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domingo, 27 de mayo de 2012

La regresión suicida

"El socialismo...Pese a haberse inspirado en las mejores intenciones y haber tenido por mentores tal vez a lo más selecto de la sociedad, no deja de constituir una grave amenaza para el nivel de vida y la existencia misma de una parte de la población actual" Friedrich Hayek. Premio Nobel de Economía 1974

Algunos investigadores internacionales miran a España como objeto de sus elucubraciones sobre la evolución de los fenómenos extraordinarios. No son economistas, ni políticos, ni científicos reputados, sino expertos en conductas humanas. En nuestro país se está produciendo, por primera vez en la historia de la humanidad, una involución en tiempo real en la inteligencia de sus ciudadanos. El hecho extraordinario y extravagante ha sido denominado, provisionalmente: “regresión suicida”

¿En qué consiste el fenómeno?, pues sencillamente en que los españoles están olvidando todos los principios de la razón para adherirse a las creencias más peregrinas y las propuestas más delirantes. El origen del problema parece localizarse en el adoctrinamiento recibido durante los últimos años en una nueva filosofía, conocida como el pensamiento políticamente correcto, cuyo autor reconocido es el nunca bien ponderado, expresidente del Gobierno: José Luis Rodríguez Zapatero, conocido además por haber creado otras conceptos impactantes en su interpretación, como el talante, la desaceleración, los brotes verdes, la economía sostenible, la geometría asimétrica, y algunos eufemismos como la denominación de conflicto a la amenaza terrorista sobre los españoles, y la de hombres de paz para los terroristas; además de algunas patadas a la Constitución Española de triste recuerdo. Actualmente se dedica a escribir libros de economía y dar conferencias en países asombrosos y exóticos, como él.

La forma de implantar la doctrina de la regresión suicida fue la habitual, por medio de la imposición informativa a través de los medios de comunicación subvencionados a su servicio, la legión de periodistas y tertulianos a sueldo de su partido y alguna otra estrategia socialista de manipulación de la información.

Pero sin duda el modelo de cuanto peor, mejor, es un precursor necesario en todo el proceso, cuyos objetivos fundamentales eran el adoctrinamiento de masas, la eliminación de la libertad y la razón, del pensamiento independiente en los ciudadanos y por supuesto, la censura e invisibilidad de todas las alternativas racionales que se opusieran a su magna obra.

Como todos ustedes saben, el socialismo utiliza la democracia para alcanzar la implantación hegemónica del socialismo, despreciando cualquier otra alternativa que no sea socialismo. De lo que se deduce que para un socialista, socialismo y democracia son términos idénticos, tanto como para un no socialista son antagónicos. No diremos que el socialismo pretende establecer su totalitarismo como objetivo final, aunque posiblemente nos equivoquemos.

Para los socialistas todo lo que no sea público o social, es anatema, la razón sólo puede ser, por tanto, una consecuencia del acuerdo o el consenso de todos los participantes, independientemente de su conocimiento, experiencia o criterio ajustado a realidad. La democracia es el resultado de la mayoría de decisiones, sean equivocadas o no, porque para un socialista la verdad sólo existe en la democracia y el socialismo, y todo lo demás es una estrategia del capitalismo para aplastar a los más débiles. Con esta fe, los socialistas deciden que la razón no depende del conocimiento, la experiencia o la adaptación a la realidad, sino del acuerdo, el consenso o el diálogo.

El cuento del socialismo

Alguien contó un día un cuento sobre el diálogo, que ahora les relato: en cierta ocasión tres socialistas, uno sindicalista, otro miembro de una ejecutiva local, y otro concejal, decidieron establecer un diálogo sobre como resolver los problemas del mundo, y se reunieron con dos premios nobel, uno en economía y otro en política. La cuestión a dirimir era como lograr que un país no se hundiera en el despropósito y la miseria, el economista propuso una teoría novedosa que consistía, básicamente, en no gastar más de lo que se ingresaba; el político por su parte propuso contratar a los mejores expertos del mundo en organización y gestión, para que se hicieran cargo del país. Los socialistas pensaron que si se comenzaban a resolver las cosas racionalmente, ellos no pintarían nada en la cuestión, pues para qué se iban a necesitar tres socialistas, con baja formación, sin mucho criterio y pocas luces para resolver los problemas del país. El concejal vio que su puesto estaba en peligro, el sindicalista pensó que con soluciones él dejaría de ser necesario, así como su sindicato, y el miembro de la ejecutiva local pensó en el partido, no encontró a nadie del partido que pudiera beneficiarse de las soluciones a los problemas, y sí a muchos que se beneficiaban y vivían magníficamente de que hubiera problemas.

Por tanto, propusieron que tras el diálogo establecido, y las exposiciones de los premios nobel, se sometiera la propuesta a votación democrática. ¿Adivinan ustedes cuál fue el resultado?, pues multipliquen el modelo por miles de decisiones que se han tomado en este país y descubrirán cual es el origen de la crisis, ese fenómeno que los investigadores tratan de descubrir que ocurre en España: la regresión suicida. Desconfíen ustedes siempre que alguien diga que hay que establecer las decisiones por diálogo, acuerdo o consenso, no vaya a ser que les ocurra lo mismo que a los dos Premios Nobel que se encontraron con tres socialistas.

Enrique Suárez

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