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lunes, 21 de enero de 2013

La hipertrofia institucional



“Lo que acostumbramos a llamar instituciones necesarias muchas veces son instituciones a las que nos hemos acostumbrado” Alexis de Tocqueville

¿Qué ocurriría si mañana desapareciera el Estado en España? ¿Qué pasaría si desaparecieran las administraciones públicas de las distintas representaciones del Estado? ¿Qué sucedería si  mañana cerrarán todos los juzgados de España? ¿A qué catástrofe nos enfrentaríamos si  desaparecieran todos los partidos políticos, sindicatos y otras organizaciones parasitarias de lo público, de dudoso interés social más que para aquellos que viven de ellas?

Son preguntas que nadie se atreve a hacer, supongamos que por un día dejan de funcionar todas las instituciones del Estado, todas las de las autonomías, todas las de los ayuntamientos, el Parlamento, Congreso y Senado; también los parlamentos autonómicos, y los más de 8.000 ayuntamientos españoles. De hecho todos los domingos dejan de funcionar y no ocurre nada.

Atrevámonos a pensar de forma diferente, si de repente desaparecieran todas las estructuras de organización del Estado ¿cuánto tiempo podríamos seguir viviendo sin graves problemas?

Una vez que nos hemos hecho esa pregunta, independientemente de la respuesta que decidamos, podemos hacernos una nueva pregunta.

Tras el apagón de lo público, tras su congelación, tras el reseteo del Estado, podríamos volver a arrancar en las administraciones públicas con lo básico. ¿Y qué es lo básico?, mejor dicho ¿qué es lo realmente necesario en un Estado para que pueda funcionar más o menos bien?

Sin duda lo primero serían los servicios básicos que se ofrecen desde  el Estado en sus diversas formas, sanidad, educación, justicia, orden público, los servicios municipales, las obras públicas de mantenimiento, la hacienda pública, y algunas otros servicios esenciales.

Después tendríamos los servicios administrativos suficientes, posiblemente menos de la mitad de los existentes y más tarde iríamos añadiendo algunas otras ofertas esenciales.

Sin duda nos sobrarían muchos políticos, sindicalistas, organizaciones empresariales, institutos que sólo sirven para colocar a los miembros de los distintos partidos y sus familiares.

¿Nos arreglaríamos con la mitad de los empleados públicos en este país?, sinceramente creo que sí, quizás con alguna dificultad que seríamos capaces de soportar porque inmediatamente podríamos pasar a cobrar un 50 % más de sueldo, al igual que las pensiones, al retirarse los impuestos correspondientes para mantener un descomunal Estado que no podemos permitirnos, además se reducirían los precios en el tiempo y se reactivaría la economía de forma prolongada. 

Por cierto, se reduciría posiblemente el paro a la mitad, porque al incrementarse los salarios y pensiones, la economía española se haría mucho más competitiva y necesitaría mayor demanda de mano de obra. También se incrementaría el bienestar y la calidad de vida de los españoles.

La tercera pregunta que quiero hacer es la siguiente, ¿por qué seguimos permitiendo una estructura política que perjudica a una inmensa mayoría de los españoles para beneficiar a una muy escasa y privilegiada minoría que vive de los demás de forma artera y expoliadora?

¿Acaso no vivimos en una democracia que se supone que  es el gobierno del pueblo, para el pueblo y con el pueblo? ¿O acaso vivimos en una demagogia que es el gobierno contra el pueblo, fundamentado en la mentira y el embaucamiento?

El sueldo medio de los españoles en el año 2012 ha sido de 22.000 euros, el sueldo medio de los políticos españoles supera los 70.000 euros. Los trabajadores han soportado todo tipo de recortes, impuestos, tasas y expolio. Los políticos, si se pueden considerar trabajadores, siguen ganando prácticamente lo mismo, porque lo que no reciben de una forma, lo reciben de otra, gracias a la corrupción política que tenemos en España. 

Privilegiados por la política y desposeídos por la política, son las dos clases sociales existentes actualmente en España. La política se ha convertido en la delgada línea roja que separa a los señores de los vasallos.

Enrique Suárez

1 comentario:

Anónimo dijo...

Seguimos permitiendo la felonía porque según Miguel de Unamuno los españoles, a quienes consideraba “un pueblo enseñado a huir de la verdad, a transigir con la injusticia y a soportar la opresión”. Es la situación en la que estamos hoy. Los españoles y añado, los españoles son un pueblo analfabeto, inconsciente, viva la Virgen despreocupado, perezoso y cobarde. Con estos mimbres no es de extrañar que estemos como estamos y que unos desvergonzados abusen a placer, lo tienen fácil y conocen el percal a fondo.

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