desde 2.006 en Internet

viernes, 13 de agosto de 2010

Don José Blanco, próximo ministro de Economía


El rumor en los mentideros políticos no cesa, la situación económica española es grave, incluso más que la política. España se ha convertido en el patito feo de la Unión Europea por dos motivos: de cada diez parados europeos nueve son españoles, el otro es que se necesitan tomar medidas de austeridad que José Luis no quiere tomar, porque entonces perdería las elecciones al quedarse sin pesebre público para alimentar a los borregos de su secta que firman como directores.

Alemania está creciendo al 2,2 %, la cifra más elevada tras la reunificación, con un gobierno formado por la derecha y los liberales. España crece al 0,2 %, tras haber subido el IVA un 2 %. Es curioso, en España con un gobierno socialista suben los impuestos prácticamente al mismo ritmo que la riqueza en el país germano con un gobierno liberal-conservador. En China lo llevan mejor aún, y eso que han ralentizado su crecimiento, porque han pasado del 11,9 % al 11,1 %.

Hay una teoría económica que sugiere que la creación de empleo está correlacionada con el crecimiento económico de un país, de tal forma que hasta que no se alcanza un 2,5-3 % de crecimiento, no se producen nuevos puestos de trabajo. De la misma forma, los países que crecen a más del 3 % terminarán absorbiendo la mano de obra propia y atraerán inmigración para complementar sus necesidades productivas. A nuestros hijos les espera la emigración.

Evidentemente esto no tiene nada que ver con España, aquí la cuestión es absolutamente diferente porque todo el mundo sabe que la precaria situación que vivimos en nuestra economía es culpa de la derecha, ¿cómo iba a ser responsabilidad de los socialistas si ellos exclusivamente miran por el bienestar de los ciudadanos y las ciudadanas?.

El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero necesita un cambio de carácter en su política económica, alguien con mucho coraje y menos conocimientos económicos que la musa del régimen que es Elena Salgado, alguien como Celestino Corbacho o José Blanco, conocidos por su curriculum académico y su buena disposición para convertirse en los españoles menos formados que cobran más sueldo, gente de partido con experiencia que en su vida no han hecho otra cosa más que manipular a todo el mundo para sobrevivir de la mejor forma posible siendo socialistas, queridos por los sindicatos a los que han subvencionado y los empresarios a los que han concedido negocios. Como Celestino Corbacho estará ocupado con sacarle las castañas a Montilla en Cataluña, solo nos queda José Blanco para salvarnos.

José Blanco es el único que puede salvarnos ocupando el ministerio de economía y hacienda, porque sólo él podrá hacer bajar la bolsa en un día lo que no había bajado en un año (que se jodan los ricos), porque sólo él invitará a todo el capital extranjero a huir de nuestro país, porque sólo él tiene el desconocimiento y la experiencia para hacer lo que se debe hacer en este país: repartir la riqueza existente entre todos los españoles. Sólo alguien de su inteligencia se atrevería a hipotecar el Museo del Prado y La Alhambra de Granada para que lo gestionaran empresas internacionales (para qué queremos arte si no podemos comprenderlo). Sólo él se atrevería a quitar las ayudas económicas del Estado a todos menos los que están en su secta (y así nadie protestaría). Sólo él podría repartir el esfuerzo de los que trabajan entre los que no han pegado palo al agua en su vida y han vivido a la sombra del Estado sin mérito alguno para alcanzar tal privilegio.

José Blanco es la persona que necesitamos en Economía, porque si usted tiene cien euros debe dar cincuenta al Estado para que los reparta entre los que no tienen nada y entre los que se encargan del reparto. La justicia social comienza por la justicia económica y en este mundo, según el socialismo, somos todos iguales. Si usted trabaja 14 horas al día es por qué puede hacerlo gracias al socialismo, lo justo es que reparta lo que gana con los que no trabajan gracias al socialismo. Basta ya de privilegios, cómo va a permitirse en este país que los ambiciosos que trabajan como burros vayan a tener más ingresos que los que disfrutan como asnos sin mover un dedo.

Solidaridad amigos, solidaridad, ha llegado la hora de demostrar que los españoles somos socialistas, debemos pagar todo el progreso que los socialistas han traido a nuestro país, ahora tenemos en sus cómodos despachos a todos los que antes se manifestaban en las calles. ¿No se merecen los socialistas vivir como marqueses en esta España feudal?. A la vuelta de las vacaciones, "sus vais a enterar del conceto" de lo que es el socialismo (o muerte), que José Luis es la pirotecnia "in person".

Biante de Priena

La propaganda nos hará esclavos


Los relativistas han acabado imponiendo sus dogmas en la sociedad occidental, cuando anunciaban que el relativismo era la superación de todos los dogmas (menos los suyos, claro). Desde los axiomas de la comunicación de la Escuela de Palo Alto hasta nuestros días han pasado muchos años. De la verdad os hará libres han pasado muchos siglos. Hoy la verdad sólo puede ser aproximada, no existe la certeza (aunque esté contrastada), sin embargo en todo de lo que no se puede demostrar su certeza se genera un espacio de incertidumbre que permite a los que manejan los medios de comunicación influir sobre los criterios y los conocimientos de las personas, manipulando la información a su interés, que habitualmente coincide con el poder correspondiente que les paga generosamente por su trabajo, e indefectiblemente con nuestros impuestos.

Los cambios que se han producido en la comunicación en las últimas décadas provienen de una estructura compleja que se ha establecido sobre diversas adquisiciones y pérdidas de la civilización contemporánea con respecto al periodo anterior, de no consumo cibernético. Hoy la realidad virtual ha ampliado la realidad humana, fundamentalmente con varias intenciones, la primera inducirnos al consumo de todo lo que quieren vendernos y la segunda influir en la opinión pública desde el poder, para que los poderosos y sus edecanes puedan seguir adheridos al pesebre público, que detentan con la coartada de las urnas.

Noam Chomsky, uno de los líderes carismáticos del pensamiento social en Norteamérica decía que “la propaganda es en una democracia lo que la coerción en un Estado Totalitario”. Me permito modificar la frase para decir que la propaganda es la coerción del poder que convierte una democracia en un Estado Totalitario. El derecho a la información no manipulada es necesario para que un sistema democrático pueda funcionar de forma armónica y eficaz. La libertad de expresión es imprescindible para que una democracia permanezca viva, sin embargo los mecanismos de la censura se han invertido, si ayer se recortaba la información con interés político, hoy se difumina en un proceso de intoxicación permanente desde los órganos del poder que se encargan de que no sepamos lo que realmente está ocurriendo.

En el caso español la información política ha convertido en una cloaca pestilente el espacio público. Los medios de comunicación redundan sin fin las mentiras que se urden en Gobierno y oposición cada día, provocando un efecto sobre nuestra atención que termina aturdida antes siquiera de saber lo que está pasando. La propaganda ha convertido la información en un material de consumo, que se expande con las reglas de la publicidad en la opinión pública. Los seres humanos no estamos preparados para comprender lo que está ocurriendo y lo único que podemos hacer es permanecer absortos ante la campaña permanente de manipulación informativa a la que nos someten desde todas las fuentes de información.

La realidad ha cambiado, porque hoy es lo que antes era más la intoxicación correspondiente, vivimos en una realidad tóxica. Cada día resulta más difícil para la inmensa mayoría de la gente saber lo que está ocurriendo, pero sin embargo la sensación subjetiva que nos infunden es la de que jamás hemos tenido tanto acceso a la información, cuando en realidad a lo único que podemos acceder es a su manipulación con finalidad propagandista.

El cambio que acontece en el ámbito informativo y de la comunicación se ha producido, en mi criterio, por tres motivos entrelazados: la eclosión de las nuevas tecnologías, la ausencia de criterios de comprensión y la ilusión de control de las masas, la ambición de los detentadores de influir sobre la opinión pública para perpetuarse en el poder.

En primer lugar el estallido tecnológico en los medios de información y comunicación al que estamos asistiendo en las últimas décadas, es algo que no tiene parangón en la historia humana. Mucha gente disfruta con la fantasí de considerar que el accesor a un ordenador conectado a internet le permite controlar el mundo, cuando en realidad lo que ocurre es que está siendo controlado por el mundo. Al igual que los jugadores de videojuegos consideran que son héroes o villanos, con la facilidad que supone manejar un jostick.

En segundo lugar la ignorancia de las masas ha crecido en proporción correlacionada con los avances tecnológicos. Es cierto que hoy tenemos mucha más información de la que podemos consumir, pero el problema es que para digerirla se necesita disponer de un criterio que permita su comprensión. Somos náufragos en un océano en el que acabaremos muriéndonos de sed. Disponer de información sin criterio para comprenderla es igual que morirse de hambre en un supermercado por tener la boca amordazada.

La irracionalidad de los seres humanos es portentosa. Hoy cualquiera puede acceder a la información sobre el funcionamiento de un reactor nuclear, teniendo la impresión de que puede comprender perfectamente su mecanismo, habiendo leído previamente de ingeniería el manual de instrucciones de una lavadora. Lo mismo se puede decir de temas relacionados con cualquier materia, sea en el ámbito científico o en el mundo del humanismo. La gente opina sin criterio, así se pueden observar magníficas barbaridades en los medios de comunicación o en el espacio virtual de internet. El criterio proviene del conocimiento y la experiencia prolongadas, pero hoy la gente tiene prisa para reflexionar y prefiere consumir los productos intelectuales aptos para el consumo que les proporcionan desde los manantiales de la propaganda.

En tercer lugar está la ambición del poder de perpetuarse a sí mismo, de autoreproducirse, de extinguir cualquier amenaza que pueda desplazar a los detentadores de su abuso. Los gobiernos de cualquier color destinan ingentes cantidades de recursos públicos a fomentar en la opinión pública y el imaginario colectivo que están velando por el bienestar de los ciudadanos, mucho mejor de lo que pudiera hacerlo cualquier alternativa rival. Para ello no duda en cambiar las propiedades del lenguaje si es necesario, con el objetivo de que los mensajes que emite sean aceptados como excelentes por la inmensa mayoría, especialmente por la masa desinformada, amorfa y sin criterio. Al poder no le interesa educar a los ciudadanos en la libertad, más bien lo que pretende es que su forma de opresión sea consideradad por los ciudadanos como la única libertad posible.

Decía Mac Luhan en “La Aldea Global” que el medio es el mensaje, hoy en día podemos resumirlo en que los deseos del poder son el único mensaje posible en un estado totalitario como el que nos están construyendo a modo de jaula mental. El pensamiento político correcto, el talante, la ocultación de la realidad, las mentiras urdidas con intenciones propagandistas, la negación de cualquier discurso que no sea el del poder con el aplastamiento de las opciones políticas rivales –la derecha- y su difamación permanente, son las armas que permiten a los gobernantes del PSOE continuar aferrados al poder, fundamentalmente porque el millón de “pesebristas” que mantiene han conseguido desplazar a cinco millones de españoles al paro, con la ayuda inestimable de los sindicatos. El PSOE ha adquirido las mejores técnicas de manipulación de la extinta Unión Soviética tras la caida del Muro de Berlín. Los del PP arriolano se conforman con esperar y ver como el cadaver de su enemigo pasa por delante de su puerta sin mover un dedo, con esa credulidad que caracteriza a los ineptos que se piensan superdotados por los dioses.

Lástima de país y de las generaciones que tendrán que resolver en el futuro el páramo intelectual que han creado los progresistas que nos pretenden llevar de regreso a la Edad Media, para constituir de nuevo el Antiguo Régimen de poderes absolutos, eso sí, en esta ocasión desde el más puro relativismo, con una sonrisa beatífica y la miseria de los que siempre esperan que alguien haga algo sin mover un dedo siquiera por cambiar el desastre de su propio destino.

Biante de Priena

Enlaces Relacionados

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...