El
diario El Mundo desveló el pasado domingo en un detallado reportaje titulado “Godó,
el grande de España que quiere romperla” que su periódico La Vanguardia “es
el colaborador necesario para que suceda todo lo que está pasando en Cataluña,
donde de repente los independentistas brotan por doquier, como setas”. Pero
no hay que ir tan lejos para descubrir la felonía de la doble moral de quienes
ponen una vela a España y otra al independentismo catalán que quiere romperla.
En Asturias tenemos delante el ejemplo de La Nueva España, propiedad del grupo
EPI (Editorial Prensa Ibérica).
El
pasado 30 de setiembre, el panfleto catalán de EPI editado en Oviedo publicó
una de sus homilías dominicales con el título “Asturias, ante el desafío
independentista” en la que se pudo leer que “la secesión es un negocio
ruinoso y presentarla como solución a los males económicos, una falacia; el
desarrollo no llega del reparto de fondos sino de la capacidad de promover
prosperidad”. Sucede que el panfleto ovetense es hermano del Diari de
Girona cuyo 100 % es también propiedad de EPI, como La Nueva España. Quien se
tome la molestia de indagar lo que publica el Diari de Girona comprobará que
allí no escriben tales cosas sobre “el desafío independentista” sino
todo lo contrario, porque están a lo que dicten las subvenciones de la
Generalitat de Cataluña, exactamente igual que La Vanguardia.
Se
puede afirmar con la misma rotundidad que el grupo EPI, dirigido por José
Manuel Vaquero y propiedad de Javier Moll, también “es el colaborador
necesario para que suceda todo lo que está pasando en Cataluña, donde de
repente los independentistas brotan por doquier, como setas”, con un
agravante. La Vanguardia no está financiada por los asturianos, pero el Diari
de Girona, sí. Los resultados de explotación del Diari de Girona en 2009 fueron
negativos en 52.505 euros, y los resultados del ejercicio arrojaron unas
pérdidas de 29.050 euros. Es decir, la supervivencia del Diari de Girona la
garantizan los beneficios de su panfleto hermano La Nueva España, procedentes
de los ingresos por ventas en quiosco y por la publicidad que recauda el grupo
EPI en Asturias.
Para
La Nueva España, el “secesionismo es un negocio ruinoso” en
Asturias, pero la frase solo es un señuelo para seguir recaudando el dinero de
los asturianos con destino a sufragar el independentismo de Cataluña. Ya lo
saben los compradores en el quiosco y los anunciantes de La Nueva España.
También en Asturias hay quien se envuelve en el nombre de España, al mismo
tiempo que quiere romperla en Cataluña.
un asturiano harto de los mangoneos del duerno