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viernes, 11 de diciembre de 2009

Las siniestras intenciones del prevaricador Rodríguez Zapatero


Va siendo hora de poner las cosas en claro, porque el Presidente del Gobierno de España ha prevaricado, cometiendo un delito penado por la justicia española vigente, como denunciaba recientemente en un artículo previo.

Para los no versados en terminología jurídica, les recuerdo que el diccionario de la RAE define
prevaricación.
(Del lat. praevaricatĭo, -ōnis).

1. f. Der. Delito consistente en dictar a sabiendas una resolución injusta una autoridad, un juez o un funcionario.


Rodríguez Zapatero ha participado muy directamente en el desarrollo preliminar del Estatut y en su aval público, reiterándose en su apoyo. Es decir, ha resuelto desde su autoridad como Presidente del Gobierno de España, y gracias al apoyo de su partido, convertirse en parte activa de la defensa del Estatut catalán contra el resto de la Nación española.

Un Estatut que dice en su preámbulo lo siguiente:

El Parlamento de Cataluña, recogiendo el sentimiento y la voluntad de la ciudadanía de Cataluña, ha definido de forma ampliamente mayoritaria a Cataluña como nación. La Constitución Española, en su artículo segundo, reconoce la realidad nacional de Cataluña como nacionalidad.
Según el diccionario de la RAE es evidente es que, una nación no es una nacionalidad. Dentro de nuestra vigente Constitución de 1978, no hay posibilidad alguna para que Cataluña sea una nación, aunque bien puede definirse como nacionalidad. La única nación indivisible en la Constitución es la nación española, no hay alternativas, ni resquicios.

El Parlamento de Cataluña no tiene capacidad jurídica para definir Cataluña como nación, porque eso es un delito de sedición en nuestro Estado de Derecho. Admitir esa posibilidad es aceptar que los catalanes son soberanos sobre su territorio, población e instituciones, algo que resulta inconcebible, puesto que Cataluña forma parte de la “patria común e indivisible de los españoles” que es España como bien expresa el artículo 2 CE 1978

Artículo 2.

La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.

Y el artículo 11 CE 1978. nos dice:

Artículo 11.

1. La nacionalidad española se adquiere, se conserva y se pierde de acuerdo con lo establecido por la Ley.
2. Ningún español de origen podrá ser privado de su nacionalidad.

Y con estos conceptos es suficiente para demostrar la prevaricación de Rodríguez Zapatero al avalar el Estatut de Cataluña siendo Presidente del Gobierno de España, porque si la única nación legítima que puede existir en nuestro territorio, como bien dice la Constitución Española de 1978 es España, y los españoles no pueden ser privados de su nacionalidad: ¿cómo se puede hablar entonces de Cataluña como nación y de los catalanes como nacionalidad?.

Pues cometiendo un insidioso error, urdido para confundir el orden vigente, que es considerar nacionalidaduna forma de definir Autonomía como institución del Estado- con NACIONALIDAD –que es una consecuencia derivada del origen Nacional, una condición de pertenencia-.

Una nacionalidad, como bien define el diccionario de la RAE puede ser

nacionalidad.

1. f. Condición y carácter peculiar de los pueblos y habitantes de una nación.
2. f. Estado propio de la persona nacida o naturalizada en una nación.

3. f. Esp. Comunidad autónoma a la que, en su Estatuto, se le reconoce una especial identidad histórica y cultural.
4. f. Esp. Denominación oficial de algunas comunidades autónomas españolas.


Las acepciones 1 y 2 exclusivamente pueden dimanar de la condición de Nación, y según la Constitución Española de 1978, sólo hay una nación legítima que es España.

Las acepciones 3 y 4, y aprovecho para mostrar mi admiración por los veladores de nuestra magnífica lengua, el idioma español, en el relativo de España –no de una forma genérica-, sirven para definir comunidades autónomas, nada que ver con la cuestión nacional.

No volveré a repetir lo establecido en el artículo El Golpe de Estado, encubierto e ilegal de Rodríguez Zapatero, donde se explica que la autonomía es exclusivamente una forma de organización del Estado, nada que ver con el concepto de Nación, que depende exclusivamente de la soberanía del pueblo español.

Pero Rodríguez Zapatero, que en su día obtuvo su licenciatura con una memoria que llevaba por el título de “Un modelo de autonomía política: Castilla y León”, y habiendo sido profesor ayudante de Derecho Constitucional en la Universidad de León, no desconoce estas cuestiones, porque en sus propias palabras decía:

“El tribunal Constitucional ha definido con lucidez el significado de la autonomía como poder limitado: “Ante todo –dice el tribunal- autonomía no es soberanía, por lo que en ningún caso el principio de autonomía puede oponerse al de unidad dado que cada organización territorial es una parte del todo” (Rodríguez Zapatero).
Rodríguez Zapatero, al igual que el Parlamento de Cataluña, y todos los Parlamentarios Españoles que aprobaron el Estatut en el Congreso y el Senado, han prevaricado en su resolución.

Y regresamos de nuevo al artículo 2 de la Constitución Española de 1978, para reafirmar lo dicho, porque de forma artera, la estrategia insidiosa de Rodríguez Zapatero, se manifiesta en la plenitud de su perversión cuando descubrimos lo siguiente, y me permito repetir el artículo de nuevo:

Artículo 2.

La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas

Lo hago para dejar bien clara la cuestión de fondo de toda esta representación teatral, que no es otra que la revocación sobrevenida de nuestra Constitución, subvirtiendo la voluntad del pueblo español, porque si ustedes se fijan en el siguiente párrafo lo entenderán con claridad meridiana

La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles.... lo que quiere decir que si se aprueba el Estatut, España dejará de ser una Nación y patria común e indivisible de todos los españoles, porque los catalanes podrán decir sin problema alguno que no son españoles, puesto que su nacionalidad no es española, sino catalana, y en ese mismo momento la Constitución Española, aprobada por el soberano pueblo español en 1978, quedará derogada “de iure” y “de facto” de forma inmediata, porque el Estatut catalán no puede ser contenido por nuestra Constitución, y nuestra Constitución dejará de estar vigente en Cataluña, y consecuentemente, en toda España.

El Estatut supone de hecho un Golpe de Estado encubierto, porque elude consultar al soberano pueblo español sobre su legitimidad, que es el único sujeto legítimo para dirimir sobre cuestiones relacionadas con la Nación española, y quienes lo patrocinan son unos golpistas.

En estos momento se está perpetrando un Golpe de Estado encubierto, desde la Presidencia del Gobierno de España y la Generalitat de Cataluña, que sólo puede detener el Tribunal Constitucional. Si el Tribunal Constitucional acepta el Estatut tal como está, también habrá prevaricado, lo que no tiene ninguna consecuencia sobre la prevaricación cometida hasta ahora por el Presidente del Gobierno de España, los parlamentarios que aprobaron el Estatut y la Generalitat, por la que sus representantes que deben ser denunciados de oficio, por el Fiscal General del Estado, -y si no lo hace, siendo consciente de lo ocurrido como es, también habrá prevaricado-, y posteriormente juzgados en los tribunales españoles

Los españoles tenemos un grave problema, porque Rodríguez Zapatero ha prevaricado en sus funciones, arrastrando a la prevaricación al Parlamento español y estando a punto de llevar a las máximas instituciones judiciales de nuestra nación al harakiri de su legitimidad si osan hacerle caso. Los tres poderes que conforman el Estado social y democrático de Derecho, legislativo, ejecutivo y judicial están al borde del abismo gracias a la magnífica ocurrencia del inefable, por asegurarse un puñado de votos.

No son los únicos motivos por los que el Estatut es inconstitucional, hay otros muchos, como la bilateralidad y la multilateralidad, pero sin duda este es el más importante. De hecho el Estatut habla de la cooficialidad del idioma español en Cataluña, cuando se ha exterminado la posibilidad de su aprendizaje preceptivo.

Enrique Suárez Retuerta,
un ciudadano español que no renuncia a su soberanía

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