La solución contra los crímenes de ETA no pasa exclusivamente por la cohesión de los demócratas, las palabras de condena, la unanimidad del rechazo social; todas estas cosas forman parte de una liturgia de derrota, de un ritual que se repite con cada atentado y que no redime de responsabilidad a los políticos en la lucha contra el terrorismo.
La lucha contra ETA requiere de acciones políticas, no solo policiales o judiciales, pero al mismo tiempo requiere un posicionamiento determinante de la sociedad española, que no puede resumirse en una condena.
Vienen tiempos muy difíciles en la cuestión del terrorismo vasco, que sólo pueden ser afrontados con coherencia y congruencia, y con determinación pública de todos los partidos políticos en un acuerdo prolongado exactamente hasta el final de ETA. Se ha demostrado que con criminales desesperados no se puede negociar nada, más que su derrota.
La democracia no puede actuar con lenidad contra el terrorismo, porque esto favorece su impunidad y su supervivencia. Es preciso avanzar socialmente si algún día queremos que esta lacra arcaica se extinga .
Un Gobierno que considera que el respeto debe anteponerse a la autoridad, está perdido cuando la violencia entra en juego. Contra las manifestaciones de violencia solo cabe una respuesta de autoridad determinada y determinante, unitaria y eficaz
El origen del fracaso socialista en la lucha contra el terrorismo
El Gobierno de Rodríguez Zapatero ha fracasado también en la lucha contra el terrorismo, entre otras razones, porque su acceso al poder hace 5 años estuvo absolutamente condicionada por los atentados del 11-M, y una campaña de desprestigio y acoso contra el Partido Popular porque con una finalidad exclusivamente fundamentada en la obtención de ventajas electorales, cometieron el más grave de los errores históricos decididos por un partido político en la democracia española, estableciendo una interpretación sesgada de la realidad para obtener beneficios electorales; este vicio de origen perdura como espada de Damocles sobre la respuesta de los socialistas ante la vesania terrorista, que empuja a una huida hacia delante todas las acciones del Gobierno, con la intención de inducir el olvido o enmascarar los hechos acontecidos con una auténtica colección de despropósitos.
El PSOE convirtió el 11-M en una “venganza justificada” por la participación de España en la guerra de Irak, una consecuencia lógica de “errores del Gobierno del PP dirigido por Aznar”.
Los socialistas se pusieron del lado de los terroristas contra el Gobierno de España para triunfar en las elecciones, convirtiendo el asesinato de las 192 víctimas en un argumento político decisivo para derrotar al PP, la acción vesánica de unos criminales en el núcleo del final de su campaña electoral para alcanzar el poder, luego vino la salida desaforada de Irak, vulnerando los acuerdos internacionales que el Gobierno de España había establecido con sus aliados. Pasado el tiempo, con la salida de Bush de la Casa Blanca, hemos comprobado como el Presidente Obama, mucho más próximo políticamente a las tesis pacifistas, se ha mantenido en Irak, pero ningún progresista español se ha rasgado las vestiduras, ni los que enarbolaban las pancartas contra “los crímenes del grupo de las Azores” han vuelto a salir a la calle.
Se demostró que el problema no era ideológico, porque el Presidente de Gobierno Británico por aquellas fechas, Tony Blair, siendo tan progresista o más que Zapatero, siguió fiel a sus acuerdos internacionales y permaneció en Irak.
Más tarde llegaron las negociaciones con ETA del Gobierno de Rodríguez Zapatero, con el aval parlamentario de los representantes de la nación española, la consideración de ETA como un interlocutor válido de los intereses vascos, su promoción europea con el concurso de la mirada desviada del Gobierno de Rodríguez Zapatero a los cerros de Úbeda, la T4 que mostró el despiste en el que se encontraba el presidente de los españoles, los asesinatos posteriores.
El juicio del 11-M no determinó quienes habían sido los autores intelectuales del atentado, pero la opinión pública española si estableció quienes habían sido los beneficiados políticos, que no han sido otros que los socialistas españoles guiados por Rodríguez Zapatero.
Es hora de que los políticos del PSOE vayan pidiendo disculpas a los españoles por su ignominia política de apoyarse en la mayor acción terrorista de la historia de Europa, para alcanzar el poder. Es hora de que conviertan el talante en talento, y que reconozcan que han equivocado a la sociedad española, representada por su Parlamento al que convencieron para que participara en el chantaje de la negociación con ETA.
Porque si hoy hay una fractura en la reacción política contra los criminales etarras se debe exclusivamente a los errores del Presidente Rodríguez Zapatero que prefirió aliarse con los planteamientos terroristas antes que con el Gobierno legítimo de los españoles, exclusivamente para derrotar al PP en las elecciones.
Zapatero, es el máximo responsable de lo que está ocurriendo
Esta traición política del PSOE a los intereses generales, para obtener un beneficio electoral, es la que hoy cimienta la imposibilidad de un gran acuerdo nacional contra el terrorismo.
Quienes han apostado por apoyarse en el terrorismo para instalarse en el poder, no están legitimados políticamente para afrontar la lucha contra el terrorismo, por mucho que se empeñen en rectificar.
Los errores políticos que cuestan vidas humanas no pueden pasar desapercibidos, las acciones del Gobierno de Zapatero comienzan y terminan en la muerte de víctimas inocentes. Rodríguez Zapatero está deslegitimado por su trayectoria para liderar la lucha contra el terrorismo. Mientras no seamos capaces de entender esta cuestión, estamos condenados a seguir siendo potenciales víctimas de los terroristas de cualquier origen.
Ha llegado la hora de que Rajoy se convierta en auténtica alternativa de Gobierno, presentando una moción de censura contra el Presidente Rodríguez Zapatero por su gestión nefasta de la política antiterrorista, la crisis económica, y el descalabro nacional, que obligue a todos los parlamentarios españoles a retratarse de frente y de perfil. No importa si la pierde, porque del retrato colectivo de quienes nos representan acabará surgiendo su victoria.
Hasta que Rodríguez Zapatero, el Presidente que se alió coyunturalmente con las tesis justicieras de los terroristas del 11-M para triunfar en las elecciones, no sea apartado del Gobierno, los españoles estaremos condenados a seguir siendo objetivos de la banda de criminales vascos.
Rajoy sí está legitimado para liderar la lucha contra el terrorismo, y ahora que puede y debe hacerlo, si no lo hace, también será cómplice y responsable de lo que ocurra en este país.
Si el terrorismo del 11-M nos trajo a Zapatero, el terrorismo de ETA se lo acabará llevando, es hora de exigirle responsabilidades por sus errores. Él no dudo en hacerlo con Aznar para alcanzar el Gobierno, sobre "la culpabilidad del PP" por los atentados del 11-M, sobre la expectativa de los numerosos españoles que dejarían su vida en Irak y que afortunadamente no se llegaron a producir. Hoy se están produciendo muertes de españoles en nuestro país y nadie es responsable.
Biante de Priena
La lucha contra ETA requiere de acciones políticas, no solo policiales o judiciales, pero al mismo tiempo requiere un posicionamiento determinante de la sociedad española, que no puede resumirse en una condena.
Vienen tiempos muy difíciles en la cuestión del terrorismo vasco, que sólo pueden ser afrontados con coherencia y congruencia, y con determinación pública de todos los partidos políticos en un acuerdo prolongado exactamente hasta el final de ETA. Se ha demostrado que con criminales desesperados no se puede negociar nada, más que su derrota.
La democracia no puede actuar con lenidad contra el terrorismo, porque esto favorece su impunidad y su supervivencia. Es preciso avanzar socialmente si algún día queremos que esta lacra arcaica se extinga .
Un Gobierno que considera que el respeto debe anteponerse a la autoridad, está perdido cuando la violencia entra en juego. Contra las manifestaciones de violencia solo cabe una respuesta de autoridad determinada y determinante, unitaria y eficaz
El origen del fracaso socialista en la lucha contra el terrorismo
El Gobierno de Rodríguez Zapatero ha fracasado también en la lucha contra el terrorismo, entre otras razones, porque su acceso al poder hace 5 años estuvo absolutamente condicionada por los atentados del 11-M, y una campaña de desprestigio y acoso contra el Partido Popular porque con una finalidad exclusivamente fundamentada en la obtención de ventajas electorales, cometieron el más grave de los errores históricos decididos por un partido político en la democracia española, estableciendo una interpretación sesgada de la realidad para obtener beneficios electorales; este vicio de origen perdura como espada de Damocles sobre la respuesta de los socialistas ante la vesania terrorista, que empuja a una huida hacia delante todas las acciones del Gobierno, con la intención de inducir el olvido o enmascarar los hechos acontecidos con una auténtica colección de despropósitos.
El PSOE convirtió el 11-M en una “venganza justificada” por la participación de España en la guerra de Irak, una consecuencia lógica de “errores del Gobierno del PP dirigido por Aznar”.
Los socialistas se pusieron del lado de los terroristas contra el Gobierno de España para triunfar en las elecciones, convirtiendo el asesinato de las 192 víctimas en un argumento político decisivo para derrotar al PP, la acción vesánica de unos criminales en el núcleo del final de su campaña electoral para alcanzar el poder, luego vino la salida desaforada de Irak, vulnerando los acuerdos internacionales que el Gobierno de España había establecido con sus aliados. Pasado el tiempo, con la salida de Bush de la Casa Blanca, hemos comprobado como el Presidente Obama, mucho más próximo políticamente a las tesis pacifistas, se ha mantenido en Irak, pero ningún progresista español se ha rasgado las vestiduras, ni los que enarbolaban las pancartas contra “los crímenes del grupo de las Azores” han vuelto a salir a la calle.
Se demostró que el problema no era ideológico, porque el Presidente de Gobierno Británico por aquellas fechas, Tony Blair, siendo tan progresista o más que Zapatero, siguió fiel a sus acuerdos internacionales y permaneció en Irak.
Más tarde llegaron las negociaciones con ETA del Gobierno de Rodríguez Zapatero, con el aval parlamentario de los representantes de la nación española, la consideración de ETA como un interlocutor válido de los intereses vascos, su promoción europea con el concurso de la mirada desviada del Gobierno de Rodríguez Zapatero a los cerros de Úbeda, la T4 que mostró el despiste en el que se encontraba el presidente de los españoles, los asesinatos posteriores.
El juicio del 11-M no determinó quienes habían sido los autores intelectuales del atentado, pero la opinión pública española si estableció quienes habían sido los beneficiados políticos, que no han sido otros que los socialistas españoles guiados por Rodríguez Zapatero.
Es hora de que los políticos del PSOE vayan pidiendo disculpas a los españoles por su ignominia política de apoyarse en la mayor acción terrorista de la historia de Europa, para alcanzar el poder. Es hora de que conviertan el talante en talento, y que reconozcan que han equivocado a la sociedad española, representada por su Parlamento al que convencieron para que participara en el chantaje de la negociación con ETA.
Porque si hoy hay una fractura en la reacción política contra los criminales etarras se debe exclusivamente a los errores del Presidente Rodríguez Zapatero que prefirió aliarse con los planteamientos terroristas antes que con el Gobierno legítimo de los españoles, exclusivamente para derrotar al PP en las elecciones.
Zapatero, es el máximo responsable de lo que está ocurriendo
Esta traición política del PSOE a los intereses generales, para obtener un beneficio electoral, es la que hoy cimienta la imposibilidad de un gran acuerdo nacional contra el terrorismo.
Quienes han apostado por apoyarse en el terrorismo para instalarse en el poder, no están legitimados políticamente para afrontar la lucha contra el terrorismo, por mucho que se empeñen en rectificar.
Los errores políticos que cuestan vidas humanas no pueden pasar desapercibidos, las acciones del Gobierno de Zapatero comienzan y terminan en la muerte de víctimas inocentes. Rodríguez Zapatero está deslegitimado por su trayectoria para liderar la lucha contra el terrorismo. Mientras no seamos capaces de entender esta cuestión, estamos condenados a seguir siendo potenciales víctimas de los terroristas de cualquier origen.
Ha llegado la hora de que Rajoy se convierta en auténtica alternativa de Gobierno, presentando una moción de censura contra el Presidente Rodríguez Zapatero por su gestión nefasta de la política antiterrorista, la crisis económica, y el descalabro nacional, que obligue a todos los parlamentarios españoles a retratarse de frente y de perfil. No importa si la pierde, porque del retrato colectivo de quienes nos representan acabará surgiendo su victoria.
Hasta que Rodríguez Zapatero, el Presidente que se alió coyunturalmente con las tesis justicieras de los terroristas del 11-M para triunfar en las elecciones, no sea apartado del Gobierno, los españoles estaremos condenados a seguir siendo objetivos de la banda de criminales vascos.
Rajoy sí está legitimado para liderar la lucha contra el terrorismo, y ahora que puede y debe hacerlo, si no lo hace, también será cómplice y responsable de lo que ocurra en este país.
Si el terrorismo del 11-M nos trajo a Zapatero, el terrorismo de ETA se lo acabará llevando, es hora de exigirle responsabilidades por sus errores. Él no dudo en hacerlo con Aznar para alcanzar el Gobierno, sobre "la culpabilidad del PP" por los atentados del 11-M, sobre la expectativa de los numerosos españoles que dejarían su vida en Irak y que afortunadamente no se llegaron a producir. Hoy se están produciendo muertes de españoles en nuestro país y nadie es responsable.
Biante de Priena