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lunes, 6 de octubre de 2008
Cliente con los Bolsillos Vacíos y Atracado en la Puerta de su Sucursal Bancaria
TEXTO: Tiempos de Crisis / Bank of Barselona / ¡La bolsa o la vida! / ¡Dios mío estoy muerto!
Blog: dibujandolacrisis.blogspot.com
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La crisis económica acabará con el socialismo español
En algún lugar he leído que cuando un político habla de progreso hay que prepararse para lo peor. Hablar de progreso es como hablar del más allá, no se puede decir lo que vamos a progresar, sino lo que hemos progresado, por tanto, cada vez que alguien lo mencione está dispuesto a engañarnos, porque lo que no se controla no se puede contar a favor.
Que alguien nos hable de progreso es el mejor signo de identificación de un hipnotizador político. En España, la palabra progreso es patrimonio de la izquierda política (PSOE, IU, UPyD), que habla de progreso para no hablar de evolución, palabra a la que le tienen cierta fobia, porque la evolución se rige por criterios menos abiertos al mangoneo y la falacia, más relativos a la realidad de cada uno y no a los vientos del poder.
Hay seres que progresan con la política, y otros que evolucionamos como podemos. Un progresista es un cuentista, siempre, en cualquier circunstancia. Y de los cuentistas, muchos son miserables. Los progresistas no tienen otra moral que la de forrarse a costa de los demás, que la de medrar por el canal político con inmunidad a la evolución del resto de los ciudadanos.
Se habla de progreso social, nunca de progreso individual, incluso en la educación se utiliza la propaganda del "progresa adecuadamente" que se contrapone al "necesita mejorar" -para llegar a progresar adecuadamente supongo-. Así desde bien pequeños nos inoculan el progreso como algo positivo.
El avance social se hace sinónimo del progreso social, cuando en realidad, el criterio con el que se dirime el progreso depende de la instrumentalización que se le conceda. Así, una medida progresista como repartir subvenciones, a la larga es una medida perjudicial para todos los ciudadanos que no las reciben, siempre inmensa mayoría, que sólo beneficia a quienes las reciben.
La argumentación circular es magnífica, las subvenciones no producen progreso, más bien son un lastre, pero ¿cómo no se van a otorgar subvenciones si se es progresista?. Las subvenciones nos conducen a la miseria directamente. Sólo se subvenciona lo improductivo, un país de subvenciones como el nuestro es un escenario de dependencias y prevaricaciones.
La crisis económica que estamos viviendo, en realidad es una crisis del progresismo, una demostración irrefutable de su fracaso, y un vuelco impresionante hacia la realidad de las cosas. En realidad, a lo que estamos asistiendo es a la histeria de los progresistas, se equivoca ese insigne personaje que hace recomendaciones como si supiera de lo que habla, no está en peligro el sistema financiero nacional, ni mucho menos, las entidades financieras van a salir beneficiadas de la crisis a la larga, sin duda alguna, lo que realmente está en peligro es la forma de hacer política del socialismo español, el despilfarro, la ineptitud, y la orgía de subvenciones y prebendas en la que se han gastado el superavit nacional.
Las empresas españolas de nueva creación son las que van a pagar la mayor cuantía de la crisis, las que se han forjado al calorcito del Estado en los últimos cinco años, sobre créditos políticos más que económicos. Tanta empresa de servicios al servicio del poder, que dependen del partido socialista, tantos negocios fraudulentos que se han organizado alrededor de la construcción, especialmente alrededor de la construcción de obra pública.
Está en peligro el sistema financiero de los que se han forrado mucho y pronto, haciendo negocios al socaire de Zapatero. Estamos asistiendo a la crisis sistemática de los negocios dependientes del Estado. No tienen salvación, porque están endeudados, han funcionado con créditos extravagantes, y no pueden tener liquidez por la crisis, ni por la venta del patrimonio que se ha desvalorizado.
La crisis del progreso, nos va a conducir al descubrimiento de las miseria política que rodea al Estado y al Gobierno. Es cierto que intentarán que la paguemos entre todos, por eso el Partido Popular debe ponerse las pilas.
El sistema financiero español no está en peligro, hay que hacerle caso a Zapatero porque de mentira sale verdad. Está en peligro la riqueza de los socialistas, una forma de hacer economía a la carta de los intereses de los más aprovechados de nuestra sociedad. Por mí pueden hundirse tan rápido como se han encumbrado, la codicia de los miserables les ha llevado al abismo.
Con un empujoncito nos vamos a librar de miles de aprovechados, que han desviado a sus cuentas personales los recursos que hoy convertirán en desempleados a cientos de miles de ciudadanos, en desahuciados a miles de propietarios honestos, en pobres a miles de ciudadanos. Entre ellos se encontrarán muchos de los once millones de votantes a Zapatero para que NO HUBIERA CRISIS. Que le reclamen ahora, desde la miseria, lo que les prometió en su día, desde la petulancia extrema. Un poquito de soildaridad con los humildes, presidente, sea bueno.
Esto es el progreso, idiotas. En cinco años ni una sola dimisión, ni un solo despido en la política española, porque la crisis es sólo para los ciudadanos, once millones de ciudadanos no han podido equivocarse. La democracia es así, nos puede llevar al paraíso -Estado del Bienestar- o al infierno -despidos, deshaucios, miseria-. Yo no voté a Zapatero, no soy responsable, pero doy por asumido todo el daño que le procure a mi existencia si así se desmantela un Estado corrupto al servicio de un Gobierno miserable. Pequeñas alegrías, señor Blanco, la de ver caer a los mediocres cuando la vida se pone difícil para todos. Los que han subido más deprisa, también caerán más deprisa. Se sostendrán los que han creído en sí mismos, antes que en el sistema, y vendrán cien años de libertad.
Esta crisis se carga definitivamente la mayoría de los engaños del socialismo, la primera ley del mercado siempre acaba funcionando, como expresó Quevedo: "es un necio quien confunde valor y precio". ¿Vale lo qué ha hecho el socialismo español en estos cinco años lo que hemos pagado los ciudadanos españoles?. Pues que devuelvan el exceso de cobro. Ley aplicable a todos los políticos españoles, por supuesto, los del PP donde han gobernado también. Auditoría general a la política española y ya verán como se acaba la crisis económica y vemos a muchos personajes televisivos en la cárcel.
La crisis económica es en realidad un hermoso fotograma que distingue el valor real de las cosas y el precio que pagamos por ellas. El Estado no puede expoliarse a sí mismo, y menos esperar que los errores políticos de los gobernantes, y sus mentiras, las acabemos pagando los ciudadanos. La inflación, no se debe exclusivamente a los ajustes del mercado, sino a tremendos errores económicos decididos desde la política.
Cada ciudadano, en un mundo de ladrones, debe tener derecho a defender sus propios intereses económicos y no a que los políticos hipotequen su futuro y el de sus hijos porque no hayan hecho los deberes, no hayan dado palo al agua, y además hayan cobrado por ello como si lo hicieran de maravilla.
Biante de Priena
Que alguien nos hable de progreso es el mejor signo de identificación de un hipnotizador político. En España, la palabra progreso es patrimonio de la izquierda política (PSOE, IU, UPyD), que habla de progreso para no hablar de evolución, palabra a la que le tienen cierta fobia, porque la evolución se rige por criterios menos abiertos al mangoneo y la falacia, más relativos a la realidad de cada uno y no a los vientos del poder.
Hay seres que progresan con la política, y otros que evolucionamos como podemos. Un progresista es un cuentista, siempre, en cualquier circunstancia. Y de los cuentistas, muchos son miserables. Los progresistas no tienen otra moral que la de forrarse a costa de los demás, que la de medrar por el canal político con inmunidad a la evolución del resto de los ciudadanos.
Se habla de progreso social, nunca de progreso individual, incluso en la educación se utiliza la propaganda del "progresa adecuadamente" que se contrapone al "necesita mejorar" -para llegar a progresar adecuadamente supongo-. Así desde bien pequeños nos inoculan el progreso como algo positivo.
El avance social se hace sinónimo del progreso social, cuando en realidad, el criterio con el que se dirime el progreso depende de la instrumentalización que se le conceda. Así, una medida progresista como repartir subvenciones, a la larga es una medida perjudicial para todos los ciudadanos que no las reciben, siempre inmensa mayoría, que sólo beneficia a quienes las reciben.
La argumentación circular es magnífica, las subvenciones no producen progreso, más bien son un lastre, pero ¿cómo no se van a otorgar subvenciones si se es progresista?. Las subvenciones nos conducen a la miseria directamente. Sólo se subvenciona lo improductivo, un país de subvenciones como el nuestro es un escenario de dependencias y prevaricaciones.
La crisis económica que estamos viviendo, en realidad es una crisis del progresismo, una demostración irrefutable de su fracaso, y un vuelco impresionante hacia la realidad de las cosas. En realidad, a lo que estamos asistiendo es a la histeria de los progresistas, se equivoca ese insigne personaje que hace recomendaciones como si supiera de lo que habla, no está en peligro el sistema financiero nacional, ni mucho menos, las entidades financieras van a salir beneficiadas de la crisis a la larga, sin duda alguna, lo que realmente está en peligro es la forma de hacer política del socialismo español, el despilfarro, la ineptitud, y la orgía de subvenciones y prebendas en la que se han gastado el superavit nacional.
Las empresas españolas de nueva creación son las que van a pagar la mayor cuantía de la crisis, las que se han forjado al calorcito del Estado en los últimos cinco años, sobre créditos políticos más que económicos. Tanta empresa de servicios al servicio del poder, que dependen del partido socialista, tantos negocios fraudulentos que se han organizado alrededor de la construcción, especialmente alrededor de la construcción de obra pública.
Está en peligro el sistema financiero de los que se han forrado mucho y pronto, haciendo negocios al socaire de Zapatero. Estamos asistiendo a la crisis sistemática de los negocios dependientes del Estado. No tienen salvación, porque están endeudados, han funcionado con créditos extravagantes, y no pueden tener liquidez por la crisis, ni por la venta del patrimonio que se ha desvalorizado.
La crisis del progreso, nos va a conducir al descubrimiento de las miseria política que rodea al Estado y al Gobierno. Es cierto que intentarán que la paguemos entre todos, por eso el Partido Popular debe ponerse las pilas.
El sistema financiero español no está en peligro, hay que hacerle caso a Zapatero porque de mentira sale verdad. Está en peligro la riqueza de los socialistas, una forma de hacer economía a la carta de los intereses de los más aprovechados de nuestra sociedad. Por mí pueden hundirse tan rápido como se han encumbrado, la codicia de los miserables les ha llevado al abismo.
Con un empujoncito nos vamos a librar de miles de aprovechados, que han desviado a sus cuentas personales los recursos que hoy convertirán en desempleados a cientos de miles de ciudadanos, en desahuciados a miles de propietarios honestos, en pobres a miles de ciudadanos. Entre ellos se encontrarán muchos de los once millones de votantes a Zapatero para que NO HUBIERA CRISIS. Que le reclamen ahora, desde la miseria, lo que les prometió en su día, desde la petulancia extrema. Un poquito de soildaridad con los humildes, presidente, sea bueno.
Esto es el progreso, idiotas. En cinco años ni una sola dimisión, ni un solo despido en la política española, porque la crisis es sólo para los ciudadanos, once millones de ciudadanos no han podido equivocarse. La democracia es así, nos puede llevar al paraíso -Estado del Bienestar- o al infierno -despidos, deshaucios, miseria-. Yo no voté a Zapatero, no soy responsable, pero doy por asumido todo el daño que le procure a mi existencia si así se desmantela un Estado corrupto al servicio de un Gobierno miserable. Pequeñas alegrías, señor Blanco, la de ver caer a los mediocres cuando la vida se pone difícil para todos. Los que han subido más deprisa, también caerán más deprisa. Se sostendrán los que han creído en sí mismos, antes que en el sistema, y vendrán cien años de libertad.
Esta crisis se carga definitivamente la mayoría de los engaños del socialismo, la primera ley del mercado siempre acaba funcionando, como expresó Quevedo: "es un necio quien confunde valor y precio". ¿Vale lo qué ha hecho el socialismo español en estos cinco años lo que hemos pagado los ciudadanos españoles?. Pues que devuelvan el exceso de cobro. Ley aplicable a todos los políticos españoles, por supuesto, los del PP donde han gobernado también. Auditoría general a la política española y ya verán como se acaba la crisis económica y vemos a muchos personajes televisivos en la cárcel.
La crisis económica es en realidad un hermoso fotograma que distingue el valor real de las cosas y el precio que pagamos por ellas. El Estado no puede expoliarse a sí mismo, y menos esperar que los errores políticos de los gobernantes, y sus mentiras, las acabemos pagando los ciudadanos. La inflación, no se debe exclusivamente a los ajustes del mercado, sino a tremendos errores económicos decididos desde la política.
Cada ciudadano, en un mundo de ladrones, debe tener derecho a defender sus propios intereses económicos y no a que los políticos hipotequen su futuro y el de sus hijos porque no hayan hecho los deberes, no hayan dado palo al agua, y además hayan cobrado por ello como si lo hicieran de maravilla.
Biante de Priena
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