Una nueva canción que podrán escuchar en el "continúa leyendo", que puede servir de himno para esa "nueva España" que surge de la dualidad entre los que reciben subvenciones y los demás. ¿Desposeídos o privilegiados?, juzguen ustedes mismos. Los más de 130.000 nuevos parados, los que tienen que pagar hipotecas, los padres de niños inmersionados en lenguas que no son las suyas, los dependientes que no han visto un duro, los estafados por Z, las víctimas del terrorismo, los católicos que están perdiendo su libertad constitucional de creencia, los jóvenes que buscan trabajo, las mujeres que buscan cobrar lo mismo que los hombres, los inmigrantes que buscan asilo, los viejos que buscan cariño, todos, hasta los niños de teta, todos absolutamente todos, están dispuestos a formar un gran coro a esta hermosa canción.
Y por supuesto, la Sociedad General de Autores, JAJAJAJAJA, cada día son más ridículos y simples. ¡Qué pasaos están!
DEFENDER LA SANGRÍA, EL NUEVO HIMNO DE Z Y SU CORTE.
sábado, 9 de febrero de 2008
Senda de podredumbre
La Historia no miente en sus hechos, por más que las palabras de la mayoría de sus intérpretes se hallen contaminadas por criterios espúreos y prescindibles, habitualmente sesgados, que secuestran alguna parte de la verdad, de la exposición correcta de la realidad pasada.
Entre las peculiaridades políticas que nuestro país atesora, una de las más singulares se corresponde con la mitología del socialismo, encarnada en la búsqueda del Santo Grial del bienestar para la inmensa mayoría, a costa de exprimir más a las minorías injustamente privilegiadas. Realmente eso debía ocurrir cuando la gente de la izquierda todavía no era minoría sectaria y privilegiada, ahora ya no es así.
Sobre el papel, la izquierda defiende los derechos de los menos afortunados, marginados, desfavorecidos y desposeídos; sin embargo, cuando pasamos a la estricta valoración de los hechos, podemos comprobar que la izquierda política española defiende en realidad los intereses de una nueva burguesía de bandera progresista y talante solidario, que ha convertido la lucha social en una empresa económica de la que obtiene pingües ganancias, y que seguramente jamás obtendrían por sí mismos, con sus propios recursos, sin contar con la subvención, protección y promoción política que les conceden sus socios, amigos y colegas, sus benefactores al fin, bien instalados en la provisión de prebendas.
Comencé a desconfiar de la lucha política de la izquierda cuando coincidí en la Facultad de Medicina de Oviedo con Gaspar Llamazares, actual líder de Izquierda Unida, con el que además compartía origen y residencia. Recuerdo aquella época con cariño, eran tiempos convulsos, estoy hablando del año 1976, y la Universidad española estaba realmente agitada, precisamente por los profesionales de la lucha social, aquellas conciencias sólidas de la esperanza en un mundo nuevo.
Con la experiencia que conceden los hechos y los años, a fecha actual estoy convencido de que fue una de las etapas de mi vida en las que resulté más manipulado psicológica y socialmente, al igual que todos los compañeros que compartimos cohorte con el actual líder de la izquierda parlamentaria más pretérita en su beligerancia.
Fueron innumerables las huelgas, protestas, sentadas, manifestaciones, y enfrentamientos contra todas las instituciones y poderes del sistema, contra cualquier forma de autoridad, que estuve obligado a compartir involuntariamente, como la mayoría de compañeros (que poco se utiliza ya esta palabra, ¿verdad?), que participábamos del escenario, que no de la enconada gesta política.
Cualquier motivo era razón para enfrentarse contra la opresión social, y hacer las reivindicaciones correspondientes ante las autoridades competentes e incompetentes. Quien osaba enfrentarse contra la turba era señalado como “fascista” y condenado a las cavernas de la barbarie y al ostracismo público.
Sólo se podía ser de izquierdas o fascista, razón por la que los que no nos considerábamos ni lo uno, ni lo otro, posiblemente la inmensa mayoría, estuvimos coartados durante varios años por el lavado de cerebro correspondiente, y el conflicto entre los beligerantes.
A pesar de la impresionante lucha social, a aquellos líderes fantásticos se les olvidó precisamente reivindicar lo que más nos interesaba: un trabajo. De tal manera que cuando terminamos la carrera las cifras de médicos en paro superaban el sesenta por ciento, pero curiosamente el poco trabajo que había se repartía políticamente, con lo que resultó que la mayoría de los que protestaban se terminaron colocando en los escasas plazas que surgían, que por cierto eran repartidos por criterios digitales desde la justicia social característica de la izquierda de todos los tiempos.
A los cuatro años de terminar los estudios, prácticamente solo quedaban en el paro, casualmente, los que no se habían roto el pecho por la lucha de la izquierda en una autonomía como Asturias, en la que los socialistas-comunistas llevan gobernando treinta años (30), con un paréntesis de bodrio organizado por la patética derecha local que no duró más de un par de años.
Volví a coincidir con Gaspar Llamazares en alguna ocasión, y otros cuantos de su grupo agitador, con los que aún me saludaba. La mayoría se habían ido a Cuba a realizar estudios de Salud Pública, lo que con el tiempo les permitió ocupar los puestos de funcionarios que hoy disfrutan; a fecha actual, la inmensa mayoría de ellos –hay algunas excepciones honrosas- siguen trabajando en altos cargos de la administración sanitaria, autonómica o nacional, rentabilizando su protesta juvenil y su larga trayectoria de lucha social, que les permitió ocupar “tan merecidamente” los soberbios despachos que detentan, con su secretaria y su canesú.
Y esta gente, treinta años después, es la que nos pide que sigamos creyendo en la lucha política de la izquierda, en la ética más pura, y en su singular altruismo pletórico de solidaridad, y si no estamos de acuerdo, seguimos siendo fascistas, porque ellos son los únicos que tienen el patrimonio de la razón por la que se puede definir la justicia social, la que les ha permitido sobreelevarse entre todos los demás por sus méritos políticos antes que profesionales, por su utilización de todos los que le rodearon, a los que consideraban un simple instrumento político, una masa informe de cabezas huecas, exclusivamente en su propio beneficio e interés.
Pues va a ser que no, ahora es el momento de denunciar lo que ha hecho la izquierda política en este país, sencillamente aprovecharse de su condición sectaria para eludir la competición propia del mercado libre con la que todos los demás hemos tenido que lidiar; va siendo hora de desenmascarar a los auténticos opresores, es hora de que digamos bien claro y bien fuerte, que la lucha contra el fascismo era exclusivamente para ocupar el poder y seguir ejerciendo el fascismo, eso sí, con una etiqueta progresista y conciliadora por el bien de toda la humanidad.
Sic transit gloria mundi
Todos juntos, compañeros
Entre las peculiaridades políticas que nuestro país atesora, una de las más singulares se corresponde con la mitología del socialismo, encarnada en la búsqueda del Santo Grial del bienestar para la inmensa mayoría, a costa de exprimir más a las minorías injustamente privilegiadas. Realmente eso debía ocurrir cuando la gente de la izquierda todavía no era minoría sectaria y privilegiada, ahora ya no es así.
Sobre el papel, la izquierda defiende los derechos de los menos afortunados, marginados, desfavorecidos y desposeídos; sin embargo, cuando pasamos a la estricta valoración de los hechos, podemos comprobar que la izquierda política española defiende en realidad los intereses de una nueva burguesía de bandera progresista y talante solidario, que ha convertido la lucha social en una empresa económica de la que obtiene pingües ganancias, y que seguramente jamás obtendrían por sí mismos, con sus propios recursos, sin contar con la subvención, protección y promoción política que les conceden sus socios, amigos y colegas, sus benefactores al fin, bien instalados en la provisión de prebendas.
Comencé a desconfiar de la lucha política de la izquierda cuando coincidí en la Facultad de Medicina de Oviedo con Gaspar Llamazares, actual líder de Izquierda Unida, con el que además compartía origen y residencia. Recuerdo aquella época con cariño, eran tiempos convulsos, estoy hablando del año 1976, y la Universidad española estaba realmente agitada, precisamente por los profesionales de la lucha social, aquellas conciencias sólidas de la esperanza en un mundo nuevo.
Con la experiencia que conceden los hechos y los años, a fecha actual estoy convencido de que fue una de las etapas de mi vida en las que resulté más manipulado psicológica y socialmente, al igual que todos los compañeros que compartimos cohorte con el actual líder de la izquierda parlamentaria más pretérita en su beligerancia.
Fueron innumerables las huelgas, protestas, sentadas, manifestaciones, y enfrentamientos contra todas las instituciones y poderes del sistema, contra cualquier forma de autoridad, que estuve obligado a compartir involuntariamente, como la mayoría de compañeros (que poco se utiliza ya esta palabra, ¿verdad?), que participábamos del escenario, que no de la enconada gesta política.
Cualquier motivo era razón para enfrentarse contra la opresión social, y hacer las reivindicaciones correspondientes ante las autoridades competentes e incompetentes. Quien osaba enfrentarse contra la turba era señalado como “fascista” y condenado a las cavernas de la barbarie y al ostracismo público.
Sólo se podía ser de izquierdas o fascista, razón por la que los que no nos considerábamos ni lo uno, ni lo otro, posiblemente la inmensa mayoría, estuvimos coartados durante varios años por el lavado de cerebro correspondiente, y el conflicto entre los beligerantes.
A pesar de la impresionante lucha social, a aquellos líderes fantásticos se les olvidó precisamente reivindicar lo que más nos interesaba: un trabajo. De tal manera que cuando terminamos la carrera las cifras de médicos en paro superaban el sesenta por ciento, pero curiosamente el poco trabajo que había se repartía políticamente, con lo que resultó que la mayoría de los que protestaban se terminaron colocando en los escasas plazas que surgían, que por cierto eran repartidos por criterios digitales desde la justicia social característica de la izquierda de todos los tiempos.
A los cuatro años de terminar los estudios, prácticamente solo quedaban en el paro, casualmente, los que no se habían roto el pecho por la lucha de la izquierda en una autonomía como Asturias, en la que los socialistas-comunistas llevan gobernando treinta años (30), con un paréntesis de bodrio organizado por la patética derecha local que no duró más de un par de años.
Volví a coincidir con Gaspar Llamazares en alguna ocasión, y otros cuantos de su grupo agitador, con los que aún me saludaba. La mayoría se habían ido a Cuba a realizar estudios de Salud Pública, lo que con el tiempo les permitió ocupar los puestos de funcionarios que hoy disfrutan; a fecha actual, la inmensa mayoría de ellos –hay algunas excepciones honrosas- siguen trabajando en altos cargos de la administración sanitaria, autonómica o nacional, rentabilizando su protesta juvenil y su larga trayectoria de lucha social, que les permitió ocupar “tan merecidamente” los soberbios despachos que detentan, con su secretaria y su canesú.
Y esta gente, treinta años después, es la que nos pide que sigamos creyendo en la lucha política de la izquierda, en la ética más pura, y en su singular altruismo pletórico de solidaridad, y si no estamos de acuerdo, seguimos siendo fascistas, porque ellos son los únicos que tienen el patrimonio de la razón por la que se puede definir la justicia social, la que les ha permitido sobreelevarse entre todos los demás por sus méritos políticos antes que profesionales, por su utilización de todos los que le rodearon, a los que consideraban un simple instrumento político, una masa informe de cabezas huecas, exclusivamente en su propio beneficio e interés.
Pues va a ser que no, ahora es el momento de denunciar lo que ha hecho la izquierda política en este país, sencillamente aprovecharse de su condición sectaria para eludir la competición propia del mercado libre con la que todos los demás hemos tenido que lidiar; va siendo hora de desenmascarar a los auténticos opresores, es hora de que digamos bien claro y bien fuerte, que la lucha contra el fascismo era exclusivamente para ocupar el poder y seguir ejerciendo el fascismo, eso sí, con una etiqueta progresista y conciliadora por el bien de toda la humanidad.
Sic transit gloria mundi
Todos juntos, compañeros
Al·lal·lulla, Al·lal·lulla,...Lus Suprano sagueichan...
Fuents mol próximas al Conclab Nibey Se han sabit ca la axal·len Telaseria "Lus Suprano" ancara sa pued salvá.
La Pruductora astá naguçian un nou rapart da actors y actoras.
Clic·ca an la imacha par beura als "Trailers" da lus capituls an pusivla noba pruducsiò.
Aprubecha parca pusivlas prublemas da presupuest sa interfarechan an la naguçiaçiò y la cosa astà mol, mol, mol futuda.
¡Bisca Lus Suprano!
¡Bisca Nibey Se!
Peponería: cobardes y embusteros
Di NO al Partido Único, Vota en BLANCO (5)
De cobardes y embusteros, o la historia de siempre en la Peponería:
Dice Rajoy que va a garantizar por ley la enseñanza en castellano en todo el territorio nacional. Pero llega el señorito Juan Costa y desarrolla la idea: no es exactamente eso, vamos a ver. Se "garantizará", sí, sí, pero se "adaptará" en función del entorno lingüístico, es decir, que se limitará el castellano al 35% precisamente en las zonas donde los castellanohablantes son discriminados lingüística y culturalmente. Como escribe acertadamente Álvaro Vermoet Hidalgo, "¿Ésta es la gran reforma del PP? ¿Que se pueda hacer deporte en castellano?".
Dice Rajoy que va a establecer un contrato de derechos y obligaciones con los inmigrantes, y anuncia que el uso del velo será restringido en los lugares públicos. Pero he aquí que llega el señorito Juan Costa y completa oportunamente: El PP no restringirá el velo en Ceuta y Melilla porque allí no es un símbolo de 'sumisión'.
Resumamos: Enseñanza en castellano en Valladolid y en Salamanca, pero menos, y hasta mucho menos, si se trata de Cataluña, Galicia o País Vasco, no se nos vayan a enojar los nacionalsocialistas de las comunidades "históricas", según la expresión y capitulación de 1.978; velo en los espacios públicos NO, pero sólo donde no haya muchos inmigrantes musulmanes, es decir sólo donde no es necesario. Donde sí lo es, en Ceuta y Melilla, ciudades españolas sumergidas por un número incalculable e incontrolable de musulmanes, NO, no vayan a enojarse los hijos de Alá.
La peponería no cree en la unidad de España, ni está dispuesta a garantizar la libertad y la igualdad de todos los ciudadanos. Vive en la ambigüedad y en el miedo. Ha demostrado que es capaz de traicionar a sus electores, con los estatutos de Andalucía y de Valencia, y fue capaz de decapitar a su propio partido en Cataluña por un plato de lentejas con el pequeño Ubú. ¿De qué les ha servido? ¿han apaciguado a nacionalistas y socialistas? Al contrario, las libertades básicas retroceden en todas partes, particularmente en lugares donde los ciudadanos viven bajo el yugo de gobiernos antiespañoles.
Di NO al Partido Único, vota EN BLANCO y resiste.
Dante Pombo de Alvear
De cobardes y embusteros, o la historia de siempre en la Peponería:
Dice Rajoy que va a garantizar por ley la enseñanza en castellano en todo el territorio nacional. Pero llega el señorito Juan Costa y desarrolla la idea: no es exactamente eso, vamos a ver. Se "garantizará", sí, sí, pero se "adaptará" en función del entorno lingüístico, es decir, que se limitará el castellano al 35% precisamente en las zonas donde los castellanohablantes son discriminados lingüística y culturalmente. Como escribe acertadamente Álvaro Vermoet Hidalgo, "¿Ésta es la gran reforma del PP? ¿Que se pueda hacer deporte en castellano?".
Dice Rajoy que va a establecer un contrato de derechos y obligaciones con los inmigrantes, y anuncia que el uso del velo será restringido en los lugares públicos. Pero he aquí que llega el señorito Juan Costa y completa oportunamente: El PP no restringirá el velo en Ceuta y Melilla porque allí no es un símbolo de 'sumisión'.
Resumamos: Enseñanza en castellano en Valladolid y en Salamanca, pero menos, y hasta mucho menos, si se trata de Cataluña, Galicia o País Vasco, no se nos vayan a enojar los nacionalsocialistas de las comunidades "históricas", según la expresión y capitulación de 1.978; velo en los espacios públicos NO, pero sólo donde no haya muchos inmigrantes musulmanes, es decir sólo donde no es necesario. Donde sí lo es, en Ceuta y Melilla, ciudades españolas sumergidas por un número incalculable e incontrolable de musulmanes, NO, no vayan a enojarse los hijos de Alá.
La peponería no cree en la unidad de España, ni está dispuesta a garantizar la libertad y la igualdad de todos los ciudadanos. Vive en la ambigüedad y en el miedo. Ha demostrado que es capaz de traicionar a sus electores, con los estatutos de Andalucía y de Valencia, y fue capaz de decapitar a su propio partido en Cataluña por un plato de lentejas con el pequeño Ubú. ¿De qué les ha servido? ¿han apaciguado a nacionalistas y socialistas? Al contrario, las libertades básicas retroceden en todas partes, particularmente en lugares donde los ciudadanos viven bajo el yugo de gobiernos antiespañoles.
Di NO al Partido Único, vota EN BLANCO y resiste.
Dante Pombo de Alvear
Progreso Socialista Organizado Español, presenta... "Vas a Ver"
Cheque escolar: Educación y Libertad
Di NO al PARTIDO ÚNICO, vota en BLANCO (4)
El Partido Popular ha contribuido a la degradación de la calidad de la enseñanza en España, tanto durante los ocho años de gobierno nacional como en sus políticas regionales. La alternativa a la Reeducación para el totalitarismo (EPC) que consistiría en enseñar Inglés por tierra, mar y aire se disfraza de pragmatismo cuando de lo que se trata, por parte de la Peponería, es de desactivar, por cobardía y falta de convicciones, el imprescindible y urgente debate ideológico en torno a la educación.
Los colegios donde se insulta y agrede a los maestros, donde nadie escucha porque no quiere o porque el ruido se lo impide, donde se ha renunciado a la enseñanza de lo fundamental (leer y escribir correctamente en la lengua nacional, contar y calcular, estudiar el bien patrimonial común)tienen problemas más urgentes que la generalización inevitablemente deficiente de la asignatura de Inglés.
En cuanto a UPD, su defensa a ultranza de la escuela pública es un arcaismo, una reliquia izquierdista que arrastra ese proyecto político, interesante en algunos aspectos pero profundamente conservador (o criptoprogre, es lo mismo) en otros.
Me uno a la campaña de Hazte Oir por el cheque escolar, que no defiende ningún partido en las elecciones-trampa del 9-M, y reproduzco a continuación la valiosísima información que ofrece esta asociación en su sitio internet:
"¿Qué es el cheque escolar?
El cheque escolar es una cantidad determinada de dinero que el Estado distribuye a la familia por cada hijo en edad escolar. La familia debe emplear ese dinero en la escolarización de su hijo, pudiendo elegir libremente el colegio que desee, ya sea estatal o de iniciativa social.
¿Por qué el cheque escolar?
1. Porque el marco jurídico actual no garantiza la libertad de educación a las familias.
2. Porque facilita a las familias el ejercicio de la libertad de elección de centro, al permitirles elegir aquellos centros, estatales o sociales, que consideran más adecuado para sus hijos.
3. Porque permite que los padres tengan un papel activo y mayor implicación en la educación de sus hijos, de la que son principales responsables.
4. Porque convierte a los padres en los verdaderos protagonistas de la educación al ser los que, a través de su facultad de elección, apoyan o no los diferentes idearios o centros y por tanto, definen el mapa educativo, frente al sistema actual en el que es el Estado el que impone a las familias un modelo, un ideario educativo único.
5. Porque garantiza el acceso a una educación de calidad para todos al eliminar las barreras económicas o sociales que, en muchos casos, lo impiden.
6. Porque genera una sana competencia entre el sector educativo que estimula la búsqueda de la calidad, la mejora de la oferta educativa y la eficiencia del sistema educativo.
7. Porque amplía la oferta educativa al facilitar la existencia de colegios con idearios educativos diferentes.
8. Porque garantiza la libertad e independencia, económica y de proyecto educativo, de los centros frente al intervencionismo estatal y escasa autonomía característicos del sistema actual.
9. Porque son los padres y no el Estado quienes deben decidir cómo gastar el dinero de los impuestos, su dinero, en la educación de sus hijos.
10. Porque el dinero de los impuestos destinado a la educación, en lugar de financiar a los centros, ya sean estatales o de iniciativa social, debe revertir a los ciudadanos que son los que pagan y a los que corresponde la mejor forma de utilizarlo.
11. Porque la mejora en la eficiencia del sistema redunda en beneficio del Estado, de todos, al liberar recursos financieros para otras necesidades.
¿Cómo aplicar el cheque escolar? Caben dos opciones:
- El Estado paga una cantidad a las familias (reciben dinero y se lo gastan).
- El Estado permite reducirse en el IRPF el importe del Cheque Escolar. Esta deducción en todo caso genera derecho de devolución. Por ejemplo, si una persona debido a su nivel de renta no estuviera obligada a hacer declaración, tendría derecho a que el Estado le reintegrara su cheque escolar aunque no hiciera la declaración del IRPF. Esta segunda opción elimina problemas de cobros y pagos por parte del Estado.
¿A quién conceder el cheque escolar?
El cheque escolar se debería permitir escoger tanto colegios estatales como de iniciativa social.
Si el cheque escolar permitiera elegir colegios estatales, supondría un cambio en el sistema de financiación de los mismos. En vez de recibir una cuantía fija o concreta del Estado, estos centros deberían de alguna manera autofinanciarse mediante los pagos de los cheques escolares que realizan sus alumnos. Esto implicaría que los centros estatales si bien mantendrían su titularidad pública, se verían obligados a gestionarse como si fueran privados, a tratar de ser eficientes, y atractivos para los padres de su entorno social. Seria un buen sistema de gestión del sistema público de una manera más eficiente con excepciones motivadas por la necesidad de que en localidades pequeñas donde no hay oferta escolar y la masa de alumnos no es suficiente para poder soportar el gasto del colegio pero por consideraciones sociales se considera que debe haber un centro educativo al que el Estado concediera ayudas adicionales a ese centro.
¿Colegios estatales o de iniciativa social?
El cheque escolar se debería permitir escoger tanto colegios estatales como de iniciativa social.
Si el cheque escolar permitiera elegir colegios estatales, supondría un cambio en el sistema de financiación de los mismos. En vez de recibir una cuantía fija o concreta del Estado, estos centros deberían de alguna manera autofinanciarse mediante los pagos de los cheques escolares que realizan sus alumnos. Esto implicaría que los centros estatales si bien mantendrían su titularidad pública, se verían obligados a gestionarse como si fueran privados, a tratar de ser eficientes, y atractivos para los padres de su entorno social. Seria un buen sistema de gestión del sistema público de una manera más eficiente con excepciones motivadas por la necesidad de que en localidades pequeñas donde no hay oferta escolar y la masa de alumnos no es suficiente para poder soportar el gasto del colegio pero por consideraciones sociales se considera que debe haber un centro educativo al que el Estado concediera ayudas adicionales a ese centro. ¿Qué importe tendría el cheque escolar? El cheque escolar debería tener un importe similar al coste medio de la enseñanza en el colegio estatal. Este importe medio del cheque, debería fijarse por autonomía, en el caso de que el coste por alumno no sea homogéneo entre las diferentes comunidades autónomas.
En todo caso el cheque escolar no tiene por qué cubrir el 100% del coste del alumno en el colegio elegido. Y que el hecho de que un colegio reciba alumnos con cheque escolar no impide que pueda cobrar cantidades adicionales al alumno.
Preguntas sin contestar
1ª) ¿Por qué apreciamos tanto la existencia de una sociedad plural?
2ª) ¿Por qué la libertad es el mayor bien del hombre?
3ª) ¿Por qué nos olvidamos de la libertad y de la pluralidad a la hora de planificar la educación?
4ª) ¿Por qué no aceptamos de una vez que la responsabilidad en la educación de los hijos es de sus padres?
5ª) ¿Por qué no se quiere entender que la educación y la escuela nunca son neutras?
6ª) ¿Por qué si España es plural, y plural es su sociedad, no fomentamos de una vez la pluralidad de centros?
7ª) ¿Por qué un Gobierno o un Parlamento se consideran con derecho a penalizar económicamente a los padres que, en educación, ejercen su derecho a pensar y elegir diferente?
8ª) ¿Por qué no aceptamos que las naciones más respetuosas con la voluntad de los padres están consiguiendo mejores resultados?
9ª) ¿Por qué no aceptamos que el cheque escolar, aunque imperfecto, está obteniendo buenos resultados?
10ª) ¿Por qué no se quiere entender que si la familia y la escuela van en la misma dirección, al sumar esfuerzos, llegaremos más lejos?
Di NO al Partido Único, vota en BLANCO y resiste.
Dante Pombo de Alvear
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