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jueves, 12 de abril de 2012

¿Por qué el PP está fracasando en la resolución de la crisis económica?


Sencillamente porque se ha convertido en un partido socialdemócrata de derechas, algo realmente extravagante, aunque no imposible. En España tenemos dos partidos socialistas, uno el PSOE tradicional que ha evolucionado hacia una entelequia ideológica de facto que podría denominarse neoprogresismo federalista, y otro el PP, que se ha convertido en un partido doctrinario, autoritario y colectivista, realmente acomodaticio y que ha hecho de la evanescencia ideológica su utopía, imbuido de pragmatismo y parsimonia decadente. Al PP, la condición nacional de España le molesta, como han denunciado recientemente Esperanza Aguirre y José María Aznar. Los españoles tenemos al PP que le gusta al PSOE, a los nacionalistas, y a Gallardón, vamos, una auténtica desfachatez, nunca mejor dicho, no vaya a ser que se piensen que son unos incivilizados conservadores, por no decir, fachas.

Mariano Rajoy, más que un líder es un antihéroe, el hombre gris de barba, adusto y poco empático, titubeante y esquivo, que comienza siempre sus frases con la misma advertencia: “mire usted”, como si los españoles no viéramos la realidad hasta que él nos advirtiera de que es el momento. No le tengo fe a este PP arriolano, ahormado al social-liberalismo de Lasalle, que gana elecciones contra la sinrazón de los contrarios y no por razones propias, mintiendo a los españoles, improvisando por que no se atreve a decidir, hecho a imagen y semejanza de su líder hegemónico, que ocupa el trono de la gaviota como Leopoldo Calvo Sotelo transitó por La Moncloa anticipando la debacle de UCD.

Mariano Rajoy no convence ni a los suyos, mucho menos tras haberse rodeado del club de jóvenes castores que le hace la ola mientras se va desmoronando en sus propias incongruencias. Todavía no se han enterado en la cofradía pepera que las últimas elecciones las han ganado por que el rival se emborrachó de poder y se estrelló contra sí mismo y su electorado. No les han servido los avisos de Andalucía y Asturias. Siguen pensando que son el no va más en verso, cuando están más atenazados por la realidad que un saltamontes en una caja de cerillas. 

El PP ha cometido demasiados errores en demasiado poco tiempo. El primero fue subir los impuestos al día siguiente de haber ganado las elecciones diciendo que no haría tal cosa, el segundo ha sido la errática deriva de sus medidas improvisadas convirtiendo la palabra reforma en una constante y el concepto de recorte en sagrado. Realmente no han reformado nada, o mucho menos de lo que es necesario reformar, si hay posibilidad de reforma alguna en lo que han dejado los anteriores, que lo dudo. El tercero y más importante, es que no ha mostrado lo que va a hacer, cuál es su proyecto, cómo va a llevarlo a la práctica y cuándo, qué recursos va a utilizar para hacerlo. Sin plan sobre la mesa no hay confianza de los que miran.

Los mercados desconfían de Mariano Rajoy tanto como los españoles, por que ven en su gestión de la realidad lo mismo que aconteció en Grecia, tapando la las cosas para que los que pagan los despilfarros de los anteriores no se percaten que la situación de España es catastrófica. Mire usted señor Rajoy, se está equivocando y poco a poco se va convirtiendo en un problema que agrava nuestros problemas previos, más que en una solución, la solución que necesitamos. No se puede seguir adelante sin desinfectar y orear el escenario de lo público, un pudridero de recursos urdido con el interés de que no hubiera posible viaje de regreso del delirante Socialistán al que nos condujo su predecesor. Hasta que no se dé cuenta de que está gobernando el último país europeo del Telón de Acero y avanzada del republicanismo bolivariano en Europa, no saldremos adelante, señor Rajoy.

No se deje engañar tan fácilmente por los que tratan de equivocarle y desviarle de las soluciones que este país necesita. En realidad, todo lo que a usted le muestran es algo que no existe más que en la cabeza de unos iluminados, más próximos al tratamiento psiquiátrico que a la curación espontánea. Verá usted señor Rajoy, en el código bushido de los samurái, y en cualquier manual de espadachines español del siglo XVIII, la espada sólo se saca de la vaina para utilizarla, no para mostrarla a los espectadores. Mientras no corte de un tajo el nudo gordiano que le han dejado los que le han precedido vamos a pasarlo muy mal en este país, como se siga entreteniendo a ver si puede desenmarañar el lío que le han dejado sobre la mesa de gobernar, sin provocar daños colaterales.

Una hoja en blanco, señor Rajoy, es lo que usted necesita, partir de cero y rediseñar la historia de España desde la última época racional, haciendo un paréntesis en la égida de los feligreses del zapaterismo; olvídese de todas las gilipolleces y los descomunales despropósitos que nos han brindado los hijos de Pablo Iglesias y sus socios nacionalistas. Cree un dique con el pasado y deje atrás toda tentación de recrearse en la memoria histórica, mire sólo hacia adelante y que no le tiemble el pulso cuando tenga que firmar la sentencia de muerte del progresismo, del PSOE y de su PP, aunque se le llene el patio de plañideras e indignados, total, van a hacerlo exactamente igual haga lo que haga.

Los españoles le han concedido el poder para que lo ejerza, no para que consuma su tiempo de utilización mientras se rearman los adversarios y ponen en marcha sus aparatos de coerción, agitación y propaganda. Diseñe usted un modelo de Estado viable, con una economía real y racional, y aquellos que traten de detener la evolución hacia el futuro que ofrezcan alternativas o se callen. Puede usted decir que Europa le ha recomendado que haga lo que tiene que hacer, seguro que si en Europa le ven actuar con fortaleza y criterio, le aplauden hasta con las orejas porque España se está convirtiendo en el mayor problema de la Unión Europea gracias a su indeterminación y lenidad con los desalojados que nos han traído esta hecatombe.

Dice un viejo refrán español: “cada día tiene su afán”, pues aplíqueselo y que mañana sea el primer día de un nuevo episodio de la historia de España. Deje usted a los del Socialistán que se suban por las paredes, que ya acabarán bajando cansados, cuando vean que no pueden hacer nada para evitar que este país recobre definitivamente el camino de la razón.

Enrique Suárez

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