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lunes, 11 de junio de 2007

Tsunami azul


Un tsunami superior a las previsiones más optimistas le da a los candidatos apoyados por Sarkozy un principio de victoria arrolladora.
A diferencia de las cifras que buena parte de la prensa española ha publicado hoy, la mayoría presidencial ha alcanzado en la primera vuelta de las elecciones legislativas francesas la marca histórica de entre 46 y 47 %.
En efecto, no tiene sentido contabilizar sólo los resultados de los candidatos de la UMP como tal, sino de todos aquellos candidatos ungidos por el apoyo presidencial ("Nuevo Centro", Independientes, algunos candidatos del MPF...).

Entre los 577 diputados del Parlement, ya hay un centenar de sarkozystas elegidos en la primera vuelta (han conseguido más del 50% en su zona electoral), y 1 de la izquierda.

La segunda vuelta dará los diputados restantes. Al tratarse de votación uninominal por circunscripción, se supone, en relación con las fuerzas en presencia, que la UMP y sus satélites sacarán entre 405 y 499 diputados, el nuevo partido de Bayrou entre 0 y 4, el Frente Nacional 0, los comunistas entre 4 y 12, los verdes entre 0 y 3 y los socialistas el resto, entre 60 y 140.
La horquilla de posibilidades es muy amplia ya que el resultado final dependerá de la movilización del electorado el próximo domingo (la participación ha sido escasa el 11 de junio, con un 60%, muy inferior al 84% de la presidencial), y del traslado de votos de los candidatos eliminados hacia los finalistas, desigual y parcialmente imprevisible.

El sistema de votación francés no es proporcional. Al contrario, recompensa, ya que no hay listas sino candidatos individuales, al vencedor en cada comarca, independientemente del reparto de los votos entre las distintas opciones. Esto conlleva que el resultado del sarkozysmo en la primera vuelta (récord absoluto en la 5ª república) le dará en torno a los 4/5 de diputados en el congreso (también va a ser récord absoluto, o muy cercano a uno de los parlamentos de De Gaulle en los años 60).

Con diferencias técnicas, comparte con Gran Bretaña (allí gana la lista con más votos, a una vuelta de escrutinio), el hecho de que es un sistema que favorece al que llega en primera posición, para evitar pactos postelectorales entre partidos (tripartito catalán, por ejemplo) y para evitar que minorías chantajeen a los partidos que representan las opciones mayoritarias.

Ahora se critica mucho "el tsunami azul" desde la izquierda y desde algunos medios. No era así en 1981, cuando "el tsunami rosa" se llevó los 3/5 del congreso, después de la victoria de Mitterrand. Entonces, ningún demócrata "progresista" protestó.

Este sistema electoral, adoptado entre 1958 y 1962, da estabilidad y fuerza al que gana. También responsabiliza al diputado, quien está en contacto permanente con sus administrados y debe: conocerse cada calle de cada ciudad de su área electoral, así como todos los problemas y problemitas de la gente; trabajar tres días en París y cuatro en su comarca; estar en los mercados; en las inauguraciones; en las reuniones de barrio; recibir a los ciudadanos sin cita previa, como el médico de cabecera; conseguir financiación para las necesidades locales...

En estos últimos años, muchos ciudadanos del país vecino han cambiado el voto con facilidad para castigar a una mayoría incumplidora. De esa forma, se han producido alternancias rudas y castigadoras en ambos sentidos: en 1981 (rosa), 1993 (azul), 1997 (rosa) y ahora. El escrutinio mayoritario es pues como una espada de Damocles sobre el glorioso vencedor de un día. Dentro de cinco años, los éxitos y los fracasos de Nicolas Sarkozy determinarán la continuidad o no del cambio reformista de centro derecha en Francia.


a.c. Aragón

Traición


"Esa fidelidad del socialista sincero, enojado con el French Doctor o reacio a caminar sin complejos y con determinación junto a los amigos del desaparecido Goyo, es una mirada insegura y casi llorona hacia el ayer. Es anteponer la autocompasión existencial a la realidad. ¿Qué realidad? El proceso de disolución de la nación res publicana, por ejemplo; o el crepúsculo de la educación liberadora, basada en las huellas de brillantez de quienes nos precedieron."


En Francia, la “apertura” del nuevo Presidente de la República hacia personalidades de la izquierda transformadas en ministros de un gobierno popular (UMP, el partido mayoritario, es exactamente eso, el Partido Popular francés), ha provocado reacciones indignadas por parte de la progresía, tratando de traidores y tránsfugas a políticos como Kouchner o Besson, quienes siempre habían militado en la izquierda y ahora están con Sarkozy sin renunciar, según dicen, a sus convicciones.

Sin embargo, la izquierda también lo intentó, en 1981 por ejemplo, cuando algunos “gaullistes de gauche” apoyaron a Mitterrand, o en 1988, cuando el presidente socialista fichó a Soisson. Al contrario, entonces se oyeron halagos hacia hombres engrandecidos por su “ausencia de sectarismo”, porque se atrevieron a iniciar ese entusiástico viaje hacia la izquierda.
Lo contrario es propio, según esta visión del mundo, de los judas, pues no hay que olvidar que la izquierda es, según los zurdos que se pasan la vida definiéndola, divina, defensora de los humildes contra quienes les humillan, de los crucificados contra quienes les crucifican. Su vocación es enfrentarse con la injusticia, y su mensaje es el de la igualdad universal, por mucho que los egoístas, los ricos y los privilegiados se obstinen en no oir el clamor del pueblo.

Es difícil prever el éxito o el fracaso del ciclo reformista que se abre en Francia, y que debería durar dos mandatos, es decir 10 años, según el proyecto estratégico de Sarkozy.
Pero sí es previsible, sin embargo, que la modernización de la práctica política favorezca otra ruptura... con el melodrama. Y reconcilie así “la inteligencia con la prosa del mundo”, como dice Finkielkraut. La izquierda sin renovar no ha salido todavía de la biblioteca rosa. Aunque el voto de castigo es una norma imprescindible en una democracia madura, también en Francia persisten ataduras con las adhesiones políticas irracionales. El síndrome Savater (“hay que sancionar al PSE, pero no le puedo votar al PP porque es de derechas”), tan español, también sobrevive, aunque de forma marginal y esperemos que provisoria, allende los pirineos. En efecto, las encuestas cualitativas demuestran que una proporción significativa de electores habituales de la izquierda, aún discrepando profundamente con el fondo y la forma de Ségolène Zapatejà, le votaron (consiguió un honroso 47% en la segunda vuelta presidencial) porque se consideran fieles a sí mismos y a su “familia ideológica”.

Insólita esclavitud, cuando pensamos que, para que nacieran la filosofía y, en su estela, la democracia, fue necesaria la puesta en tela de juicio de la identificación del bien y de la tradición ancestral. ¿O no somos acaso los herederos del NO a nosotros mismos, con la pregunta que nos llevó al precipicio de la libertad (¿Qué?) contra la autoridad de la familia y del habitus?

El filósofo Leo Strauss nos recuerda que en las sociedades democráticas existe una tensión entre “lo que es mío” y “lo que es bueno”. Una tensión que puede llevar a... la ruptura, aunque sólo sea la del corazón. Porque pensar es traicionar, juzgar, actuar por sí mismo. Enarbolar la fidelidad como supremo valor moral, ético, político, estético y un largo etcétera de la adjetivación neoprogre, es precisamente lo contrario: negarse a arriesgar, sacrificar las exigencias del ahora y cuidar así su corazoncito. Se puede entender, y hasta contemplar con cierto cariño, ese repliegue familiar de los antaño universalistas, perdidos en el océano de la planetarización. Pero no podrán aguantar mucho más, la vela resulta insuficiente con tan poco viento.

Esa fidelidad del socialista sincero, enojado con el French Doctor o reacio a caminar sin complejos y con determinación junto a los amigos del desaparecido Goyo, es una mirada insegura y casi llorona hacia el ayer. Es anteponer la autocompasión existencial a la realidad. ¿Qué realidad? El proceso de disolución de la nación res publicana, por ejemplo; o el crepúsculo de la educación liberadora, basada en las huellas de brillantez de quienes nos precedieron.

Salvo en contadas excepciones (el nuevo laborismo inglés, por ejemplo), la izquierda, a pesar de las advertencias, sigue impermeable a la percepción de lo trágico, extraviada entre la carcajada de Prometeo, en el mejor de los casos, y la risita postmoderna.

A quienes insultan a supuestos renegados o, peor todavía, viven con el miedo a convertirse en uno de ellos, les quiero decir que denunciar a los “traidores” o negarse a cruzar el Rubicon en circunstancias extraordinarias es darle la espalda a la deliberación colectiva sobre el sentido de la vida, y darse un paseo por el bosque mientras, en la planicie, se fragua la madre de todas las batallas.

Dante Pombo, Reflexiones liberales

(ilustración: La trahison )

Todos somos MARIO ACOSTA


Mario Acosta ha publicado un comunicado en el que anuncia su dimisión de Ciutadans.

Era hasta hace pocas semanas coordinador de la agrupación del partido Ciudadanos en Sevilla y Andalucía occidental. Su trayectoria política y ciudadana es la de un luchador infatigable contra los abusos del nacionalismo catalán (cuando muchos de los actuales protagonistas de lo que queda de CS estaban calladitos o en otros menesteres). Su trayectoria humana es la de un intelectual comprometido con su tiempo y con la gente, y la de un hombre honrado que cultiva la intransigencia democrática. En tiempos de zapaterismos serviles, de izquierdas anquilosadas, de derechas acomplejadas y de relativistas alegres, puede incluso ser confundido con un extraterrestre. Eso le pasa por ser... un ciudadano.

Ciudadanos en la Red se solidariza con Mario Acosta, comparte su análisis y le acompañará en la denuncia del atropello a la libertad que suponen los nacionalismos y los sectarismos.

COMUNICADO DE MARIO ACOSTA:

Ante el estado calamitoso de Ciudadanos –Partido de la Ciudadanía, con fecha de hoy he manifestado al secretario de mi agrupación la voluntad de abandonar este partido para que la transmita a las instancias correspondientes. Esta decisión está basada en el convencimiento de que la esencia original del partido ha sido pervertida a pesar de su escaso tiempo de existencia.

Ciudadanos no ha sido capaz de hacer cumplir sus normas internas ante el asalto ilegal al poder de su Consejo Ejecutivo, llevado a cabo por sendos grupos encabezados por el actual presidente Albert Rivera y el Secretario General Antonio Robles. La actual dirección pretende seguir un curso completamente contrario al ideario inicial, contraviniendo los principios y las reglas de funcionamiento con los que se fundó Ciudadanos.

Este partido NO es el original, ha sido manipulado y prostituido con objeto de llevar a cabo políticas contrarias a los principios declarados en su partida de nacimiento, habiéndo subvertido además su normativa interna. Ciudadanos Partido de la Ciudadanía, se ha convertido en la práctica en un partido mucho peor en formas y contenidos que otros con los cuales vinimos a competir.

A pesar de todo ello, la voluntad, la firmeza y la esperanza de tantos y tantos afiliados que gastaron sus esfuerzos en este partido, no quedarán sin representación política aunque no de forma inmediata. Trataremos de construir cauces para su justa, trabajada y merecida expresión. Los compañeros que permanezcan en el partido deben exigir el cumplimiento del espíritu del Tívoli y la limpieza de los procedimientos estatutarios dentro de Ciudadanos.

Los nacionalismos que se extienden por toda España, forman parte de una insoportable presión social sectaria que oprime la convivencia pacífica y la libertad de los ciudadanos españoles. Que no consideren los nacionalistas sectarios como dejación de sus obligaciones esta decisión de algunos ciudadanos, porque solo es un cambio de estrategia, un amargo paso necesario para seguir luchando más eficazmente contra su perversa existencia política.


Mario M. Acosta
11 de junio de 2007.


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