Sobre ese particular me gustaría dejar constancia de algunas opiniones personales:
a) En primer lugar, una norma que se firma sin poder tocar una coma es lo que podemos denominar "contrato de adhesión". Digamos que es un "o lo tomas o lo dejas". Desde hace mucho tiempo los poderes públicos han intentado introducir criterios correctores sobre este tipo de regulaciones unilaterales impuestas por quiénes tienen una posición de privilegio, declarando la nulidad de las cláusulas abusivas e interpretándolas de manera que nunca puedan favorecer a quién las redactó. Se trata de evitar que puedan imponerse soluciones "formalmente" correctas, pero que pueden encubrir situaciones de dominación. Deberían considerar los que defienden esto de "si no estás de acuerdo, vete", que es una actitud peligrosa, ya que con ella se pueden avalar situaciones de desigualdad de partida que puedan consolidarse en la práctica.
b) Además, estamos hablando de un partido. Se supone que los partidos son organismos de participación política. Y la primera forma de participación debe ser la que va encaminada a preparar un ideario y un programa y a elegir los órganos de Gobierno. También aquí las adhesiones deben ser cosa de muy poco tiempo. Porque los partidos no son fundaciones. Son personas jurídicas de derecho público que tienen vida propia al margen de la voluntad de sus fundadores.
c) Existe también en derecho una institución que se llama fraude de ley. Si utilizamos una norma para una finalidad no prevista en ella. Si damos a una organización una apariencia formalmente democrática, pero creamos tales barreras u obstáculos que, en la práctica, se impidan el debate y votación de propuestas críticas, estamos cometiendo un fraude de ley. Más aún si se considera lo importante que son los mecanismos de control y de poder dentro de las organizaciones. Quien los maneja puede, si no hay normas claras que permitan la participación y una voluntad colectiva de imponerlas, impedir en la práctica la existencia de voces críticas.
No digo que todo esto ocurra en UPyD. Pero hay algunas evidencias alarmantes de que si ese proceso tiene lugar no pueda ser evitado:
1.- Una líder carismática. Si no existen contrapesos normativos y cauces de representación de los afiliados (otra cosa es el filtro para adquirir esa condición) resultará imposible llevarle la contraria, siquiera puntualmente.
2.- Una organización piramidal hecha de arriba hacia abajo. Esto es indiscutible. Y es muy peligroso. Y además sin posibilidad de plantear quejas o discusiones horizontalmente.
3.- Un congreso muy lejano. Que además no se justifica con la necesidad de acudir a unas elecciones. Esa fecha tan lejana puede obedecer a cuestiones organizativas, pero implica el mantenimiento de una situación excepcional durante tanto tiempo que es lógico pensar que obedece a la idea de apuntalar una situación de hecho de control por parte de los fundadores del partido.
No es raro que suceda así en UPyD. Sucede en todos los partidos. vean si no lo que está pasando en el PP.
El problema es que UPyD no puede, mientras mantenga esta situación excepcional y de déficit, postularse como partido regenerador.
Comprendo que muchas personas estén tan ilusionadas que no quieran ver mala fe en lo que sucede. Y que estén dispuestos a dar un "cheque en blanco" a los promotores del partido. Y también comprendo que vean en quiénes lo critican a "trepas" o "moscas cojoneras" que quieren "cargarse" algo en lo que ponen sus esperanzas. Puede que tengan razón en ambas opiniones. Que los que mandan en UPyD, todos, sean tan buenos como creen y que además estén dispuestos a ceder el poder en el futuro a quien resulte elegido por la militancia (pese a haber invertido tanto), en su caso. Y que todos los críticos sean tan malos, plastas y cansinos como creen. Pero entonces ¿por qué no hacer ya un congreso? ¿por qué no avalar a los que mandan con el voto expreso en una asamblea que permita a los cansinos tocacojones exponer sus opiniones? ¿creen que Rosa Díez no sería elegida Presidenta?
Yo creo que sí, que saldría elegida. pero a lo mejor se introducían otras personas en los órganos de poder de no tan fácil inclinación de cerviz, y se aprobaban normas de control y participación claras, o se permitía que los afiliados pudieran contactar entre sí, antes de que todo esté atado.
Como tercero y simple espectador, les diré que, ahora mismo, UPyD, en cuanto organización, es más de lo mismo.
Tsevanrabtan