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lunes, 2 de febrero de 2015

La casta sigue triunfando; seguimos sin soluciones

El poder arbitrario constituye una tentación natural para un príncipe, como el vino o las mujeres para un hombre joven, o el soborno para un juez, o la avaricia para el viejo, o la vanidad para la mujer” Jonathan Swift

Los ciudadanos de este país llamado España, también conocidos como españoles en tiempos pasados, han vuelto a equivocarse, como ha venido ocurriendo a lo largo de la democracia, eligiendo gobiernos y oposiciones, porque cuando unos y otros forman parte de un sistema corrupto y disputan por el poder dentro de ese sistema, cualquiera de los resultados posibles es intrascendente. No puede surgir democracia, de un lugar donde no existe.

Sé que por lanzar hipótesis tan arriesgada me voy a condenar en el cielo del poder de la casta y  en el infierno de los radicales que aspiran a ocupar el cielo poderoso, ni tic tac, ni asalto, ni na de na, pero a estas alturas de mi vida y después de todas las aberraciones impunes que he presenciado en aquellos que decían representarnos políticamente, me da absolutamente igual. Un renegado no tiene fe en los impostores y usurpadores que le han llevado a renegar de una farsa en la que se deciden las vidas, obras y paros de sus compatriotas

La troupe de Pablo Iglesias ha desaprovechado una magnífica ocasión para desplazar del poder a tanto mendrugo con marchamo representativo y escarapelas diversas que pueblan los pesebres del Estado. Era de esperar.

La función del partido Podemos fue bendecida por la casta, pues proporciona tres opciones que la favorecen: devolver votantes de la abstención al redil de las urnas que al fin y al cabo es la única legitimación que tienen que hoy ya es minoritaria (42 % todos los partidos, 58 % ningún partido en las últimas elecciones europeas; pacificar las calles brindando a los descamisados y pesebristas una oportunidad de protesta y por supuesto establecer un interlocutor variable con las tres caras de la hidra de la izquierda (PSOE, Podemos, IU) que amenazan al partido del hombre que ha convertido España en un convento económico a mayor gloria de Bruselas. Podemos va a traer más jóvenes a las urnas que ningún partido anterior, para que aprendan el camino del adoctrinamiento en esta democracia menor que en realidad es un despotismo muy poco ilustrado.

El partido de Pablo Iglesias, sin embargo, ha hecho algo por este país impagable, a pesar de haberlo hecho desde los medios y no desde la calle, donde se ha comprobado que sus apoyos eran menos de los que esperaban hace unos días: mostrar que todos los títeres de la casta no tienen media hostia intelectual, que viven en un simulacro de servicio público cuando en realidad son los más aprovechado del país, que se han corrompido sin descanso a lo largo de los últimos treinta años de régimen. Pero nada más, bueno hacer que crezcan los ingresos de los medios de comunicación haciendo titulares de bravuconadas y provocaciones y poco más. Las iglesias de Pablo, con anagrama circular y aroma de oclocracia, tienen escasas posibilidades de mutar las cosas de la política en este país y a partir de ahora, con su hermana Syriza en Grecia, tendrán muchas menos.

Y de nuevo, una vez más, como ha ocurrido a lo largo de los casi cuarenta años que llevamos de democracia los españoles estamos abocados a escoger entre aquello que nos ofrecen, unos u otros, engaño participativo que no tiene ninguna posibilidad de cambiar las cosas de la política en este país, como se ha visto recientemente en Grecia, que a pesar de haber llevado el radicalismo a su gobierno, este gobierno está formado en su mayoría por personajes que han estado asociados a la casta griega a lo largo de su vida, que precisamente han sido los que han hundido el país.

Los no representados, que en las últimas elecciones europeas fuimos el 58 % de los que tenían derecho a votar (abtención, voto en blanco, voto nulo), se sumarán en las próximas elecciones a los no representados por todos los partidos perdedores, así, como ocurre actualmente en Grecia, un 20 % decidirá por el 80 % que no ha apoyado a Syriza durante cuatro largos años.

Por mucho que lo intento, día tras día, todavía somos demasiado pocos los que en este país sabemos que tales engendros nada tienen que ver con la democracia y si con los engaños de los de la casta en el poder y aspirantes a sustituirlos para volver a engañar a los ciudadanos de este país una vez más. ¿Se creen ustedes que los líderes de Podemos que son profesionales de la política no saben que lo que están haciendo es sostener a la casta diciendo que van contra ella en un engendro despótico que nada tiene que ver con la democracia?

 Lo dicho, sin solución, hasta que los ciudadanos de este país dejen de apoyar majaderías y juzguen con su voto la conducta de aquellos que aspiran a representarles, no votando por nadie que no les ofrezca garantías en los hechos, más allá de las creencias, de que no va a defraudarles. El timo de las urnas está servido, este año se harán varios procesos electorales, no vaya a ser que los ciudadanos se den cuenta del engaño y las urnas se queden vacías, la casta se da prisa por perpetuarse en el poder, porque esa es su condición natural, hasta que un día cambien las cosas.


Enrique Suárez

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