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viernes, 30 de enero de 2009
Regreso a la realidad
Dicen que llegará pronto tras una larga ausencia, al fin se acabarán los complejos, miedos, opresiones y tensiones. Definitivamente, Rajoy y Zapatero harán las maletas juntos y se marcharán con Gallardón y José Blanco caminito del olvido, y nuestra nación (nada de país, nada de estado, y otras disfemias ) volverá a continuar su largo viaje por la historia de la civilización occidental.
Se debe reconocer que los antiespañoles agrupados han intentado con denuedo acabar con lo que somos, para implantar un nuevo modelo en aras del progreso y la sublimación, bueno, de lo que ellos entienden por progreso, que no es lo mismo. Porque no se puede llamar progreso a la negación dogmática de todo lo existente, esencialmente de la Constitución, la tradición histórica, la realidad geográfica, y la vigencia cultural de España, y la unidad de la inmensa mayoría de los españoles en un proyecto común. Vamos, que no se puede negar que los españoles somos lo que somos, para que los catalanistas, vasquistas y galleguistas, pacten con el PSOE el reparto del poder y con el PP, la oposición necesaria para conseguirlo.
Esperando a Espe.., perdón, a España
La han cagado y no queda otra más que esperar el desembarco de Esperanza Aguirre y Rodrigo Rato en el PP, para derribar toda esta pantomima que se han montado para expoliarnos y esclavizarnos en la dictadura del pensamiento políticamente correcto, la Educación para la creencia en la ciudadanía, y el particularismo etnicista. Pero solo de forma provisional, porque la política en España necesita una reforma estructural inmediata. Para ser político no basta con tener carnet de un partido, es necesario demostrar que añade valor al puesto que se le concede. Ya es hora de que dejemos de admitir como representantes públicos a los más tarugos de España.
Nos han dejado en estado de ruina, mientras los sindicatos que se dicen obreros han defendido antes al poder que a los trabajadores. Y los medios de comunicación han amparado el desastre dando con el mazo, mientras rogaban subvenciones. Hoy en día, el otrora poderoso diario El País está prácticamente en quiebra, y los demás diarios nacionales sólo aspiran a la supervivencia, nada más. Los negocios mediáticos que van bien, es gracia al apoyo con dineros públicos condescendientes.
En fin, se acaba una época, y regresa la realidad para recordar a los más de tres millones de nuevos parados, que el PSOE les ha traicionado y no les ha regalado el futuro como se esperaba, y los que han disfrutado del régimen de zapatos para todos, que la fábrica de dinero fácil ha cerrado definitivamente. Que recuerden que ahora la cuestión no va de preferencias, sino de supervivencia, con el régimen de Zapatero es absolutamente imposible que no nos hundamos hasta que no podamos salir por nosotros mismos de la que ha líado, y requiramos de otros para que nos saquen.
Aquí, como siempre ocurre en tiempos de crisis, cada palo tendrá que aguantar su vela. Los que están más formados tendrán que cobrar más que los que están menos formados, pero más uniformados políticamente. Se avecina un temporal de justicia que va a dejar España que no la va a reconocer ni Alfonso Guerra.
Lo que había detrás del biombo
Al final, se ha caído el biombo y hemos contemplado lo que hay, un Gobierno chapucero de papel cuché, en el que unos indocumentados reconocidos han tratado de hacernos comulgar con antenas parabólicas. Decían que querían cambiar nuestro país para hacerlo más justo y lo han conducido directamente a la quiebra, decían que iban a por el pleno empleo en la legislatura y ya vamos por más de tres millones de parados, decían que no habría crisis en España, y tenemos la forma más severa de todas las economías occidentales. Y el tío ese de las cejas simpáticas tratando de explicarse ante el pueblo enfurecido, y encima le dicen los suyos que ha quedado muy bien, para que no se coja un disgusto tras haberse visto en el espejo de la realidad.
En este país todo el mundo sabe que los grandes cambios sociales se han quedado en un planteamiento histérico de la violencia de género, de los matrimonios homosexuales, del aborto y la eutanasia, de un anticlericalismo zafio, de una imposición doctrinaria en la educación, de un enfático apoyo a los sectores más parasitarios de nuestra sociedad, representados en la banda de la ceja y la SGAE, de una acogida de inmigrantes con intereses exclusivamente electorales, mientras los auténticos valores de los españoles han sido despreciados y estigmatizados. Esta es la gran obra de la hermosa vicepresidenta abonada al Vogue, que pasará a la historia de los despropósitos.
Mientras tanto, los servicios públicos gestionados por el Estado, directa o indirectamente, han caído en la precariedad más lamentable. Educación, sanidad, justicia, orden público, bienestar social, regulación laboral, regulación de la inmigración, administración pública, etc. Parece ser que un tercio de los trabajadores de este país (unos seis millones) reciben su sueldo del Estado.
Por no decir nada delos delirios de grandeza que se han visto en la intromisión de Zapatero en el G-20, la reescritura de la historia, las cúpulas sixtinas de Miquel “Angel” Barceló, la Alianza de Civilizaciones que nunca fue, y la negación de la cultura española auténtica, estimulando el frikismo y el papanatismo del “Almodóvar system” que corroe este país.
Y no quiero acabar sin mencionar las enormes barbaridades que han ocasionado los nacionalismos periféricos, dispuestos a destruir lo que sea necesario con tal de implantar sus delirios secesionistas. Y los regalos en cadáveres de ETA y los hombres de paz.
Pues nada, que ya es hora de ir despertando de la pesadilla y volver a colocar las cosas tras el tsunami castrista que hemos vivido. Es hora de que España regrese a Europa, y es hora de que los ilustres autores de la catástrofe vayan haciendo las maletas. Y espero que quedemos vacunados para los próximos mil años, que no se nos olvide que ante el primer signo de estupidez hay que intervenir de forma inmediata, que más tarde es mucho peor.
Biante de Priena
Se debe reconocer que los antiespañoles agrupados han intentado con denuedo acabar con lo que somos, para implantar un nuevo modelo en aras del progreso y la sublimación, bueno, de lo que ellos entienden por progreso, que no es lo mismo. Porque no se puede llamar progreso a la negación dogmática de todo lo existente, esencialmente de la Constitución, la tradición histórica, la realidad geográfica, y la vigencia cultural de España, y la unidad de la inmensa mayoría de los españoles en un proyecto común. Vamos, que no se puede negar que los españoles somos lo que somos, para que los catalanistas, vasquistas y galleguistas, pacten con el PSOE el reparto del poder y con el PP, la oposición necesaria para conseguirlo.
Esperando a Espe.., perdón, a España
La han cagado y no queda otra más que esperar el desembarco de Esperanza Aguirre y Rodrigo Rato en el PP, para derribar toda esta pantomima que se han montado para expoliarnos y esclavizarnos en la dictadura del pensamiento políticamente correcto, la Educación para la creencia en la ciudadanía, y el particularismo etnicista. Pero solo de forma provisional, porque la política en España necesita una reforma estructural inmediata. Para ser político no basta con tener carnet de un partido, es necesario demostrar que añade valor al puesto que se le concede. Ya es hora de que dejemos de admitir como representantes públicos a los más tarugos de España.
Nos han dejado en estado de ruina, mientras los sindicatos que se dicen obreros han defendido antes al poder que a los trabajadores. Y los medios de comunicación han amparado el desastre dando con el mazo, mientras rogaban subvenciones. Hoy en día, el otrora poderoso diario El País está prácticamente en quiebra, y los demás diarios nacionales sólo aspiran a la supervivencia, nada más. Los negocios mediáticos que van bien, es gracia al apoyo con dineros públicos condescendientes.
En fin, se acaba una época, y regresa la realidad para recordar a los más de tres millones de nuevos parados, que el PSOE les ha traicionado y no les ha regalado el futuro como se esperaba, y los que han disfrutado del régimen de zapatos para todos, que la fábrica de dinero fácil ha cerrado definitivamente. Que recuerden que ahora la cuestión no va de preferencias, sino de supervivencia, con el régimen de Zapatero es absolutamente imposible que no nos hundamos hasta que no podamos salir por nosotros mismos de la que ha líado, y requiramos de otros para que nos saquen.
Aquí, como siempre ocurre en tiempos de crisis, cada palo tendrá que aguantar su vela. Los que están más formados tendrán que cobrar más que los que están menos formados, pero más uniformados políticamente. Se avecina un temporal de justicia que va a dejar España que no la va a reconocer ni Alfonso Guerra.
Lo que había detrás del biombo
Al final, se ha caído el biombo y hemos contemplado lo que hay, un Gobierno chapucero de papel cuché, en el que unos indocumentados reconocidos han tratado de hacernos comulgar con antenas parabólicas. Decían que querían cambiar nuestro país para hacerlo más justo y lo han conducido directamente a la quiebra, decían que iban a por el pleno empleo en la legislatura y ya vamos por más de tres millones de parados, decían que no habría crisis en España, y tenemos la forma más severa de todas las economías occidentales. Y el tío ese de las cejas simpáticas tratando de explicarse ante el pueblo enfurecido, y encima le dicen los suyos que ha quedado muy bien, para que no se coja un disgusto tras haberse visto en el espejo de la realidad.
En este país todo el mundo sabe que los grandes cambios sociales se han quedado en un planteamiento histérico de la violencia de género, de los matrimonios homosexuales, del aborto y la eutanasia, de un anticlericalismo zafio, de una imposición doctrinaria en la educación, de un enfático apoyo a los sectores más parasitarios de nuestra sociedad, representados en la banda de la ceja y la SGAE, de una acogida de inmigrantes con intereses exclusivamente electorales, mientras los auténticos valores de los españoles han sido despreciados y estigmatizados. Esta es la gran obra de la hermosa vicepresidenta abonada al Vogue, que pasará a la historia de los despropósitos.
Mientras tanto, los servicios públicos gestionados por el Estado, directa o indirectamente, han caído en la precariedad más lamentable. Educación, sanidad, justicia, orden público, bienestar social, regulación laboral, regulación de la inmigración, administración pública, etc. Parece ser que un tercio de los trabajadores de este país (unos seis millones) reciben su sueldo del Estado.
Por no decir nada delos delirios de grandeza que se han visto en la intromisión de Zapatero en el G-20, la reescritura de la historia, las cúpulas sixtinas de Miquel “Angel” Barceló, la Alianza de Civilizaciones que nunca fue, y la negación de la cultura española auténtica, estimulando el frikismo y el papanatismo del “Almodóvar system” que corroe este país.
Y no quiero acabar sin mencionar las enormes barbaridades que han ocasionado los nacionalismos periféricos, dispuestos a destruir lo que sea necesario con tal de implantar sus delirios secesionistas. Y los regalos en cadáveres de ETA y los hombres de paz.
Pues nada, que ya es hora de ir despertando de la pesadilla y volver a colocar las cosas tras el tsunami castrista que hemos vivido. Es hora de que España regrese a Europa, y es hora de que los ilustres autores de la catástrofe vayan haciendo las maletas. Y espero que quedemos vacunados para los próximos mil años, que no se nos olvide que ante el primer signo de estupidez hay que intervenir de forma inmediata, que más tarde es mucho peor.
Biante de Priena
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Ciudadanos y Política,
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