Algo que no se puede tolerar ni un momento más en esta campaña electoral permanente que se ha montado el PSOE para acotar todas las parcelas del poder, en este gesto que emula la política de la “demogracia” venezolana, es que el Gobierno, sus portavoces, su Presidente, los medios de comunicación subvencionados, nos sigan mintiendo con insidia. Tampoco se puede soportar que quienes debieran hacer oposición, el PP, IU, UPyD, Ciutadans, los nacionalistas, los sindicatos, y las organizaciones sociales (la mayoría, afines al poder) se queden impasibles ante sus mentiras. Solo los medios de comunicación independientes, y las informaciones que recibimos de la prensa extranjera, a los que se añade la comunicación en la red, nos dicen cual es la auténtica realidad económica, política, y social en la que estamos viviendo y vamos a vivir en los próximos años.
Hoy, la Comunidad Europea, en palabras de su portavoz económico, el socialista español, Joaquín Almunia, nos han hablado del retroceso económico que nos espera en este año (2 %), que se prolongará en el año próximo (0,2 %). Son estimaciones, pero la realidad es que aún pueden ser peores. La correlación en crecimiento del paro durante este tiempo, alcanzará el 16,1 % en 2009, y el 18,1 % en 2010. Esto supone pasar con creces la barrera de los cuatro millones de parados. El déficit del Estado que ha sido de un 3,4 % en 2008, y hay que recordar que antes de las elecciones generales había superavit del 1 %, alcanzará el 6,2 % en 2009, y el 5, 7 % en 2010. También hay que recordar que la economía euro sólo admite un déficit del 3 % como mucho y no por un periodo prolongado. La deuda pública española (a la que se debe sumar la privada), que hoy alcanza los 400.000 millones de euros, ha sido devaluada en su confianza, hoy mismo, por la agencia independiente Standard & Poors, lo que quiere decir que a partir de ahora pagaremos más por nuestros créditos externos. La deuda hipotecaria privada de los españoles es de 675.288 millones de euros. La deuda pública española se aproxima al 45 %, y hay que recordar que si supera el 60 %, con el actual déficit, España tendría muchas dificultades para mantenerse en el sistema euro, al haber transgredido la convergencia.
En esta situación, el Gobierno, derrotado por sus propios errores, incapaz de reaccionar ante la crisis que su presidente tardó en reconocer, y que el ministro de Economía considero trivial, para triunfar en las elecciones generales pasadas mintiendo a los españoles, nos adereza el sufrimiento con estupideces continuadas, con una campaña mediática de propaganda, y con una soberbia que nos va a traer graves consecuencias par las próximas décadas. La oposición espera por su propio interés, porque la crisis favorece a sus propios intereses electorales, lo que es una ignominia sin paliativos.
Un billón cien mil euros es la deuda actual de los españoles, sumando la pública y la privada hipotecaria (pero sin contar la de las empresas, los bancos, los préstamos personales y otras deudas como las concernientes a las instituciones autonómicas y municipales) lo que supone que cada recién nacido español llegará a este mundo con una deuda mínima de 24.500 euros (aproximádamente un año de renta per cápita), una hipoteca más para cada español, que al final seremos los que pagaremos la deuda común, sea nuestra o no lo sea (los que no tengan deudas propias pagarán igual); por eso los nacionalistas tratan de escaquearse como pueden, en esa actitud solidaria que les caracteriza. Posiblemente la deuda final completa de los españoles supere los dos billones de euros, unos 40.000 euros por ciudadano. Ese dinero habrá que pagarlo con impuestos, a la situación fiscal excesiva que padecemos los españoles, se añadirá la cuota progresista de las políticas de Zapatero y su régimen, más toda la que se acumule a partir de los errores que sigan cometiendo.
Estamos viviendo una situación económica de emergencia nacional que tendrá graves repercusiones sobre el bienestar social de los españoles en las próximas décadas, y el Gobierno de Rodríguez Zapatero nos sigue ofreciendo motivos para creer.
¿Creer en qué?. Ya no hay que creer en nada, la realidad es que España se ha estrellado contra los hechos y el PSOE era el que conducía el país, embriagado de poder, pletórico de ignorancia, pero con muy “buenas intenciones”, la de empobrecernos, la de expoliarnos y la de seguir gobernando a cualquier precio, es para enarcar las cejas y defender la alegría con una amplia sonrisa.
Biante de Priena
Hoy, la Comunidad Europea, en palabras de su portavoz económico, el socialista español, Joaquín Almunia, nos han hablado del retroceso económico que nos espera en este año (2 %), que se prolongará en el año próximo (0,2 %). Son estimaciones, pero la realidad es que aún pueden ser peores. La correlación en crecimiento del paro durante este tiempo, alcanzará el 16,1 % en 2009, y el 18,1 % en 2010. Esto supone pasar con creces la barrera de los cuatro millones de parados. El déficit del Estado que ha sido de un 3,4 % en 2008, y hay que recordar que antes de las elecciones generales había superavit del 1 %, alcanzará el 6,2 % en 2009, y el 5, 7 % en 2010. También hay que recordar que la economía euro sólo admite un déficit del 3 % como mucho y no por un periodo prolongado. La deuda pública española (a la que se debe sumar la privada), que hoy alcanza los 400.000 millones de euros, ha sido devaluada en su confianza, hoy mismo, por la agencia independiente Standard & Poors, lo que quiere decir que a partir de ahora pagaremos más por nuestros créditos externos. La deuda hipotecaria privada de los españoles es de 675.288 millones de euros. La deuda pública española se aproxima al 45 %, y hay que recordar que si supera el 60 %, con el actual déficit, España tendría muchas dificultades para mantenerse en el sistema euro, al haber transgredido la convergencia.
En esta situación, el Gobierno, derrotado por sus propios errores, incapaz de reaccionar ante la crisis que su presidente tardó en reconocer, y que el ministro de Economía considero trivial, para triunfar en las elecciones generales pasadas mintiendo a los españoles, nos adereza el sufrimiento con estupideces continuadas, con una campaña mediática de propaganda, y con una soberbia que nos va a traer graves consecuencias par las próximas décadas. La oposición espera por su propio interés, porque la crisis favorece a sus propios intereses electorales, lo que es una ignominia sin paliativos.
Un billón cien mil euros es la deuda actual de los españoles, sumando la pública y la privada hipotecaria (pero sin contar la de las empresas, los bancos, los préstamos personales y otras deudas como las concernientes a las instituciones autonómicas y municipales) lo que supone que cada recién nacido español llegará a este mundo con una deuda mínima de 24.500 euros (aproximádamente un año de renta per cápita), una hipoteca más para cada español, que al final seremos los que pagaremos la deuda común, sea nuestra o no lo sea (los que no tengan deudas propias pagarán igual); por eso los nacionalistas tratan de escaquearse como pueden, en esa actitud solidaria que les caracteriza. Posiblemente la deuda final completa de los españoles supere los dos billones de euros, unos 40.000 euros por ciudadano. Ese dinero habrá que pagarlo con impuestos, a la situación fiscal excesiva que padecemos los españoles, se añadirá la cuota progresista de las políticas de Zapatero y su régimen, más toda la que se acumule a partir de los errores que sigan cometiendo.
Estamos viviendo una situación económica de emergencia nacional que tendrá graves repercusiones sobre el bienestar social de los españoles en las próximas décadas, y el Gobierno de Rodríguez Zapatero nos sigue ofreciendo motivos para creer.
¿Creer en qué?. Ya no hay que creer en nada, la realidad es que España se ha estrellado contra los hechos y el PSOE era el que conducía el país, embriagado de poder, pletórico de ignorancia, pero con muy “buenas intenciones”, la de empobrecernos, la de expoliarnos y la de seguir gobernando a cualquier precio, es para enarcar las cejas y defender la alegría con una amplia sonrisa.
Biante de Priena