Parece ser que al menos no le resulta incómoda. Desde el 4 de febrero llevan los funcionarios en lucha por recuperar la igualdad salarial con similares en las comunidades autónomas transferidas. El ministro Bermejo dice que posiblemente se resuelva pronto.
Cabe preguntarse si a un gobierno le puede interesar una huelga, en este caso de justicia, que se aplacen en más de un año las causas, que se bloquee el funcionamiento legal, que se cree una “lista de espera” para los casos según criterios establecidos, puede resultar interesante. Con un presidente al que le gusta crear tensión, todo es posible.
El malestar que se genere terminará recayendo sobre los trabajadores del sistema, los conflictos de los ciudadanos repercutirán sobre la seguridad del sistema, y todo esto contribuirá a crear una situación de inestabilidad permanente. Los ciudadanos arremeterán contra los retrasos culpando a los jueces, así se creará un ambiente de tensión permanente.
Realmente tiene muchas ventajas para un gobierno crear un nuevo “chivo expiatorio” en la justicia española, más tarde vendrá la educación, la sanidad, los servicios sociales.
A este gobierno le interesa el “malestar social”, la crispación permanente, porque eso le proporciona votos, y le ofrece márgenes de maniobra a la hora de iniciar procedimientos sobre temas candentes como los relacionados con el terrorismo.
En fin, la huelga de justicia es un balón de oxígeno “futuro” para el gobierno, con la justicia paralizada resulta más fácil hacer y deshacer al antojo de los políticos correspondientes.
Y los funcionarios de justicia no se acaban de enterar que aquello que dice la Constitución de la igualdad de los españoles, ya no existe, si un funcionario trabaja en una administración gobernada por nacionalistas siempre tendrá un suplemento en su sueldo, no se han enterado todavía para lo que sirven las transferencias.
Liliana de la Sota
Cabe preguntarse si a un gobierno le puede interesar una huelga, en este caso de justicia, que se aplacen en más de un año las causas, que se bloquee el funcionamiento legal, que se cree una “lista de espera” para los casos según criterios establecidos, puede resultar interesante. Con un presidente al que le gusta crear tensión, todo es posible.
El malestar que se genere terminará recayendo sobre los trabajadores del sistema, los conflictos de los ciudadanos repercutirán sobre la seguridad del sistema, y todo esto contribuirá a crear una situación de inestabilidad permanente. Los ciudadanos arremeterán contra los retrasos culpando a los jueces, así se creará un ambiente de tensión permanente.
Realmente tiene muchas ventajas para un gobierno crear un nuevo “chivo expiatorio” en la justicia española, más tarde vendrá la educación, la sanidad, los servicios sociales.
A este gobierno le interesa el “malestar social”, la crispación permanente, porque eso le proporciona votos, y le ofrece márgenes de maniobra a la hora de iniciar procedimientos sobre temas candentes como los relacionados con el terrorismo.
En fin, la huelga de justicia es un balón de oxígeno “futuro” para el gobierno, con la justicia paralizada resulta más fácil hacer y deshacer al antojo de los políticos correspondientes.
Y los funcionarios de justicia no se acaban de enterar que aquello que dice la Constitución de la igualdad de los españoles, ya no existe, si un funcionario trabaja en una administración gobernada por nacionalistas siempre tendrá un suplemento en su sueldo, no se han enterado todavía para lo que sirven las transferencias.
Liliana de la Sota