Una de las más perniciosas adquisiciones institucionales de las doctrinas colectivistas es la insoportable irresponsabilidad sobre sus actos: cuándo las cosas no salen bien, no hay nadie responsable, porque todos los que han participado en los procesos de decisión se lavan las manos, unos echan la culpa a los otros, en un acto de renuncia a la razón inconcebible termina siendo el sistema el agente insidioso.
¿Pero si los que controlan el sistema son los gobernantes?, puede preguntarse un avezado observador. De eso nada, responden los colectivistas, porque el sistema no puede ser controlado, es como la naturaleza desbocada, una caja negra inescrutable. Y se queda el observador con dos palmos de narices, mientras todos los que cobran sus sueldos para que el sistema no falle siguen cobrándolos, y no pasa nada, los seres humanos somos limitados y poniendo, incluso, toda su voluntad en los asuntos públicos, y sus mejores intenciones, a veces, las cosas no salen bien. Los creyentes electores del socialismo se quedan satisfechos con la explicación, sin preguntarse por la inteligencia de los ejecutivos, eso se omite, no vayan a ofenderse los idiotas, ya saben, la ley de igualdad de trato.
Pero el avezado observador se pregunta entonces, ¿por qué en España vamos tan mal y en el resto de los países europeos, no gobernados por el socialismo, van tan bien? En Europa ya nadie está en crisis, más que España, Portugal y Grecia, todos gobernados por socialistas, Italia e Irlanda es cierto que van como van, pero siguen adelante. La soberbia de los socialistas en el Gobierno es un drama, para el socialismo y para sus sufridos gobernados, porque no viven en la misma realidad: se han inventado una economía sostenible de brotes verdes y tratan de convencer al mundo de que su verdad es la única sobre la Tierra.
Mientras tanto, la inmensa mayoría de los españoles responsabilizan a Zapatero de todo lo acontecido, los socialistas se empeñan en demostrar que ha sido el viento, la confabulación internacional de los grandes caciques, el cambio climático o la pertinaz sequía las causas y motivos de la debacle en la que nos encontramos, que nada se ha podido hacer para evitarlo, porque bien que se han esforzado todos los que están instalados en el poder por hacer lo posible para evitarnos los males que nos han traído, o mejor dicho, que nos ha traído su soberana ignorancia y su intempestiva ineptitud, así como su irresponsabilidad y su parasitismo social.
¿No será que ha fallado el socialismo?, se pregunta el avezado observador, para que los palmeros de Marx se enojen y comiencen a despotricar contra el osado que niegue los dogmas políticos y económicos del socialismo. Esa derecha decrépita y casposa empeñada en mostrar la realidad, con luz y taquígrafos, ¡que osadía!, que no permite oculatar la patente de incompetencia socialista, su parasitación de la opinión pública con la propaganda, su intoxicación mediática sin fin, con tal de no reconocer públicamente que han metido la pata, que no valen sus propuestas, que lo que han fallado son ellos y sus ideas.
El socialismo está herido de muerte desde la caída del muro de Berlín y en España, lugar en que la gente no se metía en política desde hace décadas, ha resistido en sus engaños, gracias a un diseño del embaucamiento público y la irresponsabilidad que pasará a los anales de la persuasión en la propaganda con los diarios de Goebels y en las campañas publicitarias de Cocacola. Nos han timado y estafado, en el más profundo sentido de “los concetos”. Hasta que en España la responsabilidad no vuelva a tener autores vamos listos, porque la actual mitología política nos lleva a la conclusión de que cuando en este país se produce un problema provocado por el gobierno, el gobernante en cuestión ni siquiera acepta que ha sido por su responsabilidad, su ausencia de inteligencia o su tremenda ineptitud.
Pregunten ustedes a los socialistas, ya verán como la crisis económica y política que vivimos en España no es culpa de nadie, ha ocurrido por sí misma, o por la derecha, o por Bush, o por el tsunami de Japón, y no pregunten demasiado, que les pueden acusar de fachas por pensar por sí mismos, que tremenda osadía, todavía hay gente que cree que puede pensar por sí mismo después del lavado de cerebro camboyano al que nos han sometido, sin reconocer que sólo el cerebro colectivo socialista es el que piensa por todos, (mal o bien, eso no importa) vamos, o en su defecto, el sistema representado por el socialismo infalible, que cuando falla, no es responsabilidad del socialismo, sino del viento que da en su cara, o de su cara que da en el viento, ni se sabe.
Biante de Priena