desde 2.006 en Internet

lunes, 3 de marzo de 2014

¿Por qué los que defienden el sector público no denuncian la corrupción que existe en él?



Una de las patrañas mejor urdidas por la izquierda de este país es la defensa del sector público, sin denunciar la corrupción que en él existe; de lo que se puede deducir que, más que el sector público, lo que defienden es que la corrupción siga existiendo en su seno, que no cambie nada por Dios, a ver si nos vamos a quedar sin pesebre donde están colocados buena parte de los acólitos, parientes y amigos. Evidentemente, también de la derecha y el nacionalismo, pero en menor proporción, sin duda. Lo público es el gran pesebre de la izquierda española, desde que vivimos en democracia.

El sector público español es la madre del cordero y la cordera, y de los corderitos que acuden a las urnas cegados por el resplandor del becerro de oro que les embestirá como se salgan del corral electoral, que tan altruistamente les han construido aquellos que les salvan la vida de los malvados. Así funciona el buenismo en este país, haciendo pensar a la gente que entre los que detentan el poder hay lobos buenos y lobos malos.

En realidad, lo que está claro es que en el poder siempre hay lobos y fuera del poder sólo quedan los corderos. Todavía estoy esperando que surja algún defensor del sistema público denunciando la corrupción que alberga en su interior, los empleados públicos colocados a dedo en los cargos de dirección y de limpieza, las empresas contratadas sin otro criterio que la comisión que se lleva el contratante, para hacer servicios que podrían hacerse con recursos propios.

No obstante, la ignorancia de este país es supina tirando a creciente, así podemos contemplar como muchos desposeídos a los que les han quitado todo, defienden el sector público como la balsa de su salvación en este mundo de depredadores, sin darse cuenta, por ejemplo, que mientras en España se crearon 4 millones de parados por la gracia de unas cejas y una barba, al mismo tiempo se crearon 600.000 nuevos empleos públicos, para gestionar un país en el que lo único que crecen son los parados y las empresas quebradas, además de los impuestos y los recortes. ¿Para qué se necesitan más empleados públicos cuando hay menos actividad económica, social, pública? Este es uno de los grandes enigmas de todos los gobiernos, que el único trabajo que crezca sea en el sector público, mientras desciende en todos los demás.

Se comenta que en este país tenemos cerca de medio millón de colocaos, contando políticos y trabajadores contratados a dedo, porque los políticos también son elegidos a dedo por el que los designa, la gente sólo ratifica en las urnas lo que otros han permitido, que no se le olvide a nadie.

¿Y qué hace ese medio millón de colocaos si no tiene trabajo por qué sobran?

Pues muy sencillo, dedicarse a “hacerse útiles e imprescindibles” y por supuesto la mejor forma es crear nichos de depredación, más sanciones, más códigos, más leyes, más normas, más estupideces, para recaudar dinero y poder seguir haciendo su puesto útil, no vaya a ser que se queden sin trabajo. Por supuesto, muchas más manifestaciones, más presencia pública, más cuento, más marchas y más propaganda, propaganda sin fin, para que nadie vaya a pensar que sobra ni uno sólo de los empleados públicos de este país, cuando cuatro millones de españoles han visto desde el 2004 como se quedaban sin nada. Pero también cinco millones de jóvenes, un millón de licenciados entre ellos, tengan que ir pensando en hacer las maletas, porque aquí los que controlan quien trabaja y quien no, son los sindicatos y las organizaciones empresariales, para seguir manteniendo también a sus colocaos, con EREs y sin EREs.

Lo único que está claro es que a España le sobra mucho lastre inútil, porque la patulea de mangantes que se ha afincado en el poder, nunca ha sido más onerosa para los españoles. Definitivamente, lo que está en juego en este país en relación al sector público no es que el sector público sobre, sino que sobra la inmensa corrupción que hay en el sector público y que se transfunde al sector privado y a la sociedad en general.

Es hora de bajar a los enchufaos de los pedestales públicos, que se busquen la vida como los demás y que rindan cuentas y se dejen de cuentos. Y es hora de que los funcionarios de este país cumplan con su deber “in vigilando” de la cosa pública, porque hasta ahora han sido los cómplices del sistema, amparado por los distintos gobiernos, de creación de redes mafiosas de corrupción en las administraciones públicas del Estado. Comenzando por el Fiscal General del Estado, que es el encargado de velar por erradicar la corrupción pública en este país y más bien a lo que se dedica es a taparla.

Los españoles estamos hartos de tantos engaños y asfixiados de tanta mierda como se ha creado desde el poder para robarnos, ¿hasta cuándo vamos a seguir soportándolo?

Enrique Suárez

Enlaces Relacionados

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...