que es lo correcto (16 de marzo de 2011)
· Este comunicado, según cómo se mire, esconde o delata una realidad muy orwelliana en la “granjita” franquiciada catalana de UPyD. Y provoca en mis meninges una cascada de preguntas y reflexiones, que paso a verbalizar (sólo algunas), por el bien del proyecto encarnado por UPyD y por el mal de esos “cerdos orwellianos” de Madrid y de Cataluña, que tienen secuestrado (y creo que inutilizado y ya es inservible) dicho proyecto.
1. Según el comunicado, se nombró una “Comisión Gestora”, en aplicación de los estatutos de UPyD. Y yo me pregunto, ¿y ahora se acuerdan esos “cerdos orwellianos” del Consejo de Dirección de aplicar los Estatutos? ¿O es que ahora les conviene aplicarlos para desplazar y eliminar a Mari Cruz Hernández, a su valedor y representado (Antonio Robles) y a sus peones de brega, alumnos aventajados en los comportamientos orwellianos de la Granja de UPyD? ¡¡¡Qué hipocresía muestran con esta apelación a la aplicación de los estatutos!!! ¿Qué hicieron los “cerdos madrileños” (en sentido orwelliano, por supuesto) con aquellos genuinos militantes y afiliados catalanes de UPyD, que tenían criterio propio y un bagaje cultural y ético, y que no eran sobornables ni manipulables? Los marginaron, los ningunearon o simplemente los expulsaron del partido, sin expediente previo, sin ni siquiera comunicárselo (simplemente dejaron de cobrarles las cuotas, que tenían domiciliadas), sin respetar las previsiones de los estatutos de UPyD, ni de la Ley de Partidos Políticos, ni la letra ni el espíritu de la Constitución española. Cuando veo u oigo o leo a estos “cerdos orwellianos” en los medios de comunicación afirmando (verba) lo contrario de lo que hacen (facta), me dan arcadas y pienso, tristemente, en todos aquellos que han depositado su esperanza en UPyD y que ha sido y continúan siendo utilizados por ellos para satisfacer sus apetitos personales e inconfesables.
2. Tras las elecciones del 28 de noviembre de 2010, en las que Carmen de Mairena dio sopas con onda, como diría Luis María Anson, a una de “esas viejas rameras que hacen la calle por los pasillos del Congreso y a los que todos llamamos políticos” (me refiero a esa Madame Claude de la política, llamada Antonio Robles), más de la mitad de los miembros del Consejo Territorial presentó su dimisión. Ante este hecho, los militantes y votantes de UPyD, si es que aún quedan algunos, tienen derecho a saber, en aras de la transparencia y otra forma de hacer política, qué motivos tuvieron para abandonar sus funciones. ¿Acaso A. Robles y su vicaria, Mari Cruz Hernández, curtidos y experimentados “cerdos” (en sentido orwelliano, por supuesto) en otras granjas orwellianas, quisieron crear su chiringuito particular, al que son tan dados; y, por lo tanto, marginaron y ningunearon a los dimisionarios y nombraron a otros, pero de su cuerda?
3. Este comunicado denota y connota que el Consejo Territorial de UPyD-Cataluña —una vez guillotinadas las cabezas más amuebladas, como diría M. de Montaigne, de la militancia— quedó en manos de A. Robles y de su “femme à tout faire”, Mari Cruz Hernández. Y éstos, siguiendo sus instintos más profundos y el ejemplo de sus patrocinadores en Madrid (Rosa Díez y su muchachada), se les subieron a las barbas e implantaron como moneda de curso legal la discrecionalidad, la arbitrariedad, las diferentes varas de medir y la ley de la selva. Ahora bien, no se dieron cuenta que su forma de actuar era un desafío, en toda regla, al rey de la piara (orwelliana, por supuesto), que no es otro que Rosa Díez y su corte de entregados. Por eso, la eliminación de A. Robles y de su vasalla, Mari Cruz Hernández, era una crónica de “otra” muerte anunciada.
4. Lo que ha pasado en la Granja Orwelliana de UPyD, y esto desde un principio —como escribió, hace unos días, A.M. Beaumont— es que “la lealtad (a un proyecto político) es una virtud escasa en el curiículum de los políticos”. Lo que prima en ellos son los intereses personales y, por éstos —como le gusta decir a la Princesa del Pueblo, La Belén Estaban— los políticos “matan”. Esta aseveración está en consonancia con las constataciones del CIS, en sus barómetros mensuales: los políticos no son la solución de ningún problema; forman, más bien, parte del problema, como lo dejó dicho para posteridad José Saramago: “Sin política no se puede organizar una sociedad. El problema es que la sociedad está en manos de políticos profesionales”. En efecto, como afirmó, hace poco, el diputado del PSOE, J.L. Rascón, “los aparatos de los partidos no eligen a los mejores”. Y de estos polvos aquellos lodos, según palabras de J.L. Cebrián: “hay diputados de peor calidad intelectual o personal que Belén Esteban”. El futuro de UPyD es la crónica de “otra” muerte anunciada. ¿Para cuándo el óbito y su posterior incineración o inhumación?
Manuel I. Cabezas
Seguidor y practicante de la doctrina de la “Honestidad Radical” y de “lo políticamente incorrecto”, que es lo correcto (16 de marzo de 2011)