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lunes, 26 de abril de 2010

Hacia la oclocracia en España III: la kakistocracia


Seguimos rescatando palabras. Hoy quiero ofrecerles un nuevo concepto que, con toda seguridad, dadas las circunstancias de barbarie y estupidez que nos asolan, entrará a formar parte de sus conversaciones habituales, mientras se preguntan por qué argucia comunicativa interesada les ha pasado desapercibido hasta ahora con la gran utilidad que puede corresponderle, me refiero a la kakistocracia.

¿Qué es la kakistocracia?.

En esta ocasión, el concepto no proviene de Grecia, ni de España, sino de Argentina, auténtica academia suprema del despropósito político, que inspiró al filósofo argentino Jorge L. García Venturini, a definirlo por primera vez el 29/12/1974 en un artículo del diario La Prensa. Explicaba así lo que era la kakistokracia: que literalmente significa el gobierno de los peores. Kakistos en griego es el superlativo de kakos: que significa lo más malo o peor, pero también sórdido, sucio, vil, incapaz, innoble, perverso, nocivo, funesto, como el plural de kakistos es kakistoi, tenemos que Kakistocracia es el gobierno de los peores. El filósofo argentino también es autor de un libro que merece especial atención: “Politeia”, en el que nos habla de la degeneración de la democracia.

Otros, sin embargo, consideran que el creador o recuperador del concepto ha sido el profesor de filosofía de la Universidad de Turín, MichelAngelo Bovero, que lo expone en un ensayo titulado “Kakistocracia” en la revista Este País de abril de 1996, que más tarde desarrolló plenamente en su libro: “Una gramática de la democracia. Contra el Gobierno de los peores”, publicado en español por Editorial Trotta en 2002.

“Cuando el nivel de educación de la población no es el adecuado, tiene altas probabilidades de ganar una elección el candidato que más promete, sabiendo que después no podrá cumplir, terminando por defraudar a quienes ingenuamente confiaron en él, paralelamente quien diga la verdad tal vez no sea votado por casi nadie. De todos modos, con el tiempo la gente aprenderá las lecciones de la historia y terminará por votar de conforme a sus convicciones más profundas, y no de acuerdo a sus emociones motivadas en discursos populistas y vaciados de contenido”.

La kakistocracia es en definitiva la alternativa opuesta a la propuesta “mixta” que el historiador Polibio nos ofrecía en el siglo II a.C como ejemplo del buen gobierno, imagínense por un instante que se produzca una conjunción entre todas las degeneraciones de la democracia, una auténtica alianza de todos los despropósitos políticos en un Gobierno, por una parte la degeneración del pueblo en muchedumbres oclocráticas que pretenden suplantarlo en su voluntad general, por otra parte el desplazamiento de la pluralidad y la libertad, auténtico eje de las democracias liberales, por unas oligarquías plutocráticas que solo velan por sus intereses y provecho frente a los que debieran representar, que son los de los ciudadanos que les han elegido en las urnas, y por último, la usurpación y detentación del poder por un Gobierno que se guía por la tiranía de sus propuestas como las únicas exclusivamente posibles, en un pensamiento único y sectario que erradica cualquier oposición. ¿No es acaso lo que ahora estamos presenciando en España, bajo el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero?. ¿No se dan todas los criterios del despropósito en el Gobierno para definir nuestro sistema político como una kakistocracia?.

La kakistocracia es la usurpación de los criterios que conciernen a una democracia liberal, que son sutituidos por lo que buenamente comprendan los que quieren establecer una "democracia popular o de masas". Las características de la democracia liberal han sido asumidas por todas las democracias occidentales, con la excepción de las democracias populares de las repúblicas bolivarianas, y la democracia española. Estas son las características de las democracias liberales:

* Una constitución que limita los diversos poderes y controla el funcionamiento formal del gobierno, y constituye de esta manera un Estado de derecho.

* División de poderes.

* El derecho a votar y ser votado en las elecciones para una amplia mayoría de la población (sufragio universal).

* Protección del derecho de propiedad y existencia de importantes grupos privados de poder en la actividad económica. Se ha sostenido que esta es la característica esencial de la democracia liberal.

* Existencia de varios partidos políticos (no es de partido único).

* Libertad de expresión.

* Libertad de prensa, así como acceso a fuentes de información alternativa a las propias del gobierno que garanticen el derecho a la información de los ciudadanos.

* Libertad de asociación.

* Vigencia de los derechos humanos, que incluya un marco institucional de protección a las minorías.
A partir de lo anterior algunas estudiosos han sugerido la siguiente definición de democracia liberal: la regla de la mayoría con derechos para las minorías.

García Venturini nos ofrece como antónimo de la kakistocracia un término mucho más conocido, el de aristocracia, como en este contexto la entendemos, promueve el valor, el talento, el honor, la capacidad y la virtud como atributos de las personas. Estos aristócratas se pueden encontrar en algunas empresas que promueven y fomentan este tipo de gobierno, por lo que también pueden ser buenos candidatos a la hora de tomarlos como referencia a la hora de modelar ciertos comportamientos y actitudes.

Otros prefieren hablar de Tecnocracia, es decir de los más cualificados en criterios y conocimientos reales sobre todas las cuestiones importantes que interesan a los ciudadanos. Es decir de los más cualificados, evidentemente la indigencia intelectual que caracteriza al Gobierno vigente, es precisamente lo contrario de una tecnocracia, porque los únicos méritos que reúnen entre todos es haber pertenecido al PSOE durante décadas y haber repartido entre los colaboradores de su secta, sean empresarios, artistas, sindicatos, colectivos, los recursos que hemos proporcionado entre todos los españoles, que cada día tenemos que trabajar más para poder mantener a tanto zángano.

Y todavía tienen la desfachatez de salir a la calle apoyando la rebelión contra la presunta prevaricación de un juez, para evitar que sea juzgado por el Tribunal Supremo como cualquier ciudadano, con la soberbia de que defienden la única interpretación posible de la verdad, cuando lo único que hacen es velar para que nadie les pueda arrebatar su acceso al pesebre estatal, tratando de que el juez Garzón no se vaya de la lengua. ¿A quién pretenden seguir tomando el pelo estos magníficos sinvergüenzas, usurpadores de la democracia, mientras se reparten los recursos economícos que les proporcionamos los españoles?.

Biante de Priena

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