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jueves, 19 de febrero de 2015

Hartos de milenarismos y discursos mesiánicos




A pesar de los mensajes milenaristas que se escuchan por diversos países europeos, que anuncian el final del capitalismo, lamento informar a los detractores que el capitalismo goza de una extraordinaria salud en este mundo y algo peor en España, gracias a la intervención económica de los partidos doctrinarios, que están empeñados en que regresemos al pasado, en forma de estatismo o tercermundismo. Creo que el problema más acuciante al que nos enfrentamos los españoles, es la inadecuación de los que se postulan para representantes políticos de los ciudadanos de este país. 

Los ciudadanos de este país estamos cada día más hartos de tener unos representantes políticos que son unos inadaptados, no sólo a los tiempos actuales, sino a las condiciones vitales de los ciudadanos que pretenden representar, tampoco les importa demasiado, mientras puedan seguir viviendo felizmente del pesebre que les concede el poder. Tenemos una casta muy cateta, esa es la verdad, que aspira a ser desplazada por otra casta aún más cateta que la que existe, que confunden su versión delirante de la vida y el mundo con la realidad.

Las versiones, interpretaciones, percepciones limitadas por los cerebros de los que nos representan sólo son una de las posibles alternativas para comprender lo que existe. Dudo mucho que en una reunión de todos los que dicen representarnos lograran establecer una descripción coherente de la realidad, que coincidiera con la establecida por unos cuantos miles de ciudadanos de este país. Realmente hablamos de dos mundos, uno el de los políticos que se afinca en el poder, y otro el de los ciudadanos que se ubica en el despojo, nada tienen que ver entre ellos, por mucho que se empeñen las cofradías de las siglas.

Por eso no dejaré de insistir en que los problemas a los que nos enfrentamos los ciudadanos occidentales poco tienen que ver con el capitalismo, algo que se puede demostrar fácilmente, hay países que viven en el capitalismo en los que la mayoría de sus ciudadanos viven muy bien, y sin duda mucho mejor que en cualquier otra alternativa económica. También es cierto que en el capitalismo no todos viven igual de bien, está comprobado que aquellos que trabajan y producen más viven mejor que aquellos que no trabajan o producen menos, algunos aventureros consideran que esto es una injusticia del capitalismo, a mí me parece que la injusticia sería, precisamente, que vivieran igual los que se parten el lomo y los que no pegan palo al agua.

El capitalismo busca el interés económico, evidentemente, esa es una ley universal, porque muchos de los que dicen que buscan el interés social, en realidad lo que buscan es no ser desplazados del lugar laboral que ocupan, habitualmente en algo relacionado con lo público, porque las condiciones del capitalismo, de eficiencia y eficacia les deje fuera de juego, en un sistema que valora producciones y salarios. En este país hay más de medio millón de trabajadores públicos, no funcionarios, empeñados en convencer a los demás de que son necesarios para que el mundo funcione mejor, cuando en realidad son manifiestamente prescindibles.  Medio millón de cofrades de propaganda continua son muchos cofrades, para que la procesión no obtenga atención por parte de la opinión pública. Pero lo que está claro es que cuantos más parásitos innecesarios tenemos en lo público, menos creadores de riqueza se van quedando en lo privado.

Sin embargo, en este país hay dos millones de autónomos que en estos momentos están sufriendo la opresión de la crisis en sus vidas, para poder mantener al medio millón de innecesarios que se dedican a dictar moral para conservar su puesto de trabajo en lo público, pero estos no salen en la televisión y pasan desapercibidos, pequeños comercios, bares, fontaneros, albañiles, carpinteros, trabajadores de servicios, que no habiendo recibido la sonrisa de la fortuna o el enchufe correspondiente por ser unos buenos cofrades de su causa, están condenados a malvivir para que otros vivan a su costa de puta madre, mientras mantienen a otros que les dicen lo que tienen que hacer para ser considerados como ciudadanos ejemplares por los parásitos públicos. 

Algún día tendrían que salir en la televisión los autónomos de este país para decir que opinan de este sistema que premia a los que viven de dictar discursos morales, mientras otros se parten el espinazo para poder pagarles el sueldo y las pasan putas para llegar a fin de mes, pagando los impuestos necesarios para que los nuevos curas sociales puedan vivir felices diciendo a todos los demás lo que deben hacer, ofreciéndoles en el más allá, lo que son incapaces de procurarles en el más acá.

Enrique Suárez

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