"Cuando los gobernantes pierden la vergüenza, los gobernados pierden el respeto" - G.C. Lichtenberg.
Cuando los escritores
italianos Rizzo y Stella, publicaron su
libro titulado “La Casta” en Italia se vendieron más de un millón de ejemplares
en menos de una semana. En España se lee mucho menos que en Italia sobre
cuestiones políticas, así las obras locales: “Políticos, los nuevos amos” de
Francisco Rubiales y “La Casta. El increíble chollo de ser político en España”
de Daniel Montero, tuvieron menores ventas.
También en Ciudadanos en
la Red nos ocupamos de darle aire a la especie al poco de salir publicada la
obra en Italia, al advenimiento de la toma del poder político por la casta
partidaria en España.
Marx describió en su día
el lumpen-proletariado, en el capítulo V de su obra “El 18 brumario de Luis Bonaparte” con las
siguientes características:
“Bajo el pretexto de crear una sociedad de beneficencia, se organizó al lumpemproletariado de París en secciones secretas, cada una de ellas dirigida por agentes bonapartistas y un general bonapartista a la cabeza de todas. Junto a roués arruinados, con equívocos medios de vida y de equívoca procedencia, junto a vástagos degenerados y aventureros de la burguesía, vagabundos, licenciados de tropa, licenciados de presidio, huidos de galeras, timadores, saltimbanquis, lazzaroni, carteristas y rateros, jugadores, alcahuetes, dueños de burdeles, mozos de cuerda, escritorzuelos, organilleros, traperos, afiladores, caldereros, mendigos, en una palabra, toda es masa informe, difusa y errante que los franceses llaman la bohème: con estos elementos, tan afines a él, formó Bonaparte la solera de la Sociedad del 10 de diciembre, «Sociedad de beneficencia» en cuanto que todos sus componentes sentían, al igual que Bonaparte, la necesidad de beneficiarse a costa de la nación trabajadora”
En este blog hemos
dedicado varios artículos al estudio de la oclocracia, aquella degeneración de
la democracia descrita por Aristóteles y Polibio que consiste en las
muchedumbres devastadas apoyando a los déspotas, un ejemplo magnífico lo
tenemos en la inmensa mayoría de las manifestaciones sindicales o de grupos de
privilegiados empleados públicos que luchan por sus intereses desde la calle,
para seguir manteniendo sus privilegios, y a la lumpen-élite que, presuntamente
les favorece, haciéndose favores a sí misma. La izquierda española es un
ejemplo palmario de la toma de la calles en su propio provecho, emulando la
representación del pueblo.
Sin embargo, hay otra
lumpen-élite formada por los corruptos organizados bajo palio de los distintos
partidos políticos, son los que han llegado a la política para forrarse y son
conocidos y consentidos por las cúpulas de los partidos políticos, porque han
financiado sus cuentas y han conseguido recursos para la casta dirigente de las
distintas formaciones políticas. Sirven a los lobbys organizados en la
delincuencia desde el poder, un ejemplo singular ha sido el de las Cajas de
Ahorros nacionalizadas después de haber sufrido desfalco desde el poder.
Marx lo describió
magníficamente: “Sociedad de beneficencia» en cuanto que todos sus
componentes sentían, al igual que Bonaparte, la necesidad de beneficiarse a
costa de la nación trabajadora”, ciertamente es así, ahora tenemos en
España una “sociedad de beneficiencia” que se ha hecho con el poder desde los
partidos políticos y que tiene como único objetivo forrarse a costa de la
nación trabajadora, a pesar de las leyes y la justicia, jugando con sus propias
reglas y haciendo de la corrupción su escenario vital permanente. Quizás el
único "avance social" es que en la época en que Marx escribía su obra, todavía eran
perseguidos por las fuerzas de orden público, la justicia y las leyes, sin
embargo, hoy son los que dirigen las fuerzas de orden público, la justicia y
hacen las leyes con las trampas necesarias para poder transgredirlas.
El lumpen-proletariado se ha sublimado a sí mismo para convertirse en
lumpen-élite y poder dirigir el curso de nuestras vidas desde el ejercicio del
despotismo y la tiranía, a pesar de las leyes y la justicia que debería corregir sus desmanes. ¡Bienvenido sea el progreso!
Enrique Suárez