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viernes, 1 de junio de 2012

Los autores intelectuales del apocalipsis español


"Cuando los gobernantes pierden la razón, los ciudadanos tienen una magnífica ocasión para recobrarla"

Si un trabajador no llega a la hora durante una semana seguida, sin causa justificada, puede ser despedido; si un político derrocha lo que no está escrito, le hace un favor a un amigo con una subvención, le arregla para su cuñado un problema de recalificación de terrenos, coloca al hijo de su hermana en un puesto de la administración, acepta un regalo de unos cuantos miles de euros en una cuenta de Suiza por los favores prestados al cacique del lugar y además es un inepto soplagaitas que no sabe hacer la o con un canuto, al que le gusta sonreir como un idiota, mientras le exigen responsabilidades, no pasa nada. Así es la política, al menos en España, para aquellos que les gusta recordarnos que tenemos una Constitución y un Estado de Derecho, para lo que nos sirven a los ciudadanos.

El grave problema que atraviesa este país es moral, tanto porque se han dinamitado los valores y principios que hacían de la profesión política una actividad honesta, como por que los ciudadanos están desmoralizados ante tanta cochambre y corrupción. Aunque nadie le dé importancia a este problema es el más grave que tenemos los españoles, porque si las estructuras que sostienen las instituciones del Estado tienen aluminosis, no solo se irá al olvido la primera empresa del país, sino el órgano administrativo que rige la gestión de la mayor parte de servicios y órganos que regulan la vida pública. En estos momentos no está en peligro el Estado del Bienestar, sino el propio Estado.

La cuestión más importante para nuestro porvenir, es la de tratar de averiguar que ha ocurrido con los nueve billones de euros en recursos que ha administrado el PSOE durante los últimos ocho años, ocho billones por impuestos y un billón por deuda, no es baladí la cantidad; sería necesario investigar, tras haber comprobado que los órganos de vigilancia de cuentas del Estado han sido vulnerados por numerosas operaciones financieras, si fueron correctamente gastados, porque sospecho que no ha sido así, de lo que se deduce que hay responsabilidades políticas, civiles y posiblemente, penales que se están ocultando a los españoles por acuerdo establecido entre los dos grandes partidos del país, el gran duerno nacional, para ocultar sus miserias mutuamente.

El PP de Mariano Rajoy, que ahora tiene dificultades para obtener 20.000 millones de euros en los mercados internacionales para tratar de resolver el desfalco político que se ha hecho de Bankia (de los 100.000 millones de euros que necesitan todas las entidades financieras), o los 60.000 millones de euros que necesitan las autonomías para no morir de asfixia (de los 200.000 millones de euros que necesitan para su saneamiento), está mostrando una artera complicidad con el desmadre del PSOE durante los últimos ocho años, y soporta estoicamente las patadas fuera de lugar con que cada día nos sorprende el partido de Rubalcaba. Salvo que esté implicado demasiado en las barbaridades económicas que se han cometido cuando el PSOE gobernaba, no se encuentra explicación para su lenidad y ausencia en la reclamación del dinero público que ha desaparecido en este país, que se cuenta por cifras que superan cientos de miles de millones de euros.

En Grecia, el PASOK, que es el partido socialista de aquel país ha obtenido en las últimas elecciones un 13 % de los votos y no serán mucho mejores los resultados que obtenga en las próximas encuestas. En Italia, hace veinte años se disolvió el PSI, y Bettino Craxi, su líder se tuvo que exiliar en Túnez, donde posteriormente falleció. España no es diferente, el PSOE es el responsable máximo de los problemas económicos que tenemos en España, que además trató de ocultarlos gastándose medio billón de euros de deuda en la última legislatura, no importándole para nada la situación en la que dejaría el país a los que vinieran detrás.

Es inaudito que el PSOE y el PP, en coalición de intereses contra los ciudadanos españoles, nos impongan el apocalipsis, exclusivamente para guardarse sus vergüenzas, habiendo declarado una amnistía política, consensuada y soterrada, para todos los desmadres políticos y económicos que han acontecido. No se puede admitir bajo ningún concepto que la inmunidad política conduzca a la impunidad jurídica, contra el Estado de Derecho y la Constitución Española de 1978.

¿Por qué Mariano Rajoy no propone hacer una Auditoría General del Estado desde el año 2004 hasta ahora? ¿Qué poderosas razones impiden que se recobre el dinero despilfarrado, evadido, y olvidado que se gastó el PSOE mientras gobernaba? Sólo contemplo una razón: que el PP esté tan corrupto como el PSOE y por eso no quieran tirar de la manta. Desgracia para España, tener un partido único gobernando alternativamente en cuestiones de chapuzas económicas y corrupciones, que sin la más mínima legitimidad ha decidido que seamos los ciudadanos de a pie los que paguemos la fiesta que se han pegado los compañeros y compañeras a costa del deterioro de nuestra vida, y los del PP, que estuvieron ocho años mirando a la luna de Valencia, porque algo recibirían del negocio público de estafar a los ciudadanos desde las instituciones del Estado. Sin olvidarnos de las entidades financieras, fundamentalmente las politizadas Cajas de Ahorros que se transformaron en bancos quebrados, después de haber recibido cientos de miles de millones de euros del Estado para resolver su desastrosa gestión.

Creo que a la larga, en esta cuestión nos ocurrirá lo de siempre, gracias a la justicia corrupta que tenemos en este país y los medios de comunicación que callan más de lo que cuentan, para seguir recibiendo subvenciones, nunca sabremos quienes fueron los autores intelectuales (es un decir) que hundieron este país, como ocurrió en el 23-F, en el GAL, en el 11-M y en los grandes casos que la justicia nos ha hurtado a los españoles, gracias a su dependencia del Estado. La verdad que en estos tiempos da mucha vergüenza ajena ver a “políticos” (o estafadores), “banqueros” (o sucedáneos), “jueces” y “periodistas” (al servicio del que paga), tratando de ocultar sus miserias, para que no sepamos que son los autores intelectuales de la nuestra

Si no queremos que se sigan reproduciendo los desmanes, es hora de exigir responsabilidades, caiga quien caiga, y cuantos más caigan, mejor.

Enrique Suárez

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