"Cuando bordeamos un abismo y la noche es tenebrosa, el jinete sabio suelta las riendas y se entrega al instinto del caballo" Armando Palacio Valdés
A todos los que piensen que el actual Gobierno va a resolver los problemas ocasionados por la crisis económica de España, tras el legado que el PSOE nos ha dejado, practicando una delirante política de tierra quemada para enmascarar el desastre y seguir ganando elecciones, que pierda toda esperanza.
No hay ninguna posibilidad de que el Gobierno de Rajoy nos saque de la crisis, fundamentalmente porque ha abandonado el camino de la razón, siguiendo la trayectoria del contador de nubes, aunque también cabe la perversión de que esté dejando que se hunda el país pasándole la factura a los anteriores y a todos los españoles, a costa del sufrimiento del pueblo que gobierna. Como dice un amigo mío, con estas cosas de la política, piensa mal y te quedarás corto.
Mariano Rajoy se ha convertido en una parte más del grave problema que tenemos en España, algo que agrava aún más las dificultades para salir de la crisis. Parece mentira, pero todavía no llevan seis meses en el Gobierno los del PP y las cosas están mucho peor, que cuando alcanzaron La Moncloa y lo peor es que en vez de aminorar la sangría a que nos está sometiendo la deuda, se está incrementando cada día la asfixia a que nos someten los mercados. Hoy se han alcanzado los 517 puntos básicos de Prima de Riesgo con respecto al Bono Alemán a 10 años, pagamos el 6,5 % por los préstamos que adquirimos, pero lo peor es que llevamos desde el 3 de abril en una Prima de Riesgo que supera los 400 puntos básicos, sin haber logrado descender. Una parte del problema es que Alemania cada día se fortalece más, a medida que España se debilita sin interrupción. Pero de eso no tiene la culpa Alemania, sino España, que es el país que tiene los problemas y no es capaz de resolverlos.
Mariano Rajoy no pudo llegar al Gobierno sin saber lo que iba a encontrarse, salvo que tenga menos luces que una noche oscura en un túnel. El problema de Mariano Rajoy solo es uno, él mismo, no el país, no su Gobierno, no la oposición, ni los mercados, ni los aliados europeos. No se puede pasar de la actitud contemplativa que mantuvo con la degeneración a la que este país fue sometido por el PSOE de Zapatero, a una actitud beligerante contra los problemas que atenazan a los españoles. Parece que a todo el mundo se le ha olvidado que Mariano Rajoy obtuvo un apoyo en el CIS del 3,56 en su mejor momento, antes de llegar al Gobierno, cuando Zapatero en su peor momento quedó por detrás con un 3,55. No es baladí la cuestión, porque el actual Presidente del Gobierno de España no triunfó en las elecciones por sus propios méritos, sino por los deméritos de sus adversarios del PSOE, tras haber sido noqueados por la realidad y los mercados, no por el PP.
Mariano Rajoy debería saber que cuando formó gobierno estaba en la prórroga del partido perdiendo por cinco a cero, que era como habían dejado las cosas los del PSOE después de practicar el “cuanto peor, mejor para nosotros”. Mariano Rajoy no estaba preparado para gobernar tras llevar ocho años en la oposición, así que no vamos a esperar que lo esté ahora tras llevar seis meses en el Gobierno. ¿Por qué no estaba preparado para gobernar?, pues sencillamente, porque alguien preparado para gobernar da la cara desde el primer día, se enfrenta a los problemas y no se esconde, para improvisar como hicieron los anteriores en la pasada legislatura. Alguien preparado para gobernar no espera, actúa; no busca ayuda en el exterior, la tiene conseguida; no improvisa, lo tiene todo reflexionado y actúa de forma contundente e inflexible, porque sabe las consecuencias de todos los escenarios posibles.
Mariano Rajoy no ha actuado correctamente, porque antes de asumir el legado del PSOE, debería haber solicitado una auditoría general del Estado, de todas las entidades financieras, y mostrar a continuación a los españoles en comparecencia pública esa situación, no lo ha hecho. Mariano Rajoy ha sido un irresponsable no reconociendo el tamaño descomunal de los problemas que tenemos en España de forma pública y transparente, la dosificación y las ocultaciones, están mermando su credibilidad, prácticamente agotada a seis meses de gobernar, tanto en los mercados internacionales, como entre los españoles que cada día vivimos más en el pálpito, por no tener un Gobierno con agallas, conocimiento y responsabilidad para afrontar la situación, de verdad y no con fuegos artificiales.
Mariano Rajoy no cree en sí mismo, ni cree que los españoles crean en él, al contrario de lo que le ocurría a Zapatero, que era un narcisista enamorado de sí mismo, y está contagiando este país de su tristeza natural, a mitad de camino entre la nostalgia de no haber sido y la de no poder ser. Con este hombre estamos condenados a la debacle, porque solo logrará acrecentar la catástrofe en la que nos encontramos.
Si no hay ayudas externas, sólo hay una forma de salir de la deuda que nos va a asfixiar, porque ya no incrementándose, sino no descendiendo, está incrementando el déficit público aunque nos quedemos con los servicios básicos de Gambia. Mariano Rajoy no tiene una lucha contra la crisis, sino con el tiempo, porque su tiempo se acaba y lo sabe. La única forma de salir de una deuda es pagándola, a mayor ritmo que se incrementa.
Los españoles, como ya se viene denunciando en este blog desde hace años, con esta casta política no podemos salir adelante, estamos atrapados en el Síndrome de Casandra, y no somos capaces de salir de él.
Enrique Suárez
A todos los que piensen que el actual Gobierno va a resolver los problemas ocasionados por la crisis económica de España, tras el legado que el PSOE nos ha dejado, practicando una delirante política de tierra quemada para enmascarar el desastre y seguir ganando elecciones, que pierda toda esperanza.
No hay ninguna posibilidad de que el Gobierno de Rajoy nos saque de la crisis, fundamentalmente porque ha abandonado el camino de la razón, siguiendo la trayectoria del contador de nubes, aunque también cabe la perversión de que esté dejando que se hunda el país pasándole la factura a los anteriores y a todos los españoles, a costa del sufrimiento del pueblo que gobierna. Como dice un amigo mío, con estas cosas de la política, piensa mal y te quedarás corto.
Mariano Rajoy se ha convertido en una parte más del grave problema que tenemos en España, algo que agrava aún más las dificultades para salir de la crisis. Parece mentira, pero todavía no llevan seis meses en el Gobierno los del PP y las cosas están mucho peor, que cuando alcanzaron La Moncloa y lo peor es que en vez de aminorar la sangría a que nos está sometiendo la deuda, se está incrementando cada día la asfixia a que nos someten los mercados. Hoy se han alcanzado los 517 puntos básicos de Prima de Riesgo con respecto al Bono Alemán a 10 años, pagamos el 6,5 % por los préstamos que adquirimos, pero lo peor es que llevamos desde el 3 de abril en una Prima de Riesgo que supera los 400 puntos básicos, sin haber logrado descender. Una parte del problema es que Alemania cada día se fortalece más, a medida que España se debilita sin interrupción. Pero de eso no tiene la culpa Alemania, sino España, que es el país que tiene los problemas y no es capaz de resolverlos.
Mariano Rajoy no pudo llegar al Gobierno sin saber lo que iba a encontrarse, salvo que tenga menos luces que una noche oscura en un túnel. El problema de Mariano Rajoy solo es uno, él mismo, no el país, no su Gobierno, no la oposición, ni los mercados, ni los aliados europeos. No se puede pasar de la actitud contemplativa que mantuvo con la degeneración a la que este país fue sometido por el PSOE de Zapatero, a una actitud beligerante contra los problemas que atenazan a los españoles. Parece que a todo el mundo se le ha olvidado que Mariano Rajoy obtuvo un apoyo en el CIS del 3,56 en su mejor momento, antes de llegar al Gobierno, cuando Zapatero en su peor momento quedó por detrás con un 3,55. No es baladí la cuestión, porque el actual Presidente del Gobierno de España no triunfó en las elecciones por sus propios méritos, sino por los deméritos de sus adversarios del PSOE, tras haber sido noqueados por la realidad y los mercados, no por el PP.
Mariano Rajoy debería saber que cuando formó gobierno estaba en la prórroga del partido perdiendo por cinco a cero, que era como habían dejado las cosas los del PSOE después de practicar el “cuanto peor, mejor para nosotros”. Mariano Rajoy no estaba preparado para gobernar tras llevar ocho años en la oposición, así que no vamos a esperar que lo esté ahora tras llevar seis meses en el Gobierno. ¿Por qué no estaba preparado para gobernar?, pues sencillamente, porque alguien preparado para gobernar da la cara desde el primer día, se enfrenta a los problemas y no se esconde, para improvisar como hicieron los anteriores en la pasada legislatura. Alguien preparado para gobernar no espera, actúa; no busca ayuda en el exterior, la tiene conseguida; no improvisa, lo tiene todo reflexionado y actúa de forma contundente e inflexible, porque sabe las consecuencias de todos los escenarios posibles.
Mariano Rajoy no ha actuado correctamente, porque antes de asumir el legado del PSOE, debería haber solicitado una auditoría general del Estado, de todas las entidades financieras, y mostrar a continuación a los españoles en comparecencia pública esa situación, no lo ha hecho. Mariano Rajoy ha sido un irresponsable no reconociendo el tamaño descomunal de los problemas que tenemos en España de forma pública y transparente, la dosificación y las ocultaciones, están mermando su credibilidad, prácticamente agotada a seis meses de gobernar, tanto en los mercados internacionales, como entre los españoles que cada día vivimos más en el pálpito, por no tener un Gobierno con agallas, conocimiento y responsabilidad para afrontar la situación, de verdad y no con fuegos artificiales.
Mariano Rajoy no cree en sí mismo, ni cree que los españoles crean en él, al contrario de lo que le ocurría a Zapatero, que era un narcisista enamorado de sí mismo, y está contagiando este país de su tristeza natural, a mitad de camino entre la nostalgia de no haber sido y la de no poder ser. Con este hombre estamos condenados a la debacle, porque solo logrará acrecentar la catástrofe en la que nos encontramos.
Si no hay ayudas externas, sólo hay una forma de salir de la deuda que nos va a asfixiar, porque ya no incrementándose, sino no descendiendo, está incrementando el déficit público aunque nos quedemos con los servicios básicos de Gambia. Mariano Rajoy no tiene una lucha contra la crisis, sino con el tiempo, porque su tiempo se acaba y lo sabe. La única forma de salir de una deuda es pagándola, a mayor ritmo que se incrementa.
Los españoles, como ya se viene denunciando en este blog desde hace años, con esta casta política no podemos salir adelante, estamos atrapados en el Síndrome de Casandra, y no somos capaces de salir de él.
Enrique Suárez