En estos tiempos de podredumbre pública y miseria humana, es imprescindible saber que banderas no pueden representarnos bajo ningún concepto. Es importante tenerlo en cuenta.
Cuando uno sale de España es considerado español de forma estereotipada, por eso los ciudadanos de otros países consideran que por ser español uno debe estar de acuerdo o al menos no demasiado en contra de las cosas que hace el Gobierno que nos ha tocado. Por mi parte, procuro aclararlo deprisa: soy español y no tengo nada que ver con lo hace José Luis, es más, creo que José Luis no representa para nada lo que es España, lo que somos los españoles, a pesar de ser español.
Lo mismo ocurre con el feminismo, muchas mujeres callan ante la barbarie generista que asola nuestra patria, sólo unas pocas se atreven a decir alto y claro que no están siendo representadas por esas fanáticas fundamentalistas de sus buenos salarios y malas artes. Hasta que las mujeres españolas no se enfrenten con estas “evistas” viviremos en España graves problemas con el género, de los que realmente todos somos responsables por permanecer en silencio.
De la misma forma ocurre con la religión, el 75 % de los españoles se declara católico, pero no ejerce como tal. Nunca en la historia de España (salvo en la olvidada época de la guerra civil en la que los rojos quemaban iglesias y clérigos) se ha visto tanto anticlericalismo en España. Pero lo más extraño, es que al contrario de otras ideologías que desplazan a las creencias en defensa de la razón, los acólitos de José Luis lo hacen para implantar "sus" creencias: la ecoteología, el pacifismo, el feminismo, la memoria histórica sesgada, la solidaridad, la propaganda, y la Alianza de Civilizaciones, eso sí, con el dinero de todos.
Y que decir tiene con la condición de ser y sentirse español, parece que no es importante, los Gobiernos de José Luis podrían ser perfectamente de Austria, Polonia o Malasia, porque en los seis años que ha estado en La Moncloa ha tratado de desdiferenciar a los españoles, incitándoles a pensar que lo de España no es importante, para favorecer a sus aliados nacionalistas.
Y por último, el despilfarro, porque lo que los gobiernos de José Luis se han gastado en organizarse la cantera electoral no está escrito. Todo el dinero que ahora necesitamos para resolver los problemas reales de los españoles se ha dilapidado en los más pintorescos proyectos y los más infames pesebres. No puede quedar impune tanto latrocinio con el dinero público, será necesario hacer una auditoría general al Estado de forma independiente para buscar todos los cultivos de conciencias humanas organizados por el PSOE para perpetuarse en el poder. La compra de votos con dinero público no se puede seguir permitiendo en un país democrático y europeo del siglo XXI, por qué eso es un anacronismo de los caciques del siglo XIX.
Nunca me cansaré de repetir que ganar unas elecciones para lo único que sirve es para hacer las cosas de una u otra forma pero siempre dentro de la ley, no a costa de destrozar la ley y oprimir a la justicia; el marco que define la política en España son las reglas establecidas por nuestra Constitución. Triunfar en unas elecciones nunca permite cambiar lo que realmente somos y determinan nuestras leyes (leyes que nosotros mismos nos hemos concedido y avalado). Esto que se ha hecho, ha sido en toda regla un “abuso de democracia”, un ejercicio violento y coercitivo del poder, porque para nada tenían facultad estos indigentes intelectuales del PSOE de cambiar la realidad de este país, saltándose el sentido común, la razón y la ley, porque sea beneficioso para sus intereses partidarios y perjudicial para la inmensa mayoría de los españoles.
Hasta que los hombres y mujeres, sin distinción, bajo el pabellón de la libertad, en el escenario de la justicia compartida y común, hagamos valer nuestros derechos democráticos, contra otros hombres y mujeres que quieren, coercitivamente, por medio de todos los ardides y propagandas imponer sus propias reglas sectarias y facciosas, este país no levantará cabeza, ni política, ni económicamente.
El progresismo de José Luis es realmente un regreso a la barbarie, una renuncia a cualquier lógica para abrazar la sinrazón más insana de la democracia; la política de José Luis atenta contra la civilización plural y diferenciada que nos corresponde a los españoles en el siglo XXI. Pretende convertir en siervos de su iglesia sectaria a ciudadanos libres. Sólo por esta afrenta contra la razón común, deberíamos llevar a estos impresentables a los tribunales, para que los remitiera directamente a la cárcel.
Los socialistas se han convertido en enemigos públicos de todos los españoles (hasta de los votantes del socialismo, aunque no lo sepan, por qué a la larga pagarán como los demás los desmanes de sus apoyados); con el poder en sus manos, jamás permitirán que salgamos del infierno en el que nos encontramos, porque sólo manteniéndonos en el infierno pueden triunfar en unas elecciones, y lo saben. Los que no lo sabemos todavía, somos los demás. Pero lo acabaremos sabiendo, y posiblemente un día no lejano, veamos a muchos representantes políticos del PSOE en la cárcel, por los crímenes que han cometido contra la integridad y el bienestar de los españoles. Ni perdón, ni olvido para los miserables.
Quiero ver a José Luis en la cárcel, es lo que se merece, por lo que nos ha hecho a los españoles.
Biante de Priena
Cuando uno sale de España es considerado español de forma estereotipada, por eso los ciudadanos de otros países consideran que por ser español uno debe estar de acuerdo o al menos no demasiado en contra de las cosas que hace el Gobierno que nos ha tocado. Por mi parte, procuro aclararlo deprisa: soy español y no tengo nada que ver con lo hace José Luis, es más, creo que José Luis no representa para nada lo que es España, lo que somos los españoles, a pesar de ser español.
Lo mismo ocurre con el feminismo, muchas mujeres callan ante la barbarie generista que asola nuestra patria, sólo unas pocas se atreven a decir alto y claro que no están siendo representadas por esas fanáticas fundamentalistas de sus buenos salarios y malas artes. Hasta que las mujeres españolas no se enfrenten con estas “evistas” viviremos en España graves problemas con el género, de los que realmente todos somos responsables por permanecer en silencio.
De la misma forma ocurre con la religión, el 75 % de los españoles se declara católico, pero no ejerce como tal. Nunca en la historia de España (salvo en la olvidada época de la guerra civil en la que los rojos quemaban iglesias y clérigos) se ha visto tanto anticlericalismo en España. Pero lo más extraño, es que al contrario de otras ideologías que desplazan a las creencias en defensa de la razón, los acólitos de José Luis lo hacen para implantar "sus" creencias: la ecoteología, el pacifismo, el feminismo, la memoria histórica sesgada, la solidaridad, la propaganda, y la Alianza de Civilizaciones, eso sí, con el dinero de todos.
Y que decir tiene con la condición de ser y sentirse español, parece que no es importante, los Gobiernos de José Luis podrían ser perfectamente de Austria, Polonia o Malasia, porque en los seis años que ha estado en La Moncloa ha tratado de desdiferenciar a los españoles, incitándoles a pensar que lo de España no es importante, para favorecer a sus aliados nacionalistas.
Y por último, el despilfarro, porque lo que los gobiernos de José Luis se han gastado en organizarse la cantera electoral no está escrito. Todo el dinero que ahora necesitamos para resolver los problemas reales de los españoles se ha dilapidado en los más pintorescos proyectos y los más infames pesebres. No puede quedar impune tanto latrocinio con el dinero público, será necesario hacer una auditoría general al Estado de forma independiente para buscar todos los cultivos de conciencias humanas organizados por el PSOE para perpetuarse en el poder. La compra de votos con dinero público no se puede seguir permitiendo en un país democrático y europeo del siglo XXI, por qué eso es un anacronismo de los caciques del siglo XIX.
Nunca me cansaré de repetir que ganar unas elecciones para lo único que sirve es para hacer las cosas de una u otra forma pero siempre dentro de la ley, no a costa de destrozar la ley y oprimir a la justicia; el marco que define la política en España son las reglas establecidas por nuestra Constitución. Triunfar en unas elecciones nunca permite cambiar lo que realmente somos y determinan nuestras leyes (leyes que nosotros mismos nos hemos concedido y avalado). Esto que se ha hecho, ha sido en toda regla un “abuso de democracia”, un ejercicio violento y coercitivo del poder, porque para nada tenían facultad estos indigentes intelectuales del PSOE de cambiar la realidad de este país, saltándose el sentido común, la razón y la ley, porque sea beneficioso para sus intereses partidarios y perjudicial para la inmensa mayoría de los españoles.
Hasta que los hombres y mujeres, sin distinción, bajo el pabellón de la libertad, en el escenario de la justicia compartida y común, hagamos valer nuestros derechos democráticos, contra otros hombres y mujeres que quieren, coercitivamente, por medio de todos los ardides y propagandas imponer sus propias reglas sectarias y facciosas, este país no levantará cabeza, ni política, ni económicamente.
El progresismo de José Luis es realmente un regreso a la barbarie, una renuncia a cualquier lógica para abrazar la sinrazón más insana de la democracia; la política de José Luis atenta contra la civilización plural y diferenciada que nos corresponde a los españoles en el siglo XXI. Pretende convertir en siervos de su iglesia sectaria a ciudadanos libres. Sólo por esta afrenta contra la razón común, deberíamos llevar a estos impresentables a los tribunales, para que los remitiera directamente a la cárcel.
Los socialistas se han convertido en enemigos públicos de todos los españoles (hasta de los votantes del socialismo, aunque no lo sepan, por qué a la larga pagarán como los demás los desmanes de sus apoyados); con el poder en sus manos, jamás permitirán que salgamos del infierno en el que nos encontramos, porque sólo manteniéndonos en el infierno pueden triunfar en unas elecciones, y lo saben. Los que no lo sabemos todavía, somos los demás. Pero lo acabaremos sabiendo, y posiblemente un día no lejano, veamos a muchos representantes políticos del PSOE en la cárcel, por los crímenes que han cometido contra la integridad y el bienestar de los españoles. Ni perdón, ni olvido para los miserables.
Quiero ver a José Luis en la cárcel, es lo que se merece, por lo que nos ha hecho a los españoles.
Biante de Priena