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lunes, 11 de mayo de 2009

Propuesta Revolucionaria: no acudas a votar



"El voto no puede decidirse exclusivamente por la confianza en la oferta de lo que se dice que se hará, sino también por la constatación de lo que realmente se ha hecho y la demanda de lo que no se ha hecho y se ha prometido".


En este país, en el que los electores estafados superan con creces la hemorrágica cifra de los cuatro millones de parados, los políticos se siguen creyendo los dueños de la situación, porque se han hecho con el poder, urdiendo tretas, vendiendo mentiras, engañando a discreción, y hurtando a los ciudadanos su soberanía, de forma gratuita.

Es hora de que los españoles impongamos nuestro criterio como pueblo soberano, y vamos a hacerlo en breve. Los políticos de este país, que en su mayoría han elevado la incapacidad a sublimación, se han creído que vivimos en un régimen feudal, con sus estamentos organizados entre nobles y plebeyos, se les ha olvidado que la condición política no les confiere distinción, porque en este país todos los ciudadanos somos iguales ante la Constitución.

Los políticos españoles organizados en partidos sectarios se han convertido en enemigos de nuestro bienestar, y de nuestra seguridad. Ocupan las oportunidades de mejorar la realidad de los ciudadanos, para dedicarse a sus histerias personales de niños acomplejados que nunca se sintieron satisfechos de sí mismos, y su incompleta identidad la trasladan al país, convirtiendo en representaciones de la inmadurez propia de sus problemas personales, la realidad social de los españoles.

Si un narcisista como Zapatero se permite mentir sin rubor alguno, un inane como Rajoy responde con extrañeza y perplejidad a sus mentiras con balbuceos, mientras una Rosa Díez, al borde del histrionismo "patrigótico" –yo como las catedrales, siempre tocando el cielo-, se permite en su mesianismo aventurar que ella lo va a cambiar todo y confunde la política con una representación teatral. Los nacionalistas, como siempre, barriendo para casa.

Otra realidad es posible

¿Acaso es una condena por nuestra dejadez tener que soportar este enorme bodrio como la única posibilidad que hay y habrá en nuestra existencia?. Evidentemente no. En otros tiempos sería posible, pero en la actualidad los ciudadanos no necesitamos salir a la calle para expresar nuestro malestar, podemos hacerlo tranquilamente desde nuestras casas, sentados ante un ordenador. El único problema es que hasta ahora, los internautas españoles no hemos sido capaces de organizar una acción concertada, pero todo es cuestión de tiempo.

Si los medios de comunicación están en crisis, es gracias a que la información ya no es de su patrimonio exclusivo, y hay numerosas plataformas informativas que resultan fiables y además son gratuitas. Se equivoca Arcadi Espada, cuando dice que la información que fluye por la red no tiene nada que ver con el periodismo, más bien es el periodismo el que se ha desinflado ante su capacidad de influencia, que en otras épocas era hegemónica. Es el periodismo el que no se ha adaptado a los nuevos tiempos, y se acantona en las inmediaciones de un órgano depredador como la SGAE para mantener su monopolio en la comunicación de noticias. El periodismo ha muerto, para dejar paso a un fenómeno diferente en la comunicación de la información, el retismo, por qué el canal de los mensajes es de sentido recíproco, y la difusión de la información fluye con multiaxialidad y sincronía. La información ya no es objetiva o subjetiva, sino una complejidad cognitiva y experencial que no tiene ni principio ni fin, en un continuo de inputs y outputs. Eso es cultura, y el periodismo no lo es, por qué carece de significado propio, reproduce más que crea y además lo hace de forma diferida y no inmediata, de ahí su decadencia.

Dejaremos la semiótica de la información para otro día y ocupémonos de la organización de la acción política desde internet, por qué es posible y además necesaria. Los políticos han invertido los papeles de la democracia por lo que han desvirtuado su función. No somos los ciudadanos los que estamos obligados a depender de sus maquinaciones, sino ellos los que dependen de nuestros votos.

Sé de ti mismo/a, no votes

Votar es confiar, por qué supone entregar nuestra soberanía, algo parecido al alma de los ciudadanos, a alguien para que la represente. Al igual que no entregamos nuestros hijos a un pederasta, no podemos delegar nuestro futuro en quien nos ha defraudado para que vuelva a defraudarnos. En nuestro país, al igual que ocurre en la mayoría de las democracias occidentales, los políticos son delegados comerciales de unas empresas que se denominan partidos políticos.

Nos invitan a consumir sus productos ideológicos en los que dicen fundamentarse, pero se olvidan de comentarnos la toxicidad innata de sus acciones, que en realidad son los hechos que definen nuestra realidad. Por mucho que prometa Rodríguez Zapatero el pleno empleo, la realidad es que ha conseguido la cifra de desempleados más elevada en la historia de nuestro país. Los ciudadanos deben saber definitivamente, que lo que dicen los políticos siempre es propaganda, reverberada por los medios de comunicación y al igual que no comprarían mierda de camello seca por anunciarse como elixir de la larga juventud según la cultura parsi -aunque tengo mis dudas-, tampoco se puede aceptar lo que se dice, sin haber escudriñado lo que se hace, lo que se ha hecho realmente.

El voto no puede decidirse exclusivamente por la confianza en la oferta de lo que se dice que se hará, sino también por la constatación de lo que realmente se ha hecho y la demanda de lo que no se ha hecho y se ha prometido.

El sistema político español recuerda las estrategias piramidales de la estafa, por qué asegura que las bases sociales, cuanto más incultas, desinformadas, y oprimidas, votarán lo que se les diga, con tal de que se les diga bien, y como las bases son siempre más numerosas que las cúspides, sencillamente hay que desinformar e intoxicar, mostrando lo que se dice y ocultando lo que se hace para obtener unos excelentes resultados.

Por eso a los partidos políticos, los electores que les interesan –al igual que los militantes- son los que no cuestionan lo que se dice y asumen de forma incondicional lo que se hace. Los ciudadanos críticos no interesan, por qué su voto –que los partidos tienen que ganarse con méritos propios y deméritos ajenos- tienen igual valor que el que acude a votar por qué a su abuelo lo mataron en la guerra unos u otros, por qué una prima se colocó por un enchufe gracias a un concejal, o por qué el candidato o la candidata están de mejor ver.

Evidentemente, la perpetuación de los políticos y sus partidos en España, depende de que la gente no se dé cuenta de lo que está ocurriendo. Así por ejemplo, Rosa Díez nos ofrece la Tierra Prometida de un país magnífico, mientras se carga cualquier voz discrepante dentro de su partido. Albert Rivera dice que no le importa que los casi 300 que piden su cabeza se rasguen las vestiduras, por qué su propuesta ha sido avalada por los afines que previamente ha colocado en los órganos de dirección de su partido. Y hablo de estos partidos, precisamente, por qué al ser más recientes, permiten observar con claridad lo que ocurre en su interior, y contrastarlo con lo que ofrecen al público.


Únete al futuro: que voten ellos


Si estos partidos políticos con menos de tres años de existencia hacen lo que están haciendo, imagínense ustedes lo que puede acontecer en dinosaurios institucionalizados como el PSOE o el PP.

Y ante toda esta representación teatral, que no política, los ciudadanos tenemos nuestros votos, por qué en el momento que se los concedemos a alguien dejan de ser nuestros para pasar a servir a los intereses de los dirigentes de los partidos. Un ciudadano que vota, concede su soberanía para que la representen, un ciudadano que no vota, vota en blanco o nulo, mantiene su soberanía intacta.

Y ha llegado la ocasión de blindar nuestra soberanía contra todos los cantos de sirena que se van a producir durante el próximo mes, lo más inteligente para los ciudadanos en esta ocasión es no acudir a votar –por qué abjura de la representación política que le ofrecen- o votar en blanco –si aprueba el sistema- o nulo –si no aprueba el sistema-.

Lo hemos propuesto con anterioridad y volvemos a reiterarlo, los ciudadanos debemos organizarnos en objetivos políticos contra la detentación que hacen de nuestra voluntad y confianza los partidos políticos. Debemos decirles que con sus reglas de juego, no estamos dispuestos a jugar para que nos sigan engañando.

Por eso lanzamos a la red española, dos propuestas concretas, de sanción a la impunidad con la que los políticos españoles nos faltan al respeto y nos tratan como imbéciles, que se exponen a continuación, como ensayo general:

La primera, es la Propuesta Hortaliza (*), que UPyD y Ciudadanos no obtengan ningún eurodiputado en las próximas elecciones, como preámbulo para organizarnos en un futuro contra los partidos mayoritarios y nacionalistas. Al estar menos implantados, resultará más fácil el objetivo.

La segunda, es la Propuesta Trevijano, conseguir que no acuda a votar más de un tercio de los españoles (33 %), para así deslegitimar el proceso y abrir un periodo de reflexión política en nuestro país, que devuelva a los ciudadanos su capacidad de decidir sobre su futuro, y no por medio de una intermediación irresponsable.
La forma de conseguirlo es fácil, convergencia de los blogs que protestan contra el estado de la política en nuestro país, y difusión en la calle de las consignas, en cada oportunidad que se nos presente: "yo en esta ocasión paso, no voy a votar a nadie". Si lo conseguimos, será una prueba de fuerza que hará cambiar el destino que nos tienen preparado los políticos en España, en el que la opresión a que nos someterán será de la misma magnitud que los privilegios que se concederán a sí mismos, que obtendrán de quitarnos lo imprescindible a los demás.

(*) Propuesta Hortaliza: zanahorios + berenjenos+ los que se vayan añadiendo.

Únete al futuro, y el 7 de junio que voten ellos.


Biante de Priena

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