La política en España se ha
convertido en el arte de ocultar las acciones más perniciosas tras magníficas
intenciones expresadas. Sin duda, la
única razón que motiva a todos los políticos que conforman la casta de poder
que decide el rumbo de este país, es seguir acumulando privilegios, u ocasiones
para acumularlos. Los ciudadanos seguimos siendo carne de cañón de su
desventurada confrontación. Cuando les señalen la luna fíjense en lo que no les
señalan porque precisamente ahí encontrarán las intenciones ocultas para
señalarles la luna.
Para no hablar de los crímenes
contra la razón de la égida de Zapatero, nos estamos empapando de teorías
conspiranoicas internacionales del capitalismo económico, en las que Alemania y
Merkel son uno de los lugares más visitados, si no nos hablan del club
Bildelberg, de la cruzada bancaria de Emilio Botín, y de la consabida defensa
contra la derecha que quiere acabar con todo. Como si para explicar el Crimen de Cuenca hubiera que apelar a la coyuntura de la criminalidad global. La izquierda de este país ya no
sabe cómo intoxicarnos para no perder sus mermados privilegios de casta. La
última iniciativa del señor Rubalcaba pone la guinda al pastel: detener los
desahucios y el desempleo con fondos públicos, apelando a que Alemania lo hizo
en alguna ocasión. Sin embargo lo que nos oculta el señor Rubalcaba es que lo
que está proponiendo es un “blindaje de lo público”, sector en el que hay
aproximadamente medio millón de colocados por su señor Zapatero tras haber
dilapidado medio billón de euros de deuda pública en los últimos cinco años de sus esperpénticos
gobiernos. Un puesto de trabajo pa un colega por un millón de euros de deuda pública podría ser el epitafio del PSOE.
¿Qué principio ético puede asistir a alguien que trata de defender
de forma sectaria a los afines a su partido e ideología cuando en este país 6,2
millones de ciudadanos, entre ellos muchos de sus votantes, se han quedado en
el paro?. ¿Acaso durante los gobiernos de Zapatero el señor Rubalcaba no pudo
tener las grandiosas ideas que ahora le visitan? En Alemania se hizo esta
operación para proteger su tejido productivo en empresas no públicas que eran
importantes para su futuro, lo que el señor Rubalcaba pretende con su propuesta
es precisamente proteger el empleo público, cuando en este país mientras 3
millones de españoles perdían su trabajo, se incrementaba el empleo público en
600.000 trabajadores, siendo el único sector en el que no ha dejado de crecer
el empleo durante la crisis. Los mismos objetivos tiene cualquier propuesta de pacto de Estado, apoyado o no por los sindicatos.
En el caso de Mariano Rajoy y su Gobierno del PP hay también intenciones ocultas en sus
políticas de austeridad que en realidad ocultan un elevado incremento de
impuestos, una reducción de servicios proporcionados por el Estado y una
desquiciada y desquiciante deriva errática en su proyecto, que le ha llevado a
decir que: está orgulloso de no haber cumplido con su programa, pero haber
cumplido con su deber, con la misma magistratura que un verdugo justificaría su
función social.
El Presidente del Gobierno español ha tenido la genial idea de hacer pagar a todos los españoles, los pecados cometidos por su predecesor, sin haber entrado selectivamente a analizar quienes fueron los que esquilmaron el país. Como un maestro de escuela antigua que castiga a toda la clase porque no quiere saber quiénes han sido los sinvergüenzas que han quemado los pupitres y roto los cristales, después de haber robado el encerado. Mariano Rajoy no quiere problemas, tiene el poder y lo utiliza diciendo una cosa y haciendo exactamente la contraria, exactamente igual que lo utilizó Zapatero. Donde hubo despilfarro y depredación, el impone retracción y usura, si antes estuvimos expuestos a un descerebrado manirroto ahora lo estamos a un avaro circunstancial.
El Presidente del Gobierno español ha tenido la genial idea de hacer pagar a todos los españoles, los pecados cometidos por su predecesor, sin haber entrado selectivamente a analizar quienes fueron los que esquilmaron el país. Como un maestro de escuela antigua que castiga a toda la clase porque no quiere saber quiénes han sido los sinvergüenzas que han quemado los pupitres y roto los cristales, después de haber robado el encerado. Mariano Rajoy no quiere problemas, tiene el poder y lo utiliza diciendo una cosa y haciendo exactamente la contraria, exactamente igual que lo utilizó Zapatero. Donde hubo despilfarro y depredación, el impone retracción y usura, si antes estuvimos expuestos a un descerebrado manirroto ahora lo estamos a un avaro circunstancial.
Pero la política de Mariano Rajoy
oculta una intención perversa, sabiendo que los votantes de su partido cuentan
con más recursos que los que votan al PSOE, ha decidido estrangular a aquellos
que están atravesando las circunstancias más difíciles en este país, mientras
no causa ningún daño a sus representantes políticos en la casta, que siguen
disfrutando de sus beneficios y manteniendo sus privilegios, que sean ellos
quienes hagan contención de sus votantes y paguen el peaje de mantener la
diferencia de aquellos que les representan sobre sus representados. Por eso no
ha tocado hasta ahora los pesebres públicos en los que los parásitos sociales
de la izquierda y la derecha se han acantonado, porque ellos serán los que
mantendrán la supervivencia del régimen despótico que se han montado entre los
del PSOE y el PP en comandita.
En fin, los españoles seguimos
sin saber quiénes fueron los autores intelectuales del descalabro entre tantos dimes
y diretes, entre tantas acusaciones infundadas y el tú más que yo, Mariano
Rajoy le ha perdonado la vida a los delincuentes que gobernaron con Zapatero, a
condición de que sigan en el poder distanciándose de sus votantes, para que
estos vean que lo único que motiva su lucha política es mantener sus poltronas.
De esa forma, también puede ocultar magníficamente los desmadres cometidos por
su propio partido en muchos lugares de este país.
La estrategia es inteligente, pero los
españoles que estamos pagando los desmadres de unos y otros ya hemos comenzado
a abandonar su representación política como una opción aceptable para la
convivencia. Mejor que nos gobierne Merkel directamente que sus sicarios
germanizados, comienza a escucharse por los bares de este país, entre aquellos
que todavía pueden tomarse una caña.
Enrique Suárez