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miércoles, 4 de julio de 2012

En todas partes hay corrupción


Con esta frase algunos españoles se consuelan, pensando que en otros lugares hay tanta corrupción como aquí, pero se equivocan de forma extravagante. Es cierto que en todas partes hay corrupción, pero en España es que no hay parte donde no la haya, lo que hace que las cosas sean realmente diferentes y distintas.

Hoy mismo, tras haber perdido su inmunidad por haber sido Presidente de la República Francesa, la policía ha entrado en la casa y el despacho de Nicolás Sarkozy por una supuesta concesión de 150.000 euros en la campaña electoral de 2007 por parte de la dueña de la firma francesa L´ Oreal. Este asunto colea desde hace mucho tiempo.

Hoy mismo, la juez Alaya, ha imputado al ex director de empleo de la Junta de Andalucía por haber hecho lo que no debía con 154 millones de euros. El Presidente Griñán sigue siendo presidente, a pesar de que las pruebas cada día le acorralan más, pero se resiste a presentar su dimisión, entre otras cosas porque de esa forma permanece aforado e inmune a la justicia que se ejerce con los demás ciudadanos.

Algún iluso podrá decir, que en Francia hay corrupción como en Andalucía, al mismo tiempo que obvia que en una Comunidad Autónoma española que ha sido gobernada por el PSOE desde hace más de 30 años se produce cien veces más corrupción que en la Presidencia de la República Francesa y no pasa absolutamente nada. Bueno sí, que desde el gobierno andaluz se coacciona sin descanso a la juez Alaya para que desista en su actitud.

La cuestión es que Andalucía cada día se parece más a México, donde el candidato del PRI se ha permitido decir: sí, somos corruptos, pero también eficaces, obligando a sus votantes a aceptar su corrupción, si no quieren seguir mal gobernados por otros partidos.

Creo que los españoles deberíamos reflexionar sobre lo que está ocurriendo en este país, mucho más cuando el Gobierno del PP es incapaz de explicar a los españoles la corrupción que ha cometido el PSOE durante los últimos ocho años, de la que lo de Andalucía solo es un ejemplo; el asunto de los EREs, del que la Junta de Andalucía dijo que era una cosa sin importancia, en la que participaron los sindicatos CCOO y UGT, los empresarios corruptos y tras haberse creado una comisión, los socios de Gobierno de IU, los que iban a poner orden en tanta cochambre (palabrita del niño Marx), están comenzando a impedir que se puedan conocer las pruebas.

No me extraña que Julio Anguita, avergonzado ante tanta inmundicia haya salido como Prometeo, tratando de devolverle al pueblo la democracia que le han arrebatado los aprovechados, en un acto de auténtica desesperación ante lo que está ocurriendo en su tierra, y no es para menos, es para muchísimo más.

¿A qué esperan los andaluces para rodear el palacio de San Telmo y exigir la dimisión del capo mafioso que ha convertido, en compañía de su partido el PSOE, el gobierno de su comunidad en la Nueva Sicilia española? ¿Y a qué espera la justicia española para poner sobre la mesa el ruinoso Estado de Derecho y el incumplimiento de las leyes que se comete cada día en este país por parte de los políticos de todas las siglas?.

Enrique Suárez

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