desde 2.006 en Internet

sábado, 6 de diciembre de 2008

Raflaxions-003

"Una oferta que no podrá rechazar"

Imagen del Día de la Constitución Española

Un país que desconoce su Constitución

Acudí a una comunidad gitana hace unos años, invitado por una agente social, para dar una charla sobre educación y sexualidad. La reunión, a la que sólo acudieron mujeres gitanas, se celebraba en un centro social de una zona afectada por reconversiones industriales. Tras las presentaciones y risas correspondientes, traté de establecer un diálogo más o menos riguroso con la audiencia.

Mi propósito era averiguar si había alguna diferencia en las conductas sexuales entre los gitanos y los “payos”; el de ellas, informarse sobre métodos anticonceptivos, depurar algunas mitologías, y echarse unas risas. Establecimos así, un debate agradable sobre un tema ciertamente complicado. A medida que la charla se fue normalizando, comenzaron a surgir algunas cuestiones interesantes, de las que destaco una: el 90 % de las asistentes (20 mujeres menores de 30 añoses) eran analfabetas.

El tiempo restante me lo pasé discutiendo con ellas sobre la necesidad de que si querían sentirse bien consigo mismas algún día, lo mejor que podían hacer era asistir a clase para aprender a leer y escribir. Algunas no estaban de acuerdo, decían que su vida era diferente a la de otras mujeres, porque de pequeñas se habían quedado en su familia para cuidar de sus hermanos más chicos y eso les había impedido acudir a la escuela, más tarde, se casaron muy jóvenes y tuvieron que cuidar de sus propios hijos, por tanto, no había quedado tiempo para formarse.

El ejemplo viene a cuenta por una sencilla cuestión: ¿cómo se va a hablar de sexualidad humana con alguien analfabeto?, evidentemente, de lo que hay que hablar es de cultura, de marginación, de libertad, de dignidad, y resueltos problemas mayores ya se hablará de sexo, o de los extraterrestres.

Ayer, leí una información del CIS que dice que más del 60 % de los españoles conocen poco o nada la Constitución, pero la mitad quieren reformarla. Sólo un 11 % dicen conocerla bien, casi un 30 % dicen conocerla por encima. Y estos resultados se producen con treinta años de gobiernos conservadores y socialistas por medio.

Verán ustedes, las cosas no están para bromas, así que no voy a andarme por las ramas. En la España progresista en la que vivimos, vamos camino del 2,6 % de analfabetos – más de un millón de personas – con derecho a voto.

Y en cuestiones fundamentales, como el conocimiento de la Constitución, el analfabetismo alcanza el 60 % de la población, –excluyendo los niños- alrededor de 24 millones de personas . Eso ha formado parte de una política activa de exclusión política de los ciudadanos, de marginación organizada e institucionalizada, porque en un país en el que la educación es obligatoria hasta los 16 años, no se puede consentir tanta desidia.

Esto es una prueba irrefutable del fracaso del sistema educativo español, en todas sus dimensiones, porque si la ciudadanía que nos diferencia y distingue, es anulada, nos convertimos en una masa informe de seres deshumanizados propicia a cualquier pastor y cualquier motivo para creer.

Quien desconoce sus libertades y derechos difícilmente va a saber cuando se están vulnerando por parte del Estado o el Gobierno, difícilmente va a tener criterio para discernir entre lo que le conviene y lo que no, más allá de la propaganda que le regalan desde los medios de comunicación, de las mentiras que les inoculan.

Y para atenazar más la cuestión, se inventan una asignatura a la que denominan Educación para la Ciudadanía, con la intención de ofrecer una versión arbitraria de la realidad social y política de este país, con la intención de idiotizar aún más a la población desde la intoxicación organizada con el propósito de perpetuarse en el poder a costa de la ignorancia de los súbditos.

Con más de media España secuestrada intelectualmente, encarcelada políticamente: ¿que se puede esperar en nuestro país para el futuro inmediato?.

Como decía un amigo mío, en Africa no hay grandes filósofos porque la gente está ocupada en buscarse algo para comer todos los días. En Brasil, se presentaron en las últimas municipales 280 candidatos analfabetos. En Cuba, saben leer y escribir, pero sólo pueden leer lo que favorece al régimen de Castro. En Venezuela y Bolivia, me gustaría saber cuantos analfabetos apoyan a Chavez y Morales, respectivamente.

El problema fundamental de este país no es político, es social, y consiste en la inmensa incultura y la terrible ignorancia ciudadana en la que hemos caído, gracias al interés de los políticos en tener una masa aborregada a la que poder venderle los mundos de colores que bien les parezca. Tan responsable es el PP como el PSOE de este dislate.

Y como decía al principio, acudí a dar una charla a un grupo de gitanas, tratando de averiguar diferencias antropológicas y lo único que constaté fue una diferencia culturales básica con sus homólogas “payas”: el 90 % eran analfabetas. ¿Cuánta marginación cabe en el analfabetismo?.

La medida de nuestra salud política no está en el respeto a la Constitución, sino en su conocimiento. Y ante esta cuestión surge una pregunta: ¿qué calidad democrática se puede esperar de un país en el que el 60 % de los electores no conocen el marco de juego, pero aún así, un 50 % están dispuestos a cambiarlo -supongo que por iluminación con bombillas de bajo consumo-?.

En un país democrático la cultura se administra desde los Gobiernos: nacional, autonómicos o municipales; si no se conoce la Constitución, es porque hay gente que decide que no se conozca. Ahí radica la perversión del juego. Esto es más propio de un régimen fascista que de una democracia avanzada. Y por supuesto, nadie es, ha sido o será, responsable de lo ocurrido.

En un país que desconoce su Constitución, los políticos son algo similiar a dioses y los ciudadanos fieles acomplejados que les veneran. Eso es lo que hay, y lo que no se cambiará jamás, para que puedan seguir mandando los mismos de siempre: la casta política.

El 60 % de los españoles, la mayoría que puede dar el poder a unos u a otros, que pueden decidir sobre lo que se hace y se deshace, son unos marginados políticos, gracias al interés de los partidos políticos en que sigan en su estado, y como son mayoría, hacen que los 45 millones de ciudadanos de este país también seamos unos marginados, gracias a su política social y educativa.

Y Alfonso Guerra diciendo que hay que cambiar la Constitución para quitar poder a los nacionalismos, ahora lo dice, ahora que ya no se puede hacer nada más que contemplar el desastre. Hay que tener la cara muy dura para hacer esas afirmaciones, cuando su partido, el PSOE, es el principal responsable de lo que está ocurriendo.


Erasmo de Salinas

25 años de Constitución, más 5 de violación y 1 de apuntillamiento y entierro

Tienen razón las juventudes de ERC: están enterrando la Constitución de 1978, la Constitución que nos había permitido vivir treinta años en democracia. Ayer, Carod Rovira, Vicepresidente de la Generalitat, decía que doce hombres no pueden ir contra la voluntad de un pueblo, refiriéndose a una posible anulación del Estatuto de Cataluña por el Tribunal Constitucional. Para Carod, la Constitución, cuya vigencia está encomendada a las autoridades y al Tribunal Constitucional, no tiene valor frente a la voluntad del pueblo de Cataluña expresada en referéndum. Lo que uno no entiende, entonces, es por qué ha de tener valor el Estatuto de Cataluña frente a la voluntad del pueblo español que aprobó la Constitución.

En fin, que estamos siendo sometidos a un golpe de Estado camuflado, por obra de una parte de las autoridades del país, que nunca han creído en la democracia española ni en el Estado de Derecho.

Pero la cosa no se queda aquí. Recientemente, la revista “Tiempo” (num. 1384, del 21 de octubre) citaba en entrecomillado unas declaraciones de Pascual Maragall, Expresidente de la Generalitat, en las que éste decía:

“En España hay diecisiete autonomías, de las cuales algunas, como mínimo dos o tres, son naciones, o nacionalidades, y las otras no. ¿Cómo arreglas esto? Admitiéndolo, admitiendo en la Constitución que es así, y estableciendo un federalismo diferencial. La Constitución no se ha querido cambiar, porque todavía vivimos con el miedo de que vuelva Franco. Y hay la excusa de que no se puede cambiar porque, como el PP siempre votará en contra, no merece la pena. Pero una cosa es que no se pueda y otra que no exista una parte de España que la quiere cambiar. A los nacionalistas no les interesa ni cambiarla ni que exista. Era más radical cambiar la Constitución, pero, si no se puede, cambiemos el ´Estatut´, y tal vez tengan razón los que dicen desde la derecha que es anticonstitucional. Lo que hemos terminado haciendo en el ´Estatut´, ahí está la madre del cordero y la esencia del problema, es cambiar la Constitución sin tocarla. Si yo digo esto en público, me dirán: ´En tal caso, el Tribunal Constitucional se lo tiene que cargar´ por lo tanto no lo digo. Pero en realidad lo hicimos”.

Estas afirmaciones, como las de Carod, son de Juzgado de Guardia, en la medida que manifiestan desacato a la Constitución y al Tribunal Constitucional, como veremos a continuación para el caso de Maragall.

Porque, como les decía anteriormente, la cosa no se queda aquí: no sólo Carod, sino también Pujol (ex Presidente de la Generalitat), así como Mas, actual Presidente de CIU, y el mismo Maragall, están promoviendo la idea de que si el Tribunal Constitucional declara inconstitucional el Estatuto de Cataluña, convocarán desde la Generalitat un referéndum para validarlo.

A efectos informativos, conviene precisar que la Generalitat no tiene competencia para convocar referéndums, que corresponde, de acuerdo con el art. 92 de la Constitución, al Presidente del Gobierno de España, con autorización por mayoría absoluta del Congreso de los Diputados.

En fin, que primero Maragall y después los dirigentes políticos catalanes más importantes, han puesto una bomba en la línea de flotación de la democracia y el Estado de Derecho en España. Porque en Cataluña, como viene sucediendo hace años en Euskadi, y como comienza a suceder en Galicia, Baleares y otras partes de España, la Constitución ha dejado de cumplirse, se hace caso omiso a las sentencias de los Tribunales, y los derechos fundamentales de los ciudadanos son violados en aspectos como el bilingüismo en las instituciones, la educación, el régimen de la libertad de prensa, o la libertad comercial.

EL RIESGO PARA LA INTEGRIDAD DE LA UNION EUROPEA

En España la situación de violación de la Constitución y del Estado de Eerecho es muy grave, pero de momento viene siendo silenciada por el Gobierno ---cuyos aliados son precisamente los que violan la Constitución--- y los medios de comunicación, controlados en gran medida por él mediante un régimen de subvenciones que coarta la libertad de prensa.

Pero también el Partido Popular, no se sabe muy bien por qué razones, ha decidido incumplir su función de oposición y vigilancia ante las políticas del Gobierno y sus aliados; el Tribunal Constitucional está sometido a intensas presiones y parece incapaz de cumplir su función, y los Tribunales ordinarios son como máquinas lentísimas que comenzarán a emitir sentencias cuando el golpe se haya consumado.

España está siendo sometida a un proceso de violación sistemática de la democracia y el Estado de Derecho por parte de un sector de las autoridades constituidas, y la Unión Europea debería tomar cartas en el asunto, so pena de permitir la ruptura de su integridad constitucional. Pues el hecho cierto es que se está produciendo la involución de uno de sus Estados hacia una dictadura difusa, mediante un proceso de golpìsmo camuflado que en algún momento estallará. ¿Va a permitir Europa la balcanización de uno de sus miembros?

Ahora que se aproximan las elecciones europeas, es el momento de que los partidos minoritarios que quieran defender la democracia lleven este asunto en sus programas electorales.



Luis Bouza-Brey

Enlaces Relacionados

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...