Carta de dimisión del coordinador de Ciudadanos de Madrid, Juan José Areta, publicada en febrero de 2007
Estimados compañeros:
Os envío este correo para anunciar que dimito en todos mis cargos dentro del Partido. Dimito como miembro del Consejo General, como delegado en la Federación resto de España y como Coordinador de la Agrupación de Madrid.
Había pensado decir que lo hago porque mi actividad profesional y mis obligaciones familiares me impedían seguir desempeñando de manera responsable las funciones que llevan aparejadas cada uno de esos cargos. Pero no me gusta mentir contando medias verdades. Es verdad que mi negocio se ha resentido y es verdad que casi no veo a mi mujer y a mis hijas. Pero el problema de verdad surge cuando mi hija mayor me pregunta por qué ya no juego al ajedrez con ella o la ayudo con sus deberes. Antes sabía que contestarle, porque tenía ilusión. Ahora ya no.
Así que os voy a contar los verdaderos motivos, y puesto que mi decisión es irrevocable, una vez os los exponga, podéis hacer con ellos lo que deseéis. Allá van.
Ayer estuvimos en una manifestación en Madrid. A esa manifestación asistimos muchos afiliados del Partido, y entre ellos estaban Pepe Domingo y Antonio Robles. Antonio Robles por la mañana había tenido una conversación con algunos miembros de la Federación resto de España y luego habían ido, junto con otros afiliados a comer a un restaurante cercano al lugar dónde iba a comenzar la manifestación. Yo llegué después de la comida, a los postres. Saludé a Pepe Domingo y luego me acerqué a saludar a Antonio Robles.
Lo primero que me dijo fue que me tenía que comunicar que la Ejecutiva había decidido por unanimidad que no nos teníamos que presentar a las elecciones municipales. Y comenzó a decirme por qué. Me habló de que Madrid es un símbolo y que si Madrid triunfa lo hace el Partido a escala nacional y si no, fracasa el proyecto y puede llegar a perjudicar al Partido en Cataluña. Me habló de que en unas municipales se podía colar gente indeseable que quisiera ser alcalde de tal o cual pueblo. Y me dijo que no teníamos una infraestructura suficientemente sólida para poder hacer frente a unas elecciones. Y que otra cosa serían las generales, en las que habría un solo discurso.
Al mencionar el asunto que tanto le preocupa, ese de que se introduzcan indeseables en el partido, yo le interrumpí y le dije que sólo estábamos contemplando la presentación en Madrid capital. En ese momento me dijo Antonio que si quería me daba las razones de la Ejecutiva y, si no, dejaba de hablar. Le pedí que continuara y siguió insistiendo en el hecho de que podían colarse personas que no creyeran en el ideal de ciudadanos. Esa afirmación me hizo pensar que o bien Antonio no escucha nada de lo que le dices o bien para él los indeseables que no creemos en el ideal del Partido somos los que ocupamos los cargos en Madrid. En resumen me dijo claramente que no se nos ocurriera contradecir a la Ejecutiva en este punto y que si insistíamos en presentarnos provocaríamos una fractura en el seno del partido.
Le recordé que, como ya hemos dicho en varios Consejos, existe un compromiso del Consejo de Agrupación de Madrid de someter la cuestión de presentarnos o no a las elecciones municipales y a las autonómicas a la asamblea. Antonio insistió en que esa decisión de proponer, o no, corresponde al Consejo de Agrupación y que somos nosotros los que hemos creado un problema al decidir someter esto a la asamblea, y que ya me recordaría esa apelación a la asamblea cuando surgieran otras cuestiones. Le dije que no apelábamos a la asamblea para todo y que esto lo habíamos decidido en noviembre y que fue una decisión formal en el seno del Consejo de Agrupación. Asimismo le comuniqué que, por decisión del Consejo, íbamos a dirigir una petición al Comité Ejecutivo porque muchos afiliados consideraban que hay que presentarse a las elecciones autonómicas y como estatutariamente esa proposición corresponde al Comité Ejecutivo queríamos saber si le iban a dar curso o no, caso de existir una votación afirmativa en la asamblea. Tratábamos de evitar el trabajo inútil de incluir esta opción en la asamblea y empezar a preparar un programa autonómico para Madrid y sobre todo la decepción de los afiliados que podían ver como los afiliados de Madrid proponían una presentación a elecciones que el Comité Ejecutivo ni siquiera consideraba. Antonio me dijo que el problema lo habíamos creado nosotros y que no pretendiéramos que ahora el Comité Ejecutivo nos lo resolviese. El problema, como estáis viendo, es querer someter esta cuestión a la asamblea. Por cierto, ayer le confirmé a Antonio que yo personalmente, aunque con dudas, era partidario de no presentarnos a ninguna elección, pero que lo que quería era que una decisión tan importante se tomase entre todos. ¡Ah! le dije que de esto habíamos hablado durante unas diez horas justo la víspera entre unas quince personas (miembros del Consejo, consejeros generales, y coordinadores de grupo). No tenía el más mínimo interés en saber de qué habíamos hablado.
Ese es, en síntesis, el contenido de la conversación.
Posteriormente me enteré de que, en la conversación de la mañana, Antonio Robles manifestó que de la creación de nuevas agrupaciones fuera de Cataluña se iba a ocupar Miguel Salmerón y que la federación no tenía nada que decir, y además manifestó que habíamos obrado con grave irresponsabilidad y que no actuásemos contra él porque la gente luego iba a su despacho y se lo contaba todo. Y cuándo le preguntaron a qué se refería aclaró que por ejemplo al famoso asunto de la cuenta de las Agrupaciones.
En resumen, ¿para qué servimos?: para nada. Ni siquiera, por mera cortesía, se nos pregunta qué pensamos, qué fuerza o qué ganas tenemos. La ejecutiva ni siquiera se plantea preguntarnos nuestra opinión sobre las elecciones autonómicas en Madrid (supongo que no tienen ni idea de la situación de las elecciones autonómicas, pero que más da, puesto que la decisión es suya). Y si nos comunica su decisión en cuanto a las municipales es porque sabe que existe esa cláusula estatutaria que permite a las agrupaciones la iniciativa. Esa es la cuestión. Cuando en el último Consejo general afeé a Albert Rivera, en su condición de presidente, que el Comité Ejecutivo hubiese, sin consultar a las Agrupaciones, decidido no presentarse a las elecciones fuera de Cataluña, y le recordé lo que dicen los Estatutos, me comunicó que si una Agrupación decidía presentarse y una Federación lo apoyaba, pues se presentaría. Y cuando le dije si eso implicaba que no tendría el apoyo del Partido, me dijo que por supuesto que no, que no implicaba eso. Bueno, pues ayer Antonio Robles me dijo que sí, que sí lo implicaba y que seríamos los responsables de colocar al Partido en esa situación. Y hoy recibo ese protocolo enviado por Miguel Salmerón, la gota que colma el vaso.
Este asunto es, para mí, la culminación de un estilo de dirigir el Partido. Los que ejercemos un cargo somos, para nuestro Secretario General, una simple correa de transmisión de las decisiones que toma. Nuestra opinión no le interesa. Cuando discrepas o le criticas te coloca en la línea del adversario.
A primeros de enero se convocó, por una serie de consejeros descontentos, un Consejo General que contenía una serie de críticas graves a la Ejecutiva. Para evitar esa convocatoria se hizo otra en la que se nos iban a presentar las cuentas, los presupuestos de este año, los currícula de una serie de personas que ya están cobrando del partido y sobre los que circulan las más variopintas versiones. Pues bien, el 20 de enero se nos presentaron unos documentos lamentables, absolutamente insuficientes, preparados a la carrera y entregados el mismo día de la reunión. Era evidente que esa segunda convocatoria era una artimaña para torpedear la primera, pero eso no parece preocuparle a nadie. Porque resulta que esos documentos siguen sin estar disponibles. Supongo que ya ha pasado la urgencia y ya no es necesario desviar la atención. Además, ahora comenzará el trabajo de las elecciones, tan oportuno, y todos nos olvidaremos de fiscalizar las decisiones ya tomadas. Política de hechos consumados.
Unos días después nos enteramos que la Comisión de garantías, de oficio, ha iniciado un expediente que implica la nulidad del nombramiento de ciertos Consejeros. Cuando protestamos unos cuantos por el contenido disparatado de la reunión, la Comisión rectifica y se disculpa. Pero si yo le pido a Albert Roig que le pregunte a la Comisión de Garantías quién les comunicó el jueves día 18 los datos para que iniciasen ese expediente “de oficio” y quien le dio los datos de los resultados de las elecciones, recibo la callada por respuesta. Y no dejo de pensar en por qué la Comisión de Garantías que sabe lo que se va a tratar el día 20 en el Consejo, decide no comunicar que es posible que ese Consejo sea nulo por los nombramientos de Antonio Piqué, Joan García y Vicente Carmona, y sin embargo, no tiene problema en que se lea, al comienzo del mismo una declaración de corte político, con expresiones inadmisibles en una resolución técnica, y que suponen en la práctica una censura a algunos de los consejeros “díscolos”.
Ayer, en la manifestación, estaba con Pepe Domingo y se acercó un militante de Ciudadanos, no sé cómo se llama, pero que dijo estar en la Federación de Barcelona. En un momento determinado dijo: “Pepe ¿les vamos a dejar que se presenten?”. Y comprendí que ese militante daba con la clave. Somos números y cuentas corrientes.
Nunca antes he militado en un partido político. Me afilié a Ciudadanos por los manifiestos y porque quería ayudar a mis compatriotas catalanes a salir de ese limbo psicopatológico en que quiere colocarles el nacionalismo. He trabajado desde el principio para que la idea de partido hecho de abajo-arriba fuera cierta. Para que todo el mundo pudiera participar en la toma de decisiones. Ese es el modelo de la Agrupación de Madrid. Sin embargo, en la dirección se ha instalado el mal de un modelo unipersonal, una visión patrimonial del partido, en la que se intenta controlar todo, en la que se sancionan las iniciativas que vienen desde la base. Un modelo en el que se impide la creación de agrupaciones y en el que se pretenden introducir delegados designados desde la secretaría general para controlar a las federaciones. Un modelo en el que está prohibido pensar. En el que lo que importa es el “partido”, olvidando que el partido son las agrupaciones y no la voluntad omnímoda de unas pocas personas.
Yo para un viaje así no estoy dispuesto.
Termino con una anécdota. Allá por noviembre en una reunión de unas veinte personas, recibo una llamada de Antonio Robles. Me dice “Oye, ¿qué ha pasado?”.
Le contesto: “No sé de qué me hablas”.
“Sí, me han dicho que nos hemos quitado la corbata” (eso creí entender).
Yo, asombrado, le digo “Antonio, perdona, estoy en una reunión en Madrid y no se de qué me hablas”.
En ese momento, y sin mediar palabra, colgó.
Luego, más tarde supe que Teresa Giménez Barbat acababa de dimitir y comprendí que lo que se habían quitado era a “la Barbat”. Antonio, claro está, se había equivocado de teléfono.
Bueno, pues ya os habéis quitado al Areta.
Un saludo a todos.
Os envío este correo para anunciar que dimito en todos mis cargos dentro del Partido. Dimito como miembro del Consejo General, como delegado en la Federación resto de España y como Coordinador de la Agrupación de Madrid.
Había pensado decir que lo hago porque mi actividad profesional y mis obligaciones familiares me impedían seguir desempeñando de manera responsable las funciones que llevan aparejadas cada uno de esos cargos. Pero no me gusta mentir contando medias verdades. Es verdad que mi negocio se ha resentido y es verdad que casi no veo a mi mujer y a mis hijas. Pero el problema de verdad surge cuando mi hija mayor me pregunta por qué ya no juego al ajedrez con ella o la ayudo con sus deberes. Antes sabía que contestarle, porque tenía ilusión. Ahora ya no.
Así que os voy a contar los verdaderos motivos, y puesto que mi decisión es irrevocable, una vez os los exponga, podéis hacer con ellos lo que deseéis. Allá van.
Ayer estuvimos en una manifestación en Madrid. A esa manifestación asistimos muchos afiliados del Partido, y entre ellos estaban Pepe Domingo y Antonio Robles. Antonio Robles por la mañana había tenido una conversación con algunos miembros de la Federación resto de España y luego habían ido, junto con otros afiliados a comer a un restaurante cercano al lugar dónde iba a comenzar la manifestación. Yo llegué después de la comida, a los postres. Saludé a Pepe Domingo y luego me acerqué a saludar a Antonio Robles.
Lo primero que me dijo fue que me tenía que comunicar que la Ejecutiva había decidido por unanimidad que no nos teníamos que presentar a las elecciones municipales. Y comenzó a decirme por qué. Me habló de que Madrid es un símbolo y que si Madrid triunfa lo hace el Partido a escala nacional y si no, fracasa el proyecto y puede llegar a perjudicar al Partido en Cataluña. Me habló de que en unas municipales se podía colar gente indeseable que quisiera ser alcalde de tal o cual pueblo. Y me dijo que no teníamos una infraestructura suficientemente sólida para poder hacer frente a unas elecciones. Y que otra cosa serían las generales, en las que habría un solo discurso.
Al mencionar el asunto que tanto le preocupa, ese de que se introduzcan indeseables en el partido, yo le interrumpí y le dije que sólo estábamos contemplando la presentación en Madrid capital. En ese momento me dijo Antonio que si quería me daba las razones de la Ejecutiva y, si no, dejaba de hablar. Le pedí que continuara y siguió insistiendo en el hecho de que podían colarse personas que no creyeran en el ideal de ciudadanos. Esa afirmación me hizo pensar que o bien Antonio no escucha nada de lo que le dices o bien para él los indeseables que no creemos en el ideal del Partido somos los que ocupamos los cargos en Madrid. En resumen me dijo claramente que no se nos ocurriera contradecir a la Ejecutiva en este punto y que si insistíamos en presentarnos provocaríamos una fractura en el seno del partido.
Le recordé que, como ya hemos dicho en varios Consejos, existe un compromiso del Consejo de Agrupación de Madrid de someter la cuestión de presentarnos o no a las elecciones municipales y a las autonómicas a la asamblea. Antonio insistió en que esa decisión de proponer, o no, corresponde al Consejo de Agrupación y que somos nosotros los que hemos creado un problema al decidir someter esto a la asamblea, y que ya me recordaría esa apelación a la asamblea cuando surgieran otras cuestiones. Le dije que no apelábamos a la asamblea para todo y que esto lo habíamos decidido en noviembre y que fue una decisión formal en el seno del Consejo de Agrupación. Asimismo le comuniqué que, por decisión del Consejo, íbamos a dirigir una petición al Comité Ejecutivo porque muchos afiliados consideraban que hay que presentarse a las elecciones autonómicas y como estatutariamente esa proposición corresponde al Comité Ejecutivo queríamos saber si le iban a dar curso o no, caso de existir una votación afirmativa en la asamblea. Tratábamos de evitar el trabajo inútil de incluir esta opción en la asamblea y empezar a preparar un programa autonómico para Madrid y sobre todo la decepción de los afiliados que podían ver como los afiliados de Madrid proponían una presentación a elecciones que el Comité Ejecutivo ni siquiera consideraba. Antonio me dijo que el problema lo habíamos creado nosotros y que no pretendiéramos que ahora el Comité Ejecutivo nos lo resolviese. El problema, como estáis viendo, es querer someter esta cuestión a la asamblea. Por cierto, ayer le confirmé a Antonio que yo personalmente, aunque con dudas, era partidario de no presentarnos a ninguna elección, pero que lo que quería era que una decisión tan importante se tomase entre todos. ¡Ah! le dije que de esto habíamos hablado durante unas diez horas justo la víspera entre unas quince personas (miembros del Consejo, consejeros generales, y coordinadores de grupo). No tenía el más mínimo interés en saber de qué habíamos hablado.
Ese es, en síntesis, el contenido de la conversación.
Posteriormente me enteré de que, en la conversación de la mañana, Antonio Robles manifestó que de la creación de nuevas agrupaciones fuera de Cataluña se iba a ocupar Miguel Salmerón y que la federación no tenía nada que decir, y además manifestó que habíamos obrado con grave irresponsabilidad y que no actuásemos contra él porque la gente luego iba a su despacho y se lo contaba todo. Y cuándo le preguntaron a qué se refería aclaró que por ejemplo al famoso asunto de la cuenta de las Agrupaciones.
En resumen, ¿para qué servimos?: para nada. Ni siquiera, por mera cortesía, se nos pregunta qué pensamos, qué fuerza o qué ganas tenemos. La ejecutiva ni siquiera se plantea preguntarnos nuestra opinión sobre las elecciones autonómicas en Madrid (supongo que no tienen ni idea de la situación de las elecciones autonómicas, pero que más da, puesto que la decisión es suya). Y si nos comunica su decisión en cuanto a las municipales es porque sabe que existe esa cláusula estatutaria que permite a las agrupaciones la iniciativa. Esa es la cuestión. Cuando en el último Consejo general afeé a Albert Rivera, en su condición de presidente, que el Comité Ejecutivo hubiese, sin consultar a las Agrupaciones, decidido no presentarse a las elecciones fuera de Cataluña, y le recordé lo que dicen los Estatutos, me comunicó que si una Agrupación decidía presentarse y una Federación lo apoyaba, pues se presentaría. Y cuando le dije si eso implicaba que no tendría el apoyo del Partido, me dijo que por supuesto que no, que no implicaba eso. Bueno, pues ayer Antonio Robles me dijo que sí, que sí lo implicaba y que seríamos los responsables de colocar al Partido en esa situación. Y hoy recibo ese protocolo enviado por Miguel Salmerón, la gota que colma el vaso.
Este asunto es, para mí, la culminación de un estilo de dirigir el Partido. Los que ejercemos un cargo somos, para nuestro Secretario General, una simple correa de transmisión de las decisiones que toma. Nuestra opinión no le interesa. Cuando discrepas o le criticas te coloca en la línea del adversario.
A primeros de enero se convocó, por una serie de consejeros descontentos, un Consejo General que contenía una serie de críticas graves a la Ejecutiva. Para evitar esa convocatoria se hizo otra en la que se nos iban a presentar las cuentas, los presupuestos de este año, los currícula de una serie de personas que ya están cobrando del partido y sobre los que circulan las más variopintas versiones. Pues bien, el 20 de enero se nos presentaron unos documentos lamentables, absolutamente insuficientes, preparados a la carrera y entregados el mismo día de la reunión. Era evidente que esa segunda convocatoria era una artimaña para torpedear la primera, pero eso no parece preocuparle a nadie. Porque resulta que esos documentos siguen sin estar disponibles. Supongo que ya ha pasado la urgencia y ya no es necesario desviar la atención. Además, ahora comenzará el trabajo de las elecciones, tan oportuno, y todos nos olvidaremos de fiscalizar las decisiones ya tomadas. Política de hechos consumados.
Unos días después nos enteramos que la Comisión de garantías, de oficio, ha iniciado un expediente que implica la nulidad del nombramiento de ciertos Consejeros. Cuando protestamos unos cuantos por el contenido disparatado de la reunión, la Comisión rectifica y se disculpa. Pero si yo le pido a Albert Roig que le pregunte a la Comisión de Garantías quién les comunicó el jueves día 18 los datos para que iniciasen ese expediente “de oficio” y quien le dio los datos de los resultados de las elecciones, recibo la callada por respuesta. Y no dejo de pensar en por qué la Comisión de Garantías que sabe lo que se va a tratar el día 20 en el Consejo, decide no comunicar que es posible que ese Consejo sea nulo por los nombramientos de Antonio Piqué, Joan García y Vicente Carmona, y sin embargo, no tiene problema en que se lea, al comienzo del mismo una declaración de corte político, con expresiones inadmisibles en una resolución técnica, y que suponen en la práctica una censura a algunos de los consejeros “díscolos”.
Ayer, en la manifestación, estaba con Pepe Domingo y se acercó un militante de Ciudadanos, no sé cómo se llama, pero que dijo estar en la Federación de Barcelona. En un momento determinado dijo: “Pepe ¿les vamos a dejar que se presenten?”. Y comprendí que ese militante daba con la clave. Somos números y cuentas corrientes.
Nunca antes he militado en un partido político. Me afilié a Ciudadanos por los manifiestos y porque quería ayudar a mis compatriotas catalanes a salir de ese limbo psicopatológico en que quiere colocarles el nacionalismo. He trabajado desde el principio para que la idea de partido hecho de abajo-arriba fuera cierta. Para que todo el mundo pudiera participar en la toma de decisiones. Ese es el modelo de la Agrupación de Madrid. Sin embargo, en la dirección se ha instalado el mal de un modelo unipersonal, una visión patrimonial del partido, en la que se intenta controlar todo, en la que se sancionan las iniciativas que vienen desde la base. Un modelo en el que se impide la creación de agrupaciones y en el que se pretenden introducir delegados designados desde la secretaría general para controlar a las federaciones. Un modelo en el que está prohibido pensar. En el que lo que importa es el “partido”, olvidando que el partido son las agrupaciones y no la voluntad omnímoda de unas pocas personas.
Yo para un viaje así no estoy dispuesto.
Termino con una anécdota. Allá por noviembre en una reunión de unas veinte personas, recibo una llamada de Antonio Robles. Me dice “Oye, ¿qué ha pasado?”.
Le contesto: “No sé de qué me hablas”.
“Sí, me han dicho que nos hemos quitado la corbata” (eso creí entender).
Yo, asombrado, le digo “Antonio, perdona, estoy en una reunión en Madrid y no se de qué me hablas”.
En ese momento, y sin mediar palabra, colgó.
Luego, más tarde supe que Teresa Giménez Barbat acababa de dimitir y comprendí que lo que se habían quitado era a “la Barbat”. Antonio, claro está, se había equivocado de teléfono.
Bueno, pues ya os habéis quitado al Areta.
Un saludo a todos.
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Gracias Epi, eres como El Cid :)
3 comentarios:
Más de lo mismo. Igualito que en UPD con Rosa Díez y sus cancerberos
Viejos tiempos dónde el 'bambas', hacia y deshacía en las agrupaciones, como si fuera 'el paracaidista' de otro partido para hundir al recién nacido.
Pero ya está, no está, el bambas se fue a UPyD Bcn, y no se ha comido un rosco.
Ahora C's sigue el camino a Nivel Nacional, para recordar que hay que respetar la ¨Constitución que nos une y refleja la pluralidad,
De nada.
Y el 20 noviembre de 1975 murió Franco, Y?
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