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miércoles, 25 de junio de 2008

Manifiesto por una Lengua Común

Pese a que dos de nuestros compañeros, los señores Erasmo de Salinas y Biante de Priena se han expresado en este mismo blog en contra del reciente manifiesto por una lengua común, yo sí que deseo pedir a todos nuestros visitantes que se adhieran. Y lo pido porque ese texto tiene gran relación con nuestra lucha, y porque contempla muchos de los puntos que venimos reivindicando desde hace algunos años. Desde la perspectiva de un padre que vive en Cataluña y que cada día acompaña a sus hijos a que los adoctrinen, afirmo que no estamos para sutilezas ni para exquisiteces lingüísticas.

Si apoyé desde el principio al partido de los Ciudadanos, fue precisamente porque consideraba que necesitábamos de alguien que nos aglutinara y que movilizara a la población. A este respecto debo decir que siempre me importaron un comino las dos discusiones principales que se dieron en su seno: (a) partido de derecha contra partido de izquierdas y (b) partido catalán contra partido nacional, ya que lo mismo me hubiera servido un partido de izquierdas sólo catalán que le echara huevos y movilizara a la gente que un partido español derechista que hiciera lo propio. Pero no, la jodida basura en que se convirtió Ciutadans no hubiera movilizado ni a las familias de la mafia que terminó por dirigirlo. Por lo tanto, hubo que hacer lo posible, dentro de las limitaciones de cada cual, para que Ciudadanos desapareciera. UPyD, especialmente en Cataluña, parece que quiere seguir el mismo camino que el fiasco Ciudadano, pero a la vez observamos cómo algunos de sus dirigentes de Madrid no se resignan a dejar que el asunto principal que corroe nuestra nación -el de la prohibición del español en las regiones bilingües- caiga en el olvido.

Probablemente ni en Francia ni en Inglaterra ni en Irlanda a sus escritores se les ocurriera publicar un manifiesto así. Claro que ellos no lo necesitan, ya que tampoco llevan 25 años viviendo en estado de excepción. Ese manifiesto por una lengua común va en la dirección adecuada, especialmente si entre todos logramos que sea rubricado por varios millones de ciudadanos, y si es acompañado por otra serie de medidas que logren que realmente se cree una conciencia nacional de que muchos conciudadanos se encuentran oprimidos. Como esa conciencia no existía, señal de que nuestra nación tampoco existe, pues habrá que crearla, ya sea mediante el éxito en la Eurocopa de la selección española de fútbol o mediante la reivindicación de la lengua española: todo un gesto de rebeldía en nuestros días; como sacar una bandera de España al balcón o seguir despidiéndose utilizando la palabra "adiós" en cualquier pueblo de Gerona. Y es que en España hemos llegado a un extremo en que no hay mayor signo de rebeldía que reivindicar lo obvio, o sea, aquello que nunca era reivindicado por nadie de puro obvio. Seamos pues rebeldes y firmemos el siguiente Manifiesto por una Lengua común:
23 de junio de 2008

Desde hace algunos años hay crecientes razones para preocuparse en nuestro país por la situación institucional de la lengua castellana, la única lengua juntamente oficial y común de todos los ciudadanos españoles. Desde luego, no se trata de una desazón meramente cultural -nuestro idioma goza de una pujanza envidiable y creciente en el mundo entero, sólo superada por el chino y el inglés- sino de una inquietud estrictamente política: se refiere a su papel como lengua principal de comunicación democrática en este país, así como de los derechos educativos y cívicos de quienes la tienen como lengua materna o la eligen con todo derecho como vehículo preferente de expresión, comprensión y comunicación.

Como punto de partida, establezcamos una serie de premisas:

1. Todas las lenguas oficiales en el Estado son igualmente españolas y merecedoras de protección institucional como patrimonio compartido, pero sólo una de ellas es común a todos, oficial en todo el territorio nacional y por tanto sólo una de ellas -el castellano- goza del deber constitucional de ser conocida y de la presunción consecuente de que todos la conocen. Es decir, hay una asimetría entre las lenguas españolas oficiales, lo cual no implica injusticia (?) de ningún tipo porque en España hay diversas realidades culturales pero sólo una de ellas es universalmente oficial en nuestro Estado democrático. Y contar con una lengua política común es una enorme riqueza para la democracia, aún más si se trata de una lengua de tanto arraigo histórico en todo el país y de tanta vigencia en el mundo entero como el castellano.

2. Son los ciudadanos quienes tienen derechos lingüísticos, no los territorios ni mucho menos las lenguas mismas. O sea: los ciudadanos que hablan cualquiera de las lenguas cooficiales tienen derecho a recibir educación y ser atendidos por la administración en ella, pero las lenguas no tienen el derecho de conseguir coactivamente hablantes ni a imponerse como prioritarias en educación, información, rotulación, instituciones, etc... en detrimento del castellano (y mucho menos se puede llamar a semejante atropello «normalización lingüística»).

3. En las comunidades bilingües es un deseo encomiable aspirar a que todos los ciudadanos lleguen a conocer bien la lengua cooficial, junto a la obligación de conocer la común del país (que también es la común dentro de esa comunidad, no lo olvidemos). Pero tal aspiración puede ser solamente estimulada, no impuesta. Es lógico suponer que siempre habrá muchos ciudadanos que prefieran desarrollar su vida cotidiana y profesional en castellano, conociendo sólo de la lengua autonómica lo suficiente para convivir cortésmente con los demás y disfrutar en lo posible de las manifestaciones culturales en ella. Que ciertas autoridades autonómicas anhelen como ideal lograr un máximo techo competencial bilingüe no justifica decretar la lengua autonómica como vehículo exclusivo ni primordial de educación o de relaciones con la Administración pública. Conviene recordar que este tipo de imposiciones abusivas daña especialmente las posibilidades laborales o sociales de los más desfavorecidos, recortando sus alternativas y su movilidad.

4. Ciertamente, el artículo tercero, apartado 3, de la Constitución establece que «las distintas modalidades lingüísticas de España son un patrimonio cultural que será objeto de especial respeto y protección». Nada cabe objetar a esta disposición tan generosa como justa, proclamada para acabar con las prohibiciones y restricciones que padecían esas lenguas. Cumplido sobradamente hoy tal objetivo, sería un fraude constitucional y una auténtica felonía utilizar tal artículo para justificar la discriminación, marginación o minusvaloración de los ciudadanos monolingües en castellano en alguna de las formas antes indicadas.

Por consiguiente los abajo firmantes solicitamos del Parlamento español una normativa legal del rango adecuado (que en su caso puede exigir una modificación constitucional y de algunos estatutos autonómicos) para fijar inequívocamente los siguientes puntos:

1. La lengua castellana es COMUN Y OFICIAL a todo el territorio nacional, siendo la única cuya comprensión puede serle supuesta a cualquier efecto a todos los ciudadanos españoles.

2. Todos los ciudadanos que lo deseen tienen DERECHO A SER EDUCADOS en lengua castellana, sea cual fuere su lengua materna. Las lenguas cooficiales autonómicas deben figurar en los planes de estudio de sus respectivas comunidades en diversos grados de oferta, pero nunca como lengua vehicular exclusiva. En cualquier caso, siempre debe quedar garantizado a todos los alumnos el conocimiento final de la lengua común.

3. En las autonomías bilingües, cualquier ciudadano español tiene derecho a ser ATENDIDO INSTITUCIONALMENTE EN LAS DOS LENGUAS OFICIALES. Lo cual implica que en los centros oficiales habrá siempre personal capacitado para ello, no que todo funcionario deba tener tal capacitación. En locales y negocios públicos no oficiales, la relación con la clientela en una o ambas lenguas será discrecional.

4. LA ROTULACION DE LOS EDIFICIOS OFICIALES Y DE LAS VIAS PUBLICAS, las comunicaciones administrativas, la información a la ciudadanía, etc... en dichas comunidades (o en sus zonas calificadas de bilingües) es recomendable que sean bilingües pero en todo caso nunca podrán expresarse únicamente en la lengua autonómica.

5.. LOS REPRESENTANTES POLITICOS, tanto de la administración central como de las autonómicas, utilizarán habitualmente en sus funciones institucionales de alcance estatal la lengua castellana lo mismo dentro de España que en el extranjero, salvo en determinadas ocasiones características. En los parlamentos autonómicos bilingües podrán emplear indistintamente, como es natural, cualquiera de las dos lenguas oficiales.

Firmado por Mario Vargas Llosa, José Antonio Marina, Aurelio Arteta, Félix de Azúa, Albert Boadella, Carlos Castilla del Pino, Luis Alberto de Cuenca, Arcadi Espada, Alberto González Troyano, Antonio Lastra, Carmen Iglesias, Carlos Martínez Gorriarán, José Luis Pardo, Alvaro Pombo, Ramón Rodríguez, José Mª Ruiz Soroa, Fernando Savater y Fernando Sosa Wagner.

Algunas razones para no firmar el MLC (Manifiesto por una Lengua Común)

¿Se imaginan ustedes que en Alemania, Francia, Italia, Reino Unido, Estados Unidos, Portugal, o cualquier país occidental, se hiciera un manifiesto que recogiera firmas para reivindicar el derecho a aprender, conocer, hablar y utilizar la lengua oficial del Estado en su territorio?

¿Se imaginan ustedes que alguno de nuestros ilustres intelectuales del pasado como Ortega y Gasset, Marañón, Cela, Umbral, Cervantes, Azaña, Quevedo, Zorrilla, Juan Ramón Jiménez, o Miguel Hernández, nos vieran suscribiéndonos al idioma?

Hay un error moral en el planteamiento, los damnificados por el secuestro cultural son hoy irrecuperables; los que han sufrido el acoso y opresión de los nacionalismo, exigen una reparación; los que han sido desposeídos de lo suyo requieren una restitución. Si hay delito, hay delincuente o delincuentes.

Hay un error jurídico al delatar un indeleble daño a nuestro idioma, sin establecer un responsable del mismo. Los nacionalistas por acción y los partidos nacionales por omisión, han sido responsables de lo ocurrido. En la sociedad, los intelectuales y los ciudadanos, con algunas honrosas excepciones, han / hemos permanecido ausentes de la defensa de nuestro idioma. No se puede reclamar lo que es tuyo y te han arrebatado al descuido, sin establecer quién ha sido el ladrón. El agresor no ha sido anónimo, ni mucho menos.

Hay un error político que consiste en reclamar socialmente lo que políticamente nos corresponde por ley, este formato de reivindicación socava todo nuestro armazón institucional y constitucional. No se puede reclamar un derecho constitucional reconocido, con intelectuales y firmas, hay que reclamarlo en los tribunales, en el Parlamento, pero no en la calle. ¿De qué nos sirven las instituciones?.

Hay un error de inteligencia, porque establece un precedente, que es dejar nuestros derechos expuestos a la intemperie de lo opinable: si el idioma está en entredicho, TODO LO DEMÁS TAMBIÉN. Este manifiesto abre el melón a nuevos frentes de agresión, más que cerrarlo. Tras este manifiesto se cuestionará cualquier cosa, la Monarquía, la Nación, la Libertad y la misma Vida.

Hay un error histórico, que es situar el idioma español en pie de igualdad con las otras lenguas cooficiales del Estado, si compiten en la misma categoría se olvida la primacía cultural y constitucional.

Hay un error estratégico, todos los que no sean nacionalistas pueden firmar el manifiesto, lo firmará todo el mundo Rajoy y Gallardón, Federico y Leguina, y posiblemente el alcalde de Estepona y la hija del Presidente del Senado. Tal vez, si le apuran, lo firmará hasta Zapatero. No lo firmarán los nacionalistas, y no lo firmaremos algunos, que defendiendo el objetivo más incluso que los firmantes, no aceptamos borrego como exponente de libertad.

Y qué se va a conseguir con las firmas, dice CMG que llevar al Parlamento una propuesta de Ley para que los grandes partidos se mojen en la cuestión. O sea, que llevamos 30 años de rebeldía autonómica, los representantes políticos mirando a Bulgaria y ahora llega UPyD y lo resuelve sin más, porque le apoyan uno o dos millones de firmantes.

Hace poco asistimos a un caso de reclamación popular contra la injusticia suprema con recogida de firmas (800.000), protagonizado por el padre de Mariluz, una víctima de un asesino que la justicia española se había olvidado de recluir, y hasta Zapatero le dijo que no se preocupara. ¿Qué no se preocupara?, no señores, el padre de Mariluz se estaba ocupando, había perdido a su hija a manos de un desalmado, como los españoles hemos perdido nuestro idioma a manos de los nacionalistas, fundamentalmente en las regiones que gobiernan con el PSOE. Ya veo a Zapatero decirle a Savater que no se preocupe cuando le entregue las firmas, que ya le ha dicho a la ministra de educación que a ver si los nacionalistas no son malos y respetan la LOE.

Verán, yo a ésto no juego, no me da la gana. Creo que nuestro idioma se merece más respeto por parte de todos, firmar este manifiesto es suscribir un abono al mundo de Zapatero para no volver jamás, prefiero quedarme al otro lado del espejo, al menos seguiré siendo europeo y me haré la ilusión de que mis derechos son como los de los irlandeses, que votan lo que quieren y no quieren, porque viven en una democracia.

Señoras y señores, "El Quijote" para leerlo y disfrutarlo, no para escenificarlo en una representación veraniega de chiringuito playero.


Biante de Priena

El rábano por las hojas

Nuestro amigo Biante de Priena escribió el 30 de noviembre de 2007 en este mismo blog un artículo titulado: "El idioma español", que recobra vigencia con los manifiestos y las manifiestas que acontecen últimamente.

Manifiesto el de UPyD en defensa de una lengua común, manifiesta, la ignorancia de la ministra de igualdad cuando afeminó la realidad, largando una "miembra" con la esperanza de que fuera el paso definitivo para la generalización de la degeneración semántica. La pillaron con las manos en la masa y le echó la culpa a El Salvador, donde nadie dice esas cosas, y en su contumacia cansina paso lista de mujeres en la Real Academia Española de la Lengua, encontrando sólo tres, lo que le hizo exclamar algún improperio. Hoy el ministro de cultura le ha tenido que vetar la idea de hacer bibliotecas sólo para mujeres. ¡Que la detengan, que es una peligrosa!.

La ministra de educación, política social y deporte, Mercedes Cabrera ha dicho que el español está garantizado por la LOE en todo el territorio nacional, y ha subrayado que su departamento se ha comprometido con el cumplimiento de esta norma y se ha quedado tan fresca como es al natural.

El Manifiesto de UPyD o "de los intelectuales" está recogiendo firmas por doquier, 35.000 en el primer día, numerosos medios de comunicación se han encargado de su divulgación y suscripción. Algunos compañeros de Ciudadanos en la Red lo han suscrito porque consideran que es una oportunidad de cambiar las cosas. Savater ha dicho que hay que cambiar la Constitución para dejar las cosas claras, (¿acaso no lo están ya?); Carmen Iglesias una de las tres académicas de la lengua ha dicho que no se trata del idioma, sino de los derechos de los ciudadanos.

Un servidor, que lleva dos artículos refutando el mencionado manifiesto, no puede declinar en su argumento del regreso de los viajeros a Marte que han aterrizado hoy en nuestro país en su representación intelectual, y han descubierto de pronto que el idioma español se nos está yendo por el sumidero que han abierto desde hace varías décadas los nacionalistas en los territorios "hispanicidas".

No tengo motivos para creer en el citado manifiesto, cuando tras su lectura descubro que describe una situación de injusticia, de inconstitucionalidad, de inequidad, de opresión, de organizado delito, y ni siquiera expone las causas del problema, sólo las consecuencias. Pero, ¿quién mató al comendador?, ¿otra vez Fuenteovejuna?. Indescriptible la holganza de los preocupados.

Seamos sinceros por una vez, si hay un delito de Estado, que alcanza la proporción de crimen contra nuestra Constitución, tendrá que haber algún responsable, digo yo. ¿De que le sirve el Manifiesto a las generaciones que han sido subyugadas por el nacionalismo desde hace décadas?. ¿Pero no es el PSOE, en sus versiones periféricas, el que permite en Cataluña, Baleares y Galicia que se siga sumergiendo a la población española de sus comunidades con la anuencia del PP?. ¿Pero qué han hecho los políticos de los partidos nacionales hasta ahora por defender nuestro idioma de la depredación nacionalista?.

Nunca he creído en la política de hechos consumados, porque siempre me ha parecido un brindis al sol electoral por parte de los partidos políticos. Desde hace años, periódicamente hay un rebrote de racionalidad efímera, que solicita al poder el respeto a los derechos constitucionales, la última fue la de Francisco Caja y sus cincuenta mil firmas, y cuando acudió al Parlamento, los políticos le dejaron prácticamente sólo. Y no tuvo mayor trascendencia. Luego vino la del padre de Mariluz, y Zapatero le prometió justicia (?).

De una realidad reconocida por nuestra Constitución, que la lengua castellana es el idioma oficial del Estado español, hemos pasado a la reivindicación de nuestro idioma con un manifiesto, que ya no sirve. La línea de buena voluntad fue sobrepasada hace años por los nacionalistas, y asistimos a un delito, a la conculcación de nuestros derechos constitucionales, y el Manifiesto pide "piedad para el español", por numerosas razones, pero no porque sea un derecho establecido con claridad en nuestra Constitución, y a punto ha estado de pedir clemencia futura para los responsables del "hispanicidio".

Retroprogresismo en su apogeo, cuando el Gobierno del Estado español no cumple, ni hace cumplir nuestra Constitución, se unen los intelectuales y "nos salvan" con un Manifiesto por una lengua común, que los nacionalistas y los socialistas van a utilizar como papel higiénico.

¿Pero si Rodríguez Zapatero le debe su victoria en las urnas precisamente a los resultados obtenidos en Cataluña y el País Vasco, por haber convertido su partido en nacionalista moderado en estas circunscripciones alguien espera que le vaya a hacer caso a un Manifiesto?. ¿Pero a quién pretende engañar esta gente?.

La explicación del asunto es mucho más sencilla, vienen las elecciones en Galicia, el País Vasco y Europa. UPyD necesita llevarse el voto español de las comunidades nacionalistas para que el PSOE no siga gobernando con los segregacionistas. Al fin y al cabo que es UPyD más que el PSOE reconstituido, sin su querencia por el nacionalismo.

Si se lee el Manifiesto con detenimiento está claro que no dice ni una palabra de quien ha sido el partido o partidos que han permitido la erradicación del español en las comunidades mencionadas.

Treinta años de opresión nacionalista a los ciudadanos españoles no se resuelven con un Manifiesto firmado por todos los intelectuales del país. Los españoles sumergidos en catalán, vasco o gallego durante estos treinta años claman justicia, porque también han sido víctimas del terrorismo, de la violencia cultural de los nacionalistas contra nuestro idioma, han sido acosados y acusados, perseguidos, esquilmados de sus derechos, ¿para nada?.

Los precursores del Manifiesto quieren una ley de punto final, ahora, ahora que la batalla está perdida desean firmar el armisticio, ahora que los nacionalistas se han adueñado de la cultura en sus comunidades y han erradicado lo español, ahora es cuando los intelectuales, UPyD y todos los firmantes se han acordado de que tenemos un problema con el español.

Qué exijan un juicio por crímenes de Estado contra los ciudadanos españoles a quien corresponda y se dejen de zarandajas. Los desaparecidos del español, los que no han tenido ni siquiera la oportunidad de educarse en nuestra lengua común, los que han pasado años en los vuelos escolares de la muerte de nuestro idioma organizados por el PSOE y los nacionalistas, también esperan que Garzón haga justicia.

Yo no firmaré el silencio y la ceguera ante un daño irreparable, sin que juzgue a los culpables, sin que haya una reparación de la lesión, sin que brille el Estado de Derecho. No firmaré la renuncia a nuestros derechos, me parece soberanamente injusto con las víctimas, y de extraordinaria lenidad con los responsables. No ha habido equívocos casuales, ni en el tiro en la nuca de ETA, ni en el secuestro cultural de nuestros hijos por los nacionalistas. Yo no perdono, ni olvido.


Erasmo de Salinas

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